El
Día de Júpiter
LOS
DIÁLOGOS DE REPÚBLICA DOMINICANA
Francisco
González Cruz
¿Cuáles son las bases para
los diálogos que celebraremos para los tratados que firmaremos de
regularización de la guerra y el armisticio?, preguntaba el General Pablo
Morillo en nombre del Reino de España al
Presidente de Colombia Simón Bolívar, en carta firmada el 22 de junio en
Valencia. Y contestó Bolívar textualmente: “… me tomo la libertad de
dirigir a V.E. la adjunta ley fundamental, que prescribe las bases únicas sobre
las cuales puede tratar el gobierno de Colombia con el español”. (El
Rosario de Cúcuta, 21 de julio de 1820).
Mañana se inicia en
República Dominicana el proceso de negociación entre el gobierno de
Venezuela y una delegación de la oposición venezolana presidida
el Presidente por el la Asamblea
Nacional, varios diputados y
representantes de los sectores laborales, productivos, académicos y de
organizaciones de defensa de los derechos humanos. Estarán también el
Presidente de la República Dominicana Danilo Medina, el ex jefe del Gobierno de
España José Luis Rodríguez Zapatero y los cancilleres de Bolivia, Chile,
México, Paraguay Nicaragua más un sexto país que será anunciado por el Gobierno
venezolano.
La
oposición lleva cuatro puntos: 1) Que el pueblo decida, en elecciones
libres y transparentes, el gobierno que desea, con un CNE equilibrado,
observación internacional calificada, eliminación de las inhabilitaciones
políticas y el respeto a las condiciones establecidas en la ley; 2) Que se
permita el canal humanitario de alimentos y medicinas para aliviar el inmenso
sufrimiento social; 3) Que se liberen los presos por razones políticas; y 4)
Que se restituyan las facultades constitucionales de la Asamblea Nacional.
Todas estas exigencias están en el marco de la Constitución Nacional.
La delegación de la oposición venezolana está integrada por
algunos políticos que no despiertan mayor confianza, pero también es verdad que
la mayoría son personas honorables, de una sólida y honesta trayectoria en la
vida nacional. No es el lugar adecuado, ni el anfitrión ni Zapatero despiertan
mayor seguridad de imparcialidad, tampoco está la presencia de El Vaticano,
pero la profunda y extensa tragedia que sufrimos los venezolanos exige que se
exploren todas las alternativas posibles, en el marco de la Constitución.
Recemos por que los diálogos
de República Dominicana abran un rayo de luz frente a la gran oscuridad que cubre
nuestro país, como escribiría en enero la Conferencia Episcopal Venezolana en
su exhortación pastoral: “Jesucristo luz
y camino para Venezuela”. Dios se apiade de nosotros los venezolanos.