LA VERDADERA PRISIÓN

Leopoldo López cumplió el lunes 1.000 días en prisión, de los cuales más de la mitad han sido en aislamiento. Más de 100 venezolanos pagan en la cárcel su lucha por la libertad y la democracia. Pero no están presos, a pesar de las rejas. Son personas libres que están encarcelados. Hombres y mujeres que no tienen cadenas en el alma, ni en la mente. Son libres porque saben que la libertad, como diría El Quijote a Sancho: “es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida…”

La verdadera prisión la llevan sus carceleros, presos de una ideología inhumana que siembra opresión y miseria. La verdadera cárcel de la corrupción, de la mentira, de la dictadura. Esa es la verdadera mazmorra que a la cúpula gobernante le impide abrir las puertas de las cárceles, porque saldrían los hombres libres y entrarían los cautivos de sus propias rejas doctrinarias, de sus propios pecados, de sus ambiciones desmedidas.

Cuando los libres salgan caminarán por los cuatro puntos cardinales en un mundo de anchos horizontes, y entrarán los carceleros a sus celdas similares a las cajas fuertes donde guardan las fortunas mal habidas. La verdadera prisión para los ya cautivos de sus propios calabozos.

Ken Saro Wimaera, un poeta nigeriano que fue ahorcado el 11 de noviembre de 1995, junto a ocho compañeros, por el delito de defender a su pueblo Ogoni y luchar por la libertad y los derechos humanos. Vaya de él este poema como homenaje a Leopoldo y sus compañeros presos.