José Gregorio Hernández: ciencia y bondad.

José Gregorio Hernández: ciencia y bondad

Francisco González Cruz:
El Dr. José Gregorio Hernández es el venezolano más conocido y querido de todos los tiempos. Lo es porque se formó al más alto nivel en las ciencias de la salud para ponerse al servicio de la vida humana, en particular de los pobres, con una elevadísima dosis de espiritualidad. Ya en vida era popular y la noticia de su temprana muerte a los 55 años, el 29 de junio de 1919, causó la más espontánea y numerosa manifestación de duelo que haya conocido Caracas y Venezuela entera.
Su fama de hombre sabio y bueno se extendió y sus imágenes en estampas, cuadros, figuras, estatuillas, esculturas, tallas, avisos y toda clase de representaciones llenaron espacios en las casas de familia, negocios, vehículos de transporte, calles y avenidas, parques y otros espacios públicos. Mujeres y hombres, niños y adultos, pobres y ricos se acostumbraron a llevar su estampa en medallas, escapularios, llaveros y otras figuras. A ponerlo en los altares o hacerle capillas y oratorios.
La gente empezó a rezarle, a pedirle favores relacionados con la salud y a darle gracias por las mejoras sentidas. Y su imagen se hizo frecuente en hospitales y clínicas, consultorios médicos, salas de operación y otros lugares relacionados. También en las escuelas de medicina, universidades, centros de investigación y de altos estudios, en preescolares, escuelas y liceos.
También la imaginería popular lo llevó a los altares junto a supersticiones, mitos y leyendas, y se inventaron pócimas, jarabes, ungüentos y aguas “milagrosas”, de este científico tan alejado de estas prácticas.
José Gregorio Hernández es la persona más popular de Venezuela, sin ser de la farándula, ni deportista, prócer militar, ni porque sea estudiado en los libros de historia. Tampoco porque haya sido fruto de una campaña mediática o publicitaria, que vino como consecuencia del reconocimiento de su popularidad y aprecio. Incluso su proceso de beatificación en más el resultado de la extendida fe de sus virtudes, que de un propósito de la iglesia católica o de alguna de sus congregaciones o comunidades eclesiales.
El fenómeno que se ha producido alrededor del Dr. José Gregorio Hernández no es otra cosa que el reflejo de su propia personalidad. Un hombre sabio y sencillo, bien vestido y humilde. Un hombre que hacía favores de manera anónima, si andar dándole publicidad a su generosidad. Ni a su sabiduría. Ni a su santidad. Un hombre de provincia, de un pueblito andino nacido de madre llanera y padre boconés de origen coriano, formado en Caracas y en París, con dominio de diversos idiomas. Una persona culta y moderna, que, así como brillaba en la academia o en la cátedra, entraba al hogar humilde a atender a un enfermo.
Todo eso lo llevará muy pronto a los altares. Y no será un santo de nicho, colocado allá en las alturas umbrosas de un altar, si no el santo humano y cercano, el sabio amigo, el que escucha atento al ruego de la gente, y luego actúa silenciosamente.  El médico de los pobres, milagrosa sinergia de ciencia y bondad.
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CORRER SAN JUAN Y EL CURRUCHETE


CORRER SAN JUAN Y EL CURRUCHETE
  

El día de San Juan Bautista, el 24 de junio, es una fecha de enorme tradición popular  en Venezuela y una de las más importantes en cuanto al folklore respecta. Los Andes no se escapan a esta realidad y en muchas partes existen celebraciones muy particulares. Una de ellas es la que se realiza en los campos trujillanos y  no tiene nada que ver con bailes, ni con música, ni  con pintorescas  expresiones màgico-religiosas.

La tradición de las zonas frías trujillanas tiene que ver con paseos y comidas del día. Desde muchos días antes las familias, y en especial los muchachos y muchachas, se preparan  para la larga caminata que se realizará el día de San Juan Bautista  hacia algún lugar escogido por su belleza y por la amabilidad de  sus habitantes, ambas cosas muy abundantes. Los que no pueden ir a alguna parte lejana, entonces se prepara para visitar a algún vecino o familiar. El asunto es no quedarse en casa.

Desde tempranito se arreglan las bestias para la cabalgata, o se calzan los zapatos más cómodos, y se inician los paseos a los páramos, o a los campos cercanos, o a los riachuelos que multiplican los pozos para el baño reconfortante. Los caminos se  llenan de alegría y de color con las alegres partidas de paseantes  y luego se instalan en el hermoso lugar escogido o en la amable casa que abre sus puertas y se conversa, se baila, se arregla un buen sancocho o se hace una suculenta parrilla y al final, se degusta el dulce “curruchete”.

Saborear este sencillo y sabroso postre es lo propio y particular de ese día. Y por lo general nunca mas, a lo largo del año, se elabora. A pesar de lo humilde y elemental que es su receta, a cada cual le queda distinto y parte de la tradición  consiste en saber  a quien le quedó mejor este año.

Una panela (o papelón) se pone en agua a hervir y luego se le pone queso blanco. Prácticamente es todo y allí esta el asunto. El tipo de panela, la cantidad de agua, la calidad del queso,  las cantidades de cada ingrediente, el tiempo de cosiòn. Que si se cocinó en olleta de barro o de peltre. Que la candela era de leña de say, o de jumangue o lo hicieron en cocina de gas.  Y también algún ingrediente particular. Que la Niña María le pone un tantico de leche. Que  las Crespo le ponen pan salado rallado. Que fulana le agrega unos pedacitos de cambur maduro. Que  mengano le agrega un chorrito de brandy.

Lo cierto es que una receta muy  sencilla es el centro de una larga, hermosa y sabrosa tradición.

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EL DESARROLLO HUMANO DEL ESTADO TRUJILLO


EL DESARROLLO HUMANO DEL ESTADO TRUJILLO
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN


OBJETIVO: Producir un informe general, amplio y sustantivo sobre la situación del Estado Trujillo desde el punto de vista socioeconómico. Este informe debe tener informes de avance y debe convertirse luego en un informe anual de seguimiento.

EL DESARROLLO HUMANO. Aspectos teóricos del desarrollo humano. Evolución el concepto. Distintitas concepciones. Tendencias recientes.

EL ESTADO TRUJILLO. Geohistoria del Estado Trujillo. Caracterización socioeconómica.

EL DESARROLLO HUMANO DEL ESTADO TRUJILLO. Indicadores del desarrollo humano del Estado Trujillo de conformidad con la metodología del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Indicadores por municipio, por población urbana y rural, por género, por edades, etc.

EXPLICACIONES SOBRE LA SITUACIÓN DEL ESTADO TRUJILLO. Consiste en diversas investigaciones que traten de explicar la situación del Estado Trujillo, desde diversos puntos de vista.

RECOMENTACIONES. Aquí se pueden presentar casos exitosos de desarrollo humano en regiones con condiciones parecidas a las del Estado Trujillo. Hacer recomendaciones para el desarrollo humano trujillano. Fijar posiciones sobre planes y proyectos, etc.


FGC/ 16-10-2003

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NOSTALGIA RANGELIANA DE LOS AÑOS 60



-  ¿Qué es el arte?, preguntó la Profesora Natalia Rosa deTariffi. “Es la expresión de los sentimientos por medio de la belleza” respondí en un arranque de inspiración. Y me gané su cariño para siempre, aparte de una buena calificación que bastante falta me hacía. Era la persona más culta del Liceo Rafael Rangel en aquellos años y, junto con su esposo Terso Tariffi, una de las animadoras de aquella Valera que era una “Ciudad limpia, de habitantes cultos” como lo decía adecuadamente el slogan del Concejo Municipal, cuando los Concejales eran ad-honorem. Una ciudad que se podía caminar  a todas horas, donde las muchachas y los jóvenes íbamos a pasear a la Plaza Bolívar, a saborear las barquillas de la heladería Roma o a la Ávila luego de la matinée del Cinelandia, el Valera o el Libertad. 

Una ciudad modesta en pleno crecimiento y con un movimiento cultural envidiable, con líderes como el Padre Juan de Dios Andrade, Jacob Senior, Aura Salas Pisani, los médicos Gil Manrique, Ramón Vielma y Rafael Isidro Briceño, el pintor Salvador Valero, Aura Briceño Monreal, Alfredo Tulene, Pedro Malavé Cols y tantos otros.

El comercio era de gran importancia y el área de influencia de la ciudad rebasaba al estado Trujillo, para extenderse  hasta Timotes y Chachopo por el páramo,  Caja Seca y Nueva Bolivia por el sur del Lago de Maracaibo,  Machango y Lagunillas por la costa oriental, Carora al norte y hasta Biscucuy al este. Negocios como la Comercial Bracho Padrón, Comercial Pineda, Industrias El Páramo y Trujillo Motors vendían hasta en Cúcuta y Maicao. Valera era una ciudad “dinámica y progresista”.  

El Liceo Rafael Rangel vivía intensamente, en todos los sentidos. Recién instaurada la democracia, muchos descubríamos la política como una manera de realización personal. Leíamos a Marx y Engels, Mounier y Maritain, a Lenin y al renegado Kaustky. La profesora Ligia Montaner se empeñaba en meternos a juro a Heráclito de Éfeso, a Hegel y a Kant. Humberto Bendezú, los esposos Stella, el Padre Godoy, Pedro García Leal, Rafael Angel Espinoza, Antonio Briceño, Omar Terán, Falconi, el Economista Montilla (que todos envidiábamos porque una vez se casó con la reina), Cangemi, Villareal, Araujito, Rosales (Kateto), Alfonso Batista, Perdomo y tantos otros constituían un plantel profesoral de grata recordación y de legítimo orgullo.

Ellos ponían todo su empeño en sacar adelante a aquellas muchachas y muchachos, que con demasiada frecuencia preferían los picoteos de cerveza y cuba libre, y bailar al ritmo de Chubby Checker y la Billos. Los muchachos a jugar béisbol o irse a los pozos de Agua Clara y los Bambúes, y de paso echarles una mirada a las chicas de la Piscina o el Arco Iris.

Las competencias deportivas eran memorables, animadas por Luís Loreto Lira, Ana de Marchandi y el Chuma. También eran la excusa perfecta para armar tremendas rumbas. En carnavales salían las esmeradas carrozas del Rangel a pasear por toda la ciudad, a repartir papelillo y serpentinas y a exhibir nuestras hermosas soberanas, entre ellas mis reinas la Chichi Nava y Beatriz Terán. Esos carnavales se celebraban en todas partes, en los clubes, en el Murachí y en los barrios cuyos animosos habitantes hacían templetes y adornaban sus calles, elegían sus reinas y todos paseábamos por todos a ver cual era el mejor, en aquella Valera sin basura y sin ladrones.

Tiempos buenos los del Rangel. Tiempos buenos los de aquella ciudad. Tiempos que pueden ser mejores, sin nos lo proponemos.

Francisco Gonzalez Cruz

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¿Seremos Capaces?


¿SEREMOS CAPACES?
Francisco González Cruz


Monseñor Heberto Godoy,  en su homilía del Día de Valera, habló de la desesperanza o frustración que se ha apoderado de los valeranos, como consecuencia del deterioro sufrido por la ciudad.

Monseñor José Luis Azuaje, en el  Discurso de  Orden pronunciado el mismo día en la Sesión Solemne del Concejo Municipal, dijo que si los valeranos no éramos capaces de concretar una “visión compartida de Valera” capaz de unir las dispersas energías existentes, la ciudad seguiría de mal en peor.

Estos mensajes ofrecidos por dos de los mejores hijos de Valera, no deben caer en tierra yerma. Deben producir reacciones, pues la ciudad tiene gente y tiene instituciones capaces de reaccionar y de actuar.

La oportunidad de la megaelección, fecha en la cual elegiremos a las  personas que dirigirán el gobierno local, no podemos dejarla pasar. Pues si bien todos tenemos algo de culpa en la situación que vive Valera, no es menos cierto que la mayor cuota de responsabilidad toca a sus gobernantes.

Hasta ahora las iniciativas que han surgido desde la comunidad para que los gobernantes de la ciudad sean personas  de demostrada capacidad, con condiciones para liderizar el enorme proceso de cambio que se necesita, no han tenido éxito.

La gravísima situación de la ciudad de Valera requiere un Alcalde muy creativo, innovador y capaz de armar un excelente equipo para atender los enormes desafíos que se presentan, en el orden de la competitividad de la ciudad, de su urbanismo, de sus servicios, de su ambiente y de su administración.

También requiere la ciudad de unos concejales que contribuyan con estos procesos de cambio. Capaces, audaces, innovadores, honestos.

Estas exigencias, vitales para que la ciudad retome su proceso de desarrollo y se enrumbe hacia mejores perspectivas, necesita de una gran movilización, para que los grandes electores: los partidos políticos, entiendan que no ya no  puede  la ciudad seguir pagando el precio de su deterioro a cambio de unos intereses sectarios.

¿Seremos capaces los valeranos de movilizarnos para garantizarle un gobierno serio a la ciudad?

¿Seremos capaces las personas y las instituciones de Valera de sacudir la modorra y movilizarnos para lograr tener en la Alcaldía y en el Concejo el gobierno que pueda recuperar la dignidad de la ciudad?

¿Serán capaces los políticos, nuevos y viejos, de entender estas exigencias?

¿Estamos condenados a la desesperanza y a la frustración?

¿Seremos capaces de armar una visión compartida de la Valera que queremos y construirla?.

Tenemos poco tiempo para demostrarlo.

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PALABRAS EN LA ASAMBLEA DE VALERANOS VIERNES 17 DE ENERO DE 2020 SALÓN DE SESIONES CONCEJO MUNICIPAL DE VALERA

Venimos a este salón del cabildo de Valera a cumplir un deber y ejercer
un derecho. Venimos a plantear que tenemos que hacernos cargo de
la Valera que queremos, en la oportunidad solemne e histórica del
bicentenario del lugar del cual somos ciudadanas y ciudadanos, tal
como nos los alumbra su corta e interesante historia. Reconocemos la
disposición del Presidente Municipal y de los concejales, así como la
gentileza de la Alcaldesa y de sus equipos, por facilitarnos el ejercicio
de este derecho y este deber ciudadano.
Gabriel Briceño de la Torre soñó la ciudad y sentenció su destino con
una travesura lingüística: “Valera valerá”. Y puso manos a la obra. Se
dispuso a donar terrenos y otros bienes. Le dijo a Mercedes Díaz que
regalara otros terrenos para el templo y ella así lo hizo. Los herederos
de Mercedes no sólo ratificaron la donación, sino que la mejoraron y
ampliaron. El Presbítero Dr. Manuel Fajardo y el propio Dr. Briceño de
la Torre delinearon la ciudad posible y señalaron: “aquí va el templo,
allí la plaza/mercado, allá la casa de gobierno y distribuyeron el resto
para la construcción de las casas. Con la venta de las parcelas y otras
donaciones levantaron la iglesia de San Juan Bautista, organizaron la
plaza y el mercado y dispusieron las primeras calles. 
Nacía así nuestra urbe hoy Bicentenaria, con las cuatro funciones
principales organizadas por sus primeros vecinos: el templo para el
encuentro ante Dios, dar gracias y solicitar favores; la plaza para el
encuentro cordial de los vecinos y el intercambio de bienes y servicios;
la casa de gobierno para el encuentro ciudadano, elegir sus
representantes para la ciudad ordenada; y la residencias para convivir
juntos, con casas pegadas unas a otras y dejar la aldea atrás. Luego
otros vecinos y sus representantes ampliaron su extensión, construyeron
el acueducto, hicieron escuelas, edificaron el hospital, pusieron
telégrafo y teléfono, levantaron teatros, fundaron clubes, establecieron
fábricas y lugares de comercio y ese portento cultural que fue y debe
seguir siendo el Ateneo de Valera. 
Algunos gobiernos ayudaron, otros fueron indiferentes y otros
francamente estorbaron, pero la ciudad cogió impulso y fue “dinámica y
progresista”, y su influencia se extendió mucho más allá de sus linderos,
incluso más lejos de los límites trujillanos. La ciudad toda se convirtió
en lugar de encuentro, y aquí llegaron, desde de los cuatro puntos
cardinales de Trujillo, Venezuela y del mundo, muchas personas a
quedarse o a hacer diligencias. Y así durante varios años Valera
respondió cabalmente a sus desafíos. La celebración de su
sesquicentenario fue una expresión cabal de esa impronta valerana.
Aquí está el que fue excelente presidente de la comisión de los 150
años, el barquisimetano profundamente valerano Dr. Raúl Díaz
Castañeda.
Hoy la ciudad - las ciudades -  tienen otros desafíos que se agregan a
los tradicionales “asuntos propios de la vida local”. Ahora  deben ser
globales e insertadas de manera eficaz en la sociedad del conocimiento,
que es sustantivamente una sociedad urbana.
Así Valera tiene importantes desafíos que asumir. Sus  ciudadanas y
ciudadanos tenemos el deber de asumir plenamente la
responsabilidad de hacer una buena ciudad, porque lo bueno o lo
malo que sea será el resultado de lo bueno o lo malo que sean sus
ciudadanos. Así de sencillo. Ahora está de moda hablar de “ciudades
inteligentes” o “Smart Cities”, para relacionarlas con el uso de las
nuevas tecnologías. Pero en términos tradicionales  ciudades inteligentes
siempre las ha habido, y Valera fue inteligente, como lo demuestra su
corta y fecunda historia, llena mujeres y hombres que la hicieron líder
entre las ciudades del occidente del país. Pero también las hay
estúpidas, que se abandonan a la improvisación, a la corrupción y al
vicio.
Las ciudades inteligentes valoran su patrimonio natural y cultural, su
capital inmaterial, su capital social, sus edificaciones emblemáticas, su
pasado, presente y su futuro. Además, aprovechan con sabiduría las
nuevas tecnologías para la gerencia de sus servicios, para darle
conectividad a sus habitantes y organizaciones. Promueve la
creatividad y la innovación, se preocupan por contar con un buen
gobierno, una sociedad civil organizada, buenos diseños urbanísticos,
adecuadas estructuras, excelentes funciones, fluida movilidad, eficiente
equipamiento, espacios públicos de calidad, comercios y servicios eficaces, lugares atractivos y todo lo que haga de ella un espacio de calidad, para sus habitantes y para los que la visitan.
Las ciudades estúpidas son aquellas que no toman decisiones para
su desarrollo.  Son muchas las razones que llevan a que, a pesar del
potencial de inteligencia que tenga la ciudad, se comporte estúpidamente.
Son las creencias tóxicas, el fanatismo, la división, la procrastinación
(aplazar las decisiones), el sectarismo, la codicia, la corrupción y
muchas otras. Una ciudad estúpida no tiene plan o proyecto de lo que
sueña ser. No tiene objetivos. No prevé. Una ciudad estúpida no
consulta con sus ciudadanos, ni con expertos, ni aprende de
experiencias exitosas. Una ciudad estúpida deja pasar el tiempo y las
oportunidades. Una ciudad estúpida no celebra. La ciudad y los
ciudadanos pagan muy caro la estupidez. Ven con envidia como otras
ciudades avanzan y la suya propia se queda balbuceando su fracaso.
Y se inmoviliza. Cae en la crisis de autoestima.
¿Cómo se han sacudido su estupidez las ciudades que lo han hecho?
De muchas formas. Por ejemplo: la realización de un evento político,
deportivo o una feria significativa. O provocando un cambio con alguna
obra de arte o un símbolo que motive a la ciudadanía. Aprovechando
una tragedia como un sismo o algo parecido para su renacimiento bajo
otra cultura. O recordando sus mejores tiempos y construir el futuro
con un sueño “retro proyectivo”.  Convocando a sus mejores talentos y
provocando el cambio. O aprovechando un cumpleaños o una
celebración importante. 
Como dije al principio de estas palabras, venimos a este salón del
cabildo de Valera a cumplir un deber y ejercer un derecho. Venimos en
la oportunidad solemne e histórica del bicentenario del lugar del cual
somos ciudadanas y ciudadanos, a plantear que tenemos que hacernos
cargo de la Valera que queremos.
Venimos a decirles que vamos a crear “El Consejo de la Ciudad de
Valera”, consejo con “S”, pues no es crear un Concejo Municipal
paralelo, no, todo, lo contrario, es un Consejo como una asamblea
permanente de ciudadanos para ayudarnos entre todos a hacer más
o menos lo mismo que Gabriel Briceño de la Torre y el Padre Manuel
Fajardo, y los Díaz, los Terán y muchos otros: soñar y hacer ciudad. 
El Bicentenario de Valera es la oportunidad histórica que no da el
devenir para hacernos cargo de hacer la Valera posible.

Francisco Gonzalez Cruz.
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De la Valera de Adriano a la Valera de HOY.


DE LA VALERA DE ADRIANO A LA VALERA DE HOY
Francisco González Cruz

“Sin tradición, ni abolengo, ni rancias heredades, ni combates, sin el peso de los señoríos, la ciudad surgió a la vida con la República, liberal, abierta, con ganas de hacerse a sí misma, pobre de galardones y escudos, únicamente apostando a su fervor, dispuesta a cruzar todos los límites de la aventura, porque desde el principio a los donantes se les ofreció la muerte gratis en los documentos del Obispo Lazo de La Vega”.

Adriano González León. Como Aventura y Realidad.
Discurso en el Sesquicentenario de Valera. 15 de febrero de 1970.


Valera cumple el 15 de febrero de 2020 doscientos años, y tal como hace 50 años Adriano González León podría repetir su discurso como orador de orden, que fue el de un poeta enamorado de su ciudad, consciente de su luminosidad y de sus múltiples carencias. “Habló “El Nene”, como se le conocía en el Liceo Rafael Rangel, desde la nostalgia que puso a caminar los recuerdos, y como rebelde activo que denunció con las palabras precisas el drama de la ciudad, de sus barriadas y la pobreza creciente.

“Esto vive en los sueños, se aposentan en la memoria, nos concierne a impulso de revisiones melancólicas, la ciudad está aquí, ahora, con ciento cincuenta años en su radiosa presencia: Han caído muchos aleros y las urbanizaciones elegantes se abren paso en el matorral. Pero en los flancos de las colinas, en el desagüe orillero, 32 barrios con la misma mugre, el mismo charco y el mismo sol. Desempleados que han ido formando la periferia del horror, requisitoria constante para aquellos que pudieran perder la mirada y confundir los hechos crudos con fiestas y proyectos”.

En la Sesión Solemne del Concejo Municipal estaba el Presidente de la República Dr. Rafael Caldera, el Presidente del Concejo Municipal Dr. Ramón Beltrán Espinoza, el Obispo de la Diócesis de Trujillo Monseñor José León Rojas Chaparro, el Gobernador del Estado Dr. Alejandro Sánchez Cortés, la Novia de Valera Srta. Milena Méndez, el Presidente de la Comisión del Sesquicentenario Dr. Raúl Díaz Castañeda, y autoridades civiles militares y religiosas, junto a un número público. Y el orador de orden lanzando sus palabras como el mejor exponente de la literatura oral de nuestro país, para contar sus querencias desde los tiempos en que aquí  solo habitaban de “las colinas, el aire y la luz que acompañaron solamente a las chamizas, las serpientes y los venados” hasta sus tiempos juveniles “con la enorme carga de vivencias, con los dolores y los esplendores compartidos en la infancia, con la enseñanza que hombres denodados e inquebrantables nos ofrecieron en la quieta ciudad provinciana…”

Hablaba:

La ciudad, compleja y caótica, ha comenzado a aglomerar su historia. Lo que no ha ocurrido en el tiempo, ha ocurrido en intensidad. Se ha vivido hacia adentro, en cargas explosivas, con epidemias y torturas, con poesía y sordidez”.

Es cuestión de dar la cara. Por ahora están la imaginación y las visiones: La luz y el aire que han rondado durante ciento cincuenta años siguen inventando formas y colores. Debajo están las cenizas de las primeras fogatas. Están las cenizas de los antiguos muertos gloriosos. Arriba, junto al aire y la luz, la vida joven que reclama, frente a las asechanzas internas y las asechanzas de los grandes consorcios, un ejercicio pleno de la dignidad nacional.

Los altos gobernantes y la gente toda escuchaban respetuosos y emocionados la voz del hijo más querido y más rebelde de la ciudad, que venía a decirnos las cosas que sentía. Libremente, sin censores, como correspondía a los demócratas que eran. Fui testigo de esa hora luminosa. Adriano arrancó lágrimas emocionadas y seguramente para algunos aduladores el desconcierto de aquellas valientes denuncias frente al poder.
Antes de concluir lanza sus oraciones de esperanza:

“Volver de pronto la mirada a aquellos hombres y mujeres que valerosamente levantaban el espíritu, puede renovar los ánimos. En esa línea de honor vivificante se sitúa el Ateneo, donde pareciera resumirse todo el aliento y desde allí se parte para encontrar el verdadero rostro de la ciudad”.

Y todos al terminar se levantaron al brindis estrepitoso de los aplausos.

La verdad sea dicha: hoy ya ni el Ateneo queda, fue confiscado en el año 2008 por los gobernantes que se decían progresistas. Y no creo que frente al poder actual pueda un orador hablar libremente como Adriano en aquel encuentro diverso y tolerante de esos tiempos. A los doscientos años, como diría el poeta aquel día “no hay plenitud ni hondura vastas: somos los esfuerzos posibles. La ciudad está preparada para asumir el legado de sus hombres generosos y creadores”. La Valera de hoy tiene mayores desafíos que hace 150 años. También tiene mayores y mejores oportunidades, en la sociedad del conocimiento y en la emergencia de las ciudades sostenibles.

En referencia al estado Trujillo que queden registradas hoy otras palabras de Adriano:

“Los trujillanos somos difíciles”. “Trujillo tiene demasiadas complicaciones políticas, religiosas y administrativas”. “Bueno…entre las chamizas y el musgo, entre necesidades y una pobreza que no podemos calcular, está Trujillo”. “De todos modos es importante mencionar la solidaridad y el combate: Esta comarca del say y del díctamo que ayuda a prolongar la vida, tiene en su himno regional dos palabras: la gloria y el honor”. (“Así son los Andes” de la Editora Soledad Mendoza).

Hoy en Valera y en todo el estado Trujillo seguimos alimentando esperanzas. Soñamos y trabajamos para que las palabras de Adriano no hayan sido pronunciadas en vano.


Articulo de "EL NACIONAL



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MANIFIESTO DE LA SOCIEDAD CIVIL EN EL BICENTENARIO DE VALERA

Hoy 15 de febrero de 2020, Valera cumple doscientos años desde que logró entidad de parroquia eclesiástica, su fecha fundacional. En esta magna oportunidad nosotros, ciudadanos y organizaciones de Valera, manifestamos:

Históricamente la ciudad fue planificada y esencialmente construida desde las personas y organizaciones de la Sociedad Civil, con la natural participación de las entidades públicas. Su crecimiento ha sido sostenido, con las dificultades que todo desarrollo implica, pero con una excepcional conciencia colectiva derivada de su origen, que toma cuerpo en su comunidad cívica, que en todos los momentos que las circunstancias lo han demandado, ha corrido en su auxilio o su defensa, y desde siempre, con recta voluntad ha trabajado con creatividad en la apertura de caminos de progreso. Por eso, por obligación histórica, reconociéndonos como sujetos políticos en plena titularidad de nuestro derecho a la participación, esa Sociedad Civil está hoy aquí ratificándole a la urbe su lealtad y compromiso.

Lo que fortalece y consolida una ciudad es el esfuerzo inteligente y honesto de sus habitantes, consustanciado espiritualmente con ella y sostenido con ánimo de permanencia. En sus doscientos años Valera ha crecido afincando sus pasos sobre estos basamentos, venciendo obstáculos, rectificando desviaciones, privilegiando con grandes dificultades lo urbanístico y tratando de imponer el interés general sobre lo grupal o lo individual. Valera ha ceñido su devenir a estos principios.

En sus dos centurias de existencia el saldo del devenir no es óptimo, pero es positivo. Su Sociedad Civil ha sabido cumplirle, ha sido audaz, emprendedora, ampliamente abierta, desprejuiciada, y muy consciente de sus posibilidades y sus limitaciones. Ha sido soñadora pero no irrealista y ha actuado con sentido del momento y con prudencia pertinente. En la oportunidad de su sesquicentenario lo demostró, y con tiempo oportuno planteó alternativas y participó activamente en su celebración, con excelentes resultados.

Frente al bicentenario y dado el gravísimo deterioro sufrido en su urbanismo, espacios públicos, servicios y gobernabilidad, desde hace más de 20 años distintas organizaciones de la Sociedad Civil realizaron muy diversas actividades con una masiva y plural participación de personas e instituciones. Se presentaron investigaciones, proyectos e incluso, con suficiente antelación, propuestas para la conformación de una Comisión Bicentenaria que planificara la digna conmemoración de la magna fecha. Desde los distintos gobiernos locales solo se recibió el silencio oficial. 

Valera es un bien común que nos pertenece a todos, por ello exigimos el derecho a vivir en ella con dignidad, tener espacios y servicios públicos de calidad, que sea una ciudad ordenada e integrada, sin exclusiones y sostenible, que facilite el tejido de las relaciones sociales, para lo cual tiene que contar con los instrumentos de planificación que sean fruto de la participación de todos. También exigimos el derecho a un municipio Valera bien gobernado, democráticamente, con honestidad, transparencia, respeto y equidad.

La Sociedad Civil de Valera en la fecha magna de su bicentenario, ha presentado 20 propuestas que permitan a la ciudad un desarrollo integral y sostenible. Tenemos fe en que las actuales y las nuevas generaciones continuarán el legado de los fundadores. Y proclama de nuevo la antigua decisión de hacer de Valera una ciudad dinámica y progresista, la que con entusiasmo profético el fundador Gabriel Briceño de la Torre resumió en su grito fundacional ¡Valera valerá!

VOCES DE VALERA

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“Capital Social” valerano, materia prima para el desarrollo de Trujillo

“Capital Social” valerano, materia prima para el desarrollo de Trujillo
La llamada “Ciudad de las Siete Colinas” nació y dio muchos pasos con base a su capital social. Es cierto que se ha debilitado el capital social valerano, pero es posible reconstruirlos y mejorarlo sustantivamente
 PoR  ALEXANDER GONZÁLEz
 
DIARIO DE LOS ANDES

“No hemos contado con un proyecto de futuro, capaz de unir todas las energías posibles hacia la construcción de la Valera que queremos”, esto se escucha recurrentemente en las reuniones de organizaciones civiles interesadas por mejorar la calidad de vida de los valeranos.
Francisco González Cruz quizás ha sido uno de los valeranos que más ha dedicado tiempo en búsqueda de esa Valera posible, y dar respuesta a estas interrogantes.
 – ¿Qué es lo que le ofrece Valera al estado Trujillo para contribuir a su desarrollo?
La ciudad de Valera es lo que en geografía urbana se llama “lugar central”. En teoría de sistemas territoriales es un centro poblado que ofrece bienes y servicios urbanos a un espacio en el que tiene una influencia predominante. Y Valera es el lugar central de una extensa región que incluye al estado Trujillo y va más allá, hacia la cuenca alta del río Motatán con Timotes y Chachopo, hacia el sur del lago de Maracaibo hasta Arapuey, hacia la costa oriental hacia Mene Grande y Machango, hacia Carora al norte y hacia Biscucuy al este.
Su localización geográfica explica esta vocación, pues nace en la más importante encrucijada del Estado Trujillo, donde el valle del Motatán se hace ancho para recibir a los valles del Escuque y del Momboy, cerca de donde vienen a reunirse también el Jiménez, el Castán y el Carache, justo a las puertas del abra de Agua Viva, que la comunica con las ubérrimas tierras vecinas al Lago de Maracaibo y por ese lago con las rutas que van a Maracaibo y a otras tierras lejanas. Es el lugar de encuentro de las rutas de las tierras frías con las de las tierras calientes.
Los efectos polarizantes de una ciudad son de dos tipos: los que atraen hacia ella flujos de personas, mercancías, información y otros, y los que se difunden desde ella. Entre los efectos más importantes que tiene una ciudad son las innovaciones, pero para eso tiene que contar con un ambiente innovador, con una “ecología” favorable a la creatividad, a la innovación y al emprendimiento. Por ello son muy importantes los espacios públicos de calidad, los lugares de encuentro, las universidades activas, los eventos, los centros de investigación, incluso los lugares para la bohemia.
Valera cumplió en buena parte esa función, pero por diversas razones la fuerza polarizadora de Valera se ha debilitado, tanto para cumplir sus funciones de servicios urbanos a su propia población como a su área de influencia. Por tanto, toda esa ecología urbana de innovación debe ser reforzada. Aquí tiene importancia su densidad de “capital social” es decir las redes, los grupos, la sociedad cívica, la confianza entre sus ciudadanos y las organizaciones, el sector público, los hábitos conversacionales.
 – ¿Cuáles son las potencialidades de Valera en el desarrollo no sólo de Trujillo, sino del eje andino?
La principal potencialidad de Valera es su carácter cívico. La segunda que es un lugar de encuentro. Y hay más.
Hoy el tesoro más importante de una sociedad u organización humana es su capital social. Es el respeto a las personas, su capacidad de relacionarse, de convivir en relación con los otros. De trabajar en cooperación, solidaridad, en espíritu colaborativo. Es la capacidad de entendimiento, de relacionarse, de conversar y trabajar por el bienestar propio y de los demás, en plena consciencia que si no hay bien común tampoco hay bien individual.
Pues nuestra ciudad es obra y gracia de sus ciudadanos, desde su nacimiento fue así. Los primeros habitantes del sitio que era Valera se pusieron de acuerdo, donaron terrenos, aportaron recursos, trabajaron juntos y dieron nacimiento y prosperidad a una ciudad “dinámica y progresista” como era su lema, su marca. Sus mujeres y hombres más afanosos se reunieron, constituyeron asociaciones y trabajaron para hacer la ciudad, sus templos, plazas, centros de salud, escuelas. Incluso las obras públicas fueron fruto de sus luchas comunitarias.
Valera nació y dio muchos pasos con base a su capital social. Es cierto que se ha debilitado, a mi juicio, el capital social valerano, pero es posiblere construirlos y mejorarlo sustantivamente. El Dr. Carlos Vignolo un experto de la Universidad de Chile en temas de capital social, conoce a Valera, y al estado Trujillo y está dispuesto a participar en esta tarea.
La segunda potencialidad de Valera, entre muchas, es su carácter de “lugar de encuentro”, punto de llegada, donde encuentran sitio personas que vienen desde muchas partes, del propio estado Trujillo, de toda Venezuela y de muchos países extranjeros. Por eso la ciudad fue cosmopolita desde su nacimiento. Y en ella no hay privilegios de sangre, aristocracia u otras prerrogativas de linaje. La persona trabajadora consigue aquí lugar de relieve, sin más exigencias que su laboriosidad. Quien ocupa lugar de preeminencia en la historia urbana es su gente de trabajo. Allí hay mujeres y hombres, laicos y religiosos, criollos y extranjeros, parameños y llaneros, gente de todos los oficios. Ocupan su sitial por que fueron útiles a la comunidad valerana. Un tema importante es que la ciudad no tiene próceres militares en un país intoxicado de charreteras.

– ¿Cuenta o no Valera con un plan de desarrollo? ¿Ha habido intentos de hacerlos? ¿Cuáles han sido?

Intentos varios, pero un verdadero plan de desarrollo urbano no lo tiene. La Ley Orgánica del Poder Público Municipal ordena en su artículo 60 que “cada Municipio, según sus particularidades, tendrá un plan que contemple la ordenación y promoción de su desarrollo económico y social que incentive el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad municipal”. Y el artículo 61 ordena igualmente: “Cada Municipio, según sus peculiaridades, tendrá un plan local de desarrollo urbano mediante el cual se regulará el uso y aprovechamiento del suelo”. Lo que tenemos en Valera es un viejísimo plan de ordenamiento que sólo se ha actualizado parcialmente, y no tiene los avances en materia de urbanístico.
Como intentos vale la pena reseña el Plan Estratégico “De la Valera que Tenemos a la Valera que Queremos” elaborado por un numeroso grupo de ciudadanos convocados por la Escuela de liderazgo y Valores de la Universidad Valle del Momboy, del Día de Valera del año 2002. Fue una excelente propuesta reconocida incluso por urbanistas nacionales y extranjeros. Se le solicitó al Concejo Municipal de Valera un Cabildo Abierto para presentarlo, pero ni el alcalde ni la mayoría de los concejales fueron. Se divulgó por todos los medios posibles, pero lo que pudo haber sido una importante agenda para el desarrollo de la ciudad fue ignorado por sus autoridades. Tampoco la comunidad valerana ejerció presión alguna. Hay gente interesada en que reine la anarquía.
En la gestión pasada hubo un intento, en el cual muchos ciudadanos y expertos estábamos dispuestos a trabajar muy seriamente en esos planes, incluso hubo ofertas de asesoramiento nacional e internacional, hicimos reuniones, el alcalde emitió un decreto creando la comisión, pero no funcionó, por diversas razones.
Aún la ciudad de Valera no cuenta con un plan, ni siquiera una hoja de ruta. Esa es una de las mayores carencias de la ciudad, por eso es una de las principales propuestas de Voces de Valera en el Bicentenario.
– ¿Cuál es el aporte que desde la ciudadanía se le puede dar a Valera?

Valera es casi todo fruto del aporte de su ciudadanía, desde su nacimiento hasta hoy. 
El problema es que ahora, fruto de la severa crisis que sufre la nación venezolana, y la propia crisis de la ciudad por la improvisación y sus malos gobiernos, se ha deteriorado su capital social, la mejor de sus fortalezas. Incluso ya no atrae como antes a inmigrantes. Pero sigue siendo lugar de encuentro, aunque deber esto tiene que ser reforzado, haciéndola más atractiva: y el capital social puede ser construido. Para ello el aporte de la ciudadanía es fundamental, pero tiene que estar organizada.
Desde Voces de Valera estamos proponiendo el Consejo de los Valeranos, una organización que sirva de articuladora de las organizaciones sociales, para darle orientación y seguimiento a las iniciativas ciudadanas, para servir de fuerza de presión ante el sector público y para estimular la formación de capital social.

– ¿Cómo debería ser Valera en el mediano y largo plazo?
La Agenda 2030 establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la cual Venezuela es firmante, establece como objetivo número 11 que para dentro de 10 años debemos lograr “Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles” donde se promueva la innovación.
Los valeranos debemos comprometernos con ese objetivo y con sus metas. De esa manera lograremos obtener cooperación técnica y financiera. Para eso necesitamos un liderazgo claro en la ciudad, tanto en su comunidad cívica como en el gobierno local.

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