LOCURA DECEMBRINA

En mi pueblo La Quebrada Grande y en sus campos cundió primero la incredulidad, luego el asombro y más tarde la angustia. También la rabia y unos sentimientos de desasosiego y desamparo. ¿Cómo es eso, que el fruto de mi trabajo ahora no vale nada y más bien es un delito tenerlo? “Me fajé como los buenos a preparar la tierra, buscar semillas escasas y caras, cultivar con todas las dificultades de esta crisis jamás vista. Luego vender a duras penas en los camioncitos que ya no aguantan más reparaciones, con cauchos y repuestos carísimos, con los frecuentes peajes donde si uno no paga no pasa, cobrar una miseria en un montón de billetes, guardarlos en sacos para ir sacándolos prudentemente para que los malandros no se los roben, tener algo guardado para diciembre para justo ahora el gobierno nos diga que ya no valen nada”.

Los venezolanos estamos viviendo amargamente esta locura; pero hay unos cuantos que la sufren con mayor intensidad. En los llanos, las selvas, en los páramos y en muchas barriadas de pueblos y ciudades hay mucha gente que no tiene cuentas en los bancos. Se estima que representan más o menos el 40% de la población, es decir, unos 12 millones de personas, que estas medidas dejan en la intemperie.

Supongo que es cierto lo que dice el gobierno que había montañas de bolívares en la frontera y sus cercanías. En Cúcuta y otras zonas fronterizas, muchos comerciantes recibían los bolívares casi por solidaridad con los venezolanos, para poder venderles algo de lo que aquí en nuestra tierra no existe o es muy caro. A lo mejor también existían depósitos con bolívares para la especulación y “la guerra económica”. Pero es legítimo preguntarse ¿Y por donde salieron esos billetes si todo está militarizado, en especial las zonas fronterizas, los puertos y aeropuertos? Otra pregunta: ¿No es el mismo gobierno el que imprime los billetes? ¿No hay billetes nuevecitos, recién hechos? ¿Por qué si imprimir un billete de cien cuesta lo mismo que un billete de mil o veinte mil, lo siguieron imprimiendo obligando a los venezolanos a cargar tantos billetes que valen tan poco?

El problema es que todos pagamos los platos que otros rompieron. Y paga más caro la gente que no está bancarizada. Entre tanto los artífices de esta locura en que se ha convertido la economía venezolana, bailan salsa. No es solo la locura de acabar en tres días con más de seis mil millones de billetes de cien, sino no tener a la mano su sustitución por otro medio de pago. Y además saber que estos locos, ignorantes e irresponsables seguirán allí, como si nada, inventando disparates para amargarle la vida a la gente, como se constata con las pequeñas rectificaciones que confirman la improvisación.

El más humilde campesino coincide con el mejor experto en economía: esto es una locura. Todo el mundo sabe, menos las autoridades, que el problema es el mal gobierno, la ignorancia, el control de precios y el control de cambios, las expropiaciones y la corrupción. El 80 % de la población venezolana culpa del desastre al socialismo del siglo XXI.

En los campos de mi tierra hasta las alegres pascuitas, que tanto aroman los pesebres, están tristes. No es posible que este gobierno nos traiga tantas desgracias juntas.