Al Dr. Luis Enrique Marius +
El muro de Trump representa una enorme oportunidad para América Latina, ocasión importante que no se presentaba desde los tiempos fundacionales del siglo XIX. Se trata de la razón histórica para que el liderazgo de nuestro continente cambie de mirada sobre el modelo exageradamente vinculado al gigante del norte, y mire hacia otros puntos cardinales y - sobre todo- hacia adentro, hacia el espacio propio.
No es un tema nuevo. El concepto de “Patria Grande” para referirse la gran cantidad de elementos que unen a los países hispanoamericanos, y luego a los del Caribe, ya los usaba el prócer José Gervasio Artigas, uno de los precursores de los movimientos federales de la independencia que insistían en una integración hacia el interior, hacia las provincias, en modelos de desarrollo menos dependientes de los grandes intereses mundiales en plena emergencia, sobre todo de Inglaterra y los Estado Unidos. Luego de esos fracasos iniciales se han ido acumulando otros fracasos, generalmente gracias a intereses grandes o pequeños, rivalidades políticas y muchas otras causas.
Pero resulta que ahora América Latina descubre en el nuevo presidente de los Estados Unidos la verdadera amenaza a esa dependencia, lo que debe llevar a darnos cuenta de la vigencia del pensamiento integracionista más profundo y no meramente económico, algo como lo que planteaba el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre con su concepto de “Indoamérica” que comprende la prehistoria, lo indio, lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo “cósmico”, recordando a Vasconcelos.
Los documentos de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas recuerdan la necesidad de esa integración profunda, tal como lo plantea el texto final de la V Conferencia General del Celam 2007 celebrada en Aparecida: "aspiramos a una América Latina y caribeña unida, reconciliada e integrada" (520). "Una y plural, América Latina es la casa común, la gran patria de hermanos. Es una unidad que está muy lejos de reducirse a uniformidad, sino que se enriquece con muchas diversidades locales, nacionales y culturales" (525). De la “Patria Grande Latinoamericana” también ha hablado el Papa Francisco, primer Papa de este continente.
El Centro Latinoamericano para el Desarrollo, la Integración y Cooperación (Celadic) ha realizado un gigantesco aporte en ese sentido, al convocar a numerosas personas de diversos países latinoamericanos en la elaboración de tres documentos fundamentales: “El Diagnóstico Causal Latinoamericano”, “Un Modelo Alternativo de Desarrollo Humano Integral de América Latina” y “Nuestra Identidad Cultural Latinoamericana”. Sobre esta base organizó el “Programa de Desarrollo Humano Integral” que se cursa de manera virtual patrocinado por más de 20 universidades del continente.
América Latina debe requerir a sus mejores talentos, para identificar los nudos que es necesario desatar para una verdadera integración y avanzar en acciones concretas en un modelo innovador de integración. Eso por supuesto requiere enormes esfuerzos institucionales, sobre todo arreglar la “Casa Común” o la “Patria Grande” y creer en nuestras propias posibilidades. En América Latina hay con qué hacer esto, no hay duda. Es posible que Trump logre que lo no ha podido la voluntad política.