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La Fuerza Armada Nacional y el Socialismo del Siglo XXI

Uno de los asuntos más delicados que hoy se debate en medio de esta gravísima crisis que sufrimos los venezolanos, es el tema de nuestra Fuerza Armada Nacional. Antes del régimen chavista los militares gozaban de generalizado prestigio, eran respetados y su trabajo se concentraba en los asuntos institucionales. Sólo la Guardia Nacional, por sus funciones particulares, tenía alguna exposición pública.

Los militares eran institucionalistas. Si se veía a algún oficial en actividades administrativas propias de la función civil, era gracias más a sus méritos personales que por su condición de uniformado. Se cumplía así un mandato constitucional tradicional, no solo en Venezuela, sino en todas las constituciones democráticas del mundo. Este mandato en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela está textualmente establecido en los artículos 328, 329 y 330, así:

“Artículo 328. La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un régimen de seguridad social integral propio, según lo establezca su respectiva ley orgánica”.

El Artículo 329 dice que los componentes de la Fuerza Armada son el Ejército, la Armada y la Aviación y la Guardia Nacional, y establece sus responsabilidades. Y el Artículo 330 dice textualmente: “Los o las integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político”.

Hoy la institución armada está muy lejos del prestigio de antaño y corre con las consecuencias del gran fracaso del régimen. El abandono de los preceptos constitucionales, los frecuentes cambios de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana mediante decretos del Presidente de la República, el cambio de nombre y de naturaleza, la adopción de ideologías ajenas a la cultura nacional, la incorporación de componentes como la Milicia Nacional Bolivarianaque fue rechazada por el pueblo venezolano mediante referéndum revocatorio del 2 de diciembre de 2007, ponerse al servicio de esa monserga llamada Socialismo del Siglo XXI y otros muy graves errores estratégicos y legales, pusieron a nuestras fuerzas armadas al servicio de una parcialidad política, hoy rechazada por la enorme mayoría del pueblo venezolano.

Si a esto se le agrega la ocupación de cargos de gobierno por parte de oficiales de alta graduación, la experiencia de enormes fracasos gerenciales y escandalosos casos de corrupción, agravan el panorama. Y más cuando las violaciones de los derechos humanos se extienden y profundizan. Todo en medio de una situación de inseguridad, tanto personal como jurídica, la actuación impune de paramilitares y ahora la aplicación ilegal de la “justicia militar” a los civiles. Al fracaso estrepitoso del régimen lo acompañan -lamentablemente- las fuerzas armadas, un asunto delicado para esa institución y para todos los venezolanos.

"Un soldado feliz no adquiere ningún derecho para mandar a su patria. No es el árbitro de las leyes ni del gobierno; es el defensor de la libertad".

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Los tiempos que vienen

A estas alturas nadie duda que el régimen está de salida, pues el Socialismo del Siglo XXI, de ser una promesa ideología pasó a ser un monstruo corrupto y corruptor, que asaltó a poder para enriquecer a unos pocos y empobrecer a las mayorías. Más temprano que tarde vendrán otros tiempos distintos, muy lejos de estas desgracias de hoy. Los venezolanos hemos pagado muy caro la aventura temeraria que nos arruinó económica, social e institucionalmente. ¿Aprendimos la lección?.

La sangre derramada, el sacrificio de muchos, las desgarraduras de las familias por los hijos que se fueron, la lucha incansable de la gente en las protestas que piden paz y reciben una feroz represión, los miles que perdieron sus puestos de trabajo, las empresas cerradas, los campos improductivos y tantos sacrificios, tienen que producir una Venezuela distinta a la que hemos tenido, de un intervencionismo populista enemigo del progreso y de la gente que trabaja, que pone mil obstáculos al que quiere emprender, que no premia la calidad, con una burocracia gigantesca y paralizante, centralista que todo decide en las cúpulas del poder, ineficiente e ineficaz, donde unos pocos tienen los privilegios entre tanto la gente humilde tiene que someterse a largas diligencias para realizar un modesto trámite, de una justicia discriminatoria, sin reglan claras y sin rendición de cuentas.

Tendrá que modernizarse profundamente el Estado para hacerlo menos obeso y más eficiente, y enfocado a las tareas propias de su razón de ser: promotor de una sociedad justa, segura y abierta a las innovaciones y al emprendimiento, que promueve una economía libre, orientada al bien común y a la producción de bienes y servicios de calidad y accesibles a la gente. Y una sociedad civil fuerte, vigorosa, organizada en dinámicas redes de solidaridad. Un Estado que tenga excelentes relaciones que otros Estados exitosos y que caminen por los anchos caminos de la libertad y la democracia.

La nueva Venezuela que está a poco tiempo de nacer tendrá que ser honesta y bien administrada, descentralizada y eficazmente articulada desde lo local, lo regional y nacional. Y que atraiga a los mejores talentos para la función pública. La dirigencia que representa la alternativa democrática para los nuevos tiempos tiene que estar muy consciente de estos desafíos. El pueblo venezolano no perdonará más equivocaciones, más trampas, más nepotismo y más vagabunderías, más negocios oscuros con el patrimonio que es de todos. Tiene que ser un liderazgo renovado, al servicio de esa Venezuela posible que está tratando de emerger en las calles de todos los lugares.

Porque la auténtica nueva Venezuela se está forjando en las calles, bajo la sabiduría orientadora de la Conferencia Episcopal Venezolana, de las universidades, las academias, los gremios, los productores, los estudiantes, las familias y los partidos políticos unidos entorno a la Mesa de la Unidad Democrática. Allí -al calor de la lucha- está naciendo el sistema político honesto, civil, descentralizado, promotor, democrático y libertario que nos merecemos. Está llegando la hora para demostrar que hemos aprendido.
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El fraude constitucional

La causa de la grave crisis social, económica y política venezolana es el llamado “Socialismo del Siglo XXI”. Una combinación del socialismo comunista más rancio, con la corrupción y la incapacidad. Un esperpento ideológico fascista, arcaico y anacrónico, extraño a la  Constitución y a la cultura nacional. Llamar a una Constituyente para profundizar esa calamidad es correr hacia el abismo.

Menos mal que ya ni el régimen ni Maduro tienen la fuerza para imponerlo, ni el pueblo está dispuesto a soportarlo. Sólo le interesa a las cúpulas que no tienen más remedio que quedarse, pues si ponen un pie afuera del país van presos.

Ya este mismo noble pueblo rechazó esa pretensión en el referéndum del 2 de diciembre de 2007, cuando el Comandante Chávez gozaba de buena salud, elevada popularidad y la botija llena. Ahora que el régimen tiene el sol a sus espaldas, mal podrá tener el más mínimo éxito, a pesar de tener arrodilladas algunas instituciones, como el CNE y el TSJ.

De cada 100 venezolanos 85 consideran que el modelo económico impuesto por Maduro fracasó, 77 cree que no debería seguir como presidente y consideran que debería salir este mismo año. Además 71 cree que las elecciones generales podrían significar una salida positiva a la crisis del país.

Para peores penas el devaluado Maduro es el único líder que les queda en el panorama rojo – rojito, mientras que en la oposición multicolor hay múltiples líderes, todos con excelente preparación y aceptación.  

La propuesta de Maduro tiene un enorme rechazo, pues tiene la osadía de hacer culpable a la “mejor Constitución del mundo” según las palabras de Hugo Chávez, mientras se hace el loco con su suprema incapacidad que no convence ni a sus más inmediatos cómplices.

La verdadera Constituyente, la auténtica nueva Venezuela, se está forjando en las calles, bajo la sabiduría orientadora de la Conferencia Episcopal Venezolana, de las universidades, las academias, los gremios, los productores, los estudiantes, las familias y los partidos políticos unidos entorno a la Mesa de la Unidad Democrática. Allí -al calor de la lucha- está naciendo el sistema político honesto, civil, descentralizado, promotor, democrático y libertario que nos merecemos.
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Kakistocracia

“Kakistocracia” es el gobierno de los peores. Es un neologismo conformado por dos raíces griegas: “kákistos” que significa pésimo, el peor de todos y “krátos” que es poder, es decir el poder de los pésimos. El antónimo es “aristocracia” que también viene del griego “aristos” que significa excelente o lo mejor, es decir el gobierno de los mejores.
Ya varios escritores se han utilizado este término para tratar de clasificar de alguna manera a este gobierno (entre ellos algunos chavistas como Nicmer Evans en Aporrea). Y es que el régimen acumula tal cantidad de disparates, incluso considerando la doctrina socialista, que es un término muy adecuado para calificar esta pandilla de ignorantes que nos desgobierna.

Existen muchas explicaciones al fracaso de “Socialismo del Siglo XXI”, entre otras el modelo doctrinario atrasado y caduco, la adopción del modelo cubano comprobadamente fracasado, la corrupción descarada, el abandono del Estado de derecho, la vinculación al narcotráfico y al terrorismo, el militarismo, el centralismo, el intento totalitario y otras más, pero una de las más certeras es el culto a la mediocridad de este régimen.

El propio “Pepe Mujica”, ex presidente de Uruguay y amigo de Chávez expresó textualmente: "Le tengo gran respeto a Maduro pero eso no quita que le diga que está loco, loco como una cabra” y agregó: “no van a solucionar nada los problemas que tiene Venezuela”. Víctor Álvarez, ex Ministro de Industrias Básicas y Minería entre los años 2004 y 2006, anota como una de las causas del fracaso del gobierno al clima de sospecha que despertaban los expertos en la alta burocracia chavista.

El Padre Jesuita Pedro Trigo en sesudos análisis publicados por Gumilla en libros y en la revista SIC anota tres grandes causas del fracaso del régimen: la ideología militarista incompatible con la democracia, el tratar de imponer un modelo totalitario y la simple y llana incapacidad predominante. Van y vienen funcionarios, se intercambian ministerios e instituciones, se crean o desparecen estructuras, pero la incapacidad es lo fundamental.

El propio presidente Maduro no puede exhibir un currículo de éxitos ni académicos, empresariales o de gestión pública o privada. “Según algunas fuentes de acuerdo con el histórico escolar de la institución (el Liceo José Ávalos en El Valle, Maduro) no consiguió graduarse de la escuela secundaria”.

Cerremos con el propio Nicmer Evans: “hoy Maduro al único que atiende es a la nueva burguesía parasitaria que vive del control cambiario, aún a pesar de la caída del precio del barril de petróleo, y creo que hasta ellos hoy están arrechos con Maduro”.
Hoy la única manera de sostenerse en el poder es la violencia, cada día más delegada en grupos de delincuentes armados para enfrentarse impunemente a la gente que -en millares- sale a protestar esta desgracia.

La alternativa frente a la Kakistocracia en la libertad, la democracia, el Estado de derecho y una gestión pública honesta, moderna y eficaz.
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"No lo queremos" fue el grito del 19 de abril

"No lo queremos" fue el grito del 19 de abril de 1810, y ese fue el grito que toda Venezuela exclamó ayer, 207 años después. No queremos a los gobernantes y su “Socialismo del Siglo XXI” que ha traído todas las plagas imaginables a nuestro querido y hermoso país.

Los venezolanos nos rebelamos contra la pobreza, el atraso, la inseguridad y la corrupción. Y queremos un cambio que nos lleve a la prosperidad, a la seguridad y a la honestidad. Y el desarrollo que nos merecemos, la mejor Venezuela, sólo se logra en libertad y en democracia.

Por ello salimos sin miedo, en unas coloridas y esperanzadas manifestaciones, a decirle al gobernante "no lo queremos" porque al imponer un régimen totalitario como el del Socialismo del Siglo XXI, nos condujo a estas carencias, a estas miserias en que vivimos. Y no nos calamos más este régimen corrupto.

Le dijimos al régimen, en una sola voz salida desde todos los lugares, que no queremos más carestía, ni más escasez, ni violencia, ni más muertes ni presos políticos. No queremos más ladrones en el poder ni en las calles. Los venezolanos le dijimos a Maduro –ayer 19 de abril de 2017– un contundente “No lo queremos”. Queremos comida. Queremos seguridad. Queremos paz. Queremos democracia y queremos libertad. A usted Maduro y su pandilla: “¡No lo queremos!”.

Nota luptuosa: Me entero de la muerte del Dr. Segundo Barroeta, una noble persona, eminente médico y excelente escritor. Entre sus libros anotó una hermosa trilogía trujillana: “Diccionario de voces trujillanas”, “Retazos del folclor trujillano” y “Trujillo, sus calles y su gente". Tuve el honor de prologar este último. Ganamos mucho los trujillanos en el fecundo tránsito vital del Dr. Barroeta. Dios lo tenga en su santo seno.
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La Universidad Valle del Momboy

Es evidente el impacto positivo que ha tenido en la comunidad trujillana, y más allá, la creación de la Universidad Valle del Momboy. Desde que abrió sus puertas como la URU – Extensión Valera y más tarde como la UVM, se mostró como un agente de transformación de la realidad, que exigía una institución universitaria comprometida con el desarrollo humano integral.

Abrió oportunidades de estudios de calidad en lugares donde la alternativa era quedarse sin estudios o emigrar. Valera por ejemplo no tenía estudios universitarios completos y la primera promoción de la URU – Valera en 1993 fue la primera vez la ciudad vio a sus hijos vestidos de toga y birrete, recibiendo unos títulos universitarios que habían iniciado en la propia ciudad hacía unos años. Miguel Ángel Burelli Rivas lo dijo emocionado en la Sesión Solemne del Concejo Municipal realizada para celebrar ese hecho: “Y aquí está el milagro de la voluntad, más sobre todo de la fe y la voluntad: Lo iniciaron unos cuantos desde Feval y lo completaron otros más que se esforzaron para dar remate a sus estudios. Los primeros deben ser recordados ad perpetuam rei memoriam por Valera. A los graduandos los aplaudimos y los impulsamos en esta impresionante ceremonia que Valera no conoció jamás y que es piedra miliar de su historia”.

Pero la experiencia de la Universidad no se reduce a la ya meritoria labor de formar profesionales. El proyecto era formar personas para contribuir a la transformación de la realidad trujillana, por ello adoptó un currículum integral que incorporaba además de la formación profesional, la de emprendedores, humanistas y gente con un adecuado desarrollo espiritual, y el conocimiento de los procesos que conducen al desarrollo humano integral y su compromiso con cada lugar de su propia tierra trujillana. De allí sus diversos componentes curriculares y sus numerosos eventos públicos de carácter formativo.

Además incorporando otras estrategias de formación que abrieran oportunidades diversas, como postgrados, cursos de extensión, formación de líderes, alfabetización tecnológica, promoción de la lectura, formación de maestros, los temas de identidad y compromiso con la trujillanidad, congresos científicos y tecnológicos y cientos de iniciativas de las cuales la comunidad es testigo. Una febril actividad de formación general ha marcado la fecunda trayectoria de la Universidad Valle del Momboy.

Pero el desafío era mucho mayor, pues la Universidad nacía con el compromiso en un Estado caracterizado por su escaso desarrollo relativo y el bajo nivel de ingreso de la mayoría de sus habitantes, entonces tendría que tener un modelo matricular incluyente, lo que significaba que la Universidad no tendría fines de lucro y la matrícula tendría que ser baja, con un generoso sistema de becas y descuentos, siempre dentro del modelo de gestión privada pues no se quería subsidios públicos. Así se asumió y se buscó en otras experiencias internacionales las ideas para ser adelantadas, pero no era fácil en un país casi sin experiencias en el mecenazgo, que además se hace difícil por las dificultades de las cargas impositivas que reciben los donantes. Total que se inició la experiencia basada en una gran creatividad, con cero distribución de utilidades, gastos modestos, administración impecable y un enorme compromiso de trabajo y lucha.

A 30 años de la creación de Feval, 28 de estudios universitarios y 20 de la UVM, Venezuela y Trujillo tiene enfrente una labor titánica y desinteresada de formación de personas competentes y emprendedoras, comprometidas con el desarrollo humano sustentable. No han sido pocas las dificultades, los errores, los días amargos y las incomprensiones, pero más han podido la fe y la voluntad -hijas del compromiso con el país- de excelentes equipos humanos que se han entregado a la construcción solidaria y generosa de esta comunidad universitaria.



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VALERA ¿VALERÁ?

Valera es una ciudad joven, sin abolengo pero dinámica y progresista. Al principio y durante mucho tiempo fue ordenada y limpia, pues sus ciudadanos  - que fueron sus verdaderos constructores -  la cuidaban. Valera, en un espléndido marco geográfico y en la mejor encrucijada del estado Trujillo, se mostraba optimista frente al porvenir. Y desde temprano dispuso de lo necesario con el fin de organizar su crecimiento y expansión.  

Valera fue creciendo bajo el cuidado de su gente emprendedora que así como procuraban sus terrenos para la expansión, trazaban sus calles, construían sus templos, fundaban sus colegios y centros de salud, ofrecían hasta los servicios públicos como la electricidad y los teléfonos, fundaban fábricas y comercios, hacían teatros y cines, grupos culturales y el Ateneo, hoteles, centros recreacionales,   bandas musicales y elegía buenos gobernantes. Así la ciudad fue expandiéndose por la dilatada meseta creada por los sedimentos traídos desde los páramos por sus tres ríos: El Motatán, el Momboy y el Escuque.

 La ciudad joven y optimista expandió su influencia mucho más allá de sus rumbos iniciales y  llegaba hasta Caja Seca en las tierras sur lacustres, más arriba de Timotes por la vía de Mérida, hasta Biscucuy en las inmediaciones del llano, hasta Mene Grande y Machango camino a Maracaibo e incluso Carora en tierras larenses. 

En algún momento la ciudad fue perdiendo ese carácter inicial. Ya cuando la ciudad celebró sus primeros 150 años - en 1970 - empezaban las añoranzas, y el discurso de su bardo por antonomasia Adriano González León lo advertía. El Centro de Ingenieros realizó un foro sobre el desarrollo urbanístico y presentó diversos proyectos, algunos realizados.  Escribí por los años 80 un trabajo sobre “El Caos Urbanístico de Valera” en el cual señalaba los peligros de la obsolescencia de su planificación urbanística. Y Monseñor Heberto Godoy en un memorable discurso de orden pronunciado el día 15 de febrero de 1991 en el ateneo, puso el dedo en la llaga denunciando valientemente la crisis por la que ya atravesaba la ciudad y haciendo un clamoroso llamado al pueblo valerano a asumir el reto de ser protagonista de su desarrollo armónico e integral.

La ciudadanía se desdibujó lentamente mientras la ciudad se desordenaba rápidamente. La informalidad y los barrios inestables se adueñaron del centro y de sus alrededores. La ciudad perdió importancia y liderazgo. Su ciudadanía activa perdió dinamismo y su gobierno local cayó en una increíble improvisación e irresponsabilidad. Hoy ni el Municipio Valera tiene un plan de desarrollo económico y social - como lo exige la Ley -  ni la ciudad un Plan de Ordenamiento Urbano actualizado. La ciudad está a la deriva. 

Valera cumplirá en apenas tres (3) años su bicentenario y las iniciativas que se han presentado, desde el año 2000, cuando faltaban 20 años para su bicentenario han sido despreciadas por sus sucesivas autoridades. Ahora ya no hay tiempo para una celebración digna. 

Pero Valera tiene remedio, puede ser mejor y llegar a ser una ciudad eficiente, hermosa y sostenible. Sólo que se necesita una gran voluntad, tanto para diseñarla, como para hacerla.Tiene la opción de captar el espíritu cosmopolita que le otorga su importante inmigración. Puede llegar a ser una ciudad o ciudad inteligente (Smart City). La ciudad pude volver a ser “dinámica y progresista” pero eso requiere determinación, estudios y proyectos. Valera merece mejor suerte, pero sin diseño de futuro la ciudad está condenada a ser esta anarquía que es hoy y que nos produce muy baja calidad de vida. Este 197 aniversario de la ciudad es una muestra de las oportunidades perdidas. Nada que celebrar. 
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Liderazgo sensible y responsable

Justo en estos días, desde el martes 17 hasta mañana viernes 20, tiene lugar el “Foro Económico Mundial”, un espacio de reflexión inventado por el profesor universitario y empresario Klaus Schwabque, que reúne a políticos, empresarios, intelectuales, líderes sociales y religiosos en el pequeño pueblo de Davos localizado en los más alto de los Alpes Suizos, a dos horas del más cercano aeropuerto. Desde hace 46 años allí se tocan temas que se consideran del más alto interés mundial. Este año la reflexión se focaliza en el “Liderazgo Sensible y Responsable”, justificado porque estamos en un mundo marcado por la incertidumbre y de profundos cambios.

Dice algo más la invitación a Davos: “hoy más que nunca, liderazgo significa asumir la responsabilidad. Para cumplir con esta tarea, los líderes necesitan sensibilidad y empatía para servir con radar y brújula en mano. Ya que sin un sistema de radar, los líderes no pueden responder, y sin una brújula, no pueden ejercer el liderazgo de manera responsable... Dice algo el liderazgo no puede basarse sólo en privilegios, sino en esfuerzos sostenidos y sinceros para ganar confianza, un respaldo que sólo se puede obtener al servir a la sociedad de una manera que trascienda los intereses personales”.

Si un liderazgo de servicio, responsable y sensible es una necesidad global, ¡cómo lo será en nuestra sufrida Venezuela! Uno siente que se hace urgente una mejor preparación de nuestros líderes, acordes con las exigencias de la sociedad del conocimiento (justamente el tema de Davos 2016: La cuarta Revolución Industrial que representa la convergencia de sistemas digitales, físicos y biológicos); pero también que tengan conciencia que está al servicio de la sociedad y de su desarrollo integral, que sean sensibles a las grandes necesidades sentidas y que sepan tener la entereza de responder por sus actos.

Luego de esta experiencia tan extrema a que nos ha traído el Socialismo del Siglo XXI, de la cual saldremos más temprano que tarde, la tarea de transformación es enorme y tendrá que tener como pilares la educación de calidad, la innovación, el emprendimiento, la erradicación de la corrupción, un crecimiento económico con equidad, la solidaridad social, el respeto a la naturaleza, el Estado de Derecho, la democracia y la libertad.

Construir este nuevo paradigma de una Venezuela de bienestar, exige personas con talento, solidarias, sensibles y responsables. Una tarea urgente e importante, pues el deterioro crece y la desilusión puede tocar la puerta. Si no queremos que la confianza se deteriore más, el liderazgo democrático tiene que meditar seriamente y -como en Davos- asumir la sensibilidad y la responsabilidad como valores sillares de la nueva sociedad.
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Construyendo el Trujillo Posible



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ASÍ ES TRUJILLO

Trujillo es una tierra de lugares, de paisajes, de pueblos y caseríos, en una dispersión de casas y caminos que ocupan sus siete mil cuatrocientos kilómetros cuadrados, en el marco de una geografía de grandes contrastes y de gran biodiversidad.

Trujillo es la puerta de entrada a Los Andes desde el norte y goza de la misma complejidad geográfica de la cordillera, con sus escarpadas cumbres, sus hermosos valles altos y sus amplias llanuras que van al Lago de Maracaibo. Sus helados páramos cubiertos de frailejones, aquí y allá frescos valles y vertientes multicolores cultivados de hortalizas y de verdes cafetales. Y en las zonas cálidas los extensos pastizales, cañamelares y frutales.

Trujillo es una región de hermosos pueblos que repartidos por todas partes fueron hechos como joyas encastadas a ahorcajadas de alguna cima, pegados a una vertiente o cómodamente instalados en una terraza construida por sus numerosos torrentes.

Trujillo es ambiente rural, de siembras y ganados, de mercados agrícolas, de labradores y de fiestas campesinas. De artesanos y artistas populares que tallan la madera, moldean el barro y tejen las fibras en multicolores objetos.

Trujillo es de gente católica practicante y en cada lugar destaca su iglesia generalmente colmada de fieles, con sus cofradías, sus procesiones, sus fiestas a la Virgen de la Paz, patrona de la ciudad capital. San Isidro es el patrono de los agricultores y en todas partes se celebra su fiesta el 15 de mayo, en una pintoresca romería donde se bendicen animales y productos de la tierra. San Benito es el santo negro y sus tambores resuenan en diciembre y enero en toda la zona llana. San Juan, San Pedro, San Pablo, San Roque, Santiago, La Virgen de la Candelaria, el Santo Niño Jesús de Escuque y muchas otras patronas y patrones llenan de celebraciones el calendario de los caseríos, pueblos y ciudades.

Trujillo es la tierra natal del Dr. José Gregorio Hernández, la persona más conocida y más querida de los venezolanos, por su vida ejemplar como hijo, hermano, estudiante, maestro, científico, médico y por sus virtudes heroicas como cristiano.  En Isnotú, en el mismo lugar donde nació, existe un santuario que atrae cientos de peregrinos de toda Venezuela y del exterior, que vienen a dar gracias por los favores recibidos.
   
Trujillo es ahora también tierra petrolera y la zona vecina al Lago de Maracaibo se llena de torres de perforación, de oleoductos, de campamentos y de toda la infraestructura tan propia de esos paisajes.  

Trujillo es, a decir  de los cronistas antiguos y recientes, una comunidad “fuerte y pacífica”(Rafael Ramón Castellanos),  “una comunidad organizada” y su nombre tiene una evocación “de trabajo, de lealtad, de bien, de hermandad por encima de todo, proclives, siempre, a la colaboración con los demás, al fomento de ideales de solidaridad” (Mario Briceño Perozo) que nuestra gente es “ toda bien dispuesta y de buen parecer”(Fray Pedro Simón), “muy lucida y bien agestada”(Fray Pedro de Aguado, que  “...basta saber que uno ha nacido en Trujillo, para que en la común estimación sea reputado como de afable natural, de noble trato y de una intención sana y sin malicia”(José de Oviedo y Baños).

La geografía trujillana es de suyo compleja y variada.  El Ramal de Calderas y el Ramal del Rosario separan a Trujillo de los Altos Llanos Occidentales. La sierra de Trujillo que es la columna vertebral del territorio, un poco sesgada al este, separa las tierras boconeas, de las del río Motatán o río de los “stimots”. Entre estas dos moles, la tectónica y el impetuoso trabajo de los ríos Burate y Boconó, han conformado un estrecho pero hermoso valle que recoge todas las aguas de estas vertientes para írselas a entregar al Orinoco.

La sierra del Norte o de La Culata separa al valle del Motatán de las ubérrimas tierras de la planicie del Lago de Maracaibo. De uno y otro lado las aguas se van reuniendo para irse a alimentar el lago. Al norte desde el “Alto de Nunca Jamás”, pasando por las Cumbres de Parajá hasta el cerro Tucumán, conforman un conjunto de elevaciones que cierran el territorio  trujillano por el norte, pero permiten entre sus depresiones, ríos y quebradas que como la de Agua de Obispos  y Villegas, llevan sus aguas al Golfo Triste del Mar Caribe.

Desde estas serranías avanzan a sus costados diversas ramificaciones que complican las narraciones y enriquecen los paisajes. Por sus numerosos valles corren las aguas de la quebrada de Esnujaque, la de Tuñame y de Durí, la Quebrada Grande, el río Momboy, el río Escuque, la quebradas de Cabimbú y Cuencas,  el río Jiménez o San Lázaro, el Castán y el Mocoy,  el Monaicito con las quebradas La Vitú y Visupite, la quebrada de Timiache,  el río Burbusay,  el río Cendé, el Carache o Misnumboc, el río San Antonio, la quebrada de El Socorro, el Saguás, el río Pocó y Monte Carmelo, el Buena Vista, el  Caús, La Vichú y de La Arenosa, entre otras. Son valles que ofrecen sus vegas y laderas para que la gente construya sus casas y sus caminos, levante sus poblaciones, realice sus actividades y vaya lentamente construyendo sus lugares.

Cada uno de estos paisajes tiene su particular unidad, su propio clima, sus formaciones vegetales, sus colores, su gente, sus tradiciones y su manera de ser. Incluso sus rivalidades. Es decir tiene una identidad.  Son cada uno de ellos elementos con características específicas propias, pero que comulgan con la heterogénea unidad que conforma la geografía trujillana.  

La identidad trujillana está bien definida en un territorio que ya contenía una unidad cultural en tiempos prehispánicos – la Nación Cuica – sobre la cual se implanta la colonización española que mantiene una cierta entidad, dada la sólida presencia de una ciudad tempranamente fundada – Trujillo, la primera de los Andes Venezolanos en 1557 – y el celo con que sus habitantes defendieron su unidad y su autonomía como entidad provincial.

Los Cuicas, cuyo nombre significa “hombres, hermanos” eran personas muy organizadas, solidarias y trabajadoras, que vivían en las tierras medias y altas del en diversas comunidades de agricultores (cultivaban maíz, papa, frijol, yuca, ocumo, güaje, apio, batata, tabaco, cacao, entre otros) y artesanos con una lengua en común, lo que les daba una clara identidad. Muchos de los nombres de lugares y comarcas recuerdan los nombres de las principales tribus o de sus jefes: Boconó, Mucas, Tonojó, Monay, Tirandá, Mitisú, Marajabú, Isnabús, Estiguates, Tostós, Niquitao, Burbusay, Carache, Chejendé, Miquimbós, Jajó, Durí, Esnujaque, Escuque, Isnotú, Mosquey, Moporo, Tomoporo, Betijoque y muchos otros. 

Esta tierra atrajo temprano a los conquistadores y el 9 de octubre de 1557 fue fundada Nuestra Señora de La Paz de Trujillo en el sitio de los escuqueyes (hoy Escuque) y luego de andar errante por varios lugares encontró su asiento definitivo en el valle de Los Mucas.  La colonia, sobre todo en los primeros tiempos (siglos XVI y XVII) fue de una febril actividad. Trujillo era uno de los 17 Partidos Capitulares de la Provincia de Venezuela y existían los cabildos de blancos y de indios. “El de Trujillo es el primer cabildo de la Cordillera” afirma el Dr. Mario Briceño Perozo. Fue tal la prosperidad de la ciudad que atrajo la avaricia de los piratas y corsarios. En 1666 el francés Le Olonais la trata de asaltar pero sus valerosos defensores la salvan. Doce años después, en 1678, el pirata Francisco Esteban Granmont de la Mote logra entrar a la cuidad y la saquea e incendia con particular crueldad.

Para los años cuando se inicia la gesta de la independencia, la entidad había recuperado gran parte de su prosperidad y aquí encuentran terreno fértil los aires de libertad. El 9 de octubre de 1810, a doscientos cincuenta y tres años de la fundación, el Cabildo de Trujillo convoca una asamblea de ciudadanos para escuchar a fray Ignacio Álvarez, natural de Escuque y Párroco de Betijoque, quien disertará sobre los sucesos de España y sus repercusiones en Venezuela. Luego del debate correspondiente, los allí presentes declaran la autonomía de la provincia de Trujillo, designan un Cuerpo de Electores y éste designa la Junta Suprema de la Provincia de Trujillo. Un mes después eligen al Diputado que representará a la nueva Provincia en el primer Congreso Constituyente de Venezuela y allí Trujillo se gana la estrella que ostenta en la Bandera Nacional.

El primer Congreso Provincial de Trujillo se instala en el mes de agosto de 1811 y el 2 de septiembre de ese mismo año, en la Sala Consistorial de la ciudad, se proclama la “Constitución Provincial de Trujillo”, tres meses antes que la primera Constitución Nacional.

Los trujillanos pagaron caro su adhesión a la causa independentista y en los primeros años de la guerra ya cuenta con numerosos mártires, la mayoría de ellos protagonistas de los sucesos de octubre de 1810. Trujillo es escenario de grandes acontecimientos y el propio Libertador General Simón Bolívar lo visita en cuatro oportunidades: en 1813, en 1820 y dos veces en 1821. Destacan por su importancia los combates en la Campaña Admirable en El Colorado (cerca de Escuque), en Betijoque, Ponemesa, Agua Santa, El Cequión, en Agua de Obispos, y en particular la Batalla de Niquitao, entre otros. En la ciudad de Trujillo, el día 15 de junio de ese año, dicta la famosa “Proclama de Guerra a Muerte” en la casa de Don Jacobo Roth, donde hoy funciona el Centro de Historia con un importante museo.  El 25 de noviembre de 1820 son suscritos los Tratados de Trujillo de armisticio y de regularización de la guerra y ratificados por Bolívar y Morilla en Santa Ana dos días después.  En 1821 se reúnen en la ciudad de Trujillo el General Bolívar y el obispo de Mérida Dr. Rafael Lasso de la Vega, en la primera reunión oficial entre la jerarquía de la Iglesia Católica y el líder de la independencia.

Luego de consolidada la nueva república la gente trujillana no encuentra sosiego y son los caudillos locales los que llenan de violencia la tierra trujillana, hasta principios del siglo XX, cuando el Dictador Juan Vicente Gómez impone la paz. Son famosos los caudillos trujillanos, entre los cuales se destacan General Montilla llamado “El Tigre de Guaitó”, el General Juan Bautista Araujo “El León de la Cordillera”, los Doctores y Generales José Emigdio González, Rafael González Pacheco, Francisco Vázquez, Rafael Gabaldón y Leopoldo Baptista. La historia reciente está dominada por el proceso centralista del modelo petrolero rentista, que significa para este estado una persistente emigración selectiva.

Trujillo es reputado por su cultura y por el destacado relieve de sus intelectuales, El “Estado Ateneo” se le dice gracias a sus numerosos ateneos, todos nacidos y sostenidos por su comunidad cívica, entre los cuales destacan el Ateneo de Trujillo, el de Valera, el de Boconó, el de Betijoque, el Ateneo Urdaneta de La Quebrada, la Institución Escuqueña, el de San Lázaro, el de La Mesa de Esnujaque, entre otros.

Es larga la lista de sus intelectuales, entre los cuales se citan: el Dr. José Gregorio Hernández, Rafael Rangel, Monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno, Mario Briceño Iragorry, Arnoldo Gabaldón,  Joaquín Gabaldón Márquez, , Rafael María Urrecheaga, Caraciolo Parra y Olmedo, Américo Briceño Valero, Amílcar Fonseca,  Eusebio Baptista, Laudelino Mejía,  Mario Briceño Perozo, Aura Salas Pisani, Miguel Ángel Burelli Rivas, Arturo Cardozo, Hernán Méndez Castellano, Emigdio Cañizales Guedez, Rafael Ramón Castellano,  Asdrúbal Colmenares, José Antonio Abreu, Ana Enriqueta Terán, Adriano González León, Francisco Pérez Perdomo,  Enriqueta Madrid y muchos otros.

Trujillo ofrece al país gran variedad de hortalizas, tubérculos, frutas y flores propios de climas frescos, además de café y caña de azúcar. En sus dilatadas zonas bajas produce carne y leche de buena calidad, así como sus renombrados quesos. Así mismo es importante productor de sílice, caliza y arcillas y sus derivados de envases de vidrio, cemento y materiales de construcción. Los hidrocarburos representa un potencial de producción de alrededor de doscientos mil barriles diarios de petróleo liviano y cuenta con altas reservas de gas.

El turismo puede ser una importante actividad económica gracias a su rica variedad paisajística, apreciada herencia cultural, la red de pueblos típicos, sus sitios históricos, sabrosa gastronomía, las aguas termales, la presencia del Venerable Dr. José Gregorio Hernández, el Monumento a la Virgen de la Paz, las fiestas tradicionales, artesanía y muchos otros atractivos. El baile folklórico más popular el de San Benito, particularmente en la llamada “Zona Baja” alegre parranda decembrina de numerosos tambores llamados “chinbángueles” a cuyos golpes bailan todos. Las Locainas son bailes done se teje con multicolores cintas una larga vara y los bailarines van disfrazados de diversos personajes. El Baile de los Enanos y La Muñeca de La Calenda es muy atractivo, este baile proviene los ritos de los indígenas que habitaban lo que actualmente son los pueblos de Santiago y San Lázaro. La fiesta de San Isidro Labrador se realiza el 15 de mayo en casi todos los pueblos y aldeas de la “zona alta”. Los pesebres, las Misas de Aguinaldos, la Navidad y luego las “paradas o búsquedas del Niño” alegran diciembre y enero. La Fiesta de los Reyes Magos que en San Miguel de Boconó es famosa, así como de del Niño Jesús de Escuque el 14 de Enero. La Semana Santa viviente es tradicional en Tostós y también se celebra en Tres Esquinas (cerca de la ciudad de Trujillo), La Quebrada y otros lugares.   La celebración del carnaval en muy vistosa en Boconó, por los desfiles de carrozas y en la ciudad de Trujillo por los vestidos de fantasías en los bailes del Club de la ciudad.

Trujillo es buen lugar para comer. Entre sus platos destacan los tradicionales pollos a la brasa con mojo trujillano, arepa y cuajada de Trujillo, los panes y amasijos de Boconó, las acemas caracheras, las carabinas (hallaquitas de caraota) de Mendoza Fría y de Quebrada de Cuevas, las chulas de Niquitao, las roscas de agua de La Puerta, el queso ahumado en los páramos y el ají trujillano en todas partes.


Trujillo es una tierra de lugares encantadores poblados con gente buena.


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El Trujillo Posible: La Palabra

El Trujillo Posible depende fundamentalmente de las palabras que usemos los trujillanos, del tono y calidad de las conversaciones que tengamos, del lenguaje que utilicemos en nuestra cotidianidad. Son muchos los estudios que tratan por qué unas sociedades avanzan y otras retroceden, y muchos de ellos ponen énfasis en la calidad del “capital social” en el cual el tipo de conversaciones predominante es muy importante. 

Una de las mejores formas de poner en evidencia el grado de inteligencia de una sociedad - o su grado de estupidez – es por las conversaciones. Nietzsche llamó  “el lenguaje del bien y del mal” de un pueblo a esta cultura heredada que es la palabra usual, el habla cotidiana. Una conversación puede enriquecer, enseñar, mejorar las relaciones, elevar la cultura de los que hablan, consolidar su amistad. 

Otra conversación, en cambio, puede herir, deprimir, disociar, empobrecer. Las conversaciones predominantes en una comunidad dan el grado de inteligencia de esa sociedad. El chismorreo, la murmuración,  las habladurías, empequeñecen a todos y hacen que una sociedad se idiotice y se comporte de manera estúpida. Lo mismo pasa con una familia o una organización. Las conversaciones inteligentes son motores del desarrollo humano, las conversaciones estúpidas condenan al fracaso a la sociedad donde se practican.

En las comunidades donde triunfa la inteligencia, las conversaciones estimulan, premian, animan y hacen que el grupo logre cosas extraordinarias. En las comunidades estúpidas las conversaciones ridiculizan al exitoso, se burlan del triunfador, escamotean los logros y provocan que los fracasos se acumulen y se le tenga miedo a la creatividad, a la innovación y al emprendimiento. Hay en consecuencia conversaciones inteligentes y conversaciones estúpidas.

Por otra parte el lenguaje, las conversaciones, forman parte sustantiva de la identidad social. La gente se identifica con una comunidad por el lenguaje. Y la comunidad es importante para el éxito de cualquier sociedad. Son las comunidades las respuestas a los problemas sociales, y la calidad de esas respuestas dependen de las conversaciones que se tengan para encontrarlas. 

Si las conversaciones evaden las causas de los problemas para achacárselas a otros como  al pasado, al gobierno, a la mala suerte, a la determinada clase, al clima, al sistema o a otros evidentemente se debilita la capacidad de acción,  que es fruto de asumir con responsabilidad el protagonismo de su propio destino.

Al igual que el individuo, las sociedades fracasan porque son prejuiciosas,  fanáticas,  supersticiosas, o porque son de temperamento  agresivo, o egoísta o por que no lograr ponerse de acuerdo en sus objetivos y metas. También porque son ignorantes, es decir se desconocen, ignoran sus raíces históricas y sus bases territoriales, su cultura, sus potencialidades o los obstáculos de que deben vencer.

Para una elaborar una estrategia de desarrollo con posibilidades de éxito, como por ejemplo el “Trujillo Posible”, debe ponerse a su servicio toda la inteligencia necesaria, las mejores mentes, los mejores asesores y la convergencia de voluntades para armar consensos en torno a los grandes objetivos y en torno a las estrategias. Inventar el futuro exige un enorme y generoso esfuerzo y la sociedad debe apelar a sus mejores reservas para conseguirlo.  

No sé dónde leí la frase “yo invento mi pasado”, una expresión extraña, pues la proposición que se usa en planificación estratégica es “yo invento mi futuro”. Sin embargo interesa mucho esa atrevida frase, porque es muy útil a la hora de buscar en la historia de la comunidad,  aquellos rasgos que pueden potenciar el invento de un futuro deseable,  invocando las mejores virtudes cultivadas a lo largo del proceso histórico de la comunidad, encontrando ventajas geográficas y culturales, colocando como arquetipos a imitar a personajes importantes, destacando hechos con los cuales la gente se sienta orgullosa, rescatando viejas construcciones hermosas y emblemáticas de mejores tiempos y muchas otras maneras.

Para una elaborar una estrategia de desarrollo con posibilidades de éxito, debe ponerse a su servicio toda la inteligencia posible, las mejores mentes, los mejores asesores y la convergencia de voluntades para armar consensos en torno a los grandes objetivos y en torno a las estrategias. Inventar el futuro exige un enorme y generoso esfuerzo y la sociedad debe apelar a sus mejores reservas para conseguirlo.  Construir el Trujillo Posible bien vale la pena.

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BALANCE 2016 Y DESAFÍOS 2017

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española señala que una de las acepciones de la palabra “Balance” es “Estudio comparativo de las circunstancias de una situación, o de los factores que intervienen en un proceso, para tratar de prever su evolución. Me propongo un breve balance del año 2016 en Venezuela, con algunos elementos positivos, algunos negativos y una especie de “saldo”; con el fin de plantear los desafíos que tenemos en el año 2017.
AÑO 2016:

Aspectos Positivos:

1.- Conciencia de la importancia de la libertad y la democracia. La mayoría de los venezolanos tomamos mayor conciencia de que la libertad, la democracia, el Estado de Derecho y demás características propias de los países exitosos, son importantes para lograr nuestro bienestar. Las encuestas demuestran que existe casi unanimidad en que la causa de los problemas que nos afectan está en el modelo del Socialismo de Siglo XXI.

2.- El segundo hecho positivo es consecuencia de esa toma de conciencia, y se refiere a la pérdida casi total de la confianza popular en el régimen rentista, populista y corrupto que preside Nicolás Maduro.

3.- Otro elemento positivo en el convencimiento de que los militares deben estar es sus funciones naturales establecidos en la Constitución, y que la invasión militarista de la vida civil ha sido uno de los grandes daños recibidos por los venezolanos.

Aspectos Negativos:

1.- El deterioro general y profundo de la calidad de vida de los venezolanos.

2.- La enorme capacidad de destrucción demostrada por el equipo de gobierno de Nicolás Maduro. El tamaño inverosímil de la corrupción y el grado superlativo de incapacidad para la autocrítica y la rectificación.

3.- La puesta en evidencia de la carencia de una visión audaz, innovadora y desafiante de la mayoría de los líderes opositores.  
                    
Saldo:

El saldo en muy negativo en todos los aspectos de la vida nacional, pero si esos elementos positivos que enunciamos al principio se convierten en las banderas de lucha, transformaremos la realidad venezolana hacia una república moderna, honesta y trabajadora.
El tema delicado se centra en la capacidad de aprendizaje del liderazgo político. Les recomendaría un retiro sereno y profundo con la Conferencia Episcopal Venezolana, entidad que presentó al país – desde temprano – los documentos más claros y mejor orientados sobre la crisis y sus soluciones.

AÑO 2017:
Desafíos:
1.- El primer desafío del pueblo venezolano es seguir tomando conciencia del origen de la crisis venezolana, centrada en el modelo estatista, populista, centralista y corrupto, para poder orientar la lucha hacia esos frentes, pues esos vicios no son exclusivos del chavismo.

2.- El desafío del liderazgo en aprender del pueblo, en el sentido de que el foco de la lucha no es sacar del poder al presidente Nicolás Maduro (como lo afirmó el Secretario Ejecutivo de la MUD), sino erradicar el sistema socialista, estatista y corrupto de todos los espacios de poder en Venezuela. Asunto que pasa por sacar a Maduro - por supuesto - , pero también a muchos “Maduritos” que existen en todas partes y en todos los lados.

3.- Plantearnos los venezolanos un “Proyecto de País” que nos ponga en el camino de la prosperidad. En ese proyecto cabemos casi todos. “Casi” porque los que nos trajeron a estas miserias actuales deben pagar caro sus culpas.


Siento que si nos lo proponemos, a finales del año 2017 nos habríamos merecido el grito de “Feliz Navidad y Próspero Año 2018”
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Tiempos de Prueba

No tengo dudas que estas dificultades que vivimos los venezolanos, representan una oportunidad para que aprendamos la gran lección que está pendiente desde los tiempos fundacionales. Se creó una república sin republicanos y con la serie de vicios que ya denunciaba el propio Bolívar en el Discurso de Angostura el 15 de febrero de 1819.

“Uncido el pueblo americano al triple yugo de la ignorancia, de la tiranía y del vicio, no hemos podido adquirir ni saber, ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que hemos recibido y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores. Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la superstición.

La esclavitud es la hija de las tinieblas; un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. Semejante a un robusto ciego que, instigado por el sentimiento de su fuerza, marcha con la seguridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede rectificar sus pasos. Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad consiste en la práctica de la virtud; que el imperio de las leyes es más poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe someterse a su benéfico rigor; que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las columnas de las leyes que el ejercicio de la justicia es el ejercicio de la libertad”.

Es importante que aprendamos las duras lecciones de la historia. Un pueblo noble, en una geografía espléndida, viviendo todas estas penurias. El Chavismo o el Madurismo no es otra cosa que el paroxismo de todos esos vicios. Pero tan duras lecciones deben ser aprendidas. Y ese es el lugar de la esperanza.

 “Así que no desmayamos. Aunque nuestro hombre exterior se va desgastando, el ser interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta tribulación momentánea produce en nosotros un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, ya no mirando nosotros las cosas que se ven, sino en las cosas que no se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero las cosas que no se ven son eternas”. Corintios 4:16-18
No dudo que los venezolanos estamos cambiando de visión. Que de la concepción paternalista del Estado y del culto a los caudillos estamos evolucionando hacia una concepción más republicana y ciudadana de Nación y del Estado. Es decir destino.

Es mucha la gente -lo dicen las recientes encuestas- que acusan no a personas ni a la suerte de esta situación, sino al “Socialismo del Siglo XXI” que no es otra cosa que la suma de todos los disparates posible, incluyendo “la ignorancia, la tiranía y el vicio” y “la ambición, la intriga…y la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil”.

No hay duda que en medio de este trance hay gente que se aprovecha para alimentar sus odios y egoísmos. Hay quien se resigna y trata de sobrevivir aislándose. También quienes eluden la situación irresponsablemente, sintiéndose seguros en su zona de confort. Hay gente que espera que todo pase para que le toque el turno de gozar de los bienes públicos. Y están los que viven en la solidaridad y construyen las alternativas desde la cotidianidad y la lucha. Siento que estos últimos son la mayoría. Frente a aquella realidad vivida por los Libertadores en el Siglo XIX, estamos en la globalización, en la Sociedad del Conocimiento y la Información. Sabemos de experiencias exitosas en el camino de que otra realidad es posible.

Juliana de Norwich: escribío en el siglo XIV. “Aprendí de la gracia de Dios que debía permanecer firmemente en la fe, y que debía por tanto creer firme y perfectamente que todo habría acabado en bien…” Y Jesús según Juan 14:27 “Mi paz os dejo, mi paz os doy. No la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.

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Mensaje para Trujillo y Venezuela en esta navidad

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Maduro convirtió la Navidad en zozobra y violencia




Francisco Graterol Vargas.- 
Diario de Los Andes 

El geógrafo Francisco “Morocho” González se une a las voces que quieren ver bien lejos del Palacio de Misia Jacinta a Maduro y su sequito gubernamental. El aspirante a la Gobernación de Trujillo se solidariza con la MUD, cuyos voceros han declarado que el presidente Obrero y su gobierno deben renunciar.

Desgranemos lo que dijo González. ”Toda solución pasa por la salida de un gobierno que no puede rectificar el rumbo porque está preso de una ideológia fracasada, que desprecia a la persona humana y pisotea su dignidad.

Sigamos: “Graves daños han causado a la población la irresponsabilidad del gobierno. Es tan clara la incapacidad de Maduro y su gobierno que lo más sensato es que acate el clamor de los venezolanos y renuncie pero ya, el país no aguanta un 24 con ese señor de presidente”.
“La gravísima irresponsabilidad y la profunda incapacidad con que ha actuado el gobierno en materia económica, que ha tocado fondo con el manejo de la moneda en los últimos días, ha causado muy serios problemas a la comunidad nacional, fundamentalmente a los más pobres”.

“Me permito citar el primer párrafo del comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana: Las recientes medidas de carácter económico y monetario implementadas por el Gobierno Nacional, han agudizado la crisis que golpea a nuestra nación y a todos los ciudadanos. Las palabras del profeta Jeremías salen a nuestro encuentro para describir la situación que en estos días ha vivido nuestra gente: "Mi dolor no tiene remedio, mi corazón desfallece. Los ayes de mi pueblo se oyen por todo el país... Sufro con el sufrimiento de mi pueblo, la tristeza y el terror se han apoderado de mí" (Jer. 8,18-19.21).”

González apunta que se suma a la solicitud de la Mesa de la Unidad Democrática del estado Trujillo, que Maduro y su gobierno debe renunciar ante la incapacidad flagrantemente demostrada al crear el caos más terrible en los tiempos de Navidad y fin de año, que deberían ser tiempos de paz y serenidad. El gobierno los convirtió en tiempos de zozobra y violencia, cuando las familias y demás seres queridos deberían estar reunidos preparando -en medio de las dificultades ya existentes– las hallacas.

“Me pongo en el lugar de mis paisanos de los campos trujillanos, la mayoría sin relaciones bancarias, que habían reunido sus cobritos bien ganados para estos tiempos pascuales, y este gobierno, para librar una supuesta guerra donde no tienen arte ni parte, ahora están en medio de la incertidumbre y la desesperación”.

“También me pongo en el lugar de tanta gente que ha perdido dinero, tiempo, bienes y hasta vidas por culpa de un presidente que ha demostrado hasta la saciedad su incapacidad. Incluso las pequeñas rectificaciones de última hora más que aclarar, oscurecen, pues no entienden la complejidad de estos asuntos tan delicados y que afectan a la población en general. Estamos mal y vamos muy mal”.

“Ya está bueno. No es posible que esta irresponsabilidad continúe porque el país se nos acaba. No hay sector ni lugar que no esté sufriendo los efectos del peor gobierno de la historia nacional y de los peores que recoja el mundo entero. Toda solución pasa por la salida de un gobierno que no puede rectificar el rumbo porque está preso de una ideología fracasada, que desprecia a la persona humana y pisotea su dignidad”.

Reestructura la MUD

Por otra parte González Cruz consideró que es tiempo –como lo expresó Chúo Torrealba– de reestructurar a la MUD, para ampliarla de sus objetivos electorales hacia horizontes más amplios de lucha política y social, incorporando a los amplios sectores nacionales y regionales que luchan por la libertad, la democracia y el desarrollo humano integral. He dicho. ¡Vete Maduro!

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LOCURA DECEMBRINA

En mi pueblo La Quebrada Grande y en sus campos cundió primero la incredulidad, luego el asombro y más tarde la angustia. También la rabia y unos sentimientos de desasosiego y desamparo. ¿Cómo es eso, que el fruto de mi trabajo ahora no vale nada y más bien es un delito tenerlo? “Me fajé como los buenos a preparar la tierra, buscar semillas escasas y caras, cultivar con todas las dificultades de esta crisis jamás vista. Luego vender a duras penas en los camioncitos que ya no aguantan más reparaciones, con cauchos y repuestos carísimos, con los frecuentes peajes donde si uno no paga no pasa, cobrar una miseria en un montón de billetes, guardarlos en sacos para ir sacándolos prudentemente para que los malandros no se los roben, tener algo guardado para diciembre para justo ahora el gobierno nos diga que ya no valen nada”.

Los venezolanos estamos viviendo amargamente esta locura; pero hay unos cuantos que la sufren con mayor intensidad. En los llanos, las selvas, en los páramos y en muchas barriadas de pueblos y ciudades hay mucha gente que no tiene cuentas en los bancos. Se estima que representan más o menos el 40% de la población, es decir, unos 12 millones de personas, que estas medidas dejan en la intemperie.

Supongo que es cierto lo que dice el gobierno que había montañas de bolívares en la frontera y sus cercanías. En Cúcuta y otras zonas fronterizas, muchos comerciantes recibían los bolívares casi por solidaridad con los venezolanos, para poder venderles algo de lo que aquí en nuestra tierra no existe o es muy caro. A lo mejor también existían depósitos con bolívares para la especulación y “la guerra económica”. Pero es legítimo preguntarse ¿Y por donde salieron esos billetes si todo está militarizado, en especial las zonas fronterizas, los puertos y aeropuertos? Otra pregunta: ¿No es el mismo gobierno el que imprime los billetes? ¿No hay billetes nuevecitos, recién hechos? ¿Por qué si imprimir un billete de cien cuesta lo mismo que un billete de mil o veinte mil, lo siguieron imprimiendo obligando a los venezolanos a cargar tantos billetes que valen tan poco?

El problema es que todos pagamos los platos que otros rompieron. Y paga más caro la gente que no está bancarizada. Entre tanto los artífices de esta locura en que se ha convertido la economía venezolana, bailan salsa. No es solo la locura de acabar en tres días con más de seis mil millones de billetes de cien, sino no tener a la mano su sustitución por otro medio de pago. Y además saber que estos locos, ignorantes e irresponsables seguirán allí, como si nada, inventando disparates para amargarle la vida a la gente, como se constata con las pequeñas rectificaciones que confirman la improvisación.

El más humilde campesino coincide con el mejor experto en economía: esto es una locura. Todo el mundo sabe, menos las autoridades, que el problema es el mal gobierno, la ignorancia, el control de precios y el control de cambios, las expropiaciones y la corrupción. El 80 % de la población venezolana culpa del desastre al socialismo del siglo XXI.

En los campos de mi tierra hasta las alegres pascuitas, que tanto aroman los pesebres, están tristes. No es posible que este gobierno nos traiga tantas desgracias juntas.

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PUNTO DE QUIEBRE

Estamos llegando a un “punto de quiebre” histórico, un cambio abrupto y profundo que hará de Venezuela una entidad distinta. Muchos caminos conducen a una encrucijada definitiva en el devenir de nuestro país, que determinará el fin de una larga etapa que se profundizó en estos lamentables 17 años, pero que tienen sus causas desde hace 100 años cuando se inició el rentismo petrolero.

Los caminos de orden planetario tienen que ver con los cambios en los modelos energéticos, que abandonan lentamente pero inexorablemente las energías fósiles y contaminantes, y son sustituidas por fuentes distintas como la solar, eólica, hidráulica, nuclear entre otras. Con ello los recursos petroleros que han alimentado el rentismo venezolano decrecen en importancia. Ya no tendremos un Estado rico, grande y poderoso, superior a la sociedad.

Otro se refiere al crecimiento global de la lucha por los derechos humanos, la libertad y la democracia. No es fácil en los tiempos que vivimos imponer impunemente el totalitarismo, la dictadura, la injusticia y la corrupción. Son muchos y diversos los instrumentos que cuenta la humanidad para impulsar un poco de decencia en los asuntos públicos.

Otra realidad nos impone el fin de este modelo, es la nueva sociedad del conocimiento, el mundo de Twitter, Instagram, Facebook y demás redes sociales, el mundo interconectado que no esconde trampas, ilustra los éxitos locales y globales y abre las oportunidades a la creatividad humana. Hoy la gente tiene más y más recursos para estar informados y para la lucha cívica por sus derechos y su bienestar.

En el orden interno, ya los venezolanos tenemos que habernos dado cuenta que no podemos vivir del Estado, primero porque el gobierno rico dejó de existir, y segundo porque nos dimos cuenta que no se puede ser dependiente del sector público porque a la larga somos víctimas fáciles de los demagogos de turno.

El estatismo, el centralismo y el rentismo sólo sobreviven en tiempos de elevados ingresos fáciles. En tiempos normales o difíciles eso no sirve y es necesario trabajar, con los mejores, en equipo, con honestidad y experticia. En estos años de bonanza y de crisis los administradores públicos quebraron todas las empresas tradicionalmente del Estado y todas las empresas privadas que eran exitosas en manos de sus dueños.

Venezuela ha sido uno de los mejores laboratorios para ensayar los caminos del fracaso. Y contó con las mejores advertencias, desde el exterior y desde adentro. Es necesario releer a Alberto Adriani, Arturo Uslar Pietri, Juan Pablo Pérez Alfonzo, Mario Briceño Iragorry y tantos otros. Pero el camino fácil y corto del populismo rentista nos trajo a esta lamentable realidad de hoy. Útil en la medida que se aprenda la lección.

Venezuela debe caminar por caminos parecidos a los que han recorrido los países exitosos: libertad, democracia, estado de derecho, instituciones sólidas que promuevan la confianza, la innovación y el emprendimiento. Estados libres y abiertos, con educación y salud de calidad. Hasta la saciedad se ha demostrado que el éxito de una nación no depende ni de su tamaño o sus riquezas, ni de sus líderes mesiánicos. Depende de la calidad de sus instituciones.  

Venezuela está cerca de cruzar el límite de no retorno del estatismo populista y avanzar hacia una nación ordenada y seria, con instituciones que estimulen el trabajo productivo y la inversión, la innovación y el emprendimiento. Debemos aceptar de manera humilde y honesta que protagonizamos una época que llega a su fin y queda atrás. En estos tiempos, es más importante que nunca establecer los hitos. Toca mirar hacia atrás y saber elaborar el inventario de los aciertos y los errores para descubrir hacia dónde tenemos que ir y construir la nueva historia, los nuevos relatos.

Los tiempos de partos no son fáciles, pero nos traerán nueva vida. Hago votos porque los venezolanos aprendamos esta dura lección que hoy vivimos y encontremos en el trabajo honesto la única vía legítima de vivir.

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BOLÍVAR Y MORILLO

A propósito del proceso del diálogo entre el Gobierno y la oposición, diversos analistas han escrito sobre la entrevista de Bolívar y Morillo realizada en Santa Ana de Trujillo el 27 de noviembre de 1820, pues se argumenta que si estos dos personajes pudieron dialogar y llegar a acuerdos, luego de los terribles años de la guerra a muerte, por qué no pueden hacerlo los sectores opuestos en medio de la grave crisis de hoy.

Hay varios detalles que quisiera abordar, pues establecer una especie de paralelismo entre estos dos procesos es tomar superficialmente estos asuntos. Es verdad que ambos acontecimientos se dan en medio de situaciones muy delicadas de violencia y anarquía, ruina económica, déficit institucional, violación de derechos humanos, pero veamos algunos elementos diferenciadores, además de los obvios de tiempo y lugar.

Las razones de la guerra: los realistas defendían la integridad del reino de España; los patriotas la independencia de estas tierras americanas. Hoy el Gobierno defiende un proyecto inconstitucional, totalitario y corrompido; la oposición la vigencia de la Constitución y el derecho a elegir en libertad. Los interlocutores eran personas honorables y confiar en su palabra era lo natural; hoy los interlocutores del gobierno mienten descaradamente y algunos de la MUD ofrecen dudas, incluso del lado de los mediadores.

 El proceso de diálogo que culmina en Santa Ana había sido elaborado meticulosamente desde Trujillo por varios negociadores muy preparados: del lado español Ramón Correa, Juan Rodríguez Toro y Francisco González Linares, del colombiano Antonio José de Sucre, Pedro Briceño Méndez y José Gabriel Pérez; el de hoy es indudable que no ha sido meticulosamente preparado, de allí la sensación de cambios repentinos de objetivos y procesos.

Otro asunto es la calidad de la información. En 1820, Morillo sabía que no tendría nuevos refuerzos para continuar la guerra, pero ignoraba que eso ya lo sabía Bolívar, de manera que los dos manejaban información asimétrica en favor del Libertador; también la información estaba argumentada en cartas y documentos; hoy la sensación es la falta de claridad, reuniones confidenciales, noticias inesperadas, sorpresas.

Hoy la ventaja del Gobierno es la alcahuetería de las diversas instituciones que deberían resguardar el equilibro de poderes, la represión de las Fuerzas Armadas y de los “colectivos”; su punto más débil es que se le acabó el dinero y necesita de la Asamblea Nacional para la búsqueda de ingresos. La oposición controla la Asamblea Nacional, que es la llave que puede permitir la entrada de recursos. El pueblo -entre tanto- parece que sufre y espera, en vez de escuchar el mensaje de la Iglesia de hace años: despierta y reacciona.

El propio Bolívar en correspondencia a Morillo, el 21 de julio le aclara que las bases de los tratados y de las entrevistas estaban en la Ley Fundamental de la República. ¿Pueden ser otras las bases del diálogo que no sean las establecidas en la Constitución de Venezuela? Allí está el acuerdo social establecido por el pueblo venezolano, no hay otras bases. ¿Es mucho pedir que se cumpla lo que allí está, y que tanto el Gobierno como la oposición juraron acatar?

En la modesta ciudad de Trujillo, entre los días 21 al 26 de noviembre de 1820, se fraguaron lo dos de los documentos más importantes de la historia del derecho humanitario mundial. En vez de la agitada Caracas, o de la turística Margarita, ¿No podría la Ciudad de la Paz ofrecer los espacios y el ambiente adecuado para un diálogo serio, continuo y sin sobresaltos, para que nuestra sufrida Venezuela alcance unos acuerdos que nos traigan el imperio de la ley, el camino del sosiego y de la prosperidad?

Bueno, uno sueña que pueda ser posible lo que en otros tiempos fue. Sueña con algo que debería ser sencillo: que el Gobierno cumpla con la Constitución, la oposición sea firme en exigirlo y los acompañantes del diálogo en garantizarlo. Nada más…nada menos.
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