Justo en estos días, desde el martes 17 hasta mañana viernes 20, tiene lugar el “Foro Económico Mundial”, un espacio de reflexión inventado por el profesor universitario y empresario Klaus Schwabque, que reúne a políticos, empresarios, intelectuales, líderes sociales y religiosos en el pequeño pueblo de Davos localizado en los más alto de los Alpes Suizos, a dos horas del más cercano aeropuerto. Desde hace 46 años allí se tocan temas que se consideran del más alto interés mundial. Este año la reflexión se focaliza en el “Liderazgo Sensible y Responsable”, justificado porque estamos en un mundo marcado por la incertidumbre y de profundos cambios.
Dice algo más la invitación a Davos: “hoy más que nunca, liderazgo significa asumir la responsabilidad. Para cumplir con esta tarea, los líderes necesitan sensibilidad y empatía para servir con radar y brújula en mano. Ya que sin un sistema de radar, los líderes no pueden responder, y sin una brújula, no pueden ejercer el liderazgo de manera responsable... Dice algo el liderazgo no puede basarse sólo en privilegios, sino en esfuerzos sostenidos y sinceros para ganar confianza, un respaldo que sólo se puede obtener al servir a la sociedad de una manera que trascienda los intereses personales”.
Si un liderazgo de servicio, responsable y sensible es una necesidad global, ¡cómo lo será en nuestra sufrida Venezuela! Uno siente que se hace urgente una mejor preparación de nuestros líderes, acordes con las exigencias de la sociedad del conocimiento (justamente el tema de Davos 2016: La cuarta Revolución Industrial que representa la convergencia de sistemas digitales, físicos y biológicos); pero también que tengan conciencia que está al servicio de la sociedad y de su desarrollo integral, que sean sensibles a las grandes necesidades sentidas y que sepan tener la entereza de responder por sus actos.
Luego de esta experiencia tan extrema a que nos ha traído el Socialismo del Siglo XXI, de la cual saldremos más temprano que tarde, la tarea de transformación es enorme y tendrá que tener como pilares la educación de calidad, la innovación, el emprendimiento, la erradicación de la corrupción, un crecimiento económico con equidad, la solidaridad social, el respeto a la naturaleza, el Estado de Derecho, la democracia y la libertad.
Construir este nuevo paradigma de una Venezuela de bienestar, exige personas con talento, solidarias, sensibles y responsables. Una tarea urgente e importante, pues el deterioro crece y la desilusión puede tocar la puerta. Si no queremos que la confianza se deteriore más, el liderazgo democrático tiene que meditar seriamente y -como en Davos- asumir la sensibilidad y la responsabilidad como valores sillares de la nueva sociedad.