La Universidad Valle del Momboy
nació dentro del proceso que desde 1823 tenía pendiente Trujillo de contar con
una universidad propia. Esa impronta histórica hay que tenerla presente para poner
en perspectiva nuestra responsabilidad y siento que en su trayectoria de 26
años, contando la experiencia de la URU
Valera, lo ha dejado claro: esta Universidad nació del amor a Trujillo y del
compromiso con su desarrollo integral. Y sus éxitos en lo atinente a lo local
será lo que la hará universal, porque no es por localismo o regionalismo que
hemos desarrollado esta estrategia. Es porque estamos convencidos que si tú no
cambias y no contribuyes a cambiar el lugar donde vives, nada cambia. Así de
sencillo y así de complejo.
La crónica de la universidad
trujillana está escrita y publicada en el portal institucional y a ella remito
a los interesados en conocerla. En estas breves palabras solo voy a referirme a
lo sustantivo del proceso vivido por la UVM.
En la casa de retiros de San Javier del Valle un fin de semana largo de
agosto de 1986 nos reunimos un grupo de amigos para reflexionar y tomar
decisiones vitales. Nos acompañaban los sacerdotes Luis Ugalde, Arturo Sosa,
Baltazar Porras y el PadreJuan José Madariaga. Allí decidí fundar en Trujillo
una universidad de gestión privada, de carácter comunitario, ante las
frustraciones de los otros esfuerzos por contar con una universidad pública.
La Asociación para la Educación
Trujillana (APRODET) recogió la idea y en 1987 se realizan los estudios de
factibilidad y en 1988 se crea la Fundación Educación Superior Valera - FEVAL-
institución que asumió la
delicada tarea de promover la creación de la Universidad.
En agosto de 1989 FEVAL realiza en
Boconó una jornada para diseñar la universidad y se produjo un documento
llamado “LA UNIVERSIDAD QUE QUEREMOS” en el cual se afirma:
“La Fundación Educación Superior
Valera (FEVAL) está dispuesta a asumir la responsabilidad de impulsar en Valera
una Universidad de calidad, pertinente con los desafíos que impone la realidad,
concebida para formar ciudadanos de alto nivel ético, diestros, cultos y
comprometidos con la sociedad. Una Universidad estructurada para que el propio
sistema universitario incorpore del entorno las necesidades de aprendizaje y
retome a la comunidad el producto de su proceso académico, traducido en
profesionales, proyectos, servicios y aportes que contribuyan al desarrollo de
la región y del país”.
La estrategia fue crear un núcleo
de una universidad existente para ganar tiempo y experiencia. La Universidad
“Rafael Urdaneta” acogió la propuesta y con apoyo de la Universidad Tecnológica
del Centro y de la Universidad Católica Andrés Bello en 1990 se inició la
experiencia con cursos de extensión, una Maestría en Educación Superior y otra
en Gerencia de Empresas y luego la carrera de Administración de Empresas con 75
alumnos.
El personal docente y
administrativo fue conformado casi en su totalidad por jóvenes, pues ante la
insistencia de rodearnos de jubilados de experiencia de universidades de larga
data, preferimos escuchar los consejos de un joven de 70 años: José Rafael
Marrero quien me decía: “Cuidado, no es lo mismo un hombre con 30 años de
experiencia que con un año repetido 30 veces”.
La idea de las maestrías tempranas era ir formando la gente joven para
la propia universidad.
El 5 de noviembre de 1993 fue la
primera graduación. Así lo dijo Miguel Ángel Burelli Rivas esa tarde: “Y aquí
está el milagro de la voluntad, mas sobre todo de la fe y de la constancia. Lo
iniciaron unos cuantos desde FEVAL y lo completaron otros más que se esforzaron
para dar remate a sus estudios. Los primeros deben ser recordados ad perpetuamrei
memoriam por Valera. A los graduandos los aplaudimos y los impulsamos en
esta impresionante ceremonia que Valera no conoció jamás y que es piedra miliar
de su historia”.
El rector de la URU Dr. Eloy
Párraga Villamarín me permitió decir unas palabras, allí afirmé: “La estrategia es conocida, pues la
reiteramos cada semestre y la divulgamos en el folleto “La Universidad que
Queremos”: apoyarnos en una universidad sin fines de lucro, de experiencia y
prestigio, para ofrecer de inmediato estudios superiores y programas para
elevar las capacidades humanas, pero con la flexibilidad curricular para darle
el sesgo de compromiso y solidaridad con la promoción del desarrollo socio –
económico del estado Trujillo”.
Esa tarde memorable se graduó mi
hijo mayor. Y allí se graduó de Magister en Gerencia de Empresas quien ahora
toma el relevo, nuestra Rectora María Teresa Bravo.
Cuatro años después, el 17 de
octubre se crea la Universidad Valle del Momboy y el 21 de octubre de 1997 tomé juramento como
su Rector. En mis palabras expuse la misión de la nueva universidad:
“La Universidad Valle del
Momboy tiene como misión la formación
integral de personas participativas, competitivas y emprendedoras, que asuman
el reto de liderar con ética y calidad, procesos relevantes que propicien el
desarrollo humano sustentable”.
Y expliqué el porqué de su nombre: “Se
llama Universidad Valle del Momboy, tomando así una de las más caras
tradiciones universitarias, que recoge del lugar donde tiene su asiento su
patronímico. De esta manera este hermoso valle donde nos encontramos hoy presta
su nombre a la Universidad y esta se compromete al incremento de su armónico
desarrollo y de su prestigio”.
Y declaré en nombre del equipo:
“Quisiéramos colocarnos a la altura
de la responsabilidad que significa ser la primera universidad propiamente
trujillana, nacida desde la sociedad civil organizada. Este solo hecho nos pone
frente al reto de contribuir al fortalecimiento de los valores vernáculos que le
dan singularidad a la Trujillanidad, y también de servir de ariete para
impulsar las transformaciones que nos inserten con eficacia en la globalidad.
Quiero declarar solemnemente en
este día de júbilo que pondremos todo nuestro empeño en hacer de la Universidad
Valle del Momboy un centro de excelencia y de honestidad. Una institución digna
de llevar el nombre de Universidad. Una
institución digna de la dilatada y fecunda historia trujillana. Digna de la
herencia que nos entregaron los grandes hombres y mujeres que la inspiran, como
Don Mario Briceño Iragorry. Digna de los que se han entregado a su creación y
desarrollo. Digna de los que hoy convivimos en ella y digna de los anchos
senderos que habrá de abrir para la merecida realización de las generaciones
que pasarán por sus espacios académicos, y digna de todos Ustedes”.
Al culminar mi labor rectoral a la
vista están los resultados, el mejor de ellos: la conformación de ungran equipo integrado por
magníficas personas, contagiadas del amor por Trujillo y Venezuela, conscientes
de la importancia de la Universidad como instrumento de afirmación identitaria
y de transformación social y comprometidas con avanzar a niveles superiores de
excelencia y de servicio.
Ustedes saben que con mis
imperfecciones, mis dudas y mis temores pero acompañado de un amor total por
mis lugares y su gente, una esperanza de
que aquí hay una realidad mucho mejor que hay que ayudar a germinar y una fe
infinita en Dios, he tratado de cumplir con mis palabras. Por haberme dado esta
oportunidad doy gracias a Dios nuestro Señor.
También doy gracias a muchísima
gente que con su aliento o con sus críticas me acompañaron. Solo puede
mencionar a unas pocas, con la súplica
que todos, familiares, amigos y compañeros de camino se sientan representados
en ellos.
Yo no sé qué deuda tan grande tiene
Dios conmigo que me pagó con el hermano que tengo: Fortunato. En él están mis
hijos y toda mi familia. Eladio Muchacho es el amigo total y en él todos mis
amigos. Ellos han sido mis mejores consejeros.
El Sr. Giácomo Clérico y Miguel
Ángel Burelli Rivas fueron luces de sabiduría, como lo es el Padre José del Rey
Fajardo. En ellos están todos los que acompañaron y acompañan el camino.
Y a toda comunidad universitaria la
quiero ver representada en esos dos pilares que son María Teresa Bravo y José
Luis Briceño. Conmigo conformamos el trío de más de doscientas personas que son
hoy la Gente UVM.
Lo mejor de esta experiencia es lo que
viene en manos de María Teresa Bravo, Betzabeth León y Mario Chinchilla. Y de
todos los demás. Me pongo a la orden de estas nuevas autoridadespara cumplir las
tareas que me asignen como profesor de la Universidad Valle del Momboy.
Finalmente dos citas: La primera
del Discurso de Nelson Mandela como Presidente electo de Suráfrica en 1994:
“Nuestro miedo más profundo no es
que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin
límite. Es nuestra luz, no la oscuridad
lo que más nos asusta.Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, atractivo,
talentoso y fabuloso?Más bien, la pregunta a formular es, ¿quién eres tú para
no serlo?Eres hijo del universo.El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al
mundo.No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti
no se sientan inseguras. Nacemos para poner de manifiesto la gloria del
universo que está dentro de nosotros. No solamente algunos de nosotros; está
dentro de todos y cada uno.Y cuando permitimos que nuestra luz brille, inconscientemente
damos permiso a otra gente para hacer lo mismo.Al liberarnos de nuestros
propios miedos, nuestra presencia automáticamente libera a otros”
La segunda es la oración que recé
el día de mi juramentación como Rector el día 21 de octubre de 1997: “Gracias
Señor Dios Nuestro por habernos traído
hasta esta etapa del camino. Señor Dios Nuestro, te pedimos nos des fortalezas
para avanzar con sabiduría en el camino que ahora iniciamos”.