“Los Cuicas, antiguos
pobladores de nuestro territorio, en el contexto de las áreas aborígenes existentes,
antes de la llegada de Colón; tenían una tradición y una producción
característica que los identificaba, nosotros con el transcurrir del tiempo,
perdimos la brújula, no hemos encontrado el enfoque que nos permita tomar una
buena fotografía; a pesar de contar con medios tecnológicos de producción y
comunicación avanzados y modernos”. Así me escribió hace tiempo el amigo Rafael
Ángel Terán Barroeta, “El Cronista del Tucutuco”
En efecto, no hemos
encontrado el enfoque aun cuando tuvimos épocas muy bien enfocados, como los
primeros ciento veinte años desde la fundación de la ciudad de Trujillo en 1557
hasta la invasión del pirata Grammont en 1678; como los años previos a la fecha
cumbre de la historia trujillana como lo fue el 9 de octubre de 1810, o como la
época próspera de los años del café entre los años 1850 y 1950 aproximadamente.
Desde esta perspectiva, el
contexto actual de la crisis venezolana y los cambios en el planeta, Trujillo
tiene una oportunidad de enfocarse con toda energía y con mucha sabiduría en un
proyecto audaz de desarrollo, con un nuevo relato, un nuevo proyecto histórico
que combine el tema de la paz como asunto central, el tema agroalimentario como
asunto estratégico del planteamiento económico, y trujillanos cultos y sanos
como base de la ruta social, junto con volver al equilibrio territorial que ya
venía desde los Cuicas, en medio de una naturaleza variada y hermosa que
debemos cuidar con esmero.
Los trujillanos debemos
aprovechar la oportunidad de esta crisis para levantarnos de ella con nuevos
sueños, con más audaces desafíos, unidos y enfocados en un nuevo proyecto
histórico que de por concluida esta larga etapa de fracasos y nos lance a la
construcción del futuro desde las raíces.