EL TRUJILLO POSIBLE



Valera, 2018

FRANCISCO GONZÁLEZ CRUZ

Fondo Editorial Universidad Valle del Momboy
La Universidad Valle del Momboy,  presenta el libro en versión digital “El Trujillo Posible”, escrito por Francisco González Cruz.
Depósito Legal
TR2018000005 Gráficas Francisco Javier González
Juan Andrés González
Luis Huz
Alfredo Cedeño Diseño y diagramación
María Laura Linares Frailán

República Bolivariana de Venezuela, 2018

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ÍNDICE

PRÓLOGO DE FORTUNATO GONZALEZ CRUZ...............................07

I. PREÁMBULO....................................................................................12

II.SÍNTESIS DE UNA GEOGRAFÍA ENTRAÑABLE...........................17 
Lugar de lugares...................................................................................17 
Los paisajes trujillanos..........................................................................25 
Los climas y la biodiversidad................................................................27

III.SITUACIÓN, LÍMITES, EXTENSIÓN Y DIVISIÓN POLÍTICO TERRITORIAL.....................................................................................33 
Situación, extensión y límites...............................................................33 
División político territorial......................................................................35

IV. LAS UNIDADES FÍSICO NATURALES..........................................41 
Sistema de Los Andes..........................................................................42 
Depresiones intermontanas..................................................................48 
El Sistema Coriano. Sierra de Siruma o Jirahara.................................50 
Depresión del lago de Maracaibo.........................................................51

V. TRUJILLO COMO ENTIDAD GEO-POLÍTICA................................53 
La naturaleza de la región trujillana......................................................53 
Trujillo, un territorio complejo................................................................58 
Límites que no limitan...........................................................................59 
Las regiones internas............................................................................61 
La confrontación Trujillo – Valera..........................................................73 
Lugar, lugarización y lugares trujillanos................................................83
La difícil síntesis identitaria: Lugar de Lugares.....................................94

VI. LOS TRUJILLANOS: LA BASE HUMANA DEL TRUJILLO POSIBLE..............................................................................................99 
Así son los trujillanos............................................................................99 
La demografía.....................................................................................104 
Primeros habitantes............................................................................104 
La colonización española y el mestizaje............................................108 
La población del estado Trujillo en la actualidad................................113

VII. LOS RECURSOS TERRITORIALES PARA EL TRUJILLO POSIBLE...........................................................................................122 
Disponibilidad de recursos naturales: su aprovechamiento y restricciones de uso...........................................................................122 
Tierras agrícolas.................................................................................122 
Recursos forestales............................................................................125 
Recursos hídricos...............................................................................126 
Recursos pesqueros...........................................................................127 
Recursos mineros e hidrocarburos.....................................................128 
Recursos paisajísticos protegidos......................................................131 
Recursos turísticos y espacios naturales atractivos...........................136

VIII. CARACTERIZACIÓN DE LA ECONOMÍA.................................140

IX. LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO Y SUS CENTROS POBLADOS.......................................................................................149

X. ALGUNOS APRENDIZAJES PARA EL TRUJILLO POSIBLE.....153 
Los nuevos relatos de Trujillo ...........................................................154 
Prosperidad y decadencia de Trujillo..................................................162

BIBLIOGRAFÍA.................................................................................186

ANEXO: TRUJILLO VISIÓN 2020.....................................................190


                                                                           


  PRÓLOGO 

Le hacía falta a Trujillo y a Francisco González Cruz, mi morocho, un libro como éste en que se expresan su formación científica, su vocación humanística y su pasión por Trujillo. Tenía una vez más que ceñirse su toga y su birrete para recoger en un texto lo mejor del geógrafo humanista que el trujillano Antonio Luis Cárdenas Colmenter diseñó, con un equipo de expertos, cuando propuso el perfil del egresado de la Escuela de Geografía de la Universidad de Los Andes, allá por los años 60, los de mayor esplendor de esta Casa de Estudios. Para entonces la Universidad Central de Venezuela ofrecía estudios geográficos con énfasis en la docencia, en la Facultad de Humanidades. La Universidad de Los Andes optó por poner el acento en una geografía más integral y en los estudios regionales,  inserta en la Facultad de Ingeniería Forestal. Logró así un profesional más completo capaz de conocer e investigar los complejos sistemas de la geografía tales como la geología, geomorfología, la mineralogía, los procesos tectónicos y la astronomía,  entre otras, como los mucho más complejos de la antropología, las ciudades y las culturas. Se completó el proyecto con un profundo estudio de lo venezolano en estos dos aspectos y los impactos recíprocos de los relieves y climas y los grupos humanos, para la obtención de una visión síntesis u holística de la compleja realidad estudiada. El producto ha sido brillante, con numerosos geógrafos que dan testimonio de la calidad de la Escuela de Geografía de la Universidad de Los Andes. Francisco González Cruz es un reconocido científico con amplia experticia en geografía, con el mayor valor de su compromiso con Trujillo, su tierra natal y lugar de sus pasiones, a la que le ha dedicado casi toda su vida y su producción intelectual. Faltaba este libro, un estudio que describe la tierra y su gente y profundiza en el análisis de sus significados. Como el mismo lo dice en el Preámbulo “Hay un Trujillo evidente que está allí y es posible describir desde la observación de la realidad existente”. Y lo describe con la frialdad de un técnico. Luego agrega: “También está un Trujillo solo perceptible para el que afine la mirada”. Es aquí donde el aporte es invaluable, único, propio de él, certero, profundo y analítico. Pero va más allá cuando reconoce que: “Pero la otra realidad, la implicada o no manifestada, pertenece a un orden más profundo y menos evidente, depende más del orden de lo posible, de otras miradas que no están en la realidad objetiva, de unas observaciones menos mecanicistas y más integrales”. Y es aquí donde suelta la yunta de cerebro y corazón para que discurra la palabra por donde solo él sabe y siente. Remata, como corresponde a la lección bien aprendida de los jesuitas, en tono propositivo: “Existe una realidad posible que está allí esperando la mirada curiosa y atrevida que descubra la trama humana, histórica y geográfica que, de desenvolverse hacia los sueños desafiantes de la creatividad, enrumbe por senderos virtuosos las energías guardadas desde los años primigenios de la nación Cuica, desde los tiempos fundacionales del nuevo mestizaje, desde los sueños autonómicos del 9 de octubre de 1810 y desde de los tiempos del café que cabalgaron sobre el cambio del siglo XIX al siglo XX”. Porque si bien este estudio guarda la rigurosidad del método científico, no se queda en la mera descripción de lo trujillano, sino que convoca a la lectura de esas realidades particulares y de los hechos para la construcción del porvenir.

Como para que el lector tome un sorbo preliminar de lo que habrá de degustar en extenso, comienza por ofrecer una síntesis de su propuesta de “geografía entrañable” en la que, a gruesas pinceladas, dibuja el cuadro trujillano que luego despliega en el resto de los capítulos. Allí se refiere a Trujillo como un lugar de lugares para expresar su heterogeneidad dentro de su unidad evidente. Lugar de lugares, paisajes trujillanos, climas y biodiversidad son las secciones en que el autor separa sus propuestas para que el lector capte de una vez su sentido integral y el propósito no descriptivo, sino analítico, de una compleja realidad producto de la interacción humana en un espacio y en tiempos determinados.

Los capítulos III y IV permiten conocer con precisión el territorio trujillano, su situación, límites, extensión y división político territorial, como las unidades físico naturales compuestas por el Sistema de Los Andes, las Depresiones Intermontanas, el Sistema Coriano, la Sierra de Siruma o Jirahara y la Depresión del Lago de Maracaibo. Se trata de un recurso de conocimiento de gran valor para la comprensión de Trujillo y sus posibilidades hacia el futuro.

El Capítulo V es más denso, analítico y penetra en la realidad trujillana en el intento del autor de desentrañar los significados de una región que, pese a que la califica como tal, la reconoce como compleja, heterogénea y difícil. “...no es un territorio homogéneo, ni una cuenca, ni una unidad natural. Por el contrario, la heterogeneidad de sus elementos naturales es la característica fundamental”. Una primera observación es que “La síntesis entre la acción antrópica y su entorno natural ha dado lugar a que se produzcan múltiples paisajes, en consecuencia, no existe entonces un paisaje trujillano, sino múltiples expresiones de las distintas relaciones hombre - naturaleza”. Quizás estas particularidades de alguna forma hayan favorecido la diáspora trujillana. 

Este Capítulo tiene un análisis novedoso y audaz que propone una visión moderna de la rivalidad entre la ciudad capital Trujillo y Valera. No se queda Francisco en lo anecdótico, sino que se introduce en un análisis geohistórico y de sociología política que ya estudiaba cuando planteó en los años 80 una mayor vinculación entre las dos ciudades con el denominado Eje Trujillo Valera, que partía de una estrategia vial e incorporaba el establecimiento de infraestructuras económicas e institucionales, renovación y nuevos asentamientos de población, y espacios públicos. De esta manera, fortalecida la capitalidad compartida, el cuadro urbano se completaría con el desarrollo de otras ciudades que formarían una red que le daría a Trujillo la coherencia que le niega su accidentada geografía. La dinámica natural lo ha venido dando, pero hubiese sido mejor si el proceso hubiese tenido una direccionalidad estratégica. 

Para cerrar el denso Capítulo V, el autor  introduce su concepto de Lugarización al análisis de Trujillo e identifica 60 lugares con un enorme potencial para, desde sus particularidades, enfrentar el reto de la globalización. Se trata de una propuesta que debería ser asumida como el “Plan Estratégico de Desarrollo de Trujillo”. Los conocimientos de la ciencia de la Geografía Humana los despliega el autor en el Capítulo VI cuando entra al análisis de los trujillanos. No cae en la simpleza de los elogios ni en descalificaciones, sino que pinta el gentilicio con objetividad para extraer las lecciones que se desprenden del conocimiento y del análisis.

Salto algunos capítulos que dejo íntegros al análisis del lector, para referirme a las propuestas de aprendizajes para el Trujillo posible, donde hilvana el autor los nuevos relatos de Trujillo, su prosperidad y su decadencia. Analiza uno a uno los períodos de bonanza y de declive para extraer en cada caso las causas que determinaron cada uno de ellos. Aquí Francisco González Cruz aprovecha el arsenal metodológico de la transdisciplinariedad que recomienda el Pensamiento Complejo, para desde esa perspectiva integradora ofrecer un resultado analítico que no deja mal sabor de boca ni falsas ilusiones. El relato de los cuicas y su legado, el de la conquista y colonización, el de la independencia, la cultura del café, el de la producción hortícola, el movimiento ateneísta, el relato de la paz, las nuevas instituciones entre ellas la Universidad Valle del Momboy y su significado. El impacto del relato mítico de leyendas y cuentos, y por último lo que aporta su análisis de Trujillo como “lugar de lugares”.

De los relatos antes enumerados entra en el tortuoso camino de la historia de los éxitos y fracasos colectivos. Dice: “De una mirada histórica general a sus procesos de desarrollo se puede poner en evidencia que Trujillo ha tenido a grandes rasgos tres etapas de prosperidad y tres de decadencia, desde 1557 hasta el año 2017.  En total de 456 años desde su fundación unos 201 han sido de despliegue, de sueños y realizaciones; 225 de marcha lenta o de franco retroceso, aun cuando siempre con determinadas señales de grandeza”. Sintetiza el rosario de fracasos con esta frase feroz, terminante y que significa el mayor desafío a los valores y virtudes de los trujillanos: “Los últimos años de Trujillo han sido particularmente funestos. El inicio del siglo XXI se deteriora aún más la realidad trujillana y corren días de franco deterioro: quizás el suceso que marca un antes y un después en este proceso de ruina es la ocupación del Centro de Historia el 16 de diciembre de 2010 mediante el decreto número 707 del gobernador Hugo Cabezas y el asalto de sus espacios por los tomistas Benito Flores, Javier Medina Morales, Javier Rivas y Huma Rosario Tavera”. Así sin sordina, como corresponde al talante trujillano, denuncia un hecho que compendia y simboliza la tragedia de los últimos años de la decadencia de Trujillo. Un hecho que atacó el corazón de la cultura, de la historia, de la identidad y de las virtudes de los trujillanos. La apoteosis de la ignorancia y de la insolencia. 

Como dije, no deja al lector con el amargo de este episodio. Termina con lo que llama el “Proyecto Trujillo” que recorre toda la historia aunque con graves sobresaltos. Agrega “el sentido de comunidad de comunidades, los sentimientos de autonomía de sus diversos paisajes en armonía con la unidad de la entidad cultural y política”. Con audacia propone como fortaleza lo que a primera vista parece una adversidad. Como tercer componente del proyecto posible apunta en las virtudes que son el núcleo de la “trujillanidad” desde sus bases aborígenes e hispanas. Dice luego una frase que resume su propuesta audaz y novedosa: “No será el petróleo ni las grandes industrias lo que nos conducirán por mejores caminos de desarrollo humano, será esa plataforma valórica, afinada históricamente en esta geografía entrañable,  la responsable de que los buenos tiempos vuelvan con nuevas fuerzas a tomar cuerpo en nuestra comunidad  trujillana”.
Este libro no contiene un proyecto, ni es una narrativa, ni una descripción geográfica. Se trata de un estudio que resume objetividad científica, visión múltiple, análisis certero y profundo conocimiento de su lugar, el lugar de las pasiones de Francisco José González Cruz. Fortunato González Cruz

Hay un Trujillo evidente que está allí y es posible describir desde la observación de la realidad existente. También está un Trujillo solo perceptible para el que afine la mirada. Del Trujillo obvio también existen diversos puntos de vista, depende del observador y del lector que analiza el texto. Pero la otra realidad, la implicada o no manifestada, pertenece a un orden más profundo y menos evidente, depende más del orden de lo posible, de otras miradas que no están en la realidad objetiva, de unas observaciones menos mecanicistas y más integrales. (Bohn, 1988)
 1David Bohm fue un físico estadounidense que sostuvo que en el universo existe un orden implicado que para él es el todo indivisible, en el que todas las cosas están envueltas, lo no-manifestado. Las conexiones de este orden nada tienen que ver con la localidad en tiempo y espacio, tienen que ver, más bien, con una cualidad diferente que él denominó envolvimiento. Existe, además, el orden explicado, que es la descripción de la realidad tal y como se nos manifiesta desde el orden implicado. De tal manera que el mundo sensible es la manifestación de una energía, de un orden más profundo y de una realidad inconmensurable, el orden implicado. El potencial cuántico que Bohm postula en la interpretación causal es el orden implicado, el cual es una realidad indivisible, e infinitamente profunda, cuya naturaleza se extiende desde la física hacia la filosofía, la biología y la religión.


I PREÁMBULO

Existe una realidad posible que está allí esperando la mirada curiosa y atrevida que descubra la trama humana, histórica y geográfica que, de desenvolverse hacia los sueños desafiantes de la creatividad, enrumbe por senderos virtuosos las energías guardadas desde los años primigenios de la nación Cuica, desde los tiempos fundacionales del nuevo mestizaje, desde los sueños autonómicos del 9 de octubre de 1810 y desde los tiempos del café que cabalgaron sobre el cambio del siglo XIX al siglo XX.

El estado Trujillo guarda en su seno la posibilidad de ser mejor. Tiene nuestra tierra trujillana el potencial de energía vital que de desplegarse en toda sus dimensiones, puede hacer emerger la nueva realidad que merecemos todos. 
Están aquellas realidades pre-coloniales que destruyeron los conquistadores al no entender la dimensión de lo que veían, ciegos con sus propias miradas. Y está el sueño inicial de hacer de Trujillo una especie de centro del talento de las nuevas tierras, y que enterró Grammont en 1678 con sus hordas que arrasaron hasta con las nacientes bibliotecas que ya daban su luz en los albores de la Trujillanidad. O aquella generación que convocó la primera asamblea de trujillanos un 9 de octubre de 1810 para crear la provincia autónoma y sumarla a los movimientos de una nueva realidad global, y que la atroz guerra a muerte convirtió en ruinas y en sangre derramada por todas estas llanuras y estas serranías. O aquella generación maravillosa del trabajo en las haciendas de café, que atrajo la inmigración útil de italianos y otras nacionalidades que se hicieron más trujillanos que los de aquí, y que el rentismo petrolero centralista y estatista acabó también, como acabó con la producción autónoma de toda Venezuela.  

Esas realidades existieron, y están allí, aunque algunos hayan preferido destacar las miradas indulgentes sobre los aborígenes, o la procrastinación de los primeros trujillanos ante el corsario, o la epopeya castrense de la independencia, o las guerras estúpidas de los caudillos, o el complaciente celestinaje con el centralismo, porque si a ver vamos, a la inmensa mayoría le ha importado un bledo todo, si medimos la realidad por la ignorancia generalizada de la memoria histórica. 

Por supuesto los trujillanos podemos reivindicar aquellas fecundas realidades que existieron y al recordárselas a la gente causan asombro, el mismo que se necesita para atizar la hoguera de la esperanza. La mirada capaz de ver el tamaño de esas utopías soñadas e impulsadas por pocos, hasta lograr admirables avances en aquellos tiempos de carencias y dificultades casi inimaginables para las mentes de ahora.

De las raíces cuicas nos quedan los nombres de los lugares y algunas leyendas, pero en la memoria está su cultura, su lengua y hasta el propio nombre que evoca la hermandad, amistad y solidaridad. Entender aquella realidad es vital para ensamblar en ella los sueños pendientes. Un Trujillo de hermanos, no de santos ni de iguales, sino de diferentes que saben dirimir en paz sus controversias.  Reconstruir el equilibrio territorial que guardaban sería de sabios. Así mismo el culto a la naturaleza y a los duendes que cuidan los bosques y las aguas: los momoyes. 

Trujillo era más cosmopolita en los primeros cien años que ahora que tiene casi 500. Los retos que se enfrentaron fueron de diverso orden y tuvieron notables éxitos iniciales.  En el orden urbanístico Trujillo fue “después de Caracas, la más importante de las urbes venezolanas” (Briceño Perozo, 1984). Para 1600 ya crecían los centros poblados de Boconó, Carache, Escuque, Burbusay, Tostós, Niquitao, La Quebrada, Jajó, Mendoza del Momboy, Pampán, Santiago y otros.

En lo político Trujillo era un “Partido Capitular” de la Provincia de Venezuela, su tradición municipal nació con la fundación de la ciudad primigenia y su cabildo llegó a ser el más importante de la cordillera. Ya contaba con centro de estudios superiores y en ella dictaban cátedra personas de prestigio en el mundo hispano. 

En el orden económico la prosperidad se ponía en evidencia en el surgimiento de una aristocracia pudiente que habitaba lujosas casonas de la ciudad capital y en otras ciudades como Boconó o Carache y administraban extensas propiedades entre las cuales destacaban el Mayorazgo de Cornieles - que ocupaba casi todo lo que son hoy los llanos de El Cenizo - y las posesiones jesuíticas en el valle del río Pocó donde producían cacao y otros frutos para la exportación (Cardozo, 1963). En el orden cultural y religioso se fundaron escuelas, conventos, instituciones culturales y otras obras que le dieron importancia a la ciudad. El Padre José del Rey documenta tres retos iniciales de Trujillo. El primero fue la fe que depositó en Trujillo el obispo Pedro de Agreda (15061579) cuando decide ordenar a nativos criollos como sacerdotes. “La primera respuesta de Trujillo no pudo ser más exitosa pues generó una élite cultural notable, como lo demuestran las figuras representadas por cultos sacerdotes como Pedro Graterol, Bartolomé Escoto, Tomás Daboín, Francisco Severinos  y otros más”.  El segundo surge en el tránsito del siglo XVI al XVII con la presencia de los Franciscanos y los Dominicos que tuvieron una dilatada trayectoria educativa. El tercero se inicia en 1615 y pretendía vincularse con la cultura neogranadina a través de los jesuitas. La primera ciudad venezolana que polarizó la atención de la Compañía de Jesús en el siglo XVII fue Trujillo. (Del Rey Fajardo sj, 2000).

Hay muchas otras historias y otros relatos de ese Trujillo real y evidente, tanto del Trujillo exitoso y próspero, como también del decadente y pobre. Testimonios de los procesos que llevaron a la creación de riqueza espiritual y material, como de los que condujeron a la ruina. Existen afloraciones de un orden implicado que representan muestras de un potencial en espera  de una fuerza que  haga emerger  y poner en evidencia lo mejor de Trujillo. Unos estímulos o “gatilladores” que provoquen y  estimulen la manifestación de lo que está subyacente y que en determinadas circunstancias provocaron que  brotaran o se dieran maravillas como esos hechos iniciales, o como los más recientes que permitieron los sucesos del 9 de octubre de 1810, o los Tratados de Trujillo en 1820, o el Estado Ateneo y el Centro de Historia, las haciendas y torrefactoras de café, el Monumento a la Virgen de la Paz, el puerto de La Ceiba, las fábricas de vidrio y cemento, ese portento de desarrollo rural que son los Valles Altos, la red de pueblos de la cordillera, las diversas iniciativas de solidaridad social, el periodismo, la Televisora Cultural Boconesa; o el despliegue humano representado en un José Gregorio Hernández y una Aura Salas Pisani para citar solo dos personas.

Este trabajo pretende ser una especie de Geografía “entrañable” del estado Trujillo, es decir no será la geografía de lo meramente evidente y documentable, como la Geografía de Trujillo que ya escribí para la Fundación Polar2 . Se trata de una visión más íntima y libre, con frecuentes referencias a mitos y relatos, observaciones y opiniones sobre la realidad explícita y la realidad que uno percibe que está allí para el que la vea con otros ojos. (González Cruz, Francisco , 2009).

Lugar de lugares Trujillo es una tierra de lugares, de  paisajes, pueblos y caseríos, en una dispersión de casas y caminos que ocupan sus siete mil cuatrocientos kilómetros cuadrados, en el marco de una geografía de grandes contrastes y rica       biodiversidad. 

Trujillo es la entidad federal más norteña de Los Andes y goza de la misma complejidad geográfica de la cordillera, con sus escarpadas cumbres, sus hermosos valles y sus amplias llanuras que van al Lago de Maracaibo. Sus helados páramos cubiertos de frailejones, aquí y allá frescos valles y vertientes  multicolores  cultivados de hortalizas y de verdes cafetales. Y en las zonas cálidas  los extensos pastizales, cañamelares y frutales.

Trujillo es una región de  hermosos pueblos que emplazados por todas partes fueron hechos como joyas encastadas a ahorcajadas de alguna cima, pegados a una vertiente o cómodamente instalados en una terraza construida por sus numerosos torrentes.

Trujillo es ambiente rural, de siembras y ganados, mercados agrícolas, labradores y  fiestas campesinas. Así mismo de artesanos y artistas populares que tallan la madera, moldean el barro y tejen las fibras en multicolores objetos.



 II

I SÍNTESIS DE UNA GEOGRAFÍA ENTRAÑABLE: TRUJILLO, LUGAR DE LUGARES

Trujillo es de gente católica practicante y en cada lugar destaca su templo generalmente colmada de fieles, con sus cofradías, sus procesiones, sus fiestas a la Virgen de la Paz, patrona de la ciudad capital. San Isidro es el  patrono de los agricultores y en todas partes se celebra su fiesta el 15 de mayo  en una pintoresca romería  donde se bendicen animales y productos de la tierra. San Benito es el santo negro y sus tambores resuenan en diciembre y enero en toda la zona llana. San Juan, San Pedro, San Pablo, San Roque, Santiago, San Rafael, La Virgen de la Candelaria, el Santo Niño Jesús de Escuque y muchas otras patronas y patrones llenan de celebraciones el calendario de los caseríos, pueblos y ciudades. 

Trujillo es la tierra natal del Dr. José Gregorio Hernández, la persona más conocida y más querida de los venezolanos, por su vida ejemplar como hijo, hermano, estudiante, maestro, científico, médico y por sus virtudes heroicas como cristiano.  En Isnotú, en el mismo lugar donde nació, existe un santuario que atrae cientos de peregrinos de toda Venezuela y del exterior, que vienen a dar gracias por los favores recibidos. Trujillo es también tierra petrolera y la zona vecina al Lago de Maracaibo se llena de torres de perforación, de oleoductos, de campamentos y de toda la infraestructura tan propia de esos  paisajes.   

Trujillo es según dicen los cronistas antiguos y recientes, una comunidad “fuerte y pacífica” (Castellanos, Relación de un viaje por tierras de los Cuicas, 1958);  ”Una comunidad organizada” y su nombre tiene una evocación “de trabajo, de lealtad, de bien, de hermandad por encima de todo, proclives, siempre, a la colaboración con los demás, al fomento de ideales de solidaridad” (Briceño Perozo); que nuestra gente es “toda bien dispuesta y de buen parecer” (Fray Pedro Simón); “muy lúcida y bien agestada” (Fray Pedro de Aguado). El cronista José de Oviedo y Baños escribió en “La Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela” en 1723 que  “...basta saber que uno ha nacido en Trujillo, para que en la común estimación sea reputado como de afable natural, de noble trato y de una intención sana y sin malicia” (Briceño Perozo).

La geografía trujillana es de suyo compleja y variada. A su multiplicidad de relieves corresponde una enorme variedad climática y, con ello, una gran diversidad biológica y paisajes humanos muy propios de cada lugar. La complejidad de formas fisiográficas va desde las dilatadas planicies de la costa del Lago de Maracaibo, hasta los elevados riscos de la Sierra de Trujillo. Sus ríos alimentan a las cuencas del Lago de Maracaibo, del río Orinoco y del Mar Caribe. La variedad de climas van desde las cálidas y húmedas planicies lacustrinas, hasta las frías y secas alturas parameras, pasando por frescos bolsones semiáridos. La morfología de sus centros poblados cambia con el paisaje; desde palafitos en las riberas del lago, extendidas aldeas en las planicies occidentales, pueblitos de apretujadas casas en las zonas altas, hasta  modernas ciudades como Valera, Trujillo o Boconó.
El Ramal de Calderas y el Ramal del Rosario separan a Trujillo de los Altos Llanos Occidentales. La Sierra de Trujillo que es vertebral del territorio, un poco sesgada al este, separa las tierras boconesas de las del  río Motatán o río de los “stimots”. Entre estas dos moles,  la tectónica y el impetuoso  trabajo de los ríos Burate y Boconó han conformado un hermoso valle que recoge todas las aguas de estas vertientes para írselas a entregar al Orinoco.

La sierra del Norte o de La Culata separa al valle del Motatán de las ubérrimas tierras de la planicie del Lago de Maracaibo. De uno y otro lado las aguas se van reuniendo para irse a alimentar el lago. Al norte desde el “Alto de Nunca Jamás”, pasando por las Cumbres de Parajá hasta el cerro Tucumán, conforman un conjunto de elevaciones que cierran el territorio  trujillano por el norte, y permiten entre sus depresiones, ríos y quebradas, como la de Agua de Obispos  y Villegas, que de Trujillo también vayan aguas al Golfo Triste del Mar Caribe.

Desde estas serranías avanzan a sus costados diversas ramificaciones que complican las narraciones y enriquecen los paisajes. Por sus numerosos valles corren las aguas de las quebradas de Esnujaque, Tuñame y  Durí, la Quebrada Grande, los ríos Momboy y  el  Escuque, la quebradas de Cabimbú y Cuencas,  los  ríos Jiménez o San Lázaro, Castán y  Mocoy,  el Monaicito con las quebradas La Vitú y Visupite, Timiache,  los ríos  Burbusay,  Cendé, Carache o Misnumboc, San Antonio, la quebrada de El Socorro, los ríos Saguás y Anus, Pocó y Monte Carmelo, Buena Vista,  Caús, La Vichú y La Arenosa, entre otras. Son valles que ofrecen sus vegas y laderas para que la gente construya sus casas y caminos, levanten sus centros poblados, realicen sus actividades y vayan lentamente conformando sus lugares. 

Cada uno de estos paisajes tiene sus características particulares, su propio clima, formaciones vegetales, sus colores y principalmente su gente con sus tradiciones y manera de ser. Incluso sus rivalidades. Es decir tiene una identidad.  Son cada uno de ellos elementos con características específicas propias, pero que comulgan con la heterogénea unidad que conforma la geografía trujillana.   

La identidad trujillana está bien definida en un territorio que ya contenía una unidad cultural en tiempos prehispánicos – la Nación Cuica – sobre la cual se implanta la colonización española que mantiene una cierta entidad, dada la sólida presencia de una ciudad tempranamente fundada – Trujillo, la primera de Los Andes venezolanos en 1557 – y el celo con que sus habitantes defendieron su unidad y su autonomía como entidad provincial. 

Los Cuicas, cuyo nombre significa “hombres, hermanos” eran personas muy organizadas, solidarias y trabajadoras, que vivían en las tierras medias y altas en diversas comunidades de agricultores (cultivaban maíz, papa, frijol, yuca, ocumo, güaje, apio, batata, tabaco, cacao, entre otros) y artesanos con una lengua en común, lo que les daba una clara identidad. Muchos de los nombres de lugares y comarcas recuerdan los nombres de las principales tribus o de sus jefes: Boconó, Mucas, Tonojó, Monay, Tirandá, Mitisú, Marajabú, Isnabús, Estiguates, Tostós, Niquitao, Burbusay, Carache, Chejendé, Miquimbós, Jajó, Durí, Esnujaque, Escuque, Isnotú, Mosquey, Moporo, Tomoporo, Betijoque y muchos otros.  Ídolo Cuica. Esta tierra atrajo temprano a los conquistadores y el  9 de octubre de 1557 fue fundada la ciudad de Trujillo en el sitio de los Escuqueyes (hoy Escuque) y luego de andar errante por varios lugares encontró su asiento definitivo en el valle de Los Mucas.  La colonia, sobre todo en los primeros tiempos (siglos XVI al XVII) fue de una febril actividad. Trujillo era uno de los 17 Partidos Capitulares de la Provincia de Venezuela y existían los cabildos de blancos y de indios. “El de Trujillo es el primer cabildo de la Cordillera” afirma el Dr. Mario Briceño Perozo (Briceño Perozo, 1984). Fue tal la prosperidad de la ciudad que atrajo la avaricia de los piratas y corsarios. En 1666 el francés Le Olonais la trata de asaltar pero sus valerosos defensores la salvan. Doce años después, en 1678, el pirata Francisco Esteban Grammont de la Mote logra entrar a la cuidad y la saquea e incendia con particular crueldad (Urdaneta, 1997). Para los años cuando se inicia la gesta de la independencia, la entidad había recuperado parte de su prosperidad y aquí encuentran terreno fértil los aires de libertad. El 9 de octubre de 1810, a doscientos cincuenta y tres años de la fundación, el Cabildo de Trujillo convoca una asamblea de ciudadanos para escuchar a fray Ignacio Álvarez, natural de Escuque y Párroco de Betijoque, quien disertará sobre los sucesos de España y sus repercusiones en Venezuela. Luego del debate correspondiente, los allí presentes declaran la autonomía de la provincia de Trujillo, designan un Cuerpo de Electores y éste designa la Junta Suprema de la Provincia de Trujillo. Un mes después eligen al Diputado que representará a la nueva Provincia en el primer Congreso Constituyente de Venezuela y allí Trujillo se gana la estrella que ostenta en la Bandera Nacional.

El primer Congreso Provincial de Trujillo se instala en el mes de agosto de 1811 y el 2 de septiembre de ese mismo año, en la Sala Consistorial de la ciudad, se proclama la “Constitución Provincial de Trujillo”, tres meses antes que la primera Constitución Nacional.

Los trujillanos pagaron caro su adhesión a la causa independentista y en los primeros años de la guerra ya cuenta con numerosos mártires, la mayoría de ellos protagonistas de los sucesos de 1810. Trujillo es escenario de grandes acontecimientos y el propio Libertador General Simón Bolívar lo visita en cuatro oportunidades: en 1813, en 1820 y dos veces en 1821. Destacan por su importancia los combates en la Campaña Admirable  en El Colorado (cerca de Escuque), en Betijoque, Ponemesa, Agua Santa, El Cequión,  en Agua de Obispos y en particular la Batalla de Niquitao, entre otros. En la ciudad de Trujillo, el día 15 de junio de ese año, dicta la famosa “Proclama de Guerra a Muerte” en la casa de Don Jacobo Roth, donde funcionaba el Centro de Historia con un importante museo3 .  El 25 de noviembre de 1820 son suscritos los Tratados de Trujillo de Armisticio y de Regularización de la Guerra y ratificados por Bolívar y Morillo en Santa Ana dos días después.  En 1821  se reúnen en la ciudad de Trujillo el General Bolívar y el obispo de Mérida Dr. Rafael Lasso de la Vega, en la primera reunión oficial entre la jerarquía de la Iglesia Católica y el líder de la independencia. 
Monumento en Santa Ana de Trujillo al abrazo de Bolívar  y Morillo

3El 16 de diciembre de 2010 se produjo  la ocupación de la sede del Centro de Historia del Estado Trujillo a través del decreto número 707 del gobernador Hugo Cabezas. Sus espacios y su patrimonio quedaron  bajo la responsabilidad de los tomistas enviados desde el gobierno regional,  entre ellos los ciudadanos Benito Flores, Javier Medina Morales, Javier Rivas y Huma Rosario Tavera. A partir de allí se desencadenó un proceso de destrucción de libros, documentos históricos, obras de arte, antigüedades,  joyas patrimoniales, fósiles, piezas arqueológicas de origen cuica, falsificación de pinturas y robos como no lo conocía hasta entonces nuestra comunidad trujillana. También cayó luego el Ateneo de Trujillo y por otras vías el Ateneo de Valera y otros centros culturales.

Luego de consolidada la nueva república la gente trujillana no encuentra sosiego y  son los caudillos locales quienes llenan de violencia las tierras trujillanas, hasta principios del siglo XX, cuando el Dictador Juan Vicente Gómez impone la paz. Son famosos los caudillos trujillanos, entre los cuales se destacan el General Rafael Montilla llamado “El Tigre de Guaitó”, el General Juan Bautista Araujo “El León de la Cordillera”, los Doctores y Generales José Emigdio González, Rafael González Pacheco, Francisco  Vázquez, Rafael Gabaldón y Leopoldo Baptista. La historia reciente está dominada por el proceso centralista del modelo petrolero rentista, que significa para este estado una persistente emigración selectiva.

Trujillo es reputado por su cultura  y por el destacado relieve de sus intelectuales. El “Estado Ateneo” se le dice gracias a sus numerosas casas culturales, todas nacidas y sostenidas por su comunidad cívica, entre las cuales destacan  los ateneos de Trujillo, Valera, Boconó, Betijoque, Urdaneta de La Quebrada, la Institución Escuqueña, el de San Lázaro y La Mesa de Esnujaque, entre otros. 

Es larga la lista de sus intelectuales, entre los cuales se citan: el Dr. José Gregorio Hernández, Rafael Rangel, Monseñor Jesús Manuel Jáuregui Moreno, Mario Briceño Iragorry, Arnoldo Gabaldón,  Joaquín Gabaldón Márquez, Rafael María Urrecheaga, Caraciolo Parra y Olmedo, Américo Briceño Valero, Amílcar Fonseca,  Eusebio Baptista, Laudelino Mejía,  Mario Briceño Perozo, Aura Salas Pisani, Miguel Ángel Burelli Rivas, Régulo Burelli Rivas, Arturo Cardozo, Hernán Méndez Castellano, Emigdio Cañizales Guédez, Rafael Ramón Castellanos, David Aliso, Asdrúbal Colmenares, José Antonio Abreu, Ana Enriqueta Terán, Adriano González León, Francisco Pérez Perdomo,  Enriqueta Madrid, Ramón Palomares, Lourdes Dubuc de Isea, Miriam Sambrano, Mireya Mendoza y muchos otros. Los paisajes trujillanos La geografía trujillana es de una maravillosa complejidad y no hay un recodo o un panorama que no sorprenda por su inusitada variedad. Los relieves y los climas imprimen las singularidades que da identidad a cada lugar. Así, junto con el trabajo del hombre, se han conformado cientos de paisajes distintos, pero todos trujillanos. Trujillo es un extenso y hermoso mosaico que hizo Dios desde el comienzo de los tiempos y completó el hombre, desde los antiguos Cuicas hasta lo que hacemos hoy, en cada día.

A grandes rasgos el este trujillano es montañoso y el oeste llano. Hacia donde nace el sol emergen las enormes moles de la Cordillera de Trujillo y por donde se oculta se extienden las fecundas llanuras de Monay, El Cenizo y el Sur del Lago. Al centro y en las bajas montañas es donde han preferido vivir la mayoría de los trujillanos. El paisaje trujillano tiene tres columnas orográficas dominantes que van de sur a norte y tres valles también de rumbo norte. Las primeras están al este y son el Ramal de Calderas y el Ramal del Rosario que separan a Trujillo de los Altos Llanos Occidentales. La segunda – gigantesca – es la Cordillera de Trujillo que es la columna vertebral del territorio, un poco sesgada al este, separa las tierras boconesas, de las del  río Motatán o río de los “stimots”. La tercera es la Sierra del Norte o de La Culata que separa al valle del Motatán de la planicie del Lago de Maracaibo.

Entre estas formidables murallas naturales se alzan otras, también de rumbo norte, que hacen más compleja e interesante la geografía. La Fila de la Culebrina al sur y que separa al río Motatán del río Momboy, va desde los linderos con el estado Mérida hasta la ciudad de Valera. Más al norte avanza la Cuchilla de Santa Ana y la Loma de Durán que separa al río Burbusay de los llanos de Monay y va  desde Árbol Redondo hasta Casa de Zinc en la vía a Carache.

El norte trujillano también es muy complejo con las estribaciones que avanzan al oeste desde el páramo del Cendé por Loma de Bonilla, la  Cuchilla y Cerro Gordo, cuyos nombres ya evocan los relieves. Luego la intromisión desde el norte de las complicaciones de la formación Lara – Falcón por las Cumbres de Parajá, el Alto de “Nunca Jamás” en la cuenca alta del río Jirahara y la Serranía de Siruma hasta el cerro Tucumán.

En el corazón del territorio trujillano están los llanos de Monay que antes fueron una enorme laguna de base silícea, cuyas aguas se fueron al lago cuando les dio paso el abra de Agua Viva. Al este se extienden los llanos de El Cenizo y las planicies de los ríos Motatán, Caús, Buena Vista y Pocó, amplios, generosos, fecundos. Estas  planicies aún esperan que los trujillanos nos decidamos a convertirlos en la despensa alimentaria de los venezolanos.    El marco orográfico trujillano se completa con los numerosos ramales, filas, cerros, lomas y colinas que van unas al norte y la mayoría al oeste y que van delimitando los valles, conformando las terrazas y delineando las suaves vertientes donde los trujillanos han construido sus casas, comarcas, poblados; han establecido sementeras y lugares de trabajo.

Cada uno de estos elementos, el relieve con sus elevaciones y depresiones, los ríos y quebradas, van conformando - junto al clima, la vegetación y el trabajo de la gente - los diversos paisajes trujillanos.
Los Climas y la Biodiversidad Trujillo tiene todos los climas que puedan darse en su latitud, desde el calor húmedo de la costa lacustre, hasta el frío páramo donde amanece la escarcha. Desde las permanentes lluvias de Campo Elías, hasta las áridas tierras de Burbusay o de Carache. Esta diversidad climática, a la que corresponde la variedad de su flora, se debe a las condiciones de tropicalidad y a las que le introducen sus desiguales formas de relieve. Latitud y altitud son los factores que determinan los climas, a los que se suman los vientos planetarios y locales (barlovento y sotavento), la exposición de las laderas a la insolación (solana y umbría) o a las corrientes la cobertura vegetal y la acción antrópica

Dos grandes unidades climáticas dominan. Al este en la cuenca del Boconó y el Burate  el régimen de lluvias es el llanero, con un solo período de precipitaciones que va de mayo a noviembre. Al oeste, en la cuenca del Motatán, tiene lluvias de abril a junio y de octubre a diciembre. Esto se debe a que el régimen llanero está determinado por los movimientos del llamado “Cinturón Intertropical” que son bajas presiones que siguen el movimiento aparente del sol. Los vientos cargados de humedad penetran a esta parte de Trujillo por los valles del Saguás, Anus y Boconó y determinan esta realidad. En el resto de Trujillo son los vientos alisios del noreste los que determinan las lluvias. Estos penetran por la cuenca del Lago de Maracaibo y son los responsables de estos dos ciclos de precipitaciones. 

Es el agua, fundamentalmente, la responsable de los colores de los paisajes, junto a la geología. Si hay agua el paisaje es verde, si falta es ocre o del color de la tierra que le toque. En las tierras bajas antes habían enormes selvas pluviales, de portentosos árboles, tupidos sotobosques, de lianas y epífitas, de intricada foresta.  Monay era una selva pero  lejos de los ríos tomaban las sabanas los espacios. Al subir hacia la montaña donde las vertientes lo permitían continuaban los grandes bosques. Más arriba las montañas reciben la neblina y entonces el bosque se tupe y aparecen los plateados yagrumos o los elegantes tirendíes que son  gigantescos helechos llamados también “mapora”. Y a los árboles le salen barbas. Más arriba la selva nublada da paso al chiribital, que es un abigarrado e impenetrable bosque bajo de cientos de especies adaptadas al frío como el frailejonote, aciparrado, cordoncillo, aliso, huesito, romerito, mortiño negro, vira vira y miles más.
Esta vegetación está muy intervenida y el hombre ha sembrado en su lugar en la zona baja los pastos para el ganado, platanales y cañaverales. Más arriba el café debajo de guamos y bucares. Más arriba hortalizas, papas y fresas. En todas partes las matas de cambur, limoneros, aguacates, lechozos, guanábanos y otros frutales. Y por aquí y por allá las parcelas de maíz y caraota. 

Así, gracias a la diversidad de  relieves y climas, cada lugar trujillano tiene su propio paisaje, sus vientos, lluvias Bosque Nublado Quebrada Honda Guaramacal y temperaturas, Se sabe que son cálidos y húmedos todos los lugares pegados a la Costa del Lago, pero también Pampanito, La Concepción y los llanos de Monay.  Por ejemplo se sabe que son frescos pero húmedos Campo Elías y Batatal, La Puerta, Monte Carmelo. Frescos y secos – el clima ideal - Carache, Bolivia, Burbusay, La Mesa de Esnujaque, Jajó, La Quebrada, Santiago, San Lázaro, Trujillo, Santa Ana, Torococo, Mitón y Chejendé. Son muchos para nombrarlos todos y cada uno es único y particular.
Recorrer al estado Trujillo es un viaje por la diversidad. Cada  lugar es único e irrepetible. Incluso el mismo lugar, a distintas horas, es diferente. Los trujillanos  tenemos unas maravillas en sus paisajes, climas, centros poblados, en sus múltiples panoramas, y, por supuesto, en su gente. Solo hay que andar y andar por sus rutas para darse cuenta de la generosidad del creador con esta tierra de los Cuicas y de la Virgen de la Paz. Mirar con buenos ojos en todas las direcciones de un tapiz multicolor y de muchas formas, te lleva a la contemplación de una geografía entrañable.

Los cuatro puntos cardinales son la referencia desde donde se despliegan estas maravillas. Desde las cálidas costas del Lago de Maracaibo al oeste hasta los fríos páramos de la Cordillera de Trujillo al este, desde las áridas tierras norteñas hasta las húmedas del sur, cada trozo del mosaico trujillano se nos ofrece generoso para lo que decida la laboriosidad y el cuidado de quienes lo habitamos.

Los extensos humedales de los bordes lacustres  - en lamentable retroceso - representan  un patrimonio maravilloso en su compleja ecología, uno de los tesoros de la tierra. Allí la intensa vida de los microorganismos, la verdísima vegetación anfibia, las poblaciones de insectos, peces, reptiles, mamíferos, aves y otros seres vivos son la síntesis más densamente rica de la creación. Éramos ricos en estos humedales y es necesario preservar los que nos quedan.

Las dilatadas llanuras desde el río Pocó al sur hasta el Motatán  de los Negros al norte, representan un valiosísimo recurso natural que con el buen trabajo de la gente puede producir alimentos para satisfacer las necesidades de la población venezolana y para exportar, pues allí hay más de trescientas mil hectáreas de suelos óptimos, con abundantes recursos de agua. En un mundo necesitado de alimentos este es un tesoro inapreciable.

Los extensos piedemontes  y las primeras faldas de las serranías - el bosque pre montano y montano – son los dominios del café y los frutales. La caficultura representa lo mejor de la cultura andina, pues aparte de ser un cultivo altamente ecológico genera una sociedad solidaria y emprendedora. Las malas políticas oficiales, junto a la broca y la roya, han hecho todo lo posible por destruir esta actividad tan conveniente, sin embargo allí están las tierras, el clima y la gente esperando que el gobierno al menos no estorbe tanto.

Más arriba están la tierra fría, una fecunda realidad que persiste heroicamente y cubre de mil tonalidades de verde la geografía de los valles altos. Otro tesoro social, económico y paisajístico de Trujillo. Más arriba aún están los páramos que es el reino del frailejón, de la papa, de las fresas y de las conmovedoras visuales de nuestra imponente geografía.

Trujillo es un tesoro pero mucho de este hay que encontrarlo con buenos y desafiantes planes de desarrollo, con investigaciones Hacienda de café. Foto: Luis Huz serias sobre su realidad, potencialidades y con propuestas de calidad. Trujillo además del lugar de la paz (el bien más preciado que busca la humanidad) puede ser abastecedora segura y confiable de alimentos, para lo cual se requeren orientaciones claras sobre las estrategias a seguir.
En la sociedad del conocimiento la producción de alimentos ecológicos, sanos y de calidad puede ser una alternativa muy atractiva para avanzar en el buscado bienestar de los trujillanos, aquilatando su participación en el bienestar nacional y global. Esta geografía entrañable está destinada a ello. Solo falta que los trujillanos nos demos cuenta y asumamos una actitud progresista para emprender la marcha hacia el desarrollo integral.


III

SITUACIÓN, LÍMITES, EXTENSIÓN Y DIVISIÓN POLÍTICO TERRITORIAL.

Situación y límites 

El estado Trujillo es una de las veinticinco entidades federales de Venezuela y debe su nombre al de su capital, bautizada así el 9 de octubre de 1557 por su fundador Diego García de Paredes, en recuerdo de su ciudad natal en Extremadura, España.

Está ubicado al occidente de Venezuela, en el extremo norte de Los Andes venezolanos, entre las coordenadas 08º 57’ y 10º 01’ de latitud Norte y 69º 59’ y 71º02’ de longitud Oeste, en los territorios que en tiempos prehispánicos ocupaba la nación Cuicas.

Es lugar de contacto entre la Cordillera de Los Andes, la depresión del Lago de Maracaibo, la depresión Lara – Falcón y los altos llanos occidentales, otorgándole cierta importancia geopolítica que pudiese ser mejor aprovechada si estuviese clara su estrategia de desarrollo. Colinda con el Lago de Maracaibo y sobre sus costas tiene el puerto de La Ceiba, muy importante como vía para una salida al mar de los territorios sur occidentales venezolanos y del oriente colombiano. 
Limita al norte y noreste con los estados Zulia y Lara, respectivamente; mientras que al este lo hace con el estado Portuguesa; al sur y suroeste limita con los estados Barinas y Mérida, respectivamente; al oeste limita con el estado Zulia y el Lago de Maracaibo. El territorio trujillano ocupa una superficie de 7.400 km24  que es aproximadamente el 0,8% del territorio venezolano y el 9,49% de la Región de Los Andes, de la cual forma parte, junto con los estados Táchira, Mérida, Barinas y el municipio Páez del estado Apure, según la regionalización administrativa de 1980.

Existen en el estado Trujillo dos zonas de incertidumbre jurídica por superposición de límites. Una con el estado Zulia, específicamente entre sectores de los municipios Baralt (Zulia) y Andrés Bello (Trujillo). Sin embargo, el Senado y la Cámara de Representantes de la República de Venezuela en abril de 1850, al fijar los límites entre las provincias de Maracaibo y Trujillo, consideraron este territorio como parte de la provincia de Trujillo. La otra zona de superposición se presenta con el estado Lara, específicamente en sectores del municipio Torres de ese estado, y el municipio José Felipe Márquez Cañizales del estado Trujillo. Según el laudo arbitral de 1923, la zona de El Paradero, actual municipio José Felipe Márquez Cañizales, es territorio trujillano. 

4La superficie del estado Trujillo según el Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar y el Instituto Nacional de Estadística es de 7.400 kilómetros cuadrados. En el Plan de Ordenación del Territorio del Estado Trujillo elaborado en 2016 se afirma que “La superficie del estado Trujillo que se refleja en la información oficial es de 7.400 Km2, dato que no se corresponde al considerar los límites establecidos en la Gaceta Oficial del Estado Trujillo (Edición Extraordinaria) y que lleva por título Ley de Reforma Parcial de la Ley de División Político Territorial del Estado Trujillo, de fecha 03 de Julio de 1.996. Al digitalizar la información contenida en la referida Gaceta, se obtiene una superficie total estadal de 8.782,967 Km2”. El autor prefiere acogerse a la información oficial.

No obstante, ambos estados ejercen funciones administrativas lo que tiene consecuencias de diverso orden. División político territorial El estado Trujillo está dividido según la Ley de Reforma Parcial de la Ley de División Político Territorial del estado, sancionada en 1995, en veinte municipios y noventa y tres parroquias. Al igual que el resto de los estados andinos, Trujillo muestra una gran división municipal, con superficies que oscilan entre 77 km2 y 365 km2, motivado en el hecho de estar la mayor parte de su territorio en paisajes de montaña, constituyéndose en una limitante para la comunicación entre espacios al interior de la entidad, lo que ha dado a la creación de comunidades autónomas en espacios relativamente reducidos. Municipios y Parroquias del Estado Trujillo y sus Capitales 

Municipio Andrés Bello: Santa Isabel (1) Parroquia Araguaney  El Araguaney Parroquia El Jagüito, El Jagüito Parroquia La Esperanza  El Gallo Parroquia Santa Isabel  Santa Isabel

Municipio Boconó:   Boconó Parroquia Boconó   Boconó (2) Parroquia El Carmen   El Carmen (2) Parroquia Mosquey   Mosquey Parroquia Ayacucho   Batatal Parroquia Burbusay   Burbusay Parroquia General Ribas  Las Mesitas Parroquia Guaramacal  Guaramacal Parroquia Vega de Guaramacal Vega de Guaramacal Parroquia Monseñor Jáuregui Niquitao Parroquia Rafael Rangel  San Rafael Parroquia San Miguel  San Miguel Parroquia San José   Tostós

Municipio Bolívar:   Sabana Grande Parroquia Sabana Grande  Sabana Grande Parroquia Cheregüé   Altamira de Caús Parroquia Granados   Granados

Municipio Candelaria:  Chejendé Parroquia Arnoldo Gabaldón  Minas Parroquia Bolivia   Bolivia Parroquia Carrillo   Torococo Parroquia Cegarra   Mitón Parroquia Chejendé   Chejendé Parroquia Manuel Salvador Ulloa Sabana Grande Parroquia San José   Las Llanadas

Municipio Carache:   Carache Parroquia Carache   Carache Parroquia La Concepción  La Concepción Parroquia Cuicas   Cuicas Parroquia Panamericana  El Zapatero Parroquia Santa Cruz  La Cuchilla

Municipio Escuque:   Escuque Parroquia Escuque   Escuque Parroquia La Unión    El Alto Parroquia Santa Rita   La Mata Parroquia Sabana Libre  Sabana Libre

Municipio José Felipe Márquez Cañizales: El Paradero (3) Parroquia El Socorro   El Paradero Parroquia Los Caprichos  Los Caprichos Parroquia Antonio José de Sucre La Placita

Municipio Juan Vicente Campos Elías:   Campo Elías (4) Parroquia Campo Elías  Campo Elías Parroquia Arnoldo Gabaldón  Las Quebradas

Municipio La Ceiba:   Santa Apolonia  Parroquia Santa Apolonia  Santa Apolonia Parroquia El Progreso  Zona Rica Parroquia La Ceiba   La Ceiba Parroquia Tres de Febrero  Tres de Febrero

Municipio Miranda:  El Dividive   Parroquia El Dividive   El Dividive Parroquia Agua Santa  Agua Santa Parroquia Agua Caliente  Agua Caliente Parroquia El Cenizo   El Cenizo Parroquia Valerita   Valerita

Municipio Monte Carmelo: Monte Carmelo (5) Parroquia Monte Carmelo  Monte Carmelo Parroquia Buena Vista  Buena Vista Parroquia Santa María del Horcón Casa de Tabla

Municipio Motatán: Motatán Parroquia Motatán   Motatán Parroquia El Baño   El Baño Parroquia Jalisco   Jalisco

Municipio Pampán:  Pampán Parroquia Pampán   Pampán Parroquia Flor de Patria  Flor de Patria Parroquia La Paz   Monay Parroquia Santa Ana   Santa Ana

Municipio Pampanito: Pampanito Parroquia Pampanito  Pampanito Parroquia La Concepción  La Concepción (6) Parroquia Pampanito II  Pampanito II (6) Municipio Rafael Rangel                    Betijoque Parroquia Betijoque   Betijoque Parroquia José Gregorio Hernández Isnotú Parroquia La Pueblita  Las Rurales (7) Parroquia Los Cedros  Los Cedros (7)

Municipio San Rafael de Carvajal: Carvajal Parroquia Carvajal   Carvajal Parroquia Campo Alegre  Campo Alegre Parroquia Antonio Nicolás Briceño La Cejita Parroquia José Leonardo Suárez Las Mesetas

Municipio Sucre:  Sabana de Mendoza Parroquia Sabana de Mendoza Sabana de Mendoza Parroquia Junín  Junín Parroquia Valmore Rodríguez Valmore Rodríguez Parroquia El Paraíso    El Paraíso

Municipio Trujillo:  Trujillo (8) Parroquia Andrés Linares  San Lázaro Parroquia Chiquinquirá  Chiquinquirá Parroquia Cristóbal Mendoza  Santa Rosa Parroquia Cruz Carrillo  La Plazuela Parroquia Matriz   Matriz Parroquia Monseñor Carrillo  San Jacinto Parroquia Tres Esquinas  Tres Esquinas

Municipio Urdaneta: La Quebrada Parroquia Cabimbú Cabimbú Parroquia Jajó   Jajó Parroquia La Mesa de Esnujaque La Mesa de Esnujaque Parroquia Santiago Santiago Parroquia Tuñame Tuñame Parroquia La Quebrada  La Quebrada

Municipio Valera:  Valera (9) Parroquia Juan Ignacio Montilla Juan Ignacio Montilla Parroquia La Beatriz  La Beatriz Parroquia La Puerta   La Puerta Parroquia Mendoza Mendoza Parroquia Mercedes Díaz  Mercedes Díaz Parroquia San Luis   San Luis




ESTADO TRUJILLO REFORMA PARCIAL DE LA LEY DE DIVISIÓN POLÍTICO TERRITORIAL DEL ESTADO TRUJILLO PUBLICADA EN LA GACETA OFICIAL DEL ESTADO TRUJILLO DE FECHA 03 DE JULIO DE 1996. Nº EXTRAORDINARIA.   
                                        
1/ En estas parroquias existen zonas con sobre posición de límites con el estado Zulia. 2/ Para efectos estadísticos, las localidades El Carmen y Mosquey forman parte del área urbana de la ciudad de Boconó. 3/ Según la Ley de División Político Territorial publicada en la Gaceta Oficial del estado Lara, edición Extraordinaria de fecha 11/06/1998, la parroquia Heriberto Arroyo del Municipio Torres, ocupa el mismo espacio físico que el Municipio José Felipe Márquez Cañizales, Capital El Paradero del estado Trujillo, según la Ley de División Político Territorial publicada en la Gaceta Oficial Extraordinario de fecha 11/06/1998. Constituyéndose en una Zona de discusión de límites entre ambos estados. Los datos de ésta zona son asignados al Estado Trujillo por tradición censal (conforme al dictamen de la Procuraduría General de la República en oficio Nº. 86.785 del 31 de julio de 1990, el cual reza: “La población correspondiente a cada uno de los centros poblados ubicados en las áreas geográficas en discusión debe imputarse atendiendo el contenido del Nomenclador de Centros Poblados”. Es decir, lo que se ha denominado tradición censal, la cual establece que la población censada en las áreas de sobre posición de límites entre estados, municipios y parroquias será asignada conforme a donde haya sido publicada históricamente en el Nomenclador de Centros Poblados, mientras se resuelve la controversia limítrofe). 4/ En esta parroquia existe una zona con sobre posición de límites con el estado Portuguesa. 5/ En estas parroquias existen zonas con sobre posición de límites con el estado Mérida. 6/ Para efectos estadísticos, las localidades La Concepción y Pampanito II forman parte del área urbana de la ciudad de Pampanito. 7/ Para efectos estadísticos, las localidades Las Rurales y Los Cedros forman parte del área urbana de la ciudad de Betijoque. 8/ Para efectos estadísticos, las localidades San Lázaro, Chiquinquirá, Santa Rosa, La Plazuela, Matriz y San Jacinto forman parte del área urbana de la ciudad de Trujillo. 9/ Para efectos estadísticos, las localidades Juan Ignacio Montilla, La Beatriz, Mercedes Díaz y San Luis forman parte del área urbana de la ciudad de Valera. En el estado Trujillo existen algunas zonas que presentan problemas de límites en su jurisdicción territorial: con sobreposición de límites políticos territoriales en los niveles de municipios y parroquias ver documento: “Zonas con imprecisión en su jurisdicción territorial en la República Bolivariana de Venezuela”). En el estado Trujillo se pueden apreciar tres grandes unidades físico naturales o provincias fisiográficas: el Sistema de Los Andes, conformado por la Cordillera de Mérida y las depresiones intermontanas, que constituyen el 53,5% de la superficie del estado (51,71% y 1,79%, respectivamente); el Sistema Coriano y sus márgenes, conformado por las sierras corianas, que constituyen el 22,56%, y el restante 23,94% lo representan las tierras bajas que forman parte de la  Sistema de Los Andes La Cordillera de Mérida al llegar al nudo orográfico de Mucuchíes, sector Apartaderos - Mucubají - El Águila, se divide en tres grandes ejes de relieve que avanzan de suroeste al noreste: la Sierra del Norte o de La Culata al oeste, la Sierra de Trujillo al centro este y el Ramal de Calderas, que luego del abra del Boconó, se continúa por el Ramal del Rosario.

La Sierra de Trujillo es la columna vertebral del territorio trujillano. Los páramos de Monigote (3.670 m.s.n.m.), La Reinosa (3.720 m.s.n.m.) y Alto del Arenal (3.810 m.s.n.m.), sirven de lindero con el estado Mérida, desde donde la sierra avanza hacia el NE y luego de pasar por el escarpado murallón del Páramo del Salvaje (3.795 m.s.n.m.), culmina en La Teta de Niquitao  (3.977 m.s.n.m.), que es la máxima altura del estado Trujillo. Continúa a través del páramo Árbol Redondo (2.480 m.s.n.m.) y más al noreste por los páramos Jabón (3.503 m.s.n.m.), Cendé  (3.583 m.s.n.m.), Las Rosas (3.245 m.s.n.m.) y Los Nepes (3.113 m.s.n.m.), en los linderos con el estado Lara.

6Las mejores fuentes para estudiar la Cordillera de Los Andes son: “La Cordillera Venezolana de Los Andes” de Alfredo Jahn, publicado en la Revista Técnica del Ministerio de Obras Públicas, en Caracas, 1912. “Aspectos geográficos del Estado Trujillo” de Marco Aurelio Vila, publicado por  la Corporación Venezolana de Fomento. Caracas, 1966. “Los Andes Venezolanos” de Leonel Vivas publicado por la Academia Nacional de la Historia. Caracas, 1992.

La Sierra de La Culata penetra por el sur del estado en el páramo Chegué o Malpica  (3.894 m.s.n.m.) y va descendiendo paulatinamente en dirección noreste a través de los páramos Siete Lagunas (3.724 m.s.n.m.), de La Puerta (3.331 m.s.n.m.), hasta finalizar en el abra de Agua Viva, lugar donde se ha construido una represa para control de inundaciones y con fines de riego de la planicie lacustrina ubicada al oeste.

El tercer eje de relieve corresponde al Ramal de Calderas que penetra por el pico Guirigay    (3.868 m.s.n.m.), en el sur del estado, y continua en dirección noreste por los páramos Bartolo (3.492 m.s.n.m.), de Ortiz (3.481 m.s.n.m.), Castillejo (3.558 m.s.n.m.) y Masparro (3.372 m.s.n.m.), hasta llegar a la sección transversal del valle del río Boconó, en dirección hacia los llanos del estado Portuguesa. A partir de aquí y en dirección noreste comienza el Ramal del Rosario, conformado por los páramos Guaramacal, Jirahara y Agua Fría, cuyas alturas oscilan entre 2.800 y 3.100 m.s.n.m. Este ramal separa las aguas que alimentan al río Boconó en su cuenca alta, de las que le aportan en dirección a los Llanos con los ríos Zaguas y Anus. 

 La estructura geológica general de estas unidades se compone de plegamientos con un núcleo central de rocas metamórficas (gneises y esquistos) y granitos del Precámbrico y Paleozoico, así como formaciones del Mesozoico y Cenozoico, fundamentalmente hacia los flancos. Las rocas más antiguas presentan alto grado de metamorfismo, mientras que las formaciones más recientes muestran aún rasgos sedimentarios y signos de metamorfismo incipiente. En las zonas más altas, la complejidad topográfica, unida a la variabilidad litológica, escasa cobertura vegetal y la acción del clima, favorece los procesos erosivos del suelo, predominando los suelos de poca profundidad, pedregosos y con escasa presencia de materia orgánica, lo que los hace poco aptos para las actividades agrícolas. Sólo en los lugares de pendiente suave como pequeñas terrazas, depresiones y conos de deyección, existen suelos bien estructurados y de variable espesor que permiten su aprovechamiento. 

En las cumbres superiores a 3.000 m.s.n.m., con clima de páramo húmedo y subhúmedo, precipitaciones de 500 a 1.200 mm y temperaturas que oscilan entre 2° y 10º C, la acumulación de los materiales parentales es atribuida a procesos glaciares y periglaciares los que han dado origen a suelos muy pedregosos y poco profundos (Inceptisoles y Entisoles) (Sistema Hidráulico Trujillano, 1994). 
La masividad del relieve trujillano es interrumpida por una serie de valles longitudinales y transversales, los cuales son productos de la estructura, erosión y posterior deposición de sedimentos, por la acción de antiguos glaciares y de los ríos que siguen el trazado de la Falla de Boconó casi en paralelo, adaptándose a los desplazamientos verticales bajo la forma de bloques hundidos, dando origen al típico paisaje andino de valles y terrazas intramontanas.

En los valles longitudinales, por su disposición a lo largo de los ejes principales del relieve, es mayor la extensión de superficies planas, por lo que habitualmente son asiento de las principales y más importantes infraestructuras y actividades humanas. Por el contrario, en los valles transversales esas actividades se ven comparativamente disminuidas pues son generalmente más estrechas y abruptas.                                            
Al este, la depresión del río Burate es muy estrecha, a pesar de su condición longitudinal, pero comienza a abrirse cerca de su desembocadura en el río Boconó donde se han asentado los centros poblados más importantes de la depresión: Niquitao y Tostós. Muy cerca de ésta se encuentra la depresión del río Boconó, que por ser bastante amplia permitió la instalación de la población del mismo nombre sobre un gran cono torrencial.

Los valles transversales ofrecen menos posibilidades para las actividades humanas, sin embargo, tienen cierta incidencia en el desarrollo regional, entre ellos se encuentran, en pleno centro del territorio trujillano, el valle del río Castán, donde tiene su asiento la ciudad de Trujillo, capital del estado y al norte el valle del río Minumbós, la ciudad de Carache. 

En los valles localizados entre los 1.000 y 3.000 m.s.n.m., con clima mesotérmico semiárido, subhúmedo y húmedo, precipitaciones de 400 a 1.600 mm y temperaturas que oscilan entre 10° y 22º C, la formación del suelo es a partir de depósitos, lo que da origen a suelos medianamente profundos, con condiciones favorables para el desarrollo de actividades agrícolas, aunque con alta pedregosidad interna y superficial. En los medios fluviales recientes como fondos de valles, vegas, y terrazas, los suelos presentan poco desarrollo genético (Entisoles del tipo Ustifluvents, Ustipsamments e Inceptisoles del tipo Eutropepts, Ustropepts, Dystropepts).  Mientras que en las terrazas antiguas se presentan Alfisoles (Paleustults, Haplustults), o sea, suelos superficiales a moderadamente profundos, gravosos, de textura media y buen drenaje. En el lenguaje coloquial estas formas de relieve se les llaman “valles altos”. La red hidrográfica de esta unidad conforma tres cuencas: la cuenca del Lago de Maracaibo conformada por el río Motatán, que drena la mayor parte del estado Trujillo e integra las aguas superficiales de doce subcuencas aguas arriba del embalse de Agua Viva. Entre sus afluentes más importantes están la quebrada de Durí, Quebrada Grande, Momboy, Escuque, Jiménez y el Carache; la cuenca del río Orinoco constituida por los ríos Boconó, del cual es tributario el Burate, Saguás y Anus; y una pequeña subcuenca que drena sus aguas hacia el Mar Caribe en la parte nororiental del estado, conformada por las quebrada Villegas y  Agua de Obispos, que alimentan al río Morere, en el estado Lara, afluente del río Tocuyo. Cuencas Hidrográficas En los 3.826,82 km2 que conforman la Cordillera de Mérida, los grandes paisajes vegetales están distribuidos en 81,64% de formaciones arbóreas con vegetación de bosques montanos y 18,36% de formaciones herbáceas, con vegetación de páramos y subpáramos. Por su vistosidad y abundancia el árbol emblemático del estado es el bucare (Erythrina poeppigiana), pero abunda el araguaney (Tabebuia chrysantha), apamate (Tabebuia rosea), samán (Pithecolobium samán), el higuerón (Ficus sp.), la ceiba (Ceiba pentandra) y muchos otros. En los bosques nublados sobresalen por su plateadas hojas el yagrumo (Cecropia sp.) y el helecho arbóreo (Cyathea sp.) y en el páramo reina el frailejón (Espeletia sp.).

La fauna silvestre es numerosa, pero ha disminuido por el retroceso de sus ambientes ecológicos característicos y la cacería indiscriminada. A pesar de todo son abundantes aves como: la perdiz montañera (Odontophorus columbianus), la lechuza (Tyto alba) y el gavilán (Accipiter nisus); mamíferos como: el cachicamo (Dasypus novemcinctus), la lapa paramera (Agouti tackzanouski), el cuchicuchi (Potos flavus), el oso palmero (Myrmecophaga  tridactyla), el venado caramerudo (Odocoileus virginianus), el cunaguaro (Felis tigrina), el rabipelado (Didelphys marsupialis), el mono araguato (Alouatta seniculus).

De acuerdo con las categorías establecidas por el Libro Rojo de la Fauna Venezolana (Rodríguez, 2015), para cada especie en peligro de extinción, la situación en el estado Trujillo es la siguiente: en peligro crítico (CR) el oso frontino (Tremarctos ornatus), la comadreja (Mustela frenata), el cunaguaro (Leopardus padalis), el puerco espín (Sphiggurus vestitus), matacán (Masama rufina), la lapa rabona (Dinomis branickii), el paují copete de piedra (Pauxi pauxi), el cardenalito (Spinus cucultatus). 

En el estado Trujillo la depresión más sobresaliente la constituye el valle longitudinal construido por el río Motatán, controlado por el sistema de fallas de Boconó.  La depresión del río Motatán, comienza con un amplio sector de origen glacial que se hace después más estrecho, pero con un relleno aluvional que alberga suelos lo suficientemente fértiles para soportar cultivos intensivos que le confieren un lugar preponderante en la economía del estado. A lo largo de la depresión, sobre conos de deyección y altas terrazas construidas por el propio Motatán, se han edificado centros poblados como: La Mesa de Esnujaque, Jajó, San Rafael de Carvajal y la ciudad de Valera. 

Al este de esta depresión intermontana se encuentra la depresión longitudinal de los ríos Burate y Boconó, similar en su origen y morfología a la del Motatán y  en cuyos conos – terrazas se asientan los centros poblados de Las Mesitas, Niquitao, Tostós y Boconó.

Al centro norte del territorio trujillano se localizan los denominados “Llanos de Monay”,  depresión limitada al sur y al este por varios ramales de la Sierra de Trujillo y por el norte y el oeste por la sierra de Siruma del Sistema Coriano. Están constituidos por una planicie de unos 250 km2, de relieve muy plano, abundante en arenas silíceas, formada con los materiales provenientes de diferentes formaciones geológicas aportadas por los ríos Carache y Monaicito. El clima es cálido húmedo y el régimen de precipitaciones presenta dos períodos, un pico principal hacia septiembre – octubre y uno secundario hacia abril – mayo.  Los suelos de esta llanura de origen aluvial, pertenecen a los grandes grupos de Entisoles del tipo Ustifluvents, Ustipsamments e Inceptisoles del tipo Eutropepts, Ustropepts, Dystropepts, de textura variable, como consecuencia del material sedimentario sobre el cual se han desarrollado. La red hidrográfica de esta unidad está conformada principalmente, por los ríos ya mencionados Carache y Monaicito,  afluentes del río Motatán, que pertenece a la cuenca del lago de Maracaibo.

En las Depresiones Intermontanas predominan las formaciones arbóreas con vegetación de bosque montano, abunda el araguaney (Tabebuia chrysantha), el apamate (Tabebuia rosea), el  samán (Pithecolobium saman), el higuerón (Ficus sp.), la mora (Mora excelsa),  la ceiba (Ceiba pentandra)   y muchos otros. La fauna ha disminuido considerablemente como consecuencia de las distintas modificaciones que realiza el hombre en el paisaje, ocasionando cambios en el hábitat, factor del cual depende el desarrollo y la permanencia de muchas especies animales.

En esta unidad el 64,03% corresponde a formaciones arbóreas, de las cuales 9,15% es vegetación de bosques siempre verdes y 54,88% de bosques montanos, con especies como el araguaney (Tabebuia chrysantha), apamate (Tabebuia rosea), samán (Pithecolobium saman), el higuerón (Ficus sp.), la ceiba (Ceiba pentandra) y muchos otros. El restante 35,97% de la superficie de la unidad está conformado por formaciones arbustivas con vegetación de arbustos espinosos (espinares y cardonales) de tierras bajas e intermedias. El Sistema Coriano. Sierra de Siruma o Jirahara Por el norte penetra al estado Trujillo una parte del  Sistema Coriano, constituido por la sierra de Siruma o de Jirahara, el cual tiene elevaciones importantes como “La Cumbre de Parajá”, el cerro Tucumán y el cerro Los Potreritos, ambos de más de mil metros de altitud. Allí nacen los ríos Bonilla, Jirahara y la quebrada El Socorro que drenan hacia el sur y desembocan en el río Carache.
Esta zona está relativamente menos intervenida y entre las especies arbóreas más comunes se encuentran el jabillo (Hura crepitans), el algarrobo (Hymenaea courbaril), el cují (Prosopis juliflora) entre otros. Los animales más comunes en esta unidad son: el venado caramerudo (Odocoileus virginianus), el tigrito (Felis pardalis), la lapa (Agouti paca),  el jaguar (Panthera onca), lagartos del género Anadia y serpientes de los géneros Atractus y Liophis, el sapito de celdas (Pipa parva), y el sapo (Atelopus chrysocorallus), y varias especies de murciélagos (Saccopteryx bilineata, Sturnira lilium, Molossus molossus). Depresión del Lago de Maracaibo En el estado Trujillo, esta forma de relieve está conformada por extensas superficies planas de aproximadamente 1.771,32 km2, que recibe el nombre genérico de “Zona Baja”. Esta planicie se extiende entre el río Pocó  en los límites con el estado Mérida y el río Motatán de los Negros o río Paují, en los límites con el estado Zulia, y desde el pie de monte andino lacustre hasta las riberas del Lago de Maracaibo. Cuenta con abundantes recursos hídricos tanto superficiales como subterráneos. El clima es cálido húmedo y el régimen de precipitaciones presenta dos períodos, un pico principal hacia septiembre – octubre y uno secundario hacia abril – mayo. Los suelos corresponden a Inceptisoles y Entisoles, de texturas medias y fértiles y representan las mejores tierras del estado con ventajosas facilidades de acceso e inmejorables condiciones para el desarrollo de una economía próspera. La superficie de contacto, entre  la  llanura  fluvio – lacustre del Lago de Maracaibo y el relieve andino, se localiza principalmente en las estribaciones occidentales del sistema montañoso. Este piedemonte por lo regular está conformado por colinas bajas que se han modelado en rocas clásticas en buena parte correspondientes a la Formación Betijoque y, secundariamente, en rocas sedimentarias cretácicas. Pero, también muy abundantes son los relieves de colinas bajas de suaves pendientes conformadas por sedimentos pleistocénicos antiguos. A veces, sobre todo en la parte noreste de la unidad, en el área de Agua Viva y El Cenizo, el contacto del piedemonte con la llanura no se establece de manera brusca, sino insensiblemente, a través de un extendido plano inclinado llamado “glacis”. La vegetación natural es  boscosa siempre verde y decidua, pero predominan los pastizales y cultivos de caña de azúcar y frutales, que sustenta una actividad agrícola combinada con ganadería de doble propósito: leche y carne. La red hidrográfica está conformada por el río Motatán, aguas abajo del embalse de Agua Viva, y las cuencas tributarias de los ríos Pocó, Buena Vista, Caus, Cheregüé y la quebrada La Vichú, que drenan sus aguas directamente al lago de Maracaibo.

En la depresión del Lago de Maracaibo los paisajes vegetales corresponden a formaciones arbóreas, de las cuales 89,08% es vegetación de bosques siempre verdes y 10,92% de bosques montanos. Se distinguen especies como la ceiba (Ceiba pentandra),  samán (Pithecolobium saman), el araguaney (Tabebuia chrysantha), apamate (Tabebuia rosea), la caoba (Swietenia macrophila) y el higuerón (Ficus sp.) entre muchos otros.

Aunque ha sido muy intervenida, la planicie sirve de refugio a especies de fauna como la nutria (Lutra longicaudis), el venado caramerudo (Odocoileus virginianus), el tigrito (Felis pardalis), el jaguar (Panthera onca), el matacán (Masama rufina) lagartos del género Anadia y serpientes de los géneros Atractus y Liophis, el sapito de celdas (Pipa parva), y el sapo (Atelopus chrysocorallus), murciélagos (Saccopteryx bilineata, Sturnira lilium, Molossus molossus) y numerosas especies de aves. En el lago de Maracaibo y en los ríos que drenan la planicie, son comunes distintas especies de peces como bagres (Ageneiosus spp y Perrunichtys perruno), manamana (Anodos laticeps), bocachico (Prochilodus kneri), curvina (Ophioscion venezuelae), lisa (Mugil curena), el cangrejo azul (Carpilius sp.), armadillo (Priodontes sp.), y algunas especies de camarones.

La naturaleza de la región trujillana El concepto de región ha sido muy útil a los efectos de la planificación del desarrollo. En muchos países se han delimitado determinados territorios para efectos de la aplicación de estrategias de intervención, con el fin de lograr la elevación de sus condiciones de vida. También para el uso de determinados recursos naturales, o el ordenamiento de una cuenca hidrográfica de mucha importancia. La región del messogiorno en Italia, la Autoridad del Valle del Tennessee en los Estados Unidos, la región del Languedoc en Francia o la Región del Alto Papaloapan en México son ejemplos clásicos.

TRUJILLO COMO ENTIDAD GEO-POLÍTICA

En Venezuela se aplicó este concepto de manera muy amplia con resultados diferenciales, en general pobres. La Región de Guayana es quizás el ejemplo más notorio. Fue creada para aprovechar los enormes recursos naturales de esa zona de muy extenso territorio, escaso poblamiento y bajo nivel de desarrollo, pero que administrativamente se repartía en un estado y dos territorios federales (hoy tres estados). En los años sesenta se dividió el país de varias regiones administrativas con fines de planificación del desarrollo, entre ellas la Región de los Andes, que comprendía los estados Táchira, Mérida, Trujillo y el distrito Páez del estado Apure. tal comunidad y habitante de tal territorio” (Boisier, 1991).

Ahora bien, ¿Qué se entiende por una región? Aquí también hay mucha tela que cortar, que no cortaremos, pues el concepto es muy amplio y da lugar a interminables discusiones. Un concepto tradicional y de uso común de región es el de un territorio que comparte una serie de características comunes. Una región histórica será aquella cuyos procesos de conformación cultural son compartidos. Una región geográfica será aquella área delimitada por rasgos específicos de carácter natural y de ocupación del territorio. Una región geohistórica será aquella que comparte un territorio homogéneo y  que tiene un origen cultural común. Una región polarizada será el área de influencia de una determinada ciudad. Una región administrativa será el espacio delimitado por unos límites políticos. Una región plan será el territorio donde se aplique dicho instrumento normativo y así por el estilo.

 Son muchas las razones de orden geopolítico y técnico que se estiman para delimitar una región y aplicar en ellas estrategias de desarrollo. No está en el espíritu de este trabajo entrar en profundidades en esta materia, pero sí dejar claro que se considera que una unidad territorial bien definida, donde se concentren determinadas políticas de desarrollo especialmente diseñadas para ella (y fundamentalmente por ella), alcanzará más fácilmente sus objetivos, por la serie de efectos multiplicadores o de arrastre que se dan entre los diferentes componentes de la estrategia y la realidad regional.

De esta idea nace el término muy popular de “desarrollo regional”, que consiste, según Sergio Boisier - uno de los precursores de este concepto en América Latina – “en un proceso de cambio estructural localizado (en un ámbito territorial denominado “región”) que se asocia a un permanente proceso de progreso de la propia región, de la comunidad o sociedad que habita en ella y de cada individuo miembro de establece que algunos autores consideran la existencia de “unidades administrativas naturales” esto es, unidades adecuadas en virtud de constituir entidades sociales y económicas para utilizarlas desde el punto de vista administrativo.

En este sentido, suele considerarse a la región como una unidad espacial “natural”,  por el mero hecho de ser real, actual, que surge espontáneamente de la auténtica estructura de la sociedad, en notorio contraste  con las unidades administrativas “artificiales”, legado de un pasado ya lejano y con frecuencia inadecuado a las necesidades de la vida moderna. Bernard Kayser (Kayser, 1966) establece que “una región constituye sobre la tierra un espacio preciso, pero no inmutable, inscrito en un marco natural dado, y que responde a tres características esenciales: los vínculos existentes entre sus habitantes, su organización en torno a un centro dotado de cierta autonomía.

Para la ciencia geográfica y desde el punto de vista más riguroso, una región es una parte de la superficie terrestre delimitada y diferenciada de las demás por las características preeminentes de sus rasgos físicos. Se le podría llamar “región natural” al territorio donde se produce una combinación específica de elementos naturales – relieve, clima, vegetación, etc. (Ortega Varcárcel, 2000). Mejor aún, “región geográfica” sería aquel espacio donde se producen una particular e identificable relación entre sus elementos naturales específicos y característicos y la particular ocupación de ese espacio por la sociedad humana. (George, 1966)

Robert E. Dickinson (Dickinson, 1961) afirma que “La región es una área que presenta cierta homogeneidad con relación a una serie de condiciones afines. Los problemas presentan en la selección de los criterios adecuados, que permiten reconocer tales semejanzas regionales”. Igualmente integración funcional a una economía global”. Además, anota como factores en la formación de las regiones, los de tipo natural o físico – geográfico, los de tipo histórico, la polarización y la administración.

La región, en buenas palabras, es la síntesis concreta que se produce en determinado espacio geográfico y en el tiempo histórico, que le da identidad propia a esa porción del territorio y que evoluciona en el marco de esas relaciones. Su población siente una “lealtad” al territorio, en el sentido de apego o mejor dicho, de amor al lugar.

Milton Santos (Santos, 2000) dice que “las regiones fueron configurándose por medio de procesos orgánicos, expresados a través de la territorialidad absoluta de un grupo, donde prevalecían sus características de identidad, exclusividad y límites, debidas a la única presencia de ese grupo sin otra mediación”. Así mismo plantea este sabio geógrafo brasileño, que esta realidad está en mutación acelerada como consecuencia de las influencias externas de la globalización.
Un concepto muy apropiado para el asunto que nos ocupa, ya más vinculados a las tareas del desarrollo humano,  nos lo  trae Sergio Boisier, él dice “región es un territorio organizado que contiene, en términos reales o en términos potenciales, los factores de su propio desarrollo, con total independencia de escala”. Es un concepto bueno porque se adapta a varios niveles territoriales, de tal manera que una ciudad, una localidad o un espacio más grande, si tiene esa unidad organizacional y guarda los factores  para impulsar su desarrollo, podrían llamarse a estos efectos, una región. Esto suena muy parecido al concepto de “desarrollo endógeno” desarrollado por Oswaldo Sunkel (Sunkel, 2007) y el propio Boisier.

Para entrar al tema de la naturaleza de la región trujillana y sus posibilidades de generar factores para su desarrollo humano sustentable, o para su desarrollo endógeno, conviene hacerse algunas preguntas: ¿Es el estado Trujillo una región? ¿Contiene los factores para su propio desarrollo? ¿Podemos diseñar una estrategia desde adentro, para elevar sus condiciones de vida?

Para responder estas preguntas se tendrán como referencias fundamentales cuatro trabajos elaborados con una diferencia de veinte años: “Trujillo: El equilibrio fatalista” (González Cruz, Trujillo: el equilibrio fatalista, 1986) “Una visión geo histórica de Trujillo” de 2005 (González Cruz, Una visión geohistórica de Trujillo, 2005),  “Geografía del Estado Trujillo” de 2006 (González Cruz, Geografía del Estado Trujillo, 2009) y “Lugarización” del 2013 (González Cruz, Lugarización, 2013).

Para la primera pregunta, ¿Es el estado Trujillo una región? Habría que establecer: 
 1.   ¿Está el territorio trujillano delimitado por claros elementos naturales comunes? ¿Es el marco natural un elemento integrador? En prospectiva: si no lo es, ¿podría llegar a serlo?
  2.   ¿Se han producido unas particularidades en las relaciones establecidas entre sus pobladores y esos elementos naturales en un proceso histórico particular? En otras palabras: ¿Existen claros vínculos entre sus habitantes, el entorno y las relaciones internas producen una especie de  “lealtad” a la entidad? En otras palabras ¿existe una identidad trujillana, una trujillanidad? Si no existe ¿puede forjarse? 
3.   ¿Existe un alto grado de polarización en torno a un centro urbano o está organizado el estado Trujillo en torno a una metrópoli que le dé coherencia funcional (las regiones viven a través de su centro)? ¿Pueden ser reforzados estos vínculos? 
4.   ¿Existe un alto grado de coherencia, producto de unos límites político-administrativos y un gobierno regional comunes?

Seguramente existirán diversos puntos de vista para responder a estas interrogantes. Veamos las que presento para algunas de ellas. Queda pendiente, Dios mediante, buenos debates en torno a ellas. 
Trujillo, un territorio complejo

El territorio trujillano es complejo, heterogéneo y difícil. No existe un territorio trujillano claramente determinado por definidas características naturales. Se puede afirmar que el estado Trujillo no es un territorio homogéneo, ni una cuenca, ni una unidad natural. Por el contrario, la heterogeneidad de sus elementos naturales es la característica fundamental.

Tiene costas en el Lago de Maracaibo, llanuras aluviales litorales e interiores, áreas montañosas de pronunciada pendiente, conos de deyección y terrazas de suave topografía; zonas de origen marino y de origen glaciar, pisos de clima cálido hasta de piso muy frío. Áreas lluviosas y áreas de clima seco, vegetación selvática, sabanas arbustivas, bosques xerofíticos y páramos ralos. Su territorio se reparte en múltiples cuencas, unas que llevan sus aguas al Lago de Maracaibo, otras al río Orinoco y otras al mar Caribe.

Es lógico pensar entonces que a tan polifacético marco natural corresponde diversas respuestas de los grupos humanos. La síntesis entre la acción antrópica y su entorno natural ha dado lugar a que se produzcan múltiples paisajes, en consecuencia no existe entonces un paisaje trujillano, sino múltiples expresiones de las distintas relaciones hombre naturaleza.

No es fácil identificar algún elemento físico que caracterice a Trujillo como un todo. Algún aspecto determinante de su marco natural que hable por toda su extensión.  Si al Zulia se le identifica con el calor y el Lago de Maracaibo, a Lara con el paisaje seco, a Mérida con las altas montañas, al Táchira con la frontera, a Barinas con el llano, así en el Zulia haya tierras frías, en Lara bosques húmedos, en Mérida tierras llanas, en Táchira zonas con escasas relaciones fronterizas, y en Barinas montañas, no tiene el estado Trujillo ese punto central de identidad. No es, pues, su marco natural una unidad territorial integradora, sino más bien paisajes diferenciados que dan a la geografía trujillana una imagen de gran diversidad.

Límites que no limitan

El territorio del estado Trujillo no está claramente enmarcado por linderos naturales con definida precisión. Por el norte, el lindero con el estado Zulia es el río Motatán de Los Negros y el río Paují, de difícil determinación, pues son cursos de variada evolución, al punto que los mapas oficiales editados por la Cartografía Nacional señalan como lindero el Caño Carrillo, que no aparece en los textos legales de delimitación político territorial. Esta realidad ha dado lugar a lo que exista allí un territorio en “reclamación”.

También por el norte los linderos con el estado Lara están definidos por las cumbres de las estribaciones sureñas de la formación Lara – Falcón, de topografía muy accidentada. Pero están en discusión con el estado Lara y  es una zona de débil integración a los dos estados. Allí prestan servicios tanto los entes públicos del municipio Torres del estado Lara como los del municipio Márquez Cañizales de Trujillo. En la zona de Puente Villegas hasta Agua de Obispos son linderos a media cuenca que no significan verdaderos obstáculos naturales. Lo mismo sucede al este con los límites con el estado Portuguesa, donde las corrientes de las quebradas Azufre y del río Anus no separan ningún territorio.

Al este los linderos naturales con el estado Barinas son bien definidos y marcan separación real por las elevadas divisorias de aguas, pero al sur con el estado Mérida una buena extensión de límites está definida por el zanjón de Mucumís y la quebrada Tafallés en una zona de gran interconexión económica como lo es el valle alto del Motatán. Sucede lo mismo en la zona baja,  en el área de la carrera Panamericana entre Arapuey y Buena Vista, alinderados por el río Buena Vista.

Esta situación determina que los habitantes de las zonas de Moporo, Ceuta y Tomoporo, Santa Isabel, El Tigre y demás centros poblados en los linderos con el estado Zulia tengan muy estrechas relaciones con la zuliana Costa Oriental del lago y con Maracaibo. Así mismo los habitantes del El Empedrado,  El Paradero, San Antonio,  Parajá, Puente Villegas y demás áreas limítrofes con Lara tienen más comunicación con Carora y Barquisimeto que con Trujillo o Valera. Es tradicional la estrecha vinculación  económica, social y cultural del municipio  Carache en su conjunto con el estado Lara, al punto de confundirse en los apellidos, el folklore y otros aspectos fundamentales de la “identidad local”. Parecido es el caso de la zona de Batatal y Campo Elías en sus relaciones con el estado Portuguesa.

La zona de la cuenca alta del Motatán es de interés particular. La parte más alta, Chachopo y Timotes, que pertenecen al Estado Mérida, tienen mayores conexiones con el estado Trujillo, pero el centro de servicios de la parte trujillana: Jajó, La Mesa y Villa Mercedes, es la población merideña de Timotes. De esta manera se ha generado un espacio geoeconómico que políticamente se reparte entre Mérida y Trujillo, con un centro de servicios urbanos, de gran dinamismo, que tienen tanto o más relaciones con los mercados centrales que con Valera y Mérida.
En el área “panamericana” que se extiende desde Buena Vista hasta Trujillito, Tres de Febrero y Santa Isabel, es de reciente ocupación y sus límites naturales no tienen ninguna significación como elementos restrictivos de las comunicaciones, y en toda su extensión se nota una marcada influencia zuliana.

Las regiones internas

Este problema de orden territorial se complica aún más cuando se entra al estudio de la diversidad de los distintos espacios que conforman la geografía trujillana. El estado Trujillo es más un conjunto de pequeñas unidades que una unidad regional homogénea. Las unidades territoriales de carácter geoeconómico identificables son, grosso modo: Boconó, la zona norte de Carache y Loma de Durán, los Llanos de Monay, la Zona Baja, la Zona Alta  y la depresión central de Valera-Trujillo. 

El municipio Boconó, por ejemplo, es de una singularidad bien definida. Casi todo su territorio está claramente determinado topográfica y climáticamente hablando. A este espacio ha correspondido una determinante actividad productiva, con una estructura social específica y una identidad precisa. Es decir, Boconó tiene un marco natural bastante homogéneo. Existen vínculos reales entre sus habitantes. Está polarizado en torno a una ciudad. Existe un alto grado de coherencia interna y tiene una clara definición político-administrativa. Participa, en pequeño, de todas las características que conceptualizan a una región.

El municipio Boconó está definido fundamentalmente por una larga depresión Norte-Sur, por donde corren el río Boconó y el río Burate, encerrada por las elevaciones de la Cordillera de Trujillo al oeste, que lo separa del resto del estado Trujillo, y por las alturas del Ramal del Rosario y el Ramal de Calderas al este, que lo separan del estado Portuguesa. Por el sur la elevaciones del páramo de Pajarito de Tuñame y por el sur las del páramo del Cendé. Este cerco natural dificulta las conexiones de Boconó con el resto del Estado y crea las condiciones para su crecimiento un tanto autárquico.

José María Baptista (Baptista, 1966), en sus “Crónicas del Boconó de Ayer”, ilustra este hecho: “Dura empresa era, en pretéritos años, llegar a la ciudad de Boconó, ubicada como se encuentra en un alto valle de la cordillera andina, rodeado de montañas y de clementes páramos. Pero sobre todo porque sus caminos de acceso no se distinguían precisamente por su bondad “. Hoy no es muy diferente esta situación, dada la pésima situación de sus carreteras.

Otros dos elementos característicos del territorio boconés son su hidrografía y su clima. Con excepción de la pequeña cuenca alta del río Burbusay, que corre a unirse con el Carache  y luego va al Lago de Maracaibo, todas las aguas pertenecen a la cuenca del Orinoco. Goza de un agradable clima fresco y su régimen de precipitaciones está determinado por el unimodal llanero: lluvias superiores a los 1.000 milímetros de promedio anual, pero que caen preferentemente entre abril y agosto. De esta manera, el paisaje natural boconés es de diversas y hermosas tonalidades de verde.

En este territorio, la estructura agraria es cualitativamente diferente a la del resto del estado Trujillo. La propiedad de la tierra está mejor repartida, y aquí no se produce con tanta frecuencia la dicotomía de unos pocos grandes latifundios frente a numerosos y y minúsculos minifundios. Alfredo Jahn (Jahn, 1912) la describe así en 1912: “Este es, sin duda, el pedazo mejor cultivado y más poblado del estado Trujillo y su creciente prosperidad obedece, en gran parte, a la circunstancia de hallarse allí repartida la propiedad de manera ideal”.

En Boconó, como consecuencia, no se presenta la estructura feudaloide que da origen a la oligarquía terrateniente, ni participa en el ciclo de caudillos retardatarios que cubre la historia trujillana hasta reciente fecha. En general, la sociedad boconesa es de pensamiento progresista, igualitario, culto y celosa de su relativa independencia. Mientras la economía trujillana se basaba en grandes extensiones de cultivos de plantación – cacao, tabaco, caña de azúcar-, los campos de Boconó producían gran diversidad de productos con predominio del café que perdura hasta hoy.

De manera que a ese marco natural definido ha correspondido una forma de ocupación y una economía que han dado como resultado una sociedad con una identidad propia y con vínculos estrechos entre sí. Es decir, el municipio Boconó está unido por una estructura social y comunicacional perfectamente identificable. Pero además es un espacio polarizado en torno a un lugar central: la ciudad de Boconó. La existencia de ese centro poblado como principal área residencial y como centro de servicios comerciales, artesanales, financieros, asistenciales, educacionales, culturales, religiosos y político-administrativo le dan aún mayor coherencia territorial. Se podría decir que el municipio Boconó vive a través de su ciudad capital. La existencia de ese centro urbano redondea espléndidamente la existencia de un espacio regional propiamente dicho, que su conformación como unidad político solo viene a rubricar políticamente. Lamentablemente esa unidad fue cercenada por intereses partidistas al ser creado el municipio Vicente Campo Elías y separar de esta magnífica unidad a los centros poblados de Batatal y Campo Elías.

Otra área identificable del estado Trujillo es la zona norte que ocupan hoy los municipios Carache, Márquez Cañizales y Candelaria. Su territorio está formado por un relieve cuyos linderos naturales están bien definidos al norte y este por las cumbres de Parajá y el páramo de Jabón, Cendé, Las Rosas, Guaches, Agua de Obispo, La Nariz y Los Nenes. Una depresión comunica esta zona con la amplia depresión de Carora y al oeste y al sur son diversos accidentes naturales que en su mayoría tienden a complicar la descripción geográfica.  La mayor parte de su superficie pertenece a la cuenca del río Carache, que es tributario del Motatán en los llanos de Monay, pero al norte la pequeña cuenca del río Villegas, cuyas aguas a través del Morere y del Tocuyo van al Mar Caribe, tiene una influencia muy importante, toda vez que su cauce ocupa una depresión norte-s1ur que, luego de una pequeña elevación en Loma de Bonilla, se continúa en la que ocupa el Río Burbusay, tributario del Carache. Por esta hondonada se filtra el clima larense, característico de los numerosos valles caracheros.

Calle de Torococo

Por el sur, el valle alto de Burbusay divide sus nacientes con el municipio Boconó. Luego son linderos la quebrada Visupite y el Río Monaicito, el con el municipio Pampán, y el Río Jirahara, con Andrés Bello.  En esta zona lo más característico es un relieve montañoso muy quebrado, cuyo principal elemento es un ramal denominado Loma de Durán, que con dirección el norte se desprende desde el Páramo de Juviote, dividiendo este territorio entre las aguas que van del este a unirse al Burbusay, de los numerosos ramales que disectan el plano oeste y que separan las microcuencas del Visupite, Quebrada Grande y Timiache, hasta el abra de Casa de Zinc o Valle Hondo, por donde sale el río Carache a los Llanos de Monay. Esta serranía continúa al norte de Casa de Zinc por Cuicas y Cerro Gordo, como divisorio de aguas entre la Quebrada Villegas, al este, y numerosos vallecitos al oeste, que van a los ríos Batey y San Antonio. Desde las elevaciones del lindero oriental con el estado Lara, también se desprenden con rumbo al oeste numerosos ramales que dividen el territorio del alto Carache en diversos valles por donde corren las aguas de los ríos Miquía, El Molino, Hato Viejo, Cendé, Miquimbú, Mirinday, Minumbox y Miquimbay.  Por el norte, luego de las cumbres de Los Nenes y La Aguada, el relieve desciende al oeste hasta la depresión de El  Trentino y Puente Villegas, para luego subir a las cumbres de Parajá y las cabeceras de Río Jirahara, cuya cuenca está poco poblada y su jurisdicción está en discusión con el estado Lara, permitido el desarrollo de una buena artesanía que se destaca en cerámica y tejidos de fibras vegetales. El folklore también recuerda el larense, especialmente el tocuyano, que se manifiesta fundamentalmente en el culto a San Antonio y en golpes de tambores acompañados de cuatros y maracas. Este territorio está polarizado alrededor de Carache, que es un verdadero centro de servicios agrícolas y administrativos que merece ser reforzado.
El paisaje de Torococo, Mitón, Chejendé y Cuicas tiene el color verde de los cafetales, que crecen en todas las faldas donde la pendiente lo permite. Son pueblos de clima agradable, a media ladera, que miran a los Llanos de Monay y con una tierra muy dividida que contrasta con los latifundios de la zona de Carache. Este territorio que se extiende por el “Ramal Central de Carache” recibe también la influencia larense, pero en menor grado que la zona anteriormente descrita y da más la sensación de “lomas”  y pueblos semiaslados que un espacio sin solución de continuidad. No tiene un centro

En esta unidad geográfica se pueden distinguir dos subunidades: 1) los valles altos de Carache y del Villegas, definidos por la depresión norte-sur y sus valles situados al este. 2) los accidentados relieves que se desprenden de la sierra situada al oeste de esta depresión y que va desde la Cuchilla de Santa Ana, pasando por Loma Durán, Casa de Zinc y Cerro Gordo, hasta Cerro Libre y que llamaremos “Ramal Central de Carache” (ya que no hemos encontrado ningún otro nombre). En los Valles altos de Carache se ubican Miquía, Bolivia, La Concepción  y la capital, Carache, además Loma de Bonilla, La Cuchilla y Puente Villegas.  En la segunda subunidad se ubican Bolivia, Mitón, Torococo y Chejendé.
En lo que llamamos Valles Altos de Carache, la influencia larense es muy marcada, su clima es semiárido, de temperaturas frescas, su vegetación es xerofítica, que recuerda la vegetación larense y le da al paisaje un color ocre. Estos valles son muy ricos para la producción hortofrutícola. La abundancia de arcilla ha poblado que sirva de lugar central, antes por el contrario cada uno de los pueblos ya señalados sirve como centro de servicios a sus pequeñas áreas de influencia, pero crece la influencia de Monay como su lugar central.

En síntesis, el espacio norteño del estado Trujillo es reconocible como una unidad geoespacial, pero que en sí misma no goza de las especificidades de Boconó, es decir, no es una unidad natural, ni geoconmica, ni está polarizado por un solo centro poblado, y el resultado es que, más que una lealtad local, han surgido allí diversas lealtades comarcales.

Los llanos de Monay es otra unidad identificable en la geografía trujillana. Es una depresión que está delimitada al norte y al oeste por las estribaciones sureñas de la Sierra de Falcón, por el sur con la depresión central del Motatán, y al este por el pie de monte de la estribación que sale en dirección norte de la Sierra de Trujillo y que se conoce como Loma de Durán.

Es una zona plana, de clima cálido y húmedo, con  vegetación de sabana y ricos yacimientos de sílice y caliza que ha dado origen a una importante industria cementera y de vidrio. Tiene importante actividad económica en el cultivo de la caña de azúcar, en la ganadería vacuna, la actividad avícola y en otras explotaciones menores.

Las carreteras panamericana y la de Valera – Barquisimeto le dan una excelente accesibilidad, aprovechada para el surgimiento de importantes centros poblados, entre ellos Monay que es la capital económica de esa zona, pero donde están también Las Llanadas, San Antonio, Sabana Grande, El Paradero, El Batatillo, Valerita y otras.
Sus conexiones son con Valera y Trujillo, aunque mantiene también importantes relaciones con Carora y Barquisimeto. Es una zona en clara pero desordenada expansión. La Zona Baja del estado Trujillo es otra unidad espacial bastante reconocible, que se extiende desde los linderos con el estado Mérida al sur hasta los límites con el estado Zulia al norte y desde las costas del lago de Maracaibo al oeste hasta el pie de monte que baja desde la Sierra de La Culata al este. Es una enorme llanura cuya unidad espacial  está determinada por la carretera Panamericana y por las conexiones viales hacia el Puerto de La Ceiba y hacia el norte vía Santa Isabel.

De clima cálido y húmedo, abundante vegetación siempre verde, hasta muy entrado este siglo sirvió de tránsito para las relaciones de Trujillo con el resto del país y el exterior así como el establecimiento de algunos grandes latifundios cacaoteros y ganaderos. Solo a partir del saneamiento ambiental y la apertura de vías de comunicación, en la primera mitad del siglo XX, se puede ocupar el territorio. Hoy es la principal zona productora agropecuaria del estado Trujillo y rica zona petrolera en expansión. Lentamente se instalan allí empresas industriales que seguramente aprovecharán las conexiones externas vía Puerto de La Ceiba y las inversiones previstas en infraestructura ferroviaria.

A lo largo de sus principales vías de comunicación han surgido centros poblados y se han implantado importantes programas de desarrollo agropecuario e industrial. El liderazgo urbano de toda esta zona lo ha venido ocupando la ciudad de Sabana de Mendoza, con algunos pueblos subsidiarios, como Santa Apolonia, Tres de Febrero, Sabana Grande, Granados, El Dividive, Agua Santa, El Jagüito y Santa Isabel.

Esta importante unidad espacial trujillana es polarizada por la ciudad de Valera, pero rápidamente está recibiendo la competencia del eje Caja Seca – Nueva Bolivia al sur y el eje de la Costa Oriental del Lago y de Maracaibo al norte, ante las debilidades urbanísticas que está acusando el eje Trujillo – Valera.

Es una identidad que está en plena conformación y que en gran parte estará marcada por el espíritu emprendedor de su liderazgo político, por sus empresarios y por su comunidad cívica. Si el estado Trujillo no refuerza sus conexiones con este territorio, necesariamente se irá integrando más y más al eje panamericano que desde La Fría, El Vigía, Nueva Bolivia, Caja Seca y Sabana de Mendoza está conformando una unidad geopolítica de gran interés.

La Zona Alta es un unidad que es de fácil evocación pero de difícil descripción. Son todas las tierras altas de Trujillo fuera de las de la zona de Carache y Boconó, ya descritas. Van desde el límite con el estado Mérida por el sur hasta Árbol Redondo y la Loma de Durán al norte. Por el este la Sierra de Trujillo  la separa 

de Boconó y por el oeste la Sierra de la Culata la divide de la Zona Baja. Es la topografía más complicada de Trujillo, dominada por elevadas cumbres, pequeños valles intermontanos  y el valle del río Motatán al centro. Todas estas tierras tienen en común  su hermoso y variado paisaje serrano, su agradable clima frío, sus ricos valles de intensa producción hortícola, sus páramos, sus pequeños pueblos recostados a la cordillera y su gente vinculada al trabajo rural.

Al norte domina la cuenca del río Castán y sus afluentes el Mocoy y la quebrada de Los Cedros. Allí la ciudad de Trujillo, capital del estado y de enorme significación histórica, ejerce un indudable liderazgo urbano que se extiende al sur hacia la cuenca del río Jiménez,  donde se ubica la hermosa población de San Lázaro. Esta parte de la zona alta está demarcada por el municipio Trujillo. 
Al sur  continúan estos paisajes con Santiago como lugar central de una serie de vallecitos como Las Yeguas, La Mesa de Contreras, Cuencas, Estibandá, la quebrada del Burrero y el soberbio páramo de Cabimbú. La cuenca de la Quebrada Grande reúne las aguas de las cuencas de  Timbís, Los Potreritos, Estatape,  Miquimbóx y Miquinoco y su lugar central es La Quebrada, y capital del Municipio Urdaneta. Jajó por su parte polariza los vallecitos de La Galera, Tatú, Mesa de los Morenos, Jarillo, Montero y el rico valle de Tuñame. Al sur La Mesa de Esnujaque es el lugar central de los valles de Juan Martín, Miyayí y Durí.

Cada una de estas cuencas conforman a su vez parroquias civiles que forman parte de los municipios Trujillo y Urdaneta,  pero son pequeñas  unidades geopolíticas que generan sus propias relaciones, su identidad y su lealtad local. Al sur, las relaciones son muy estrechas con Timotes, verdadero mercado mayorista de primera importancia para los productores de la cuenca media y alta del Motatán, pero su ciudad regional es Valera. El centro del estado Trujillo también puede considerarse como una unidad, dominada topográficamente por la depresión que reúne buena  parte de las aguas del estado con la confluencia del Jiménez y el Motatán.  Se puede extender esta zona desde Quebrada de Cuevas al sur, la cuenca del río Momboy al sureste, las estribaciones norteñas de la Sierra de la Culata al oeste, al norte los llanos de Monay y al este la ciudad de Trujillo y sus alrededores. Podría decirse también que es la principal “cuenca demográfica” trujillana, pues aquí se ubica la mayor parte de su población.

La ciudad de Valera ocupa el centro definido por las confluencias del río Escuque y el río Momboy en el Motatán, en una dilatada terraza que le da una excelente localización geocéntrica en el corazón del Estado, que le ha permitido crecer hasta convertirse en la ciudad más importante de Trujillo. Es una típica ciudad de encrucijada, que fue surgiendo al ritmo de la apertura de las modernas vías de comunicación, de manera que es una ciudad reciente que se ha venido nutriendo principalmente de las corrientes migratorias internas y algunas externas por el atractivo que ofrece su  actividad comercial y los servicios urbanos.

Valera es el centro de una cuenca urbana definida por las poblaciones de: La Puerta, Mendoza, Escuque, El Alto, Sabana Libre, Betijoque, Isnotú, Motatán, La Cejita, La Quebrada y Santiago, las cuales representan su zona de influencia inmediata. También extienden su radio de acción más allá, hasta una zona de influencia mediata, definida por Caja Seca-Nueva Bolivia,  Arapuey, Sabana de Mendoza, La Ceiba, Santa Apolonia, El Dividive, Monay, La Mesa, Jajó, Timotes, y a su vez abarca el área de Trujillo y, en menor grado, las de Boconó y Carache.

Valera es la ciudad con vocación y potencialidad de polo regional, sin embargo no las desarrolla a plenitud por diversos factores, entre los cuales está principalmente la inexistencia de una estrategia de desarrollo socialmente consensuada, que fortalezca las ventajas de localización para atraer inversiones y apoyar su  iniciativa local. El crecimiento de Valera es anárquico y desordenado, sin espacios públicos de calidad, sin buenos servicios públicos y sin planes de envergadura para consolidar su futuro.

Valera y San Rafael de Carvajal

Aunque los linderos naturales no diferencian con claridad el territorio, es evidente que la importancia de la ciudad de Trujillo ha logrado conformar claramente un espacio geopolítico. De larga tradición histórica, de primera importancia político-administrativa y como centro de servicios, Trujillo ha generado una lealtad local que en tiempos pasados, antes de surgir Valera, era más extendida. Es evidente, sin embargo, que el sitio escogido para el crecimiento de la ciudad ofrece serios obstáculos para su expansión y el fácil acceso, lo que hace notorio una disminución de su posición en la jerarquía urbana. En todo caso, queda claro que Trujillo, como capital política del Estado, no ha logrado polarizar efectivamente su territorio, generándose, más bien, pequeñas “islas” en una red urbana deficientemente integrada. Trujillo, al igual que Valera, carece de un verdadero plan de desarrollo, lo que debilita aún más, frente al futuro, su potencial.

La lenta y desordenada conformación del Eje Trujillo – Valera solo ha logrado empeorar la organización territorial trujillana. Por una parte tiende a convertirse en el mayor punto de concentración demográfica del estado, de manera muy anárquica y sin previsión de ninguna naturaleza, y por otra parte perjudica la ventaja histórica del estado Trujillo de contar con una magnífica trama urbana de pequeños y medianos centros poblados, que pueden ser el soporte territorial de un desarrollo endógeno muy equilibrado.

La confrontación Trujillo – Valera

Fue muy triste para los habitantes de la ciudad de Trujillo el día 2 de septiembre de 1900. A lo largo de la jornada vieron con perplejidad la salida del Presidente del Estado Dr. Inocente de Jesús Quevedo y a todos los altos funcionarios con rumbo a Valera. Muchos se negaban a creer lo que veían sus ojos, mientras los camiones se llevan los escritorios, archivos y otros enseres de la Gobernación. La gente, desde sus celosías, ven pasar la “caravana fúnebre”, a decir de Arturo Cardozo (Cardozo, que el Ejecutivo Regional no es muy buen cliente. Más tarde, lógicamente, este desaguisado castrista fue rectificado y la capital, como era lógico y natural, regresó a la ciudad de Nuestra Señora de la Paz de Trujillo. Sin embargo este hecho no hizo otra cosa que profundizar una rivalidad que ya existía y que perdura aún en pleno siglo XXI.

Este asunto no es una mera circunstancia de puro interés anecdótico. Antes por el contrario es de importancia capital, pues la bipolaridad urbana trujillana, o la tripolaridad, contando a Boconó, y los recelos territoriales que existen han afectado severamente las posibilidades de desarrollo del estado Trujillo.

El liderazgo urbano es fundamental para la generación y difusión de innovaciones, la atracción de inversiones, la generación de vínculos de pertenencia a una región y para el liderazgo de procesos que generen competitividad para insertarse con eficacia en la globalización. Son muchos los especialistas que consideran 1963), donde se iban todos los elementos que representaban la capitalidad trujillana, hacia la nueva capital decretada por el Presidente Cipriano Castro, quien el 17 de agosto de 1899 así lo había prometido en razón del respaldo recibido de la nueva y pujante ciudad de las siete colinas.

De los nobles balcones asoman a las añosas calles los rostros melancólicos de quienes presienten el declive de una vida que por más de trescientos años, en tiempos coloniales y republicanos, fuese protagonista principal de importantes hechos  de honda significación histórica regional, nacional y continental.
En Valera, en cambio, casi huérfana de balcones, plebeya, recién llegada, la euforia expresada por las autoridades municipales no llega a entusiasmar a los comerciantes, a los incipientes industriales y a los propietarios, quienes no dan mayores facilidades para que las dependencias gubernamentales encuentren buenas edificaciones, sabiendo los seguros, del adiestramiento y de la generación y difusión de innovaciones, entre otras.

En efecto, el desarrollo tecnológico actual, con sus múltiples consecuencias de diverso orden, exige un tipo de servicios urbanos que la ciudad tradicional no puede prestar. Debe sufrir cambios cualitativos y cuantitativos de cierta magnitud, de lo contrario se verán importantes modificaciones en la jerarquía urbana y el surgimiento de nuevas alternativas espaciales y urbanísticas.

Así, las ciudades deben cumplir funciones de tipo general, que todas las que quieren ser eficientes deben tener, como las residenciales, recreacionales, de comercio y servicio, por ejemplo, pero también deben especializarse en aquellas funciones para las cuales tienen ventajas competitivas, tales como gobierno, educación, turismo, etc. Así, existen ciudades turísticas como Porlamar, industriales como Valencia, militares como Maracay, educacionales como Mérida. Para desempeñar este tipo como el elemento definitorio del hecho regional a la existencia de un “centro” o una ciudad que ejerza la suficiente fuerza polarizadora en ese territorio y defienda en el mismo sus efectos. Una capital regional que liderice el territorio definido por su propia área de influencia.

Se considera como capital regional a una ciudad que debe su importancia al tamaño de su población, a su prosperidad y a su significación histórica y a que continúa siendo, como era ya, el centro de la región. La capital o la ciudad central ejerce determinadas funciones, que vienen dadas por las demandas de su entorno geoeconómico. Puede cumplir funciones residenciales, políticas, económicas, sociales, militares, turísticas, educacionales, recreacionales, de comunicaciones, y muchas otras.  El desarrollo moderno expande prácticamente en el ámbito planetario las posibilidades de relaciones de una ciudad, lo que exige a las ciudades nuevas funciones especializadas, además de sus funciones locales o metropolitanas, en el campo de las finanzas, de la informática,  de Uno de los propósitos de este capítulo es plantear la necesidad que el estado Trujillo cuente con una  auténtica capital regional  que ejerza las funciones políticas, sociales, económicas, culturales y de servicios que exige esta sociedad. Sea que la ciudad capital - Trujillo – resuelva por la vía de la planificación innovadora sus evidentes limitaciones, incluso la pérdida de servicios públicos fundamentales como capital, o que se trace un camino para conformar una región metropolitana con los conglomerados urbanos existentes en el eje con Valera. Además sostener que el surgimiento de la confrontación entre sus dos ciudades principales ha impedido la concreción del liderazgo urbano necesario para la cohesión regional.

De acuerdo con las referencias históricas, se deduce que los fundadores de Trujillo no tenían muy claro el objetivo para fundar la ciudad en el territorio de los Cuicas. No habían definido el papel que iría a cumplir el nuevo de funciones, la ciudad debe contar con las condiciones que favorezcan su surgimiento y prosperidad. Debe reunir determinadas exigencias propiamente geopolíticas, además de sociales, culturales y económicas. También debe tener un gobierno local eficiente y promotor.

Las referidas a la geopolítica atienden principalmente a su “posición” o localización, las sociales a la estructura de la propiedad y de sus grupos humanos, las culturales a la apertura a la innovación, y las económicas al dinamismo de los intercambios. Cuando aquí se habla de geopolítica nos referimos a las condiciones de localización espacial o territorial y sus consecuencias en término de relaciones. La posición o localización de una ciudad se refiere al lugar que ocupa con relación al contexto regional o nacional. El sitio de una ciudad en cambio tiene que ver con el emplazamiento y a las características del lugar con relación al contexto topográfico o geomorfológico.

La secuencia anterior puede no ser exacta, pues diversas fuentes acusan diversas versiones, pero lo sustantivo está en el hecho de su permanente cambio de posición a lo largo de más de un cuarto de siglo. En general, las localizaciones en el valle medio Motatán (Escuque, La Guaca, La Cejita e incluso Pampán) obedecen a la idea de Francisco Ruiz de que Trujillo fuera el centro de la conquista y colonización del Lago de Maracaibo. En cambio las fundaciones en el valle del Boconó y del Burate responden a la idea de García de Paredes de que fuese el centro de la ocupación de los llanos occidentales. De suerte que entre “Ruicistas” y “Garciistas” se disputaron el papel de la ciudad, la cargaron a cuestas y al fin la dejaron donde no pudo cumplir a cabalidad ninguno de los dos papeles.

La ciudad de Trujillo se localiza en la vertiente occidental de la Cordillera de centro poblado, y, con relación a este hecho, fijar su posición y escoger el sitio. El calificativo de “La ciudad portátil”, más que a una supuesta vocación de movilidad de sus habitantes, se lo debe Trujillo a la ausencia de objetivos estratégicos de sus fundadores.

La ciudad de Trujillo se mueve desde su fundación, en 1557, en unos once sitios, y algunos significan cambios sustantivos de posición. Desde el lugar inicial Escuque, se mueve al valle del Motatán, cerca de La Guaca o San Gonzalo; sube a la meseta de Carvajal, donde hoy está La Cejita. Luego se muda a Pampán, después nuevamente a Escuque. Se traslada a La Encomienda, en el valle del Boconó, regresa de nuevo a La Cejita, retrocede al valle del Burate, cerca de Boconó, donde hoy está Tostós. Vuelve a Escuque y por fin se instala en el sitio actual, en el valle de la quebrada de Los Cedros.

Sería interesante que cada uno de esos lugares se recuerde con alguna referencia física, sea un monumento o una plaza, para reforzar la idea de la “ciudad portátil” y su rol en la conformación de la unidad regional.

Trujillo, en un estrecho valle transversal de orientación sur-norte, conformado en la confluencia de la quebrada de Los Cedros con el río Castán, tributario del río Jiménez, afluente del Motatán. Está aproximadamente en el centro del estado Trujillo pero separado del resto por las empinadas elevaciones que la rodean por los cuatro costados. Esta localización se explica por el agradable clima y la seguridad que ofrecían sus murallas naturales.

El acceso al territorio vecino no es el más expedito, de tal manera que desde sus orígenes su área de influencia ha sido poco extensa. Por fuerza de las circunstancias a Trujillo confluyeron algunas vías de comunicación, pero nunca fue una encrucijada de caminos. De esta manera la posición de la ciudad apenas sirvió de punto central para la conquista y colonización de las tierras de los Cuicas, sin ejercer verdadero dominio territorial, ni convertirse en verdadero centro comercial ni de servicios. De allí el surgimiento de centros poblados de servicios a lo largo y ancho del territorio trujillano, sin duda una virtud para el equilibro territorial.

Por otra parte, el sitio de Trujillo, su emplazamiento, está constituido principalmente por varias terrazas y conos de deyección del cuaternario, separadas por los cauces de los dos ríos y por las colinas de origen terciario y de fuerte pendiente. No cuenta con un espacio cómodo para su expansión y desarrollo. Es un emplazamiento disectado que la obliga a un crecimiento alveolar. Esto se puede resolver, pero la ciudad tiene que decidirse a planificar su futuro, creciendo en densidad, hacia arriba, subiendo el número de pisos de sus edificaciones y haciendo lo necesario para que esto se pueda, en términos de servicios domiciliarios, vialidad, estacionamientos y demás.

No tiene, pues,  Trujillo ni la posición ni el emplazamiento apropiados para convertirse en un “lugar central” ni en capital metropolitana.  Don Mario Briceño Iragorry lo refiere así: “Trujillo es una ciudad pequeña, pero de casas grandes. 

Cuando se fundó la ciudad, se hizo un pueblo firme, un pueblo para siempre. Aquí se vive hacia adentro. Los trujillanos buscamos crecer hacia arriba y no de lado. Nosotros, en este “cajón sin tapa”, vivimos una vida apacible, sosegada, que nos fuerza ver hacia adentro, porque los cerros quitan contorno a la mirada” (Briceño Iragorry, 1949) Trujillo, sin embargo, hizo el  esfuerzo  de  cumplir las funciones políticoadministrativas que le correspondían y logró desarrollar importantes instituciones de ámbito estatal que la consolidaron como capital política. La elite social y económica ejerció el liderazgo que le asignó la historia y fue Trujillo siempre de los primeros en los acontecimientos del origen y desarrollo de la nacionalidad.

La ciudad trataba de vencer “creciendo hacia arriba”, en calidad, las limitantes naturales. La ciudad no ha tenido imaginación para vencer esas limitantes  y desplegar sus evidentes potencialidades culturales y políticas. Trujillo creció lentamente mientras las otras ciudades regionales -muchas de menor jerarquía- avanzaban rápidamente. En 1840 Trujillo tenía 4.000 habitantes, cien años después, en 1941, tenía cerca de 7.000. Hoy tiene 60.000 habitantes, su ritmo de crecimiento es muy lento y su importancia demográfica relativa tiende a decrecer ante el crecimiento de otras ciudades.

Impedida de cumplir funciones comerciales, financieras y de servicios privados, con una población demasiado ligada al sector de servicios político- administrativos y religiosos, de mentalidad burocrática, la ciudad se especializó en funciones de gobierno: ejecutivo, legislativo, judicial, militar y religioso, dejando a los otros pueblos trujillanos sus actividades de producción e intercambio.

Tenía que surgir entonces una ciudad que cumpliera esas funciones centrales. Lo intentó la Escuque primigenia y lo hizo un tiempo Betijoque, asomado al balcón que mira. A las favorables ventajas de su posición se une la del sitio propicio para el emplazamiento urbano, pues ocupa una amplia terraza de dirección sur - norte, que luego se extiende al norte por el valle del Motatán, al oeste por las suaves inclinaciones de las estribaciones norteñas de la Sierra de La Culata y al este hacia las alargadas mesetas de Carvajal.

Las condiciones de posición y emplazamiento le permiten a Valera desarrollar sus funciones como lugar central de comercio y de servicios, razón por la cual experimentó un acelerado crecimiento urbano. Valera pasa de 3.300 habitantes en 1887 a 46.000 en 1961,  136.129 según el Censo del 2011 y  unos 160.000 habitantes en la actualidad.

Sin embargo aquí choca esa población con la herencia del pecado original trujillano: la particular encomienda colonial y su consecuencia feudaloide de dominación y atraso. El fértil valle medio del Motatán tiene pocos dueños, nada propensos al espíritu emprendedor. Para al Lago de Maracaibo y por fin surgió Valera, en la extensa terraza que por años cruzaran sin detenerse los primeros pobladores.

Valera nace en la más importante encrucijada natural trujillana, donde la cuenca media del Motatán recibe a los valles del Escuque y del Momboy, cerca de donde vienen también a reunirse el Jiménez-Castán y el Carache. Es el encuentro de las rutas que bajan de las tierras frías con las que suben de las calurosas planicies aledañas al Lago de Maracaibo.

Se ubica en la más extensa terraza aguas arriba del abra de Agua Viva, verdadera “puerta” de las tierras andinas hacia la depresión sur lacustre. Ese valle abierto a todas las direcciones es propicio a las comunicaciones, a las rutas que van y vienen de los cuatro puntos cardinales. Además, es una posición bastante central en el mapa trujillano, de manera que su accesibilidad a los pueblos y campos es de cierta equidistancia.

Un común denominador tiene los diversos sectores valeranos: la preeminencia de la actividad privada. “Valera ha sido el producto de las voluntades, los esfuerzos y los abusos individuales, privados” escribía Manuel Isidro Molina. Frente a la vocación burocrática del trujillano está la iniciativa privada del valerano. La ciudad ha crecido gracias al empuje y tesón de sus ciudadanos progresistas y a pesar de sus pésimos gobiernos, con escasas excepciones.

Las contradicciones en sus clases dirigentes y la desidia oficial han determinado un crecimiento urbanístico anarquizado y sin definición ni identidad.  Tampoco se ha favorecido el surgimiento de grupos vanguardia en los diversos campos, lo cual se refleja en la debilidad de sus organizaciones intermedias y en la ausencia de liderazgos creativos y emprendedores.

Como consecuencia de la situación particular de cada una de las ciudades, con una élite que no llega a ser vanguardia, con muy contadas excepciones, surgen las contradicciones 1971 solo siete propietarios ocupaban casi el 60% de las tierras. De las 27.650 hectáreas registrada por el censo de ese año 20.326 se concentraban en 29 propietarios. Esta situación es el más grave obstáculo al desarrollo armónico de una ciudad que hoy en pleno siglo XXI aún tiene potreros y tierras llenas de maleza en pleno centro. El latifundio es el baldón de Valera.

El devenir valerano está marcado por la contradicción de los divergentes intereses de la dinámica clase comercial e industrial y los de los lentos terratenientes. Al avance buscado por los emprendedores, algunos de ellos inmigrantes,   se enfrenta la custodia de los viejos privilegios especulativos. Todo esto agravado por una larga sucesión de gobiernos locales nefastos. Manuel Isidro Molina (Molina, 1975) refiere: “Valera vive estremecida de odios casi primitivos, generados por la intolerancia ideológica, política y religiosa. Pero, en medio de todo, avanza, porque las voluntades progresistas intuyen que no deben detener su marcha”. Más moderno. Los valeranos le envidian a Trujillo su jerarquía política, sus instituciones de gobierno, su tradición histórica. Lo malo está en que esos celos no han sido canalizados para lo bueno. Al contrario, muchos los han atizado para lo malo. La estrechez mental los ha aprovechado para lo pequeño, y en ello todo el Estado ha perdido. En vez de ayudarse para crecer mutuamente y para que cada una cumpla mejor sus funciones, en acuerdo de complementariedad constructiva, las dos ciudades parecen querer perjudicarse una a otra. Pensando que si una obra o un servicio benefician a una, daña a la otra, las dos ciudades han venido perdiendo oportunidades.

De esta manera, impedida Trujillo de ejercer funciones metropolitanas; mediatizada Valera por intereses encontrados, y enfrascadas las dos ciudades en una rivalidad infértil, el estado Trujillo no ha encontrado una ciudad que liderice sus evidentes posibilidades de desarrollo.

entre Trujillo y Valera. Pero no se van a materializar en una sana competencia por el logro de unos mejores niveles de desempeño. Es una rivalidad estéril. Una confrontación egoísta, donde los grupos emergentes de mentalidad avanzada poco han podido hacer.

Don Mario Briceño Iragorry señala el hecho: “Valera era el benjamín entre los pueblos del Estado. Con su juventud mostraba un ímpetu extraordinario y un afán de incontenido progreso, que erróneamente lleva a alguno de sus hijos a creer que, para su coronamiento cívico, necesitaba Valera despojar a la vieja Trujillo de sus títulos de capitalidad” (Briceño Iragorry, 1949)

La rivalidad entre las dos ciudades es natural. Son celos en sus pobladores, que tienen una explicación lógica. Los trujillanos le envidian a Valera su comercio y sus servicios, su dinamismo y crecimiento, su comportamiento un tanto González, Francisco y Elías Méndez. Pre planificación del Eje Trujillo – Valera. CORPOANDES, Mérida, 1992. La globalización y la sociedad del conocimiento, sobre la población y sobre el territorio, en este caso sobre el estado Trujillo. Para ello debemos introducir unas breves referencias al concepto de lugar y a los efectos sobre el mismo del proceso de globalización.

El lugar es el espacio territorial íntimo y cercano donde se desenvuelven la mayor parte de las actividades del ser humano.  Generalmente es el sitio donde las fases del nacer y crecer se plasman con mayor libertad dentro del lienzo llamado vida; es donde la educación y la configuración de la morfología personal se cristalizan con mejor nitidez.  En el lugar se encuentran los familiares, las amistades cultivadas con un especial vínculo afectivo.  En fin, es una comunidad definida en términos territoriales y de relaciones humanas, con la cual la persona siente vínculos de pertenencia. La palabra “lugar” viene del griego “lóchos”, que significa el lecho donde uno fue engendrado, en el que nació, en el que con toda probabilidad. Es esta ahora de insólitas alianzas estratégicas, se impone la unión entre Trujillo y Valera, tal como se planteó hace casi treinta años en el proyecto del Eje de urbanización Trujillo - Valera,8 para que se promueva la consolidación, en la práctica, de una sola ciudad que goce del prestigio histórico de Trujillo y del dinamismo emprendedor de Valera, con la suma de las fortalezas de sus importantes centros urbanos intermedios (González, 1992).

También con el apropiado liderazgo urbano de sus otras ciudades, que como Boconó, Sabana de Mendoza, Carache, Monay y otras, junto al eje Trujillo-Valera, podrían conformar un envidiable sistema de ciudades, que permitiría incorporar al Estado Trujillo con acertada eficiencia en el mundo global.

Lugar, lugarización y lugares trujillanos
Llegando a este punto, es importante hacer una serie de consideraciones sobre las nuevas realidades que impone sitios, poblaciones pequeñas o a los naturales de esos lugares. El lugar es un determinado espacio geográfico, delimitado por un territorio relativamente pequeño, donde la gente vive en comunidad, con su clima particular, su topografía, sus tradiciones y sus desafíos.  Se diría que cada lugar tiene su propio ambiente, su propia cultura, su pasado, su presente y su futuro.

Ahora bien, los lugares tradicionales cambian de naturaleza con los procesos de globalización. Las diversas influencias que bajan de lo global impactan a las localidades de muy variadas formas y los resultados dependen de múltiples circunstancias. La globalización como un proceso múltiple y complejo de alcance planetario, con acento en las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones.

La mayoría de los lugares en el mundo eran sitios transcurrirá la vida, donde seguramente morirá. Es el espacio territorial familiar que nos da identidad, que poseemos y nos posee. Es la tierra natal, la querencia, con la cual nos identificamos, queremos y nos comprometemos con amor. Es el sitio geográfico, histórico y cultural que nos da casi todo lo que nos identifica: el lenguaje, los hábitos, las costumbres, la cultura en general, la “manera de ser”. Nos da los componentes espirituales que nos hacen singulares como personas y a la vez parte de un grupo como comunidad.

En las ciencias geográficas, la palabra lugar encierra una concepción muy especial.  No solo es un sitio, barrio, pueblo o comarca.  Es, además, su paisaje propio que le da singularidad.  Es una síntesis de sus componentes físicos y humanos.  Es el resultado de su historia en ese marco natural específico.  El lugar es una síntesis geo histórica.  Se dice “lugareño” a lo peculiar de Ahora nacen nuevas realidades y sus expresiones político-territoriales apuntan a una realidad más rica y compleja, más diversa e interrelacionada, dentro de la cual la consolidación de diversos niveles de organización espacial tiene lugar. El espacio planetario, los espacios nacionales y los espacios locales tienen ahora una nueva naturaleza.

El espacio planetario se organiza con base a la globalización, asunto que se discute y se discutirá más y donde existe ya una amplia bibliografía. Los espacios nacionales están cambiando rápidamente y su naturaleza y organización está en plena evolución. El debate sobre este asunto apenas comienza. Los espacios locales en cambio tienen ahora un dinamismo inusitado, un potencial de acción enorme y su naturaleza comienza apenas a ser considerada.

El espacio local, al tener la posibilidad de comunicarse, rompe con la barrera más importante que lo limitaba. El vocablo “provinciano” o apacibles y aislados, ahora son sitios apacibles y comunicados, esta nueva cualidad cambia su naturaleza. En efecto, antes de esta revolución de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, el conocimiento, las oportunidades y el poder estaban concentrados en pocos espacios territoriales, ahora existen todas las posibilidades de que se dispersen por todas partes, que se distribuyan a lo largo y a lo ancho del territorio y vayan  donde exista gente preparada. Esta es una nueva y atractiva realidad.

Si la revolución agrícola permitió los asentamientos humanos estables y el surgimiento de los espacios locales políticamente institucionalizados, la revolución industrial vació la mayoría de los lugares a favor de las grandes concentraciones urbanas. Dentro de las propias ciudades algunas zonas concentraban, a su vez, la mayor parte de la información y de las decisiones. La dispersión fue el signo de la revolución agrícola, la concentración lo fue de la revolución industrial.

Ahora nacen nuevas realidades y sus expresiones político-territoriales apuntan a una realidad más rica y compleja, más diversa e interrelacionada, dentro de la cual la consolidación de diversos niveles de organización espacial tiene lugar. El espacio planetario, los espacios nacionales y los espacios locales tienen ahora una nueva naturaleza.

El espacio planetario se organiza con base a la globalización, asunto que se discute y se discutirá más y donde existe ya una amplia bibliografía. Los espacios nacionales están cambiando rápidamente y su naturaleza y organización está en plena evolución. El debate sobre este asunto apenas comienza. Los espacios locales en cambio tienen ahora un dinamismo inusitado, un potencial de acción enorme y su naturaleza comienza apenas a ser considerada.

El espacio local, al tener la posibilidad de comunicarse, rompe con la barrera más importante que lo limitaba. El vocablo “provinciano” o apacibles y aislados, ahora son sitios apacibles y comunicados, esta nueva cualidad cambia su naturaleza. En efecto, antes de esta revolución de las tecnologías de la información y de las comunicaciones, el conocimiento, las oportunidades y el poder estaban concentrados en pocos espacios territoriales, ahora existen todas las posibilidades de que se dispersen por todas partes, que se distribuyan a lo largo y a lo ancho del territorio y vayan  donde exista gente preparada. Esta es una nueva y atractiva realidad.

Si la revolución agrícola permitió los asentamientos humanos estables y el surgimiento de los espacios locales políticamente institucionalizados, la revolución industrial vació la mayoría de los lugares a favor de las grandes concentraciones urbanas. Dentro de las propias ciudades algunas zonas concentraban, a su vez, la mayor parte de la información y de las decisiones. La dispersión fue el signo de la revolución agrícola, la concentración lo fue de la revolución industrial, que tenía expectativas de ascenso, si, como la mayoría, no había nacido en los pocos lugares que concentraban las oportunidades, ahora no es imperativo su desarraigo, al menos por estas razones de orden tecnológico. Entonces el lugar, ese espacio íntimo y querido, ese sitio donde se nació y se crió, donde están los recuerdos de la infancia,  las querencias, la familia y los amigos, las referencias naturales, adquiere una nueva dimensión, una nueva naturaleza, más importante, y por ello la calidad de ambiente, de sus servicios, de su vida local, también adquiere una nueva e inusitada importancia.

Ahora con sus nuevas posibilidades, que son infinitas, la naturaleza de los lugares se hace planetaria y permite que sin perder las raíces, sin desdibujar la identidad, puedan las personas ser más y mejores ciudadanos de una nación y del mundo. Frente a las tendencias homogeneizadoras de la globalización, también está este potencial pluralista y diverso de la lugarización "lugareño”, que tenía en el fondo una connotación de aislamiento, de remoto, incluso de una cierta ignorancia, ya no tendrá este significado, pues si se justificaba por su escaso acceso a la información y al conocimiento, y por sus limitadas posibilidades de intercambio, ahora este asunto está cambiando rápidamente.

Muchas son las consecuencias de estas nuevas realidades. La localidad no está ya aislada y remota, sin comunicación alguna. Desde cualquier lugar se puede recibir y enviar información, se puede comprar o vender, hacer un curso, efectuar un trámite, leer, ver y oír las noticias de cualquier parte, en fin, ya nadie está bloqueado tecnológicamente para relacionarse. Al menos potencialmente, todo el mundo desde cualquier parte, puede estar comunicado. Antes tecnológicamente eso no era posible. La concentración formaba parte de la naturaleza del sistema. Ahora todo está cambiando rápidamente.  
Si antes era obligada la emigración para una persona. Por ello la inserción de lo local en lo global debe ser bien hecha, mediante procesos que sean cuidadosamente estudiados para que eleven la calidad de los lugares, de sus valores, de sus culturas. Por ello es importante la descentralización, el fortalecimiento de las comunidades locales, la formación de nuevos liderazgos vinculados a la localidad, las organizaciones de base y los gobiernos municipales.

La lugarización es hacer de lo local la mejor manera de insertarse en lo global. Es elevar todo el potencial de los lugares para que la gente pueda realizarse plenamente sin abandonar sus querencias.
Entonces la calidad de la vida local tiene una nueva e inusitada dimensión. La gente tiene derecho no solo a una aceptable calidad de vida local, sino que esta le dé la posibilidad de acceso a lo global. Ya no cuenta que la localidad le ofrezca solamente aceptables servicios públicos y alguna que otra ventaja. Ahora cuenta mucho que la localidad garantice a la gente, además, posibilidades reales de competitividad a escala planetaria.

La competitividad global de una localidad significa muy buenas posibilidades de acceso a la información y a las telecomunicaciones, pero también una excelente educación, servicios de salud eficientes, seguridad personal e institucional, espacios de calidad para el disfrute del tiempo libre, buena vialidad y servicios domiciliarios eficaces.
  
La competitividad local tiene mucho que ver con la calidad de la gestión pública, tanto provincial como municipal. También con la calidad de las redes organizacionales de la comunidad cívica, o sociedad civil. Por ello la descentralización y el federalismo tienen ahora una nueva e importante connotación.
Las consideraciones relativas a la “lugarización” tienen varias consecuencias, tanto en el orden social como en el político - administrativo.   La gente se convence, Las transformaciones de los sistemas políticos apuntan en dos direcciones: a la integración de grandes espacios geoeconómicos, transfiriendo poder hacia arriba, hacia estructuras internacionales; y a la descentralización, mediante el fortalecimiento de los espacios territoriales locales, transfiriendo poder hacia los estados y municipios.

Son entonces los entes territoriales menores los apropiados para estas nuevas exigencias que se le hacen a la administración pública.  Ya no es desde el gobierno central desde donde es posible adelantar las respuestas adecuadas. Es desde los gobiernos provinciales y locales y desde las propias comunidades organizadas.
     
Las consecuencias más importantes de este proceso en el orden político son: a) la vuelta desde el Estado hacia la sociedad civil y, b) desde las estructuras centrales hacia la descentralización. que su calidad de vida y su prosperidad dependen fundamentalmente de su propio esfuerzo y entonces se organiza para hacer las cosas que considera necesario. No espera que las autoridades resuelvan los problemas. La gente toma conciencia, se organiza y actúa. Es la vuelta a la comunidad y a la sociedad pluralista. Ya lo afirmaba el líder Sudafricano Nelson Mandela: “las comunidades están tratando de encontrar nuevas formas de conducir la política”.

Por su parte el gobierno también toma conciencia de esta realidad y se convence que desde estructuras altamente burocratizadas y centralistas, lentas y costosas, nada puede hacer en un mundo que demanda soluciones rápidas y localizadas. Los grandes sistemas públicos empiezan, a veces a su pesar, a descentralizarse y a introducir criterios de administración más ágiles y creativos, que toman en cuenta a la demanda real y sentida de la gente.

En la lugarización adquiere sentido pleno el principio de subsidiaridad que establece que todo aquello que pueda ser hecho por un ente inferior, no lo debe hacer uno superior, y en caso de dificultades, el ente superior puede cooperar, pero siempre procurando que el ente inferior desarrolle sus competencias naturales. Así el gobierno local cambia cualitativamente: pasa a ser promotor, líder, emprendedor, innovador, audaz, integrador de todas las energías presentes. La gestión política, su representatividad y su eficacia, es decir el gobierno local no puede ser el mismo que era antes, generalmente burocrático, lento, representativo. A los servicios públicos tradicionales o peculiares de la vida local - que deben ser de calidad mundial - se le suman todos estos servicios emergentes que tienen que ver con la conectividad, la creatividad y la densidad tecnológica y científica.

No parece entonces necesariamente contradictoria la idea de conciliar las ventajas de las nuevas tecnologías y sus consecuencias globalizadoras con la existencia de lugares singulares llenos de personalidad. Una cultura planetaria conviviendo con muchas y variadas culturas locales.

La lugarización es un proceso mediante el cual un lugar – una ciudad o una región – decide revalorizar todo aquello que le da singularidad para insertarse con eficiencia al aprovechamiento de las ventajas de la globalización sin perder su identidad.  Es el cambio en la naturaleza de los lugares, como consecuencia de los procesos de conexiones complejas y de transformaciones identitarias, propias de la globalización.  El vocablo transgrede las estrictas manifestaciones tradicionales de actuar administrativo y jurídico de los ámbitos locales.  Envuelve una dimensión más omnicomprensiva de lo que es en sí lo local, pero que actúa como una fuerza compensatoria de sus procesos.

Aquí los desafíos son enormes, pero alcanzables si se observan los caminos que han seguido los numerosos éxitos que se exhiben en todas partes. La mayoría de estos éxitos tienen que 
ver con estilos de gobiernos abiertos, positivos, transparentes, que tienen en el diálogo y en los consensos sus mejores herramientas. 
Bajo este concepto es posible identificar múltiples lugares trujillanos, tantos como la escala que escojamos. Serán dos los criterios fundamentales, el primero es el grado de identidad que existe entre la población y la existencia de un centro poblado que polarice el territorio. Por supuesto, corriendo el riesgo de algunas imprecisiones. El objetivo es llegar a una escala suficiente para identificar lazos de pertenencia significativos, que generen procesos de desarrollo local, que puedan luego articularse a una escala mayor, es decir al estado Trujillo. El resultado no va a ser entonces las que llamamos “regiones internas” o subregiones, sino espacios más reducidos, más íntimos, generalmente liderizados por un centro poblado que sirve de “lugar central”.

Estos lugares serían los siguientes: Boconó en toda su área de influencia puede ser considerado un “lugar” propiamente dicho por el liderazgo que ejerce la ciudad, pero puede bajarse de escala y detectarse los siguientes lugares definidos por su centro poblado y su área de influencia inmediata: Los lugares “boconeses” serían: Campo Elías (es Municipio), Batatal, Boconó capital, Tostós, Niquitao, Las Mesitas, San Rafael, San Miguel y Burbusay.

Los lugares caracheros serían Carache, La Concepción y Cuicas, quizás La Playa; la zona baja de Carache donde Zapatero juega un rol secundario es más un lugar vinculado a la población de Monay, en rápida expansión. Los lugares “candelarenses” serían Chejendé, Minas, Bolivia, Torococo, Mitón y Bolivia; Sabana Grande y Las Llanadas reciben una fuerte influencia de Monay, pero con el tiempo seguramente San Antonio (o Sabana Grande) crecerá más y es posible que derive en un lugar central de la zona norte de Trujillo.

En el Municipio Pampán están los lugares de Pampán, Monay y Santa Ana, este último es de una consideración especial, pues tiene una caracterización geo histórica muy particular diferente al resto del Municipio, además Bolivia del Municipio Candelaria se identifica más con Santa Ana que con la capital Pampán.

En el Municipio Pampanito el lugar es su capital Pampanito, al igual que en el Municipio Motatán su capital Motatán.

El Municipio Trujillo su capital Trujillo es el lugar central de su espacio, pero tiene al sur un lugar definido por San Lázaro.

El Municipio Carvajal tiene tres lugares: Carvajal, La Cejita y Las Mesetas. Valera tiene tres: Valera, La Puerta y Mendoza. Escuque cuatro: Escuque, El Alto, La Mata y Sabana Libre. Betijoque tiene a Betijoque e Isnotú. Urdaneta tiene a La Quebrada, La Mesa de Esnujaque, Jajó, Tuñame, Santiago y Cabimbú. 

La llamada “Zona Baja” tiene diversos lugares repartidos en varios Municipios: en Bolívar tiene a Sabana Grande y Granados; en Andrés Bello tiene a  La Ceiba, Santa Apolonia y Tres de Febrero; En Miranda a El Dividive, Agua Santa y Valerita; En Sucre a Sabana de Mendoza; y en Monte Carmelo a Buena Vista y Monte Carmelo. En el Municipio Andrés Bello sería Santa Isabel, El Araguaney, El Jagüito y El Gallo; en el Municipio José Felipe Márquez Cañizales, El Paradero.

Bajo estos criterios el estado Trujillo tendría unos 60 “lugares” es decir 60 espacios territoriales que tienen una cierta identidad y que pudieran ser gestores de dinámicas propias de desarrollo local. Desde el punto de vista sociológico son municipios pues para ello lo que se requiere es la existencia de un grupo social asentado establemente con vínculos de vecindad permanente; y como dice el experto municipalista Fortunato González Cruz “que cada comunidad asentada de manera permanente en un lugar es un Municipio que tiene derecho a ser reconocido como tal por el ordenamiento jurídico”10
La difícil síntesis identitaria.

Lugar de Lugares
                            
Las preguntas iniciales son: ¿Es el estado Trujillo una región? ¿Contiene los factores para su propio desarrollo? ¿Podemos diseñar una estrategia desde adentro, para elevar sus condiciones de vida? ¿Está el territorio trujillano delimitado por claros elementos naturales comunes? ¿Es el marco natural un elemento integrador? En prospectiva: si no lo es, ¿podría llegar a serlo?  ¿Se han producido unas particularidades en las relaciones establecidas entre sus pobladores y esos elementos naturales en un proceso histórico particular? En otras palabras: ¿Existen claros vínculos entre sus habitantes, el entorno y las relaciones internas producen una especie de “lealtad” a la entidad? ¿Existe una identidad trujillana, una trujillanidad? Si no existe ¿puede forjarse? ¿Existe un alto grado de polarización en torno a un centro urbano o está organizado el estado Trujillo en torno a una metrópoli que le dé coherencia funcional (las regiones viven a través de su centro)? ¿Pueden ser reforzados estos vínculos? ¿Existe un alto grado de coherencia, producto de unos límites político-administrativos y un gobierno regional comunes?

Con este intento de responder las cuatro preguntas formuladas al principio no es difícil afirmar que el territorio trujillano no está delimitado por claros elementos naturales comunes. Por los cuatro puntos cardinales existen espacios de difícil integración al estado Trujillo, máxime cuando no existe un alto grado de polarización en torno a Valera, mucho menos a Trujillo y la conurbación que se podría haber promovido entre estas dos ciudades en el llamado “eje Trujillo –Valera” no se ha planificado debidamente, sino que, antes por el contrario, se ha dejado a “la buena de Dios” que es, como dirá Don Mario Briceño Iragorry, “a la mala del Diablo”.

La unidad trujillana es, indudablemente una unidad político administrativa, pero es muy débil su unidad regional desde los puntos de vista que hemos analizado. No existe una clara unidad territorial y no existe una clara polarización en torno a un centro poblado. Existen en cambio múltiples unidades geohistóricas y múltiples espacios polarizados. Trujillo, por diversas razones, no ha podido ejercer a plenitud su capitalidad. Valera, también por muchas razones, no logra polarizar de manera efectiva ese espacio geográfico. Lo que podría ser una magnífica alternativa, la unión de ambas ciudades por la vía de un eje de urbanización Trujillo-Valera, marcha por los caminos de la improvisación y la anarquía.
 A la pregunta si existen claros vínculos entre sus habitantes, el entorno y las relaciones internas producen una especie de “lealtad” a la entidad, en otras palabras, si existe una identidad trujillana, una trujillanidad, la respuesta no es tan sencilla. En este difícil territorio se ha producido una fragua histórica de mucha importancia que ha logrado, de alguna manera, producir una síntesis particular. La primera identificable es la existencia de las identidades locales. Estas “unidades” que se han descrito muestran una aproximación a una cierta identidad por áreas que no puede ocultar las identidades comarcales subyacentes o “lugareñas” y que son muy fuertes, tanto como los accidentes topográficos que las delimitan.

Caracheros, boconeses, trujillanos de Trujillo, valeranos, quebradeños, escuqueños, montecarmelitanos, betijoqueños, mendocinos, pampaneros y tantos otros gentilicios se saben trujillanos porque su lugar íntimo con el que tienen sentido de pertenencia está en un territorio mayor que es el estado Trujillo, la tierra de los Cuicas y de la Virgen de la Paz.

De manera que la geografía humana del estado Trujillo es de  una organización “alveolar”, que semeja pequeños nichos particulares cuyos habitantes se aprecian como propios e individuales, pero a su vez se sienten partícipes de la unidad mayor que también le otorga cohesión identitaria. En una geografía humana diversa que deviene de la heterogeneidad de su marco natural, de sus climas, de la complejidad biológica, de su hidrografía y de otros factores naturales, y así mismo de unas formas particulares de ocupación de esos territorios desde los tiempos de los antiguos habitantes Cuicas.

Los trujillanos somos, en primera instancia, localistas. Nos gusta identificarnos con el lugar íntimo de donde somos y del que nos sentimos que formamos parte. El de Monte Carmelo es primero montecarmelitano que trujillano, como lo son el escuqueño,  boconés, el betijoqueño, carachero, chejendino,  quebradeño, santaisabelino,  sabanamendocino,  dividivideño, sabanagrandino, paraderense, valerano, pampanense, motatanense,  carvajaleño,  campoeliense, ceibano, sabanagrandeño y trujillano de Trujillo, para solo citar las capitales de municipio. 

Pero igual es para el caso de cada pueblo o caserío: se es niquitaense antes que boconés o trujillano. Igual que tuñamero, o monayense, santanero o mendocino. Primero el lugar cercano, propio, esencial. La identidad trujillana se expresa fundamentalmente  por esta suma de identidades lugareñas. Eso tiene explicaciones muy particulares, hasta el hecho de tener una capital modesta, que no absorbe la energía de las otras localidades, como lo es el caso de Barquisimeto en el estado Lara, para poner un caso.

Con frecuencia la existencia de estas identidades se han traducido en antagonismos comarcales que en vez de una competencia saludable por quien es mejor, pasa a ser uno de los más perversos para el desarrollo. Unos párrafos muy expresivos nos dan una idea de esta realidad. Las escribió el intelectual zuliano Rafael López Baralt, médico, escritor, periodista, quien fuera uno de los principales impulsores de la creación de la Universidad del Zulia y su Rector en 1899. Fue Senador de Trujillo en 1902:  “La política de Trujillo es de suyo difícil por muchas y variadas razones y puede decirse con verdad, que cada uno de los Distritos que lo componen tiene la suya, sus hombres que la informan,  sus intereses que la alientan, su topografía que la defiende y sus ideales que la impulsan; todo suyo, todo propio que cada Distrito, sin otros lazos entre sí que los que aparentemente le imponen la acción administrativa que se irradia desde el centro a la circunferencia, y que la mayor parte llega hasta ellos, desvirtuada por la malicia de las pasiones banderizas arraigadas en ellos,  o quizás el cáncer que consume sus mejores elementos de vida, gasta a sus hombres y pone obstáculos, en ocasiones insuperables, a la marcha regular y armónica del estado…”

Sin embargo la promoción de una síntesis identitaria trujillana diversa y heterogénea, fruto de la sinergia de sus identidades locales luce muy atractiva. Trujillo: lugar de lugares surge entonces como el eje emergente de un “Trujillo Posible”, de un programa estratégico de la fragua de una identidad fecunda muy rica en posibilidades. Es la transformación de las rivalidades comarcales en una posibilidad de competencia positiva por ser mejores y, desde cada lugar, contribuir a la conformación de la identidad regional.

Un programa estratégico como el que se plantea involucra el reforzamiento del eje Trujillo – Valera para conformar una conurbación que impulse ciertas economías de escala y de aglomeración (economías externas) que den viabilidad a proyectos conjuntos que den respuesta a las necesidades del liderazgo urbano que requiere la unidad regional.

Por otra parte es importante el reforzamiento de cada uno de los “lugares centrales” identificados arriba, para conformar la trama urbana complementaria, que podría ser la huella de identidad trujillana.
El estado Trujillo contiene indudablemente los factores para su propio desarrollo humano, sostenible e integral, pero es fundamental una estrategia bien concebida, con claros instrumentos institucionales para su ejecución y evaluación. Se trata de una Agencia Trujillana para el Desarrollo Integral. 

Así son los trujillanos, Gente de paz, es la característica más resaltante de los trujillanos y representa su actitud general frente a los demás. Hospitalario, amable, cordial, solidario, con sentido del humor, buena educación natural, generosidad, amistoso, servicial y pacífico. El valor de la familia es la segunda característica y representa la actitud de los trujillanos frente a su entorno íntimo: hogareño, humilde, honesto, conservador, el honor de la palabra y la familia como centro. La laboriosidad define la actitud de los trujillanos con relación al trabajo: son trabajadores responsables, con deseos de superación, emprendedores, lentos pero planificados, constantes y perseverantes. El arraigo a su origen y su cultura, la religiosidad y espiritualidad es la característica en referencia a su tierra. El trujillano se encuentra vehemente apegado a sus creencias. 

El trujillano se ve a sí mismo con baja autoestima, lo que lo hace conformista, desconfiado, mezquino, cortoplacista y evasivo.

Con relación a la familia se da un marcado sentido de la autoridad paterna (visión caudillista), con tendencia al machismo y reserva en la ventilación de los problemas familiares.

El trujillano se percibe como reacio a los cambios, imbuido en el pasado, parroquiano, sectario y fraccionalista, con tendencia a la descalificación.

El trujillano es cordial pero reservado. No se entrega ni confía a la primera oportunidad. Estudia la situación o al personaje para decidirse a dejarlo a entrar, a menos que venga con un pariente o un amigo, entonces pasa hasta  la cocina.

Sobre todo a la gente de la zona alta le gusta quedarse mirando a la lejanía, pensando, detallando con minuciosidad la parcela que quedó en descanso, el nuevo caney del cerro de enfrente, la roza para sembrar apio, el trabajo de los bueyes, la gente que va por el camino.  La gente de la zona baja prefiere sentarse frente a la casa a pasar la tarde conversando.

La dieta trujillana es muy tradicional: desayuno de arepa rellena con cuajada y guarapo o recuelo, a veces el mojo con ají de maguey y sardina. En el almuerzo no puede faltar la sopa de arvejas, caraotas, pollo o carne con papas y arroz. Ensalada poca. De vez en cuando una buena macarronada. La comida se acompaña con cambur verde sancochado o papas en la zona alta y con yuca o plátano en la baja. Dulce poco pero el de zapallo es tradicional. Teniendo tantas frutas es raro que no se consuman más cambures, guayabas, mangos, fresas, nísperos, guanábanas, moras, zapotes, guamas, naranjas, limas y otras tantas que se producen. La dieta de frutas se reduce cada día más a piña, lechosa, patilla y melón. A menos que haya cosecha de mamones y se llenan de pepas las calles, las plazas, las casas, los colegios… todo.

Sus costumbres y tradiciones refuerzan las relaciones sociales de amistad y trabajo del trujillano: el convite, la cayapa y la “vuelta de mano”, juego de dominó, los bolos, ir a los entierros o velorios. Aun cuando la mayoría de la población vive en centros urbanos existe una identidad campesina en el trujillano que se expresa en su lenguaje, en sus usos y costumbres, en el amor al terruño, en el cultivo de alimentos y la cría de animales.   

Las costumbres tradicionales tienen que ver con las fiestas religiosas: hacer el pesebre, el culto a Fiesta de San Benito, la devoción a José Gregorio Hernández, y se identifica cada vez más con la Virgen de la Paz. También con Trujillanos Futbol Club, pero le cuesta identificarse con la flora, la fauna y con la geografía que es desconocida mayoritariamente. remoto indígena. Recuerdan el mito de “la mano izquierda del Tirano Aguirre”13, (Dávila, 1971) la invasión del pirata Granmont, la Proclama de la Guerra a Muerte y les encanta constatar que Bolívar vino muchas veces y las grandes gestas heroicas, pero le cuesta hacer honor a ese orgullo en la cotidianidad. Poca importancia se le da a uno de los eventos históricos más importantes de América en aquellos años (1820) como lo fue la negociación y firma de los llamados “Los Tratados de Trujillo” - el Tratado de Regularización de la Guerra y el Tratado del Armisticio -, y el encuentro entre el Presidente de Colombia el Libertador Simón Bolívar y el representante de la corona española General Don Pablo Morillo, hoy es apenas un acontecimiento burocrático de poca monta. El día gigante de Trujillo - el 9 de octubre - es desconocido aun siendo “de júbilo no laborable”.  Reconoce los valores humanos en los grandes personajes como José Gregorio Hernández, Rafael Rangel y Mario Briceño Iragorry pero cuesta reconocer el trabajo cotidiano de los buenos maestros, de los trabajadores abnegados, de los sacerdotes santos, de las madres y padres que trabajan de sol a sol para levantar honradamente a su familia.

Los trujillanos de hoy se preocupan mucho por el presente, pero no se ocupan del futuro, de los sueños, de construir ciudades, pueblos y campos que sean hermosos, perdurables, sólidos. Están siendo muy irresponsables con las ciudades y su sustentabilidad. Igual con sus cuencas altas. Con los paisajes naturales. Entonces parecieran no querer ni a Trujillo ni a cada lugar pues están llenos de basura. No éramos así, pero se nota un deterioro muy grande. 

Pero los trujillanos son capaces de pensar bien, de meditar las cosas y tomar decisiones. A veces nos demoramos, quizás más de la cuenta. Pero un día despertamos y reaccionamos. Entonces Trujillo vuelve a soñar, a ser, a construir y a desplegar su potencial. Por ello vale la pena recordar los mejores períodos de Trujillo y también sus peores, para ver qué lecciones dan para el Trujillo Posible. Esa tarea se abordará al final.

Demografía

Los primeros habitantes

El actual territorio del estado Trujillo era - aproximadamente - el mismo de la Nación Cuica (o Kuika, Cuika, Cuyka), una comunidad conformada por diversos grupos autónomos, independientes y diversos que tenían en común su lengua, sus creencias, sus sistemas productivos, sus formas de gobierno, su artesanía, en fin, su cultura. Su nombre significa según algunos autores “hermanos de las tierras altas” (Urdaneta, Diccionario general de los indios Cuicas, 1997)  (Briceño Perozo, 1984).

No están de acuerdo los investigadores sobre cuántos grupos o familias conformaban esta Nación y cuántas tribus correspondía a cada una de ellas, pero es de confiar que eran cinco grandes grupos y que estos eran aproximadamente: los Cuicas propiamente dichos, los Tostoses o Boconoes, los Eskuques o Escuqueyes, los Timotíes y los Tirandaes (Castellanos, Relación de un viaje por la tierra de los Cuicas, 1958) (Briceño Valero, 1972), (Salas, 1978).

Es importante anotar que Julio César Salas en su libro “Etnografía de Venezuela: Los Aborígenes de la Cordillera de Los Andes” (Salas J. C., 1997) es del criterio que el territorio trujillano era habitado por muchas tribus independientes, algunas con serias rivalidades, pero al final coincide en dos grandes “familias, grupos o naciones”  (desde el punto de vista etnográfico): Los Cuicas y los Timotes.

Los Cuicas se ubicaban al norte, desde el valle del Misnumboc hasta el valle del Castán y estaban integrados por las tribus: Caraches, Burbusayes, Chejendées, Güandaes, Siquisayes, Mirandayes, Cabimbúes, Miquimboyes, Miradayes, Vistarúes, Michacajes, Miquías, Isduques, Bisnajaes, Cumbes, Timiaches, Michaquíes, Miquinoques, Fanayes, Vitoraes, Visnajaes, Tonojoes, Mitares y Joyeros. Sus poblados eran Cuicas, Carache, Chejendé, Torococo, Siquisay, Curviche, Istacui, Japás, Guaira, Malambai, Parajá, Tiguagüis, Sió, Vistarú, Bujarú, Vitusay, Caguigo, Cumbé, Inacoi, Mucuche, entre otros.

Los Tostoses ocupaban la cuenca del Boconó y estaban integrados por los Tostoses, Niquitaos, Boconoes, Mucumises, Jubuanes, Escaquíes, Estiquisúes, Mosqueyes, Chandaes, Buyaquíes, Mayyues, Saguayes, Jendees, Burusayes y Condees. Tenían su asiento en los siguientes lugares: Boconó, Tostós y Burusay como centros poblados más importantes, y luego Bichó, Corajó, Miticún, Mitumbú, Tutaqué, Tirondá, Tirandá, Tiraó, Tomón, Tucapás, Visum, Estiguaque, Ifuque, Jiguá, Visnajá, Burusay, Buyaquí, Cabimbú, Ismambites, Cunaviche, Chandá, Chegendé, Escorá, Bitucui, Aracai, Caratán, Ismabites, Mupete, Vitusay.

Los Escuqueyes poblaban las estribaciones norteñas de la sierra de La Culata y la planicie del Lago y sus tribus principales eran los Miquimois, Moporos, Bujayes, Guaríes, Isnotúes, Betijoques, Carambúes, Sicoques, Quibaos, Pocoes, Caus y Mimboses. Sus aldeas o sitios eran Escuque, Isnotú y Betijoque, Aripí, Aurumal, Barquesí, Caracaro, Carambú, Paraparo, Siquoque, Jumangue, Vichú, Amariva, Caraota, Mosquey, Jira, Jirajara, Buracay.

Los Tirandaes  se establecieron en la cuenca media del Motatán en particular la cuenca del río Jiménez y sus tribus eras los Chobúes, Chachiques, Chachúes, Estiguatis, Curandaes, Esdoraes, Chiquimbuses, Mucuches, Mitisúes, Mucas, Butaques, Isfuses y Estiuques. Los centros poblados o sitios eran: Borón, Bujai, Curandá, Capucal, Cubiscús, Monai, Chachique, Bujara, Chaos, Chipuén, Esdorá, Esnarún, Esnugué, Isnabús, Mambrís, Marajabú, Maya, Moroi, Metén, Millalí, Misisí, Mitumbén, Sosó, Tatú, Timirisís, Tonojó, Viracús, Visupite, Vitú, Amariva, Meún, Acambú, Sanare, Cambuy, Siquisai, Vichú, Cajui, Capucal, Estiguate, Esdovás, Gurucú, Bujarú.

Los Timotíes habitaban la cuenca media y alta del Motatán y lo conformaban las tribus de los Jajoes, Esnujaques, Quicoquis, Duríes, Mocotíes, Combocos y Miyayíes. Tenían un importante centro poblado llamado Timotes en el lugar que hoy ocupa Mendoza en el valle del río Momboy, el actual pueblo de Timotes se llamaba Mucurujún. Otros sitios eran: Bomboy, Mucutí, Mucuche, Escacú, Mocoy, Moromoy, Moquey, Chucumbeta, Miquinoco, Miquinobó, Exnabús, Niriqujuar, Siquisay, Esmiteque, Tatún, Tempé, Doró.

Según Rafael Ramón Castellanos existían otras tribus en determinados lugares como “los Bucuyes en Sabana Larga; Cubicures en Siquisay; Curubaes en El Naranjal, La Espesura y El Corozo, campos del hoy Municipio Santa Ana (hoy Parroquia); Camacaros y Chinchillas en Santa Ana y Siquisay, y Guarates, Anaes, Ayarbres y Agrases en La Concepción de Carache”. (Castellanos, Relación de un viaje por tierras de los Cuicas, 1958)

Mario Briceño Perozo cita además a los Mucas, Sisíes, Monayes (supongo de la familia de los Tirandaes), también a los Jirajaras y Tomoporos. (Briceño Perozo, 1984)

En lo que sí están de acuerdo los investigadores es que los Cuicas eran una “nación fuerte y pacífica” (Castellanos); “una comunidad organizada” (Briceño Perozo) y sus integrantes  “de carácter callado y melancólico, como su música” (Urdaneta); que en su nombre existe una connotación de “virilidad, de hombría, de trabajo, de lealtad, de bien, de hermandad por encima de todo, proclives, siempre, a la colaboración con los demás, al fomento de ideales de solidaridad” (Briceño Perozo); “seres de concepciones pacíficas,  que sólo recurrían a las armas, para defender su existencia y sus bienes colectivos” (Cardozo, 1963); “ la gente de estas provincias de los Cuicas es toda bien dispuesta y de buen parecer” dice  fray Pedro Simón, y fray Pedro de Aguado afirma lo mismo al escribir que es gente “muy lucida y bien agestada” según cita del Hermano Nectario María. (María, 1957)

Interesa resaltar como característica fundamental el carácter comunitario de la nación Cuicas. No era un pueblo centralizado, jerárquico, con unas autoridades únicas ubicadas en una capital, sino una sociedad dispersa, descentralizada e igualitaria que solo llegó a conformar una especie de federación cuando su propia existencia se vio amenazada. No llegó a constituirse como una entidad política, sino como un grupo de comunidades con una cultura común.

Nación de lugares era la nación Cuicas. En cada valle, en cada páramo, en cada paraje adecuado vivían  grupos humanos que cultivaban la tierra, habitaban sus chozas de bahareque,  elaboraban utensilios de piedra, madera y barro, tejían el algodón, bejucos y  juncos, adoraba sus dioses y se gobernaba mediante la sabiduría de sus tabyskeyes y de sus ancianos.

Eran expertos agricultores y sembraban en callapas o convites, utilizando diversas prácticas para conservar los suelos y las aguas, como los andenes, poyos o terrazas, acequias y canales de riego, estanques o quimpúes y almacenes de granos o tubérculos llamados mintoyes. Utilizaban machetones, palas y coas de dura madera o macana, hachas de sílice, organizaban sus conucos y sembraban maíz blanco, amarillo, rosado y unos que dan aún mazorcas con granos multicolores (negros, rojos, morados, amarillos, blancos). Igualmente sembraban diversas variedades de papas, rubas, frijoles, saní, auyamas, churíes, zapallos, chayotas, ajíes, arracacha (apio criollo), cacao, maní, ñame, ocumo, güaje. Tenían muchos frutales como piña, patilla, guanábana, chirimoya, anón, mamey, jobo, papaya o lechoza, parchas, curubas, guamas, aguacates, jumangues y muchas otras.

La “provincia” Cuicas era entonces una realidad cuando se inicia la conquista y la colonización, y así es reconocida por los nuevos habitantes españoles cuando le asignan ese nombre.

La colonización española y el mestizaje

En este territorio alveolar y sobre esta cultura de comunidades tribales, se asientan los nuevos pobladores.  Vienen con una cultura absolutamente diferente y con instrucciones directas de implantarla en estos nuevos destinos. Vienen a buscar oro y otras riquezas minerales, pero lo que encuentran son buenas tierras, buenos climas y buena gente para trabajar, por lo que la empresa colonizadora fue aquí fundamentalmente agropecuaria y rápidamente prosperó una economía productiva.

Las fundaciones de pueblos de blancos, de indios, de misión y de doctrina, las encomiendas y las entidades políticas que inician las nuevas realidades, son procesos que lentamente van conformado una organización del territorio que consolida la existencia de una unidad trujillana,  paralelamente a la existencia real y sentida de comunidades que van fraguando sus propias identidades. Una unidad geopolítica conformada por unidades menores de identidades más locales.

La “Provincia de Trujillo” aparece con el tiempo y con el uso, y el nombre Cuica se redujo a la designación de un Cantón, Municipio o Parroquia de Carache. Este nombre obedece al de su capital, bautizada así el 9 de octubre de 1557 por su fundador Diego García de Paredes, en recuerdo de su ciudad natal en Extremadura, España.

Trujillo es la primera ciudad de Los Andes venezolanos y los propios fundadores se cuidan muy bien de definir y defender los linderos de su área de influencia. A las incursiones de los que vienen desde Pamplona y Bogotá a pretender jurisdicción, los neos trujillanos responden defendiendo sus nacientes dominios. A eso responden los encontronazos con Juan de Maldonado, el asilo de Juan Rodríguez Suárez, las diligencias ante la Corona de Sancho Briceño para lograr mayor jerarquía a los gobiernos locales. No por casualidad el de Trujillo es el primer cabildo de la cordillera.

No hacen otra cosa los tempraneros habitantes blancos que conservar la unidad geo-política que ya existía en la nación Cuica. Los nuevos pobladores implantaron su lengua, su religión y sus costumbres, - su cultura- pero en el ámbito de la organización del espacio, se produjo una especie de superposición de las unidades político - territoriales con la que tenía la cultura de la nación Cuica y que coincidían con los espacios adecuados que ofrecía la realidad de sus accidentes naturales. Así como los Cuicas vivían dispersos en pequeños poblados  fue naciendo la nueva realidad, de manera que a partir del 9 de octubre de 1557 germinaba una cultura nueva que tenía algo de la nación cuica, considerable de la que venía a dominar los nuevos tiempos y mucho también del carácter que le imprimían los territorios que allí estaban para condicionar al que los habitara.

Es importante recordar que en la mente de estos personajes no estaba firme la idea de un gobierno central único y fuerte, sino la tradición hispana de los cabildos, de los fueros territoriales, de las autonomías locales. Por supuesto que se debían a la Corona, que recién inauguraba alguna unidad, luego de ochocientos años de estructuras Moras descentralizadas y de una realidad implacable de distintas identidades hispanas. Pero aquí estaba también la realidad de unas estructuras locales que venían de la tradición indígena, y las circunstancias propias que imponían las enormes distancias de las estructuras centrales, no solo de los Reyes, sino de las autoridades de Santo Domingo o de Bogotá, según fuera el caso, o de la propia capital provincial de Coro o de Caracas. Por si fuera poco, desde 1560,  los alcaldes gozaban del privilegio (por iniciativa de uno de los fundadores de Trujillo) que a la muerte del Gobernador o Capitán General de la provincia ejercían el poder provincial en su jurisdicción, lo que se empieza a ejercer desde 1600, cuando muere en Caracas el Gobernador Gonzalo de Piña Ludueña.

Es interesante constatar las especificidades propias de la colonización de los territorios trujillanos, en particular de la ocupación de las tierras y las encomiendas y repartimientos de su habitantes indígenas, que en general abarcaban extensiones considerables, con frecuencia el territorio de una o varias comunidades indígenas  y todas las parentelas de una o varias tribus.   

La naciente realidad fue una nueva síntesis de las múltiples interrelaciones entre estas montañas, estos ríos, estos climas, esta rica biodiversidad y las culturas que se debilitaban y las culturas que llegaban. Al fin, entre sus resultados está la conformación de una nueva realidad que goza de los fundamentales elementos de permanencia los cuales, insisto, es una unidad basada en la diversidad. La unidad trujillana expresada en una incuestionable existencia político - territorial y cultural, pero así mismo en las múltiples realidades locales dispersas y celosas de su autonomía.

En este proceso la ciudad de Trujillo supo ejercer el liderazgo urbano que requería la unidad territorial de lo que hoy es el estado Trujillo y sus múltiples realidades locales. Mientras no tuvieron claridad estratégica sobre el rol de la ciudad, si era para que sirviese de avanzada para la conquista de las tierras llaneras, o para la conquista de las del sur del lago del Coquivacoa o para asiento permanente como capital de estos mismas comarcas, los fundadores, desunidos e inseguros, llevaron su ciudad inestable y débil de un lugar a otro. Desde el 9 de octubre de 1557 la ciudad andaba errante de un lado para otro. Pero cuando se decidieron establecerla para ser asiento permanente de un proyecto de desarrollo propio, en octubre de 1570, la ciudad encontró la posición central y el emplazamiento seguro y grato para el cabal ejercicio de sus funciones urbanas. Se crearon instituciones, se edificaron en sólidas construcciones casas, templos, colegios y conventos, se trazaron caminos hacia todos los puntos cardinales y la ciudad creció hasta llegar a ser punto de referencia de todo lo que era la provincia de Venezuela y su fama y sus productos llegaban hasta las extensas sabanas de Boyacá y Cundinamarca. Aquí venían a educarse lo hijos de las familias importantes y hasta un obispo de la Diócesis de Caracas, fray Alonso de Briceño, despachó desde aquí los asuntos de su competencia hasta su muerte y aquí yacen los restos de fray Antonio González de Acuña, fundador de la primitiva Universidad de Caracas. 

Pero la ciudad capital, noble y próspera, por mil razones, no concentró sobre sí misma la fuerza de los nuevos tiempos. Ya con sus múltiples fundaciones iba dejando aquí y allá  nuevos centros poblados que, junto con muchos otros,  tejían poco a poco la red de centros poblados que exhibe la provincia trujillana: Moporo (o Ciudad Trujillo), El Dulce Nombre de Jesús de Escuque, San Miguel Arcángel de Burbusay, San Juan Bautista de Carache, San Alejo del Valle del Boconó, San Roque de La Quebrada, San Pedro de Jajó , Santiago de El Burrero, San Pablo de Momboy,  La Mesa de San Juan Bautista de Esnujaque,  San Bernabé de Niquitao, San José de Tostós, La Puerta (llamada así porque es el límite con el poblamiento que venía de Pamplona y Bogotá)  y Santa Ana y otras eran doctrinas que se convirtieron en centros poblados. En cada valle, en cada meseta, en cada suavidad del relieve, allí donde ya existían o habían existido comunidades indígenas, iban surgiendo las nuevas comarcas.  
En las relaciones del Obispo Mariano Martí se anotan la existencia de más de cien centros poblados. Se construía así, paulatinamente, conforme a una realidad territorial de suyo complicada y a la herencia de los antiguos espacios Cuicas, la nueva organización territorial trujillana.

Se fue conformando una identidad: La Trujillanidad. Sobre el carácter de los trujillanos que se fue fraguando, lentamente, citemos las palabras de Don Mario Briceño Perozo: “Durante el régimen colonial, los trujillanos dieron muestras de que tenían personalidad propia, integridad, carácter, valentía, espíritu de solidaridad y de servicio, dispuestos, en todo instante, a la defensa de los fueros de la comunidad” (Briceño Perozo, 1984). José de Oviedo y Baños afirmaba en su Historia de la Provincia de Venezuela: “...basta saber que uno ha nacido en Trujillo, para que en la común estimación sea reputado como de afable natural, de noble trato y de una intención sana y sin malicia”.  

Los primeros cien años fueron los mejores años de Trujillo. En esa centuria no solo prosperó la ciudad en todos los órdenes, sino que conformó el territorio bajo su jurisdicción como una verdadera entidad política, con sentido de pertenencia, pero manteniendo el espíritu descentralizado de sus pueblos y comarcas. El estado Trujillo se consolidaba en su particular manera de ser: Lugar de lugares.

La población del estado Trujillo en la actualidad

El Estado Trujillo tiene una población de 686.367 habitantes según el Censo 201114, lo que representa el 2,5% de la población venezolana, manteniendo la tendencia hacia la baja relativa. Las proyecciones oficiales calculan una población al año 2017 de unos 850.000 habitantes. Entre las características de la población trujillana se resalta su juventud, aunque se nota una tendencia a la reducción de su importancia como consecuencia de la disminución de los patrones de fecundidad, el crecimiento modesto de la población adulta, la reducción de las tasas de dependencia económica, el mantenimiento de la paridad entre mujeres y hombres, el incremento de los solteros y unidos, un aumento de las mujeres como jefes del hogar, un leve crecimiento de la densidad demográfica y una leve reducción la tendencia a la emigración. La densidad es de 93 habitantes por kilómetro cuadrado. 
Antes la importancia de la población del estado frente al total nacional era mayor. Durante los siglos XVI y XVII la ciudad de Trujillo llegó a ser la segunda en importancia del país. Para el primer censo general de población, realizado en 1873, el estado Trujillo representaba el 6,27% del total nacional y ocupaba el 5º lugar en importancia relativa, hoy representa el 2,5 % y ocupa el 17º lugar.  

Hasta el censo de 1926 la población trujillana crecía a una tasa siempre cercana a la tasa del crecimiento natural. En el censo de 1936 se empiezan a registrar tasas muy inferiores, es decir la tasa de crecimiento real se aleja de la tasa de crecimiento natural, con lo que se inicia el largo período de la emigración de los trujillanos. Este fenómeno coincide con la explotación petrolera en el estado Zulia, la concentración de las inversiones en el centro norte – norte del país y con ello el fenómeno de la emigración rural - urbana y las migraciones hacia las zonas petroleras.

En el período ínter censal 1950 – 1961 se produce un repunte en el crecimiento de la población trujillana, fenómeno que coincide con la apertura de la carretera panamericana y el saneamiento de las tierras de la costa del Lago de Maracaibo y de los llanos de Monay, que ven crecer sus centros poblados.  A partir de ese período la población trujillana tiene un crecimiento moderado, inferior a la tasa de crecimiento natural, por lo que se mantiene el saldo migratorio negativo, al punto que en el año de 2001 un total de 258.319 personas nacidas en el estado Trujillo fueron empadronadas en otros estados del país, lo que representa el 42 % de la población registrada en el propio estado. Es decir para esa fecha casi la mitad de la población nacida en Trujillo había emigrado. Por contraste, apenas el 10,5 % de la población censada en el estado Trujillo en el 2011 era nacida en otras entidades y el 1,8 en el exterior, en su mayoría nacidos en Colombia (77 %), Italia (3,6 %) y España (1,9 %). 


ESTADO TRUJILLO. POBLACIÓN Y DENSIDAD CENSOS 1873-2011
      Fecha                   Población         Densidad (Ha/Km²) 1881 (27 Abr.)         144.102                19,5
1891 (15 Ene.)           146.585                19,8
1920 (1 Ene.)             178.942                 24,2
1926 (31 Ene.)            218.780                29,6
1936 (26 Dic.)             242.605                32,8
1941 (7 Dic.)               264.270                35,7
1950 (26 Nov.)            273.919                37,0
1961 (26 Feb.)            326.634                44,1
1971 (2 Nov.)              381.334                51,5
1981 (20 Oct.)             433.735               58,6
1990 (21 Oct.)             493.912               66,7
2001 (22 Oct.)             608.563               82,2
2011 (30 Oct.)             686.367               92,8

FUENTE: INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, INE 2015


Los trujillanos emigran principalmente hacia el estado Zulia y hacia la región central del país. Los escasos nacidos en otros lugares que viven en estado Trujillo vienen del Zulia, Caracas, Mérida y Lara. La emigración es la característica más resaltante de la población trujillana, con el agravante que este proceso es selectivo, pues se van principalmente las personas económicamente activas, que tienen mejores expectativas y mayor espíritu emprendedor, como puede demostrarse al comparar los estratos de población de 15 a 64 años que representan en Trujillo 2,5 puntos porcentuales menos que en Venezuela.  En este comportamiento han jugado papel importante, el poco desarrollo de las actividades económicas que se reflejan en los índices de desarrollo humano del estado.

El estado Trujillo prácticamente no tiene población indígena propia y en el último censo se reconocen como tales apenas el 0,1 % de la población de la entidad. La mayoría de ellos es población muy pobre de origen Yucpa que se ubican temporalmente en Valera, y unos pequeños grupos de la etnia Wayuu. 
La tendencia más marcada en cuanto a la distribución territorial de la población es la pérdida del equilibrio tradicional que existía desde los tiempos precolombinos, por su concentración en el eje Trujillo – Valera y su área de influencia inmediata, conformada por los municipios Valera, San Rafael de Carvajal, Motatán, Pampanito, Pampán y Trujillo, donde vive la mitad de la población estadal. Sin embargo el dinamismo demográfico está muy disminuido y apenas crece un poco el eje Carvajal - Pampanito - Pampán – Monay, con lo cual el ordenamiento urbanístico de este territorio se hace importante.

La Zona Baja o eje panamericano conformados por los municipios José Felipe Márquez Cañizales, Miranda, Sucre, Bolívar y Monte Carmelo está asentado el 17, 2% de la población,  pero su crecimiento y dinamismo está muy por debajo de su potencial, por lo que la promoción de su desarrollo integral se hace necesario con el aprovechamiento racional de sus evidentes recursos naturales, las ventajas de su localización, la infraestructura del puerto de La Ceiba, la Zona Industrial de Agua Santa, el Sistema de Riego El Cenizo y la vocación trabajadora de su gente.

Boconó, el segundo municipio con mayor población después de Valera, con 79.710 habitantes, equivalente al 13,10% estadal y su crecimiento está cerca del natural. En general la distribución territorial de la población se mantiene con la pequeña tendencia ya señalada en el centro del eje Trujillo – Valera.

ESTADO TRUJILLO
POBLACIÓN TOTAL (VALORES ABSOLUTOS Y RELATIVOS), SEGÚN MUNICIPIO CENSOS 2001 – 2011
MUNICIPIO                               2001                                 2011
      %                               Total                             Total                         %
ANDRÉS BELLO                 13.135         2,2                14.699                  2,1
BOCONÓ                             79.710         13,1               83.176                12,1
BOLÍVAR                             12.410          2,0               15.285                   2,2
CANDELARIA                     24.540          4,0                27.811                  4,1
CARACHE                           26.261          4,3                27.358                  4,0
ESCUQUE                           20.796          3,4                27.128                   4,0
JOSÉ FELIPE MÁRQUEZ C. 4.237         0,7                4.551                    0,7
JUAN V. CAMPO ELÍAS       4.887          0,8                5.331                    0,8
LA CEIBA                             17.219         2,8                19.031                   2,8
MIRANDA                             19.243         3,2                21.305                   3,1
MONTE CARMELO              12.162        2,0                12.606                   1,8
MOTATÁN                            14.263         2,3                19.777                   2,9
PAMPÁN                               41.111         6,8                47.549                  6,9
PAMPANITO                         22.159         3,6                28.521                  4,2
RAFAEL RANGEL                18.014         3,0                 22.153                   3,2
SAN RAFAEL DE CARVAJAL  4.216          7,3                  55.409                    8,1
SUCRE                                          24.939      4,1                     30.715                4,5
TRUJILLO                                    50.399      8,3                     54.213                7,9
             URDANETA                                   30.672      5,0                     33.620                4,9               VALERA                                          128.190    21,1                   136.129               19,7
FUENTE: INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA. INE. 2015


En cuanto a la densidad de población, es decir la relación entre habitantes por kilómetro cuadrado, el estado Trujillo tiene unos 80 hab./km2 y los municipios con mayor densidad son San Rafael de Carvajal (715), Valera (505) y Pampanito (306), los de menor densidad son Felipe Márquez Cañizales (6), Andrés Bello (20) y Carache (26). La densidad es alta al centro del Estado y baja en sus límites, en particular en su “Zona Baja”.

En el imaginario nacional y también en el regional existe la convicción o la idea de que el estado Trujillo es “agrícola” o “rural”. Incluso en un estudio realizado por FUNDACREDESA  en los años 80 se afirma la cultura rural del trujillano, y las ventajas que de ello se derivaban.  Esto tiene que ver con la vocación agroalimentaria de su economía y la ocupación de mucha de su gente en trabajos relacionados con la agricultura, la ganadería y sus actividades afines. Igualmente con el ambiente predominante en sus paisajes.  Sin embargo en la frialdad de las cifras, el 80 % de la población es urbana y el 20 % es rural. Los municipios más “urbanos” son  Rafael Rangel, Valera, San Rafael de Carvajal, Escuque, Pampanito, Sucre, Pampán y Trujillo, con valores superiores al promedio del Estado, y los más “rurales” son Andrés Bello y Carache. Es importante anotar que el criterio censal para definir a una población como urbana es que resida en centros poblados con  2.500 o más habitantes, de tal manera que esa clasificación tiene muchas limitantes para determinar el carácter de la ruralidad o no de una población.

El asentamiento de la población se ha dejado al azar y al capricho de los que deciden la construcción de viviendas, sin planes de ordenamiento o con clara violación a los mismos15. De allí el desorden en la ocupación del espacio trujillano, con los costos humanos y materiales, pues muchos de estos urbanismos o viviendas aisladas se construyeron y se siguen construyendo en sitios no apropiados, con altos riesgos, sin servicios, sin conexiones con centros poblados de apoyo. Las consecuencias son muy desfavorables para el desarrollo armónico de Trujillo,  para la calidad de vida de la gente y provoca un grave deterioro ambiental.

No se acata el Plan de Desarrollo Económico y Social del estado Trujillo elaborado de conformidad con el ordenamiento legal, ni existen planes de Desarrollo Económico y Social de ningún Municipio, ni planes actualizados de ordenamiento urbano de ningún centro poblado del estado Trujillo. Es de esperarse entonces que la ocupación del espacio territorial sea desordenada, anárquica y produzca graves conflictos de uso.

La edad promedio de la población trujillana es de 27 años, con tendencia a ascender. La mayor parte de la población es joven, 27,2% es menor de 14 años, pero existe una tendencia a ganar importancia la población de 15 años y más, que pasó de representar el 61 % en 1990,  al 66 % en el censo del 2001 y al 80 % en el 2011. La tasa de actividad, en consecuencia también evoluciona positivamente, al situarse en el último censo en el 65, 3 %, luego de registrar en el año 1971 un 49,1%.  El índice de masculinidad es de 99 %, superior al nacional que es del 97,9 %.

Estos cambios en la estructura demográfica ponen en evidencia una disminución de la población joven y un crecimiento de los adultos y de la tercera edad. Con ello la razón de dependencia de los menores de 15 años disminuyen y aumenta la dependencia de los mayores de 64 años.

La mayoría de los trujillanos mayores de 15 años se declaran solteros en un 42,1 %, unidos el  26,4 %, casados el 22,8 %,  viudos un   4,1 % ,   divorciados 2,3 % y  separados 2,3 %. Un dato curioso es que hay más solteros que solteras (45,5 % vs  38,9 %). La proporción de solteros y unidos crece, mientras la de casados disminuye.  Hay más divorciadas que divorciados y viudas hay mucho más que viudos, como es natural.

Dice el Censo que “En cuanto a la relación de parentesco y la estructura interna de los hogares, 36,5% de las jefaturas de hogar en el estado Trujillo tienen jefatura de mujeres, en tanto que 63,5% de los mismos son jefaturados por hombres”, sin embargo el porcentaje de mujeres jefes del hogar crece de manera constante. El 83,5 % de los hogares trujillanos tienen un núcleo básico, es decir padre, madre e hijos. El promedio de hijos por mujer es de 2,3 hijos, con tendencia a la baja (en el censo de 2001 era de 2,7).

La tasa de alfabetismo de la población trujillana se ubicó según el Censo 2011 en 92,3%, y el analfabetismo aún persiste – con tendencia a disminuir – en las zonas rurales y en la población adulta.  El 87,4 de los trujillanos viven en casas unifamiliares y solo el 7 % en apartamento. Según el Censo solo había 12.011 ranchos, es decir el 5,4 % de la viviendas.

Las características económicas de la población trujillana, como la tasa de actividad que se refiere al porcentaje de la población económicamente activa con respecto a la población de 15 años y más, los indicadores de ocupación por ramas de actividad económica y otros datos e informaciones son de difícil inferencia dada la escasez de datos oficiales. Se puede afirmar sin embargo que más del 60 % de la población ocupada está en el sector servicios (sector terciario), luego sigue en importancia el sector primario de la economía –sobre todo el sector agropecuario – con más del 20 % y un débil sector secundario o de transformación que no llega al 20 % de la población ocupada.

Esta distribución de la población económicamente activa ocupada, es un claro indicativo de la debilidad de la economía trujillana; los ingresos están basados en las actividades relacionadas con los servicios comunales, sociales y personales, mayoritariamente prestados por el sector público nacional, estatal y municipal, sin que se produzcan importantes impactos en el resto de las actividades económicas. 

Disponibilidad de Recursos naturales: su aprovechamiento y restricciones de uso.
Los principales recursos naturales del estado Trujillo son sus tierras, aguas, minerales no metálicos y los hidrocarburos, junto a su gran biodiversidad.

Tierras agrícolas

La gran variedad de factores geológicos, geomorfológicos y climáticos, han determinado la existencia de gran variedad de suelos en el estado, que cuenta con un total de unas 300.000 hectáreas de tierras agrícolas, lo que representa el 40,5  % de toda su superficie. Tiene además unas 100.000 ha. de uso pecuario, el 13,5 %; unas 300.000 ha. de vegetación forestal, el 40,5 % y otras 40.000 ha. de usos combinados, es decir el 5,5 % de la superficie estadal. Según  Instituto Nacional de Tierras (INTI), Coordinación Trujillo, para el año 2013 un total de 138.127,47 hectáreas eran propiedad de la Nación. La superficie regada es  menor a 25.000 hectáreas, la mitad en los valles altos y unas 5.000 en El Cenizo.

La superficie de tierras agrícolas y de otros usos difiere entre varios autores. , por ejemplo la cifra que registra el actual Plan de Ordenación del Territorio es de 521.946,95 hectáreas de uso agrícola.

Cereales y leguminosas                       7.117,41 
Café                                                22.142,60 
Cacao                                                  334,73 
Caña de Azúcar                                 8.187,23 
Hortalizas                                         6.749,94 
Frutales                                          18.953,03 
Raíces y tubérculos                          10.812,68 
Oleaginosas                                         128,14 
TOTAL                                            74.425,76

Disponibilidad de tierras agrícolas del estado Trujillo     
Uso Superficie (ha) Uso agrícola vegetal                            300.000 
Agricultura intensiva de piso bajo    50.000 Agricultura intensiva de piso alto   15.000 Plantaciones de piso alto (café)   25.000 Plantaciones tropicales              180.000 Agricultura de subsistencia                30.000 Uso pecuario                           100.000 Ganadería intensiva (carne y leche)  20.000 Ganadería extensiva (cría)               80.000 Uso forestal                                       300.000 Vegetación natural protectora 190.000 Plantación forestal protectora 10.000 Usos combinados, urbanos, vialidad 40.000
Fuente: cálculos propios aproximados17
Fuente: VII Censo Agrícola de Venezuela 2.007-2.008. 
Superficie sembrada (hectáreas) en el estado Trujillo 
TOTAL                             74.425,76


 En la planicie de contacto con el Lago de Maracaibo o “zona baja”, específicamente en jurisdicción de los municipios Andrés Bello, La Ceiba, Sucre, Bolívar y Monte Carmelo, y en los Llanos de Monay (municipios Pampán, Candelaria y Felipe Márquez Cañizales), se encuentra la más alta proporción de tierras aptas para el uso agrícola vegetal. Comprenden alrededor de 200.000 ha. aptas para el cultivo de cereales, oleaginosas, raíces y tubérculos, hortalizas y plantaciones y/o frutales. En esta zona fue construido uno de los sistemas de riego y asentamientos agrarios más antiguos del país: “El Cenizo”, de deficiente experiencia; y han sido emprendidos programas de desarrollo agrícola como el Caús – Pocó, plantaciones de frutales, cereales y una importante ganadería bovina. También está ubicada en la planicie la Zona Industrial de Agua Santa, de lento desarrollo.  En los Llanos de Monay, ubicados en la zona norte y este del embalse de Agua Viva, la producción de caña de azúcar tiene una gran ventaja competitiva dada su cercanía al Central La Pastora, al Central Motatán, a numerosos trapiches paneleros y a las condiciones agronómicas de sus suelos.

En los valles altos y laderas de suave pendiente se localizan unas 25.000 ha. aptas para el cultivo de café o plantaciones de frutales y cerca de 10.000 ha. para cultivos intensivos de clima frío. En esta última área se ejecutó el Programa Valles Altos, una exitosa experiencia que combinaba el trabajo de los agricultores con apoyo técnico y financiero del Estado, para construir sistemas de riego por aspersión, obras de mejoramiento y conservación de suelos, vialidad y promoción de la organización social, que producen más de ciento setenta y cinco mil toneladas de hortalizas y ocupa más de cuatro mil familias.

En el sector de piedemonte las tierras tienen poca capacidad agrícola, porque son predominantemente de texturas arcillosas de lenta permeabilidad y poca profundidad, y en algunos casos existen suelos esqueléticos poco profundos y con alto porcentaje de afloramientos rocosos. En estas tierras la ocupación es escasa, está limitada principalmente al cultivo de piña y en algunos sectores existe alguna cría de ganado ovino y caprino.

Recursos forestales

Un poco menos de la mitad de las tierras del estado son de uso forestal, 300.000 hectáreas. La mayoría de estas tierras exigen prácticas de recuperación y reforestación, con el fin de aminorar los efectos erosivos.  A pesar de esta disponibilidad de tierras de uso forestal, el estado Trujillo no cuenta con importantes recursos forestales, pues los bosques existentes, o son de carácter protector o han sido reducidos para expansión de la frontera agrícola. Por otra parte, las plantaciones forestales han sido muy pequeñas, la mayoría con fines conservacionistas. Según el Anuario de Estadísticas Forestales, la producción de madera en rola del estado Trujillo representa menos del 0,50 % de la producción nacional. Las especies más explotadas son roble, pardillo, cedro, ceiba y algarrobo, entre otros.

Cabe destacar que existe una  fuerte presión  sobre los bosques naturales. Las cuencas altas de los ríos Motatán, Boconó y Burate   y sus afluentes presentan una intervención que afecta gravemente su vegetación natural - páramos y selvas nubladas - con el consecuente desencadenamiento de procesos erosivos que deterioran los suelos y las aguas y, con ello, del potencial agrícola y la calidad de vida de sus habitantes. También han sido  muy intervenidos los bosques del pie de monte del flanco  occidental, en particular las cuencas de La Vichú, Cheregüé, Caús y Pocó, lo que causa periódicas inundaciones en la planicie.

Recursos hídricos

Los recursos hídricos en el estado Trujillo son abundantes, tanto superficiales como subterráneos. El río Motatán aporta al embalse de Agua Viva (construido en el año 1972), 1.168,08 millones de m3 anuales, aproximadamente 37 m3/s (9), provenientes de sus tributarios: Burbusay, Carache, Castán, Escuque, Jiménez, Jirahara, Momboy, Monay, Monaicito y otros. El Motatán surte de agua a los acueductos de las ciudades de Valera, Sabana Libre, Isnotú, Betijoque, Carvajal y Motatán, así como las demandas de riego en su cuenca alta. Por otra parte, las subcuencas La Vichú, Caús, Buena Vista y Pocó aportan 269,08 millones de m3 anuales a la planicie. El río Boconó, localizado al este del estado, es un importante recurso tanto para las labores de riego como para el abastecimiento de agua al embalse Boconó – Tucupido (estado Portuguesa).

Es de hacer notar la elevada contaminación de algunos de estos ríos, principalmente el Motatán, el Momboy y el Castán, tanto por la descarga directa que a ellos se les hace de las aguas servidas de las poblaciones, como al mal uso de los pesticidas en las labores agropecuarias. 
Las aguas subterráneas se localizan en tres sistemas acuíferos: el sistema acuífero intermontano pequeño y de escaso potencial, los acuíferos de los Llanos de Monay, que por lo general son de bajo rendimiento por su reducida permeabilidad, y el sistema acuífero El Cenizo - Lago de Maracaibo el cual es muy rico y se encuentra en la planicie costera. En las cuencas directas al Lago son abundantes los acuíferos del área Caús - Pocó, siendo explotados actualmente con fines agrícolas. Un inventario elaborado por el Sistema Hidráulico Trujillano reveló la existencia de 1.287 pozos bajo la planicie aluvial de los ríos Motatán, Vichú, Buena Vista y Pocó, con profundidades no mayores a 200 m, y con una extracción total 162,9 millones de m3.

Estos recursos, vitales para la economía regional, están en peligro por la severa intervención de las cuencas altas y la elevada contaminación de los cuerpos de agua. Para mantener el equilibrio del régimen hídrico y minimizar su deterioro se recomienda la ejecución de políticas de conservación de suelos y aguas, que incluyan medidas preventivas como fuertes campañas de educación ambiental, como medidas correctivas que apunten a programas masivos de reforestación y la construcción de sistemas de tratamiento para las aguas servidas de las poblaciones.

Recursos pesqueros

Los recursos pesqueros son escasos y se limitan a los 50 km de costa en el Lago de Maracaibo y  en los ríos de la Zona Baja.  Son comunes distintas especies de peces como bagres (Ageneiosus spp y Perrunichtys perruno), manamana (Anodos laticeps), bocachico (Prochilodus kneri), curvina (Ophioscion venezuelae), lisa (Mugil curena), el cangrejo azul (Carpilius sp.), armadillo (Priodontes sp.), y algunas especies de camarones. Existió una interesante explotación camaronera en las riberas del Lago de Maracaibo que se presentaba con buenas expectativas, hasta que el intervencionismo estatal mal orientado las acabó.

Existe un interesante potencial de los ríos de la zona alta para la cría de truchas, con interesantes experiencias en río Negro, en el páramo de Guaramacal y en Mosquey en el municipio Boconó, así como en lugares puntuales en diversos sectores de la cuenca del Motatán.

Recursos mineros e hidrocarburos

En el estado Trujillo abundan los recursos minerales no metálicos, en particular calizas, arenas silíceas, arcillas, arenas y gravas lo que ha determinado que parte de sus más importantes industrias se vinculen con este sector, en particular la fabricación de cemento, vidrio y diversos materiales de construcción. Los yacimientos de caliza más importantes de la entidad se encuentran en La Quebrada, San Lázaro, Loma de San Juan, Morros de Carrasquero, Mitimbís, Niquitao y Cuicas.

La caliza de La Quebrada está ubicada en el municipio Urdaneta; presenta un rumbo general N 65º E, extendiéndose por unos 18 km, desde la región de Timotes en el estado Mérida hasta la localidad de Santiago en el municipio Trujillo, con un espesor aproximado de 200 m. La caliza de San Lázaro está ubicada en el municipio Trujillo, este afloramiento sería la continuación de las calizas de La Quebrada, aunque tiene leves variaciones en su composición química. Tiene un rumbo general N 60º E y su potencia alcanza aproximadamente los 150 m., ambas calizas son aptas para la fabricación de cemento y cal agrícola, principalmente.

Las calizas de Loma de San Juan, Morros de Carrasquero y Cuicas se localizan en el municipio Carache. El primero, se ubica al noreste de la localidad de Carache, se extiende a lo largo de la Loma de San Juan y tiene una potencia estimada de 200 m. Las calizas de Carrasquero se localizan al norte de la localidad de Carache, es un lugar poco accesible para trabajos mineros pero constituye un prospecto potencial a largo plazo; tiene un rumbo general de N 15º E y su potencia alcanza aproximadamente los 200 m. Las calizas de Cuicas ocupan aproximadamente 20 km2, en los alrededores de la localidad de Cuicas. Estas calizas son aptas para la fabricación de cemento.

Las calizas de Mitimbís se localizan a 4 km del pueblo de Torococo en el municipio Candelaria, presentan un rumbo N 65º E y tiene una potencia estimada de 50 m., son aptas para la fabricación de carburo de calcio, cemento, celulosa. Las calizas de Niquitao se localizan en la confluencia del río Burate con la quebrada Estichó en el municipio Boconó, tiene una potencia estimada de 100 m., son aptas para la fabricación de cal y cal agrícola.

Las arenas silíceas son el recurso mineral no metálico más abundante que posee el estado Trujillo. Los yacimientos más importantes se encuentran en El Boquerón, Cuicas y principalmente en los llanos de Monay. Este potencial fue aprovechado para instalar la fábrica de botellas de vidrio en la zona industrial de Valera, así como otra de vajillas en Monay que cerró cuando estaba prácticamente lista para iniciar su producción.

Las arenas silíceas de El Boquerón se localizan a 15 km al oeste de la ciudad de Valera, en el municipio del mismo nombre; tiene un rumbo N 80º E y se extiende 5,5 km con un ancho aproximado de 1,5 km. Los prospectos de Las Peñas, San Juan y Bucaral están ubicados en los alrededores de la localidad de Cuicas en el municipio Carache. El primero tiene un espesor estimado de 50 m., y una capacidad de 15. 000 toneladas métricas.  El prospecto San Juan tiene una potencia promedio de 45 m., y una capacidad de 9.000.000 de toneladas métricas. El prospecto Bucaral tiene una potencia estimada de 50 m., y una capacidad de 9.000.000 toneladas métricas, aproximadamente. Finalmente, los extensos afloramientos ubicados en los Llanos Monay, a 70 km de la ciudad de Valera, en la vía que conduce al estado Lara.

Las arcillas, ocupan grandes extensiones, sobre todo en Peraza (municipio Pampán) y Agua Viva (municipio Miranda), también en Isnotú (municipio Rafael Rangel), Carache (municipio Carache) y Sabana Libre (municipio Escuque). Ello ha dado pie a importantes fábricas de materiales para la construcción, entre ellas dos alfarerías, una en la Zona Industrial de Valera y otra en las cercanías de Motatán. Existe así mismo una atractiva artesanía en cerámica, particularmente en Carache y Boconó. También existen cuantiosos depósitos de arenas y gravas, ubicados en los cauces de los ríos, valles, terrazas y en la planicie aluvial lacustre que se explotan para la industria de la construcción.

Otros minerales existentes, pero que aún no generan actividad económica,  son las micas y feldespatos en Campo Elías y Batatal del municipio Campo Elías,  y La Quebrada en el municipio Urdaneta; los fosfatos en Torococo y Chejendé en el municipio Candelaria. Existen evidencias de dolomitas en la Loma de Bolivia del  municipio Candelaria.

Trujillo no es conocido como estado petrolero, sin embargo históricamente fue el primero en exportar petróleo (Vila, 1966) Actualmente se producen alrededor de cincuenta mil barriles diarios de petróleo de calidad excepcional. Dos yacimientos recientes, Tomoporo y La Franquera, en la costa lacustre, dan cuenta de unas reservas de unos setecientos millones de barriles. Cálculos moderados estiman un potencial de producción para los próximos años que puede superar los doscientos cincuenta mil barriles por día. Petróleos de Venezuela informa de una inversión  superior a los mil millones de dólares en los próximos cinco años para instalaciones y perforación en esta zona.

Los recursos de petróleo y gas están ubicados principalmente en la costa del Lago de Maracaibo, donde se distinguen tres zonas: Bloque La Ceiba: Posee una extensión de 1.801,62 km2; ubicado en la costa oriental del Lago de Maracaibo, en jurisdicción de los municipios La Ceiba, Bolívar, Rafael Rangel, Monte  Carmelo, Escuque, Miranda, Sucre, Motatán y San Rafael de Carvajal del estado Trujillo; Julio César Salas, Justo Briceño y Tulio Febres Cordero del estado Mérida; y Sucre del estado Zulia. Las actividades en este Bloque se iniciaron en 1996 con la perforación de tres pozos en un área de 100 km2, localizada hacia el noroeste del Bloque, en la planicie aluvial del río Motatán, en el municipio La Ceiba. En el período 1999 - 2001, fue desarrollada la segunda etapa exploratoria y fue seleccionada en el mismo sector, un área de 82,59 km2 para la perforación de dos pozos que permite la producción de 3.000 barriles/día/pozo. 

Campo Tomoporo Sur: Se encuentra ubicado en la margen sureste del Lago de Maracaibo, en jurisdicción de los municipios Baralt del estado Zulia y La Ceiba del estado Trujillo. Abarca una superficie de 97,77 km2, de las cuales 75,37 km2, el 77%, están ubicadas en el estado Trujillo. Se espera obtener una producción máxima para el año 2009 de 54.000 b/d de crudo de 23,6º API y unos 33 millones PCND de gas a partir del año 2011, mediante la perforación y producción de aproximadamente 43 pozos en los próximos 10 años.

Campo Barúa – Motatán: Es un campo petrolero ya desarrollado que abarca un área de 500 km2 y se encuentra localizado en la Costa Oriental del lago, sur del Lago de Maracaibo, en los municipios Baralt del estado Zulia y Andrés Bello, Sucre y Miranda del estado Trujillo. Para el período 1997-2016 se planteó la perforación de 122 pozos con el propósito de mejorar y aumentar la producción a un mínimo de 45.000 b/d, en un lapso de 10 años.

Recursos paisajísticos protegidos

El 83 % del territorio trujillano está sometido a algún tipo de  régimen especial de administración y manejo para la conservación de los recursos naturales. Son nueve áreas agrupadas en tres figuras jurídicas: un monumento natural, tres parques nacionales y cinco zonas protectoras.
Áreas con fines estrictamente protectores, científicos, educativos y recreacionales

El Parque Nacional General Cruz Carrillo (Parque Guaramacal), es un interesante ecosistema situado en la Serranía de Guaramacal, conformado por bosques nublados y páramos, con poca intervención. Fue creado según Decreto Nº 2.170 de fecha 25-05-88, con la finalidad de protegerlo tanto por su interés ambiental, como para asegurar la producción de agua para el abastecimiento de los centros poblados circunvecinos y para el desarrollo hidroeléctrico Boconó - Tucupido. Se localiza en jurisdicción de los estados Trujillo y Portuguesa; tiene una extensión de 210 km2, de los cuales 193,11 km2 están comprendidos en el estado Trujillo.

 • El Parque Nacional Dinira fue creado según Decreto Nº 2.564 de fecha 30-11-88 con el fin de proteger las cuencas altas de los ríos Tocuyo, en el estado Lara; Chabasquén y Boconó en el estado Portuguesa y Carache en el estado Trujillo, y garantizar de esta manera los recursos hídricos necesarios para el abastecimiento humano y el desarrollo agropecuario, así como sus bellezas escénicas y diversidad biológica. Se localiza hacia el noreste del estado, en el límite con los estados Lara y Portuguesa, con quienes comparte su administración. Tiene una extensión de 453,28 km2, de los cuales sólo 97,41 km2 corresponden al estado Trujillo.

El Parque Nacional Sierra de La Culata (lleva el nombre del conservacionista merideño Antonio José Uzcátegui), ocupa una extensión de 2.004 km2, de los cuales sólo 106 km2 están en jurisdicción del estado Trujillo, y los restantes en el estado Mérida. Fue creado según Decreto Nº 1.434 de fecha 07-12-89 con el fin de preservar las formaciones vegetales, procesos ecológicos, especies biológicas y rasgos físicos existentes en el área, así como para la protección integral de las cuencas altas de los ríos Chama, Mucujún, Capaz, Motatán, Tucaní y Santo Domingo, para asegurar el suministro de agua permanente y de buena calidad para el consumo humano, riego e hidroelectricidad.

El Monumento Natural Teta de Niquitao y Guirigay. Este monumento natural abarca los sectores de la Sierra de Trujillo conformados por los picos Teta de Niquitao (ubicado en jurisdicción del estado Trujillo) y Guirigay (ubicado en jurisdicción de los estados Trujillo, Barinas y Mérida), ocupando una superficie de 68,12  km2, de los cuales corresponden 22 km2 a la Teta de Niquitao y 18,40 km2 al Guirigay. Fue creado según Decreto Nº 1.473 de fecha 04-09-96, con el fin de preservar paisajes únicos en el estado, constituidos por crestas monoclinales, zonas de selvas nubladas y de páramo pluvial subandino de gran valor ecológico, hábitats naturales de especial interés científico, educacional y  recreacional, los cuales están en peligro de perder sus atributos naturales debido al avance de las actividades antrópicas no planificadas; así como, asegurar la producción constante de agua para los embalses de Agua Viva, en el estado Trujillo, y Boconó – Tucupido – Masparro, en el estado Portuguesa. 
Áreas con fines protectores bajo usos normados

La Zona Protectora Piedemonte Norte de la Cordillera Andina y Serranía de Misoa es una extensa zona protectora creada según Decreto Nº 105 de fecha 26-05-74, con la finalidad de conservar y preservar las cuencas hidrográficas de los principales ríos del área. Su relieve forma parte del sistema de colinas de LaraFalcón y de la Cordillera de Los Andes, entre los estados Lara, Mérida, Trujillo y Zulia. Tiene una extensión de 3.723,27 km2, de los cuales 874,68 km2 corresponden al estado Trujillo. 

La Zona Protectora Sureste Lago de Maracaibo, Santo Domingo y Motatán fue creada según Decreto Nº 105 de fecha 26-05-74, con la finalidad de conservar y preservar las cuencas hidrográficas de los principales ríos del área. Está ubicada en el extremo nororiental del estado Mérida y suroeste del estado Trujillo. Tiene una extensión de 4066,62 km2 de los cuales    3.068 km2 corresponden al estado Trujillo.

La Zona Protectora de las Cuencas Hidrográficas de los Ríos Guanare, Boconó, Tucupido, La Yuca y Masparro fue creada según Decreto Nº 1.651 de fecha 26-05-74. Protege en el oriente del estado las estribaciones de Los Andes venezolanos que drenan sus aguas hacia los llanos occidentales, entre los estados Barinas, Lara, Portuguesa y Trujillo. Tiene una extensión de 4.224,43 km2. Se crea con el propósito de regular los usos y actividades de la zona, a fin de proteger un área donde se han desarrollado obras de infraestructura de gran importancia para el desarrollo de la región, tales como el embalse Peña Larga sobre los ríos Boconó y Tucupido (estado Portuguesa) y el embalse Manuel Palacios Fajardo sobre el río Masparro (estado Barinas).

 • La Zona Protectora Cuenca del Río Castán fue creada según Decreto Nº 2.318 de fecha 05-06-92. Tiene una extensión de 313,57 km2. Se crea con el fin de proteger el área que constituye la única fuente abastecedora de agua potable de la ciudad de Trujillo y centros poblados vecinos. • La Zona Protectora Sub-cuenca del Río Momboy fue creada según Decreto Nº 2.990 de fecha 03-06-93. Tiene una extensión de 125,54 km2 y se localiza al suroeste del estado, en el límite con el estado Mérida. Se crea con el fin de proteger la única fuente abastecedora de agua potable para las poblaciones de La Puerta, Mendoza y sus alrededores, y los suelos localizados en esta área, catalogados como de máxima preservación agrícola. La existencia de estas áreas bajo régimen de administración especial no ha detenido el deterioro ambiental, el retroceso de la vegetación natural, la alteración de las cuencas altas, ni la ocupación desordenada del territorio. A la ausencia de un verdadero plan estratégico de desarrollo del estado Trujillo, fruto del consenso de sus autoridades y las diversas organizaciones, se suma la inexistencia de los planes de ordenación del territorio y reglamentos de uso. Es indispensable, tanto que las autoridades tomen conciencia de la importancia de ejercer con mayor fuerza los mecanismos de control que otorgan estos decretos,  como que las comunidades asuman el compromiso de no intervenirlas, como única manera de asegurar hacia el futuro la disponibilidad de los recursos protegidos, especialmente el agua.

Recursos turísticos

Desde las ubérrimas tierras vecinas al Lago de Maracaibo,  el fresco piedemonte, pasando por el paisaje cafetalero, hasta los fríos páramos, la diversidad paisajística, fruto de la variación del relieve, clima y vegetación, junto a las diversas formas de ocupación del territorio por los grupos humanos y su apreciada herencia cultural, le imprimen al estado Trujillo múltiples perspectivas turísticas. Ya la calificación de “Trujillo: lugar de lugares” es un indicador de esa realidad.

Es necesario sumar a esta relación genérica los siguientes hitos turísticos principales: 
1) La significativa presencia de Isnotú, pueblo natal del  Dr. José Gregorio Hernández, importante figura humana que combina su condición de excelente estudiante, médico abnegado, eminente profesor universitario, científico de vanguardia, ciudadano ejemplar y cristiano integral, hoy convertido en el santo del pueblo venezolano. Este centro poblado, localizado al este de la ciudad de Valera, es el epicentro de un importante flujo de peregrinos que acuden al Santuario edificado en el lugar donde nació este Siervo de Dios. Lamentablemente escasa infraestructura hotelera y de servicios, sumada a las carencias urbanísticas del centro poblado, limitan el aprovechamiento turístico.

2) El Monumento a la Virgen de la Paz. Gigantesca escultura de 46,72 metros de altura, obra del afamado escultor Manuel de la Fuente, localizada en la “Peña de la Virgen” en las cercanías de la ciudad de Trujillo, es una atracción turística de primera importancia. Su entorno es de un clima fresco, con vegetación de bosque nublado y gran interés paisajístico. En la ruta se encuentran restaurantes de la comida típica trujillana, como los famosos pollos a la brasa acompañado de arepa  de maíz pelado, mojo trujillano, cuajada y picante de leche.

3) Boconó es una hermosa ciudad de unos 70.000 habitantes, capital del municipio homónimo de unos 110.000 habitantes, en medio de un agradable clima de montaña y unos paisajes encantadores. Tiene diversos atractivos, una sabrosa gastronomía y una infraestructura hotelera de calidad, incluso algunas de las mejores posadas del país. Destacan el Museo Trapiche de los Clavo, el Ateneo, el mercado Tiscahic. En sus alrededores el paisaje es dominado por los cultivos de café y los centros poblados de aspecto colonial. En las cabeceras del río Boconó, llamadas río Negro y río Azul, se pescan truchas y se hace canotaje. Existe una red de pueblos rurales de gran atractivo, al sur de se encuentran Tostós, Niquitao y Las Mesitas; al norte Mosquey, La Palmita, Batatal y Campo Elías, y la Laguna Negra. Al este está el Parque Nacional Guaramacal y la laguna de Los Cedros; al oeste San Miguel, donde existe una antigua iglesia declarada Patrimonio Histórico Nacional, al igual que Burbusay.

4) Trujillo, es la Capital del estado y tiene una población de unos 60.000 habitantes. Centro de los poderes públicos y religiosos, tiene un importante patrimonio histórico con museos, bibliotecas, su hermosa catedral consagrada a la Virgen de la Paz y el Centro de Historia que sufriera en el año 2010 un grave atentado a su patrimonio. Lucen algunas construcciones de arquitectura colonial tradicional, entre ellas la Biblioteca Pública “Mario Briceño Iragorry” que ocupa una edificación que en la colonia fue la sede del convento “Regina Angelorum”. En las cercanías se encuentra la población de San Lázaro, de grato talante colonial.

5) El Valle del Momboy, Mendoza y La Puerta. El valle del río Momboy se encuentra al sur de la ciudad de Valera y se extiende hasta el sector de La Lagunita, en un trayecto de unos 40 kilómetros. Es un valle estrecho flanqueado al oeste por las imponentes moles de la Sierra de la Culata y al este por las elevaciones de Carorita y La Culebrina, que lo separa del valle del río Motatán. En el fondo se extienden sementeras de hortalizas y en todo su entorno existen hoteles, posadas y restaurantes. Están la Casa Histórica de Carmania donde se hospedó Bolívar al menos dos veces y la casa natal del Prócer Antonio Nicolás Briceño. Igualmente los centros poblados de Mendoza Fría y La Puerta, este último de gran afluencia turística.

6) Valera es la principal ciudad del estado con unos 150.000 habitantes y su localización es casi equidistante de todos los lugares trujillanos, de tal manera que es un excelente “centro de operaciones” para el que quiera recorrer el territorio. En sus cercanías están las poblaciones de Betijoque, Isnotú, El Alto de Escuque, Escuque, El Boquerón, Sabana Libre, El Baño, Carvajal, Mendoza, La Puerta, La Lagunita, La Mesa de Esnujaque, Durí, Jajó, La Quebrada y Santiago.
En Valera destacan la iglesia de San Juan Bautista, el hermoso valle del río Momboy, los pueblos típicos y los páramos Tuñame, Cabimbú, Durí y Los Torres.

7) Las aguas termales de El Baño de Motatán. Estas aguas termales son de una calidad excepcional, lamentablemente las instalaciones para su disfrute no son las mejores, apenas una piscina para adultos, una para niños y algunos quioscos para estar.

8) Santa Ana de Trujillo. En este pintoresco pueblo se reunieron el 20 de noviembre de 1820 el General Pablo Morillo en representación de la Monarquía Española y el Libertador Simón Bolívar Presidente de Colombia, con el fin de ratificar los tratados de Trujillo: el Tratado de Regularización de la Guerra y el Tratado de Armisticio. Allí existe un monumento conmemorativo y la piedra que los protagonistas colocaron en recuerdo de ese magno evento. Existen algunas posadas y lugares para comer.

9) En el norte destacan la población de Carache de fresco clima y arquitectura tradicional, con sus famosas “acemas caracheras” (un tipo de pan aliñado con papelón y otros ingredientes) y hermosa artesanía, en particular la de Betichope. Existen algunas posadas que ofrecen servicios de gastronomía. Cuicas, La Concepción, Chejendé y Mitón tiene interés por sus pueblos de fresco clima. En Torococo existe además una interesante actividad de parapentismo que organiza eventos nacionales e internacionales.

10) En La Ceiba y Moporo en las costas del Lago de Maracaibo se practica la pesca, la navegación y el disfrute de sus playas, que merecen mejor cuidado. Las dilatadas llanuras del pie de monte sur-lacustre son recursos para la agricultura y la ganadería, pero también para un turismo rural que le ofrezca al viajero el disfrute de las faenas del campo.

11) Los espacios protegidos ya descritos, en particular La Teta de Niquitao y el páramo de Guirigay, el parque nacional de la Culata con el páramo de los Torres y de las Siete Lagunas, la Sierra de Trujillo, el parque nacional Dinira, el parque nacional Guaramacal, los senderos montañosos, los ríos, las numerosas cavernas, las tierras escarpadas y otros elementos son recursos para el turismo de aventura.

12) Todos los centros poblados de la zona rural de clima fresco son muy atractivos, desde Monte Carmelo al sur hasta Carache al norte. Hace falta su adecuada preservación, buenos accesos viales, señalización y apoyo al esfuerzo emprendedor de sus habitantes. La caracterización de la economía trujillana es difícil por la inexistencia de información confiable y la disparidad entre las diferentes fuentes de información. Las cuentas regionales que se elaboraban en Venezuela se dejaron de publicar desde hace mucho tiempo, no existen fuentes de información económica por estados y las otras fuentes como las encuestas de hogares y las memorias de los ministerios casi no tienen información o no es confiable. En todo caso la  exposición que se realiza a continuación se debe aproximar bastante a la realidad.

La economía trujillana está aún muy lejos de su potencial. Tiene gente buena y trabajadora, recursos naturales en abundancia, climas excepcionales, una accesibilidad aceptable a los mercados del occidente y del centro del país, cuenta con el puerto de La Ceiba sobre el Lago de Maracaibo, dos parques industriales y otras infraestructuras,  es decir tiene algunas bases fundamentales para tener una economía muy dinámica, próspera y que genere bienestar para los trujillanos.

Sin embargo tiene una economía débil que aporta menos del 1 % del Producto Interno Bruto del país18, aunque representa el 2,6% de la población. Se estima que un 20 % de la población está ocupada en el Sector Primario de la economía, un 15 % en el Secundario y 65 % en el Sector Terciario (buena parte en el sector informal). La actividad primaria genera menos de un tercio del producto interno bruto (20 %), el sector secundario un 26% y el terciario un 41%.



VIII

LA ECONOMÍA DEL ESTADO TRUJILLO

Esto se debe a diversas razones, pero las más importantes tienen que ver con la baja productividad, el insuficiente uso de tecnologías avanzadas, la muy escasa investigación en ciencia y tecnología, los bajos niveles educativos, la precaria infraestructura y las numerosas trabas que existen para la actividad productiva, junto a los escasos incentivos. La baja productividad trujillana tiene causas básicamente institucionales.

La producción de bienes en el estado Trujillo gira alrededor de la agricultura, la ganadería, la minería no – metálica y alguna actividad petrolera, sin embargo la mayor parte de su población trabaja en el sector de los servicios tales como la administración pública, el comercio, oficinas, transportes, finanzas y en los servicios públicos como salud y educación.

Los verdaderos héroes de la economía trujillana son sus productores agropecuarios y algunos pequeños y medianos industriales, la mayoría vinculados a la cadena agroalimentaria. El estado Trujillo es uno de los principales proveedores de alimentos de Venezuela, especialmente raíces y tubérculos, hortalizas y frutales, caña de azúcar, además de carne, leche, queso y otros derivados lácteos,  huevos y aves. Los agricultores trujillanos llevan a los mercados de Venezuela unas quinientas mil toneladas de alimentos al año.

El último censo agrícola19 realizado entre los años  2007 y 2008 registra como los principales cultivos en cuanto superficie cosechada en relación al país son: el cambur (22%), mandarina (19%) y naranja (6%); apio (45%), papa (16%),  zanahoria (23%), brócoli (23%), lechuga (27%), calabacín (19%), tomate (10%),  café (10%) y la caña de azúcar (7%).   En lo que respecta a los volúmenes de producción a nivel del estado, el rubro más importante es la caña de azúcar (55,45%), seguido de los frutales (25,05%) y raíces y tubérculos (10,24%).

Trujillo es el primer productor nacional de apio criollo con 2.943 productores, 1.929  hectáreas y 22.569 toneladas producidas;  primero en  remolacha con 1.094 productores y 7.615 t; primero en repollo con 757 productores y 15.560 t; segundo en papa,  cambur,   lechosa, mandarina, plátano, piña,  lechuga, zanahoria, entre otros rubros. Es el tercer productor de caña de azúcar con  972  productores,  7.856 has y 618.420 t.

El café es un cultivo tradicional de las tierras medias del estado Trujillo que ocupa la mayor superficie, en total 22.142,60 hectáreas para una producción  de   6.344 toneladas según el VII Censo Agrícola siendo el tercer productor nacional.  Representó durante mucho tiempo lo mejor de la economía trujillana y su fama atrajo de Europa una excelente inmigración, sobre todo italiana. Hoy es lamentable la decadencia de una actividad que tiene todas las virtudes y que merece mejor suerte. Aún sobreviven algunas torrefactoras en Flor de Patria, Escuque, Boconó, Santa Ana, Betijoque, Campo Elías, Valera y en algún otro lugar.

La actividad pesquera está localizada en la costa lacustre y en algunas localidades de montaña, fundamentalmente en Boconó. Las especies son capturadas de manera artesanal y son curbina, róbalo, lisa, armadillo, cangrejo azul, bagre blanco, chucho, mariana y bocachico. En la “Zona Baja” existen algunos criaderos de cachamas, tilapias, bocachicos y camarones, y en Boconó  de trucha arco iris.

Trujillo también tiene una apreciable actividad en materia de minería no-metálica, en particular la extracción de sílice, caliza y arcillas, con lo que se sostiene una importante fabricación de vidrio, cemento y materiales de construcción. Esta representa la mayor infraestructura industrial.

Según el IV Censo Económico 2007-2008 (INE, 2010) en Venezuela existían 546.906 empresas, de las cuales en el estado Trujillo estaban 18.271, un 3,3 %.  El personal ocupado en dichas empresas era de 68.878 personas (el 2,8 % del total nacional), de las cuales 7.034 eran del sector manufacturero, 3.598 electricidad y agua, 6.302 construcción, 28.222 comercio, 6.3’1 hoteles y restaurantes, 5.540 transporte, 3.061 sector inmobiliario, 1569 enseñanza, 2.703 servicios sociales y salud, y en servicios comunitarios 4.548.

La prospección y explotación petrolera se localiza en las riberas del Lago de Maracaibo y desde 1996 es una actividad de enorme dinamismo, por la calidad y la cantidad de los yacimientos encontrados. El yacimiento Tomoporo presenta unas reservas probadas de crudo mediano de setecientos millones de barriles, con un potencial de producción de entre noventa mil a doscientos cincuenta mil barriles diarios. Estudios recientes indican un potencial aún mayor en esta misma zona. En la geografía económica trujillana se empieza a dibujar el paisaje petrolero, pero sus características vendrán dadas por el grado de conexión que establezca con el entorno.  

El turismo es una incipiente industria pero con un potencial enorme, no solo por los recursos que existen, sino por su cercanía a los importantes mercados de las regiones zuliana y centrooccidental. En la actualidad esta actividad está vinculada a los paisajes andinos, la devoción al Dr. José Gregorio Hernández en Isnotú, al patrimonio histórico,  la Virgen de la Paz en Trujillo y las aguas termales en Motatán. Ya las posadas de calidad crecen por diversos lugares y los servicios al turista mejoran.
En los valles altos, en numerosas y pequeñas parcelas bajo eficientes sistemas de riego los agricultores producen de manera intensiva papas, apio, diversas variedades de hortalizas y frutales como el durazno y la fresa. En todos los pueblos de la cordillera se aprecia una intensa actividad agropecuaria y el movimiento de los despachos de hortalizas marca su huella.

En las cálidas y dilatadas tierras lacustrinas se ubican las extensas haciendas ganaderas y en la Zona Industrial de Agua Santa funciona un importante matadero industrial. En esta misma zona se encuentra el Sistema de Riego El Cenizo, una de las primeras infraestructuras de este tipo en Venezuela, que riega aproximadamente 10.000 ha, aunque el proyecto inicial incluye 120.000 ha. Este sistema está alimentado por la represa de Agua Viva. 

También es importante la producción de aves y huevos, principalmente en los alrededores de Valera y en la Zona Baja. Existen varias plantas procesadoras de pollos y una fábrica de alimentos concentrados para animales en la Zona Industrial de Valera.

Los recursos de minería no metálica han dado origen a una importante producción de sílice y a la fábrica de vidrio Los Andes en Valera, que fue una de las más importantes y modernas factorías de la empresa trasnacional Owens Illinois. También la explotación de la piedra caliza condujo a la instalación de una importante fábrica de cemento en los llanos de Monay, así como la abundancia de arcilla a varias factorías que producen materiales de construcción de cerámica en la Zona Industrial de Valera y en las cercanías de Motatán, aparte de la actividad artesanal que se localiza en Carache (en el sector Betichope existe una interesante tradición de alfarería), Boconó e Isnotú.

Es importante citar el caso del puerto de La Ceiba, que junto a Moporo y La Dificultad representan los puertos históricos de Trujillo en la costa del Lago de Maracaibo. Su fundación tiene que ver con las misiones jesuíticas del sur del lago y la exportación de cacao, tabaco, añil y otros rubros.  Incluso en los años de prosperidad del café justificó la construcción del ferrocarril entre el puerto de La Ceiba y Motatán que inició operaciones en 1887  y determinó el establecimiento de importantes firmas procesadoras y exportadoras, no sólo de este grano sino de otros rubros.

Como resultado de una larga lucha y de los estudios realizados se construyeron unas instalaciones en una extensión de terreno de 60 hectáreas, un canal de navegación  con un calado de 9,5 metros, 1 muelle tipo espigón de 195 metros de largo por 22,50 ancho, 2 Silos de 800m² y unas áreas techadas de 1.6 hectáreas. 20 Igualmente cuenta con siete patios que tienen una capacidad de 50.000 toneladas cada uno, un muelle, zona de aduanas y la sede de la Capitanía de Puertos, adscrita al Instituto Nacional de Espacios Acuáticos (INEA). Por el puerto Cemento Andino y luego Sur Andina de Puertos C. A exportaba cemento, clinker, yeso y carbón el oriente colombiano, principalmente hacia Estados Unidos,  Honduras, Haití, Saint Marteen, República Dominicana, Puerto Rico y Surinam.

Muy cerca de La Ceiba está la Zona Industrial de Agua Santa, cuyo proyecto contempla el desarrollo de 337 hectáreas de las cuales se han construido 155. Está diseñado desde hace tiempo el centro urbano de apoyo mediante la expansión de la ciudad Agua Santa. Otra infraestructura importante es el embalse de Agua Viva que se inició en 1945 y aún no ha sido culminada; su objetivo fundamental abastecer al sistema de riego El Cenizo controlar inundaciones, generar hidroelectricidad y recreación. Contemplaba la construcción de una presa de tierra de 70 metros de altura, con la que se crearía un embalse con un volumen de 1.728 x 106 m3, y cuyo nivel de aguas normales sería la cota 266,65 msnm. La etapa construida tiene 35 m. de altura y 250 m. de longitud de cresta, con un nivel de aguas normales igual a 233 m.s.n.m.

Estas dos infraestructuras, junto con el Sistema de Riego El Cenizo, el embalse de Agua Viva  con fines de riego e hidroelectricidad y unas políticas adecuadas, pueden servir de base para un excelente 
El sistema de centros poblados del estado Trujillo tiene como polo central a la ciudad de Valera y como polos secundarios a Trujillo, Boconó al este y Sabana de Mendoza al oeste.  El eje de urbanización que conforma Valera con la ciudad capital Trujillo está en plena expansión. Lamentablemente y a pesar de la existencia de una interesante propuesta de ordenamiento, el crecimiento del eje Trujillo - Valera  se ha  producido de un manera anárquica, por lo que su impacto en la organización del territorio y el crecimiento armónico no ha sido todo lo positivo que era de prever. Un poco más de un tercio de la población trujillana vive en estos lugares.  Es muy importante su ordenación con el fin de que se transforme en una verdadera Zona Metropolitana que funcione como una sola unidad, conformada por dos polos, el primero como capital económica y el segundo como capital política y de servicios gubernamentales. Entre ambas ciudades debe planificarse la especialización en servicios metropolitanos como mercados mayoristas, áreas de parques, entretenimiento  y recreación, áreas para pequeñas y medianas industrias, talleres  y servicios de almacenamiento, entre otros.

Sin embargo, a pesar de que ambas ciudades conforman el eje central de desarrollo del estado, a su interior se han diferenciado dos subsistemas, con la presencia de centros de diversa jerarquía. Trujillo mantiene un efecto de atracción sobre Pampanito, Pampán, Flor de Patria, Monay,  Carache y La Concepción; y así mismo sobre Santa Ana, Chejendé, Bolivia, El Batatillo, Sabana Grande, Cuicas y El Paradero, y al sur Sabaneta, San Lázaro y Santiago. El crecimiento de este subsistema se produce alrededor de la troncal 7 en sentido SO-NE, sobre el piedemonte en la ladera NO de la Sierra de Trujillo. La conexión de la mayoría de los centros de menor jerarquía, se produce a través de vías locales definidas por la topografía de los paisajes de montaña y piedemonte, enlazadas a la troncal 7.

El segundo subsistema del eje central, organizado bajo el polo de atracción de Valera,  lo conforman al norte: Motatán. El Baño, El Araguaney, El Jagüito y Santa Isabel y  Agua Santa; al Sur Mendoza Fría y La Puerta, hasta Timotes y Chachopo del estado Mérida;  al este: Sabana Libre, Betijoque, San Pedro, San Juan, Isnotú,  Escuque, La Mata, El Boquerón y El Alto; al este: San Rafael de Carvajal, La Cejita y Las Mesetas;   La Quebrada Grande,  La Mesa de Esnujaque y Jajó. Este subsistema está integrado a partir de la misma troncal 7 y vías locales, ubicadas al SO de la capital del estado.

Otros dos subsistemas diferenciados por las unidades de paisaje están conformados a partir de la ciudad de Boconó al este y Sabana de Mendoza al oeste. Boconó y su subsistema está emplazado en la ladera SE de la Sierra de Trujillo, que la separa del eje central, y al cual se conecta a través de la vía local 1. Alrededor de ésta se desarrolla el subsistema de centros poblados de Boconó por dos vías locales que la comunican con Trujillo, al NE, y Valera al SO. Los centros sobre los cuales ejerce influencia Boconó son Campo Elías y El Batatal; Burbusay, San Miguel y San Rafael; Tostós,  Niquitao y Las Mesitas.

Un cuarto subsistema, también nucleado por Valera, está cohesionado alrededor de Sabana de Mendoza. Está emplazado en paisajes de planicie, al NO del sistema montañoso. Su ordenación se produce alrededor de la carretera panamericana y vías locales conectadas a esta carretera. Los centros poblados de sur a norte son Monte Carmelo, Buena Vista, Granados, Sabana Grande, El Dividive y Agua Santa, además de Cheregüé,  Junín, Tres de Febrero, Santa Apolonia y La Ceiba.  

Por su importancia histórica y política la ciudad de Trujillo es la capital del estado y asiento de los principales poderes públicos y eclesiásticos, así como de importantes instituciones educacionales. Está situada en los estrechos valles de la quebrada de Los Cedros y el río Castán, lo que le ha dificultado su crecimiento.

Valera, ciudad de primera jerarquía del estado, es centro de servicios y en última instancia de relaciones de todos los subsistemas de centros poblados del estado, incluso de Mene Grande, estado Zulia y de Timotes y Chachopo del Estado Mérida. Está emplazada en una amplia terraza depositada por los ríos Motatán, Momboy y Escuque. Por su posición en el lugar de contacto entre las tierras altas, medias y bajas del estado, y por su particular topografía que le permite ciertas facilidades para su crecimiento, es el lugar central por excelencia del territorio trujillano y su influencia se extiende más allá, por el sur hasta el estado Mérida, en la cuenca alta del río Motatán hacia Timotes y Chachopo hasta el Nudo de El Águila o de Apartaderos; por las planicies del oeste hacia el sur del Lago de Maracaibo hasta Caja Seca y hacia el norte por la costa oriental del lago hasta Mene Grande, ambos en el estado Zulia.  En la ciudad de Valera  reside el 18% del total de la población del estado y el 23, 73 % del total de  la población. Para el 2017 según las proyecciones del INE el municipio Valera tiene 165.923 habitantes.

Tradicionalmente el estado Trujillo ha gozado de un apreciable equilibrio en la ocupación de su territorio.  Ninguna ciudad ha sido lo suficientemente grande como para ahogar las energías de los diversos centros poblados, lo que ha devenido en un sistema de ciudades y poblados más o menos armonioso. La capital, Trujillo, nunca polarizó de manera substancial el territorio trujillano, ejerciendo su capitalidad de tal manera que cada centro poblado se desarrollaba de conformidad con su potencial. Esta realidad se debe a varios factores, los más importantes al emplazamiento de la ciudad en un marco topográfico que le impide su crecimiento, y  a la particular geografía física trujillana, de diversas cuencas separadas por elevadas montañas, que dificultan la comunicación y han favorecido el desarrollo de comunidades semi autónomas, con una importante identidad local.  Por otra parte Valera, al no ser la capital política, no ofrece los servicios propios de este rango y comparte con la capital importantes funciones urbanas. Esta dualidad ha provocado una cierta rivalidad entre las dos ciudades, que podría ser resuelta, para bien de todo el estado Trujillo, con la adecuada planificación y el equilibrado desarrollo del eje Trujillo – Valera.

Trujillo es una obra de arte que está por ser terminada, en una continuidad que viene desde los tiempos primitivos y avanza hacia el futuro. En esta geografía entrañable, hermosa y diversa, se han logrado cosas valiosas, únicas y que son o pueden ser - si las sabemos ver y contar – testimonios del Trujillo Posible. También se han sufrido acontecimientos lamentables e infames, que pueden servir de aprendizaje, si no queremos repetirlos. Pero necesitamos ponernos de acuerdo en los relatos que activen las energías positivas, y les den alineamientos hacia la construcción de un futuro mejor.

En la obra de arte que hasta la fecha se ha construido, quizás no hay unas ideas claras sobre las líneas fundamentales que le darán forma, armonía y belleza, pero allí está moldeada desde este territorio y su gente, en el accionar cotidiano. Nos falta una direccionalidad que sea resultante de una síntesis creativa entre el espacio y el tiempo que ocupamos, y la voluntad creativa de los ciudadanos.

Necesitamos sueños, ideas, creatividad e innovación, para poder ser lo que decidamos. Pero tenemos que inventarnos de nuevo. Ver nuestras raíces con nuevos ojos, mirar nuestro entorno con miradas desde nuevas perspectivas, y vernos a nosotros mismos como protagonistas más audaces.
Son muchos los aprendizajes de los viajes por el tiempo y por el espacio de nuestros lugares. En seguida presento algunos. 

Los relatos de Trujillo

En el preámbulo se anotaba la tesis de David Bohn que la realidad tiene dos caras, una pertenece al orden explicado y otra al orden implicado, se podría decir que la primera es la realidad objetiva o evidente, la otra es la realidad implicada, o nomanifestada, o potencial. Extendiendo estas consideraciones de física cuántica a nuestros sueños trujillanos, se podría decir que existe ese Trujillo que tenemos y existe también el Trujillo que podemos tener si somos capaces de verlo y ponerlo en evidencia, o hacer que se manifieste.

También hemos sostenido que el Trujillo implicado - de una calidad superior a la actual – se ha manifestado en diversas etapas, o en determinados hechos o realizaciones. La mayoría de ellos fruto de personas concretas que se reunieron para compartir los sueños y convertirlos en realidades. Siento que en esas manifestaciones o brotes existen y sirven de orientación para las tareas pendientes.

Por otra parte los trujillanos no hemos aprovechado esos hechos, procesos o personajes trascendentales que ponen de manifiesto esa realidad posible, para construir relatos o narrativas que motiven o provoquen los cambios que exigen un mejor desarrollo humano integral, sino que antes por el contrario nos hemos afincado en recordar hechos o realidades negativas, o convertirlos en mitos y leyendas que no ayudan al cambio social. Documentamos mejor la tragedia de la invasión del Corsario Granmont, o la Proclama de la Guerra a  Muerte, o los pleitos de los caudillos del siglo XIX, o la diáspora causada por la economía petrolera, que esos años fecundos que atrajeron a los piratas, o los Tratados de Trujillo por la regularización de la guerra y el armisticio, o la economía del café que atrajo tanta inmigración europea, o la emergencia del Trujillo cultural.

“No hay comunidad, no hay nación sin un consenso mínimo sobre la propia historia”21, afirma el presidente de Francia Emmanuel Macron, quien ha colocado la memoria colectiva en el centro de su proyecto político. Ha designado a Sylvain Fort como su consejero de discursos y memoria. Este señor afirma: “La memoria no es simplemente una manera de contemplarse en el espejo del propio pasado: es una manera de inventar el futuro”, dice:

Es importante una nueva narrativa para el Trujillo posible, afincada sobre todo en los éxitos y aciertos que - aún en medio de tantas dificultades – dieron lugar a que se manifestaran energías positivas que dieron frutos. Es importante que esas narrativas aparten o debiliten aquellos relatos que inhiben las iniciativas de cambio por aquellas que estimulen el poder de trasformación de las comunidades trujillanas. Este capítulo trata de presentar una muestra de esas personas, procesos o realidades, para llegar a algunas propuestas.

Relato 1: Los Cuicas. Los primitivos habitantes de este territorio donde hoy está Trujillo eran los más adelantados del territorio que hoy ocupa Venezuela. El propio vocablo “cuica” significa “amigo, hermano” y en efecto eran personas amables y solidarias. Agricultores que sabían de conservación de suelos (catafós o andenes), sistemas de riego (tobaley), almacenaje de agua (quimpúes) y de cosechas (trojas), de utensilios para la labranza y para la artesanía. Tenían un sistema familiar y social que funcionaba adecuadamente, su culto religioso, sus sistema de construcción de viviendas y edificaciones comunitarias, sus caminos y una estructura territorial equilibrada, sin grandes concentraciones de población. El relato indígena es importante para buscar en los orígenes elementos de identidad que le den fuerza telúrica a los nuevos relatos del Trujillo posible de lo que hasta ese día sería el Distrito Municipal Trujillo de la provincia de Maracaibo. Ese día, luego de diversas exposiciones y debates, se toman al menos diez decisiones fundamentales para el devenir trujillano. Primero: se separa el Distrito Municipal Trujillo de la Provincia de Maracaibo; segundo: se crea la Provincia de Trujillo; tercero: se establece que el Pueblo asume los derechos y las jurisdicciones y que las centralizaría en una Junta de Gobierno;  cuarto: el Ayuntamiento designa unos electores que se encargarían de supervisar la elección de los integrantes de una Junta Superior de Gobierno; quinto se elige y se juramenta la Junta Superior de la Provincia de Trujillo; sexto: juran obedecer a la Junta el Vicario de Trujillo y el clero secular, los administradores,  funcionarios diversos y el pueblo en general; séptimo: se ratifican algunos y se designan otros nuevos administradores de justicia y diversos funcionarios provinciales; octavo: se ratifican a todos los Oficiales de Milicia;   noveno: se acuerda notificar

Relato 2: Los años fundacionales. En los años fundacionales - ya se hizo referencia - Trujillo llegó a ser una especie de lugar de concentración de talento, sin embargo, diversas circunstancias determinaron que no se sostuviera en el tiempo. Pero allí está, en la genética social, esa realidad. Los desafíos del presente exigen talento humano de elevada calidad y habrá que conversar mucho para ver de qué manera se encuentran algunas iniciativas que sean polos de atracción de talento hacia Trujillo. No fue casual la iniciativa de que fuera Trujillo uno de los lugares de América en donde se iniciara la educación de calidad, se reunieran excelentes bibliotecas y atrajera personajes de elevada formación intelectual. 

Relato 3: El 9 de octubre de 1810. Otra manifestación fueron todos los procesos que condujeron al 9 de octubre de 1810, al reunirse en la ciudad de Trujillo un grupo de personas representativas de los diversos sectores y lugares de estos actos a las Juntas de Mérida, Santa Fe (de Bogotá), Pamplona, El Socorro, Quito y La Paz, así como a Caracas y Maracaibo; y décimo: se llama a la paz, a guardar la religión y los legítimos intereses del Rey. Aquella provincia de unos treinta mil habitantes, repartidos en unos pocos centros poblados de muy modesto tamaño, casi todos campesinos, con algunos líderes muy bien formados integrados por sacerdotes católicos o modestos empresarios, entendió los tiempos que se vivían y tomó decisiones que cambiarían para siempre su futuro.

Relato 4: El café.  El café es quizás el rubro productivo que mejor representa el Trujillo posible, pues tiene sus raíces bien profundas en la identidad trujillana, es un cultivo que va bien con el ambiente y la ecología, integra la producción de semillas y otros insumos, el cultivo permanente y la transformación industrial de su cosecha, hasta elevados niveles de calidad mundial. Además se integra fácilmente con actividades turísticas y gastronómicas, su cultivo genera capital social y cierta equidad económica al no ser ni cultivo de plantación (cultivo indirecto) ni de latifundio (los tamaños de finca son pequeñas y medianas). Un buen proyecto para el desarrollo integral de Trujillo se puede tejer alrededor del café, pensándolo en término de “encadenamientos productivos o “clúster”. La rica experiencia agroindustrial del café, con sus sistemas de propiedad social como las “PACAS” (Productores Asociados de Café Compañía Anónima), las torrefactoras y las numerosas iniciativas de productos orgánicos o tipo “gourmet”, dan pie a unos relatos de gran interés para perfilar un futuro agroindustria para Trujillo.

Relato 5: El Desafío Agroalimentario. Trujillo puede tener más del 80 % de población urbana, si consideramos los criterios estadísticos del Censo General de Población, pero la identidad trujillana tiene mucho que ver con la producción, trasformación y distribución de alimentos, sean de origen de empresas agropecuarias y agroindustriales, la innovación y el emprendimiento y tantos otros aspectos.

Relato 5: El Estado Ateneo. “Trujillo, estado Ateneo, se decretó en 1990 en la Asamblea de la Federación de Ateneos de Venezuela, para la época Trujillo contaba hasta con 11 ateneos, eso gracias a su rica historia, por la dedicación en pro de la cultura y que piedra a piedra, bloque a bloque fue edificando una hoja de vida intachable, promovida por grandes seres humanos que se dedicaron con empeño, mística, sobre todo con convicción, determinación y perseverancia” 22. Los ateneos son la emergencia mayor del Trujillo que se manifestó en un enorme movimiento cultural que contenía muchos grupos culturales polifacéticos, o de teatro, danza, música, poesía, artesanía artística, de museos y colecciones de arte, galerías agrícola o pecuario. Esta afirmación tiene base científica si nos atenemos a los resultados del estudio “Indicadores de condiciones de vida: área Metropolitana de Caracas y estado Trujillo : segundo semestre de 1989, prueba piloto / Fundación Centro de Estudios sobre Crecimiento y Desarrollo de la Población Venezolana”. Realizado por el Dr. Hernán Méndez Castellano, quien afirmaba con orgullo el “alma rural” del trujillano y los valores consecuentes, relacionados con el trabajo, la disciplina, el amor a la tierra, el apego familiar y otros. La cultura agroalimentaria existe en Trujillo y puede ser uno de los relatos fundamentales a la hora de promover un auténtico desarrollo económico sostenible y solidario, sobre todo en un mundo que requiere alimentos sanos. Claro que la tradición y la identidad servirían para motivar el impulso de nuevos desafíos en el campo de la productividad, las cadenas de valor, la investigación científica y tecnológica, la mejora de los niveles de vida de la población, la gestión del agua, la gerencia y otras actividades vinculadas a la cultura, todo desde las comunidades civiles o familias que gustaban de  promover el buen gusto. Destacaban los ateneos de Valera, Trujillo, Boconó, Escuque, Betijoque, La Quebrada, La Mesa de Esnujaque, Carache, Pampán, San Lázaro, Niquitao y otros centros poblados, algunos con ese nombre de “ateneo” y otros como Casas de Cultura o sedes de grupos culturales, o como el Centro de Historia. El relato cultural es fundamental a la hora de sumar las energías positivas que alimenten el sueño del Trujillo Posible.

Relato 6: Trujillo y La Paz. La ciudad de Trujillo “en su última  y definitiva mudanza se bautiza con el nombre Trujillo de Nuestra Señora de la Paz, por allá en el 1570”, afirma el historiador Pedro Frailán (Frailán, 2017) Por ello en sus cercanías se construyó el colosal monumento que se eleva elegante y majestuoso al este de la ciudad capital, no solo como un homenaje a la Santa Patrona, sino a la paz mundial. Los Cuicas eran los primitivos habitantes de estos territorios y su nombre significa “amigos, hermanos”. Eran personas pacíficas, trabajadoras, sedentarias, que trataban a los demás con respeto. Cuando se asientan aquí los colonizadores españoles lo hacen para trabajar y permanecer, y son diversas las historias de uniones estables entre mujeres y hombres conquistados y conquistadores. El primer asilo de América se dio aquí, cuando Trujillo estaba en el sitio de Boconó, al proteger el alcalde Don Diego de la Peña a su paisano y fundador de Mérida Juan Rodríguez Suarez, que estaba condenado a muerte en Bogotá. Está la tradición de la famosa “Piedra Mónica” que al ser tocada por algún perseguido, éste adquiría un derecho a ser escuchada su defensa. Los Tratados de Trujillo, de noviembre de 1820, son dos monumentos a la paz y representan el nacimiento del derecho humanitario en el mundo. Parecida significación tiene el encuentro entre Simón Bolívar como Presidente de Colombia y Pablo Morillo como representante de la Corona de España. Estos y otros acontecimientos o circunstancias ocurridas en Trujillo pueden ser la base para dibujar un proyecto de desarrollo con base en la paz, un elemento que la humanidad clama como uno de sus más caros anhelos. Hacer del estado Trujillo “El Lugar de la Paz”. Un territorio donde la paz se valore, se viva y sirva como espacio adecuado para la conciliación, los acuerdos y la solución de conflictos.

Relato 7: Las Innovaciones institucionales. Es importante relatar los éxitos institucionales que ha tenido Trujillo como muestra de que la innovación y la creatividad han dado sus frutos, independientemente que el devenir no haya sido constante y creciente en estos aspectos tan importantes para el desarrollo sustentable. Ya se relacionaron los ateneos y casas de cultura, pero en cuanto a instituciones gubernamentales o privadas eficientes que pueden servir de referencia existen muchas. Basta citar algunas. Trujillo fue la sede nacional de la Compañía Nacional de Reforestación (CONARE), CORPOANDES en Trujillo fue modelo de eficacia e innovación, sobre todo con el Programa Valle Altos y el Programa CaúsPocó. El Sistema Hidráulico Trujillano fue muestra de un organismo público administrado con idoneidad. La Salle en Boconó es aún un modelo de solidaridad al servicio de la formación técnica de jóvenes campesinos. La Fábrica de Vidrio (FAVIANCA) que nació de un grupo familiar empresarial de Valera llegó a ser una de las plantas más eficientes de la Owens Illinois. La fábrica de Cemento Andino fue modelo de gestión. Las haciendas productoras de plátano y cambur, algunas de ganadería de leche han sido pioneras en Venezuela. Está la experiencia de Flor de Aragua en la producción de quesos madurados de alta calidad. El Diario de Los Andes (hoy semanario) es una referencia de periodismo de calidad y de servicio. La radiodifusión trujillana es pionera en Venezuela en particular Radio Trujillo. Varios hoteles y posadas son referencia nacional. La Universidad Valle del Momboy es la primera experiencia universitaria comunitaria en Venezuela. Seguramente hay otros casos que deben ser documentados y sirvan para alimentar los relatos de ese Trujillo que puede ser exitoso en el campo de las organizaciones.

Relato 8: Mitos y Leyendas. Existen mitos y leyendas que - como el de la Piedra Mónica ya reseñada – alimentan las narrativas proactivas, estimulantes de una acción positiva como el Trujillo lugar de la Paz; otras en cambio sirven para no hacerse cargo de los fracasos y dejarle a la mala suerte la responsabilidad. El mito en torno a “la mano izquierda del Tirano Aguirre” es la más extendida en la cultura popular. Lo que se dice es que la mano izquierda del Tirano Aguirre está enterrada en algún lugar de Trujillo, o fue lanzada al río Motatán y ese hecho es la causa de todos los males. La figura de Lope de Aguirre es controversial, ha servido para muchas publicaciones y ha sido llevada al cine varias veces. Se trata un conquistador español que se unió en el Cuzco con una princesa Inca, se rebeló contra el Rey y protagonizó una aventura llena de violencia y salvajes asesinatos en la búsqueda de El Dorado y que terminó con su muerte en Barquisimeto y en donde tuvo protagonismo el Fundador de Trujillo Diego García de Paredes y otros compañeros. La versión de José de Oviedo y Baños en su “Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela” (Oviedo y Baños) dice que “la mano izquierda tocó a los vecinos de la Valencia y la derecha entregó al Capitán Pedro Brabo, para que llevase a Mérida; pero después unos y otros, considerando la inutilidad de tan infames alhajas, se las dieron a los perros, por librarse de la molestia que causaban al olfato”. Otra versión es la de Vicente Dávila en su libro “Próceres Trujillanos” (Dávila, 1971) quien afirma que “Francisco de Graterol, natural de Venecia...y se halló entre los fundadores de Trujillo cuando Lope de Aguirre terminó sus crueldades en Barquisimeto, le cortó la mano derecha que sembró en la plaza de Trujillo” y agrega: “La otra mano, la izquierda, fue llevada a Mérida por Pedro García de Gaviria, tronco de Libertadores. La tradición cuenta en estilo de leyenda que de las manos del rebelde surgieron árboles, cuyos frutos de libertad sirvieron de alimento a los Próceres de aquellas dos perínclitas ciudades. Bien se comprende que la mano de Aguirre, con la cual se firmó en Indias la más valiente protesta contra la Monarquía hispana, y la que ejecutó tantas crueldades, fuese la que dio sustento a Antonio Nicolás Briceño y deudos, hombres de energía y de valor a toda prueba, pero también rayanos en temeridades implacables”. La narrativa de la mano de Lope de Aguirre sirve para lo malo, pero puede servir para lo bueno.

Relato 9: Lugar de Lugares. Es importante sacarle más partido a la diversidad trujillana y construir el relato de la identidad regional como una síntesis creativa de la suma de sus identidades locales. Con ello se contribuye al reforzamiento de la trujillanidad como un proceso que se construye sobre las fortalezas de sus lugares. La unidad de Trujillo es su heterogeneidad.

Períodos de prosperidad y decadencia de Trujillo

De una mirada histórica general a sus procesos de desarrollo se puede poner en evidencia que Trujillo ha tenido a grandes rasgos tres etapas de prosperidad y tres de decadencia, desde 1557 hasta el año 2017.  En total de 456 años desde su fundación unos 201 han sido de despliegue, de sueños y realizaciones; 225 de marcha lenta o de franco retroceso, aun cuando siempre con determinadas señales de grandeza.

El primer ciclo de ascenso se cumplió en los 121 años que van desde su fundación el 9 de octubre de 1557 hasta la invasión del corsario francés Francisco Grammont de la Mote a finales de 1678. El otro muy corto se vivió entre 1800 y 1811 cuando se alimentan los aires de libertad y autonomía, y el tercer ciclo de ascenso o de prosperidad se vivió desde las siembras de café y llegada de las primeras oleadas de inmigrantes italianos alrededor de 1850 hasta 1950 aproximadamente.

Tres han sido las etapas negativas o de caída en el proceso histórico del estado Trujillo. La primera de unos 122 años va desde la invasión de Grammont en 1678 hasta 1800. Pero poco tiempo después, a partir de 1812 se inicia lo que puede ser la peor etapa, de guerra, muerte y ruina, que se prolonga hasta 1850. Luego se extiende otro período de atraso que comienza en 1920 con la explotación petrolera, pero que se acentúa en Trujillo a partir de 1950 y que aún perdura.

Son fechas referenciales, no exactas. La historia se construye en procesos que van madurando las situaciones, pero a veces un evento específico desencadena una serie de acontecimientos que acelera el progreso, de ascenso o de declive. Son incidentes que producen enormes efectos multiplicadores que cambian todo, incluso por muchos años.  De esas experiencias se deben obtener lecciones para el Trujillo posible. 

Primer período de prosperidad: los años fundacionales

Fueron años dorados los primeros 121 de la historia trujillana. Hervían los sueños y los trujillanos se dedicaron a concretarlos. Se fundaron pueblos, levantaron templos, conventos y colegios, se establecieron haciendas, y se conformaron instituciones. Se edificaron sólidas casonas, plazas y edificaciones públicas. Trujillo tuvo intelectuales, sacerdotes y religiosas, maestros, productores. Sus honorables familias se consolidaban. Todo bajo unas autoridades locales que daban muestras de sabiduría y de audacia, como Sancho Briceño para señalar alguno.

Se crearon las instituciones políticas locales y provinciales, el municipio y el cabildo como la más importante de todas, junto a la provincia con sus instancias ejecutivas, judiciales y de hacienda. Se crearon instituciones educativas y de atención a la salud. El cabildo fue uno de los más importantes del territorio que luego sería Venezuela y sus líderes tuvieron impacto en todo el territorio español, tanto de la Península como de ultramar.

Son muchas las evidencias de la importancia de este período fundacional, basta señalar las diligencias que desde Trujillo se hicieron ante el Rey para que a la falta del Gobernador fuesen los alcaldes los gobernantes provisionales, presencia en Trujillo del segundo Obispo de Venezuela  donde ejerció ese cargo hasta morir y ser sepultado en su Templo, también el tercer Obispo de Venezuela y fundador de la Universidad de Caracas está enterrado en el templo trujillano, la publicación del primer libro de filosofía de América por Alonso de Briceño. La primera gran fortuna de la que hoy es Venezuela – el Mayorazgo de Cornieles - estaba en territorio trujillano. En fin Trujillo era seguramente uno de los más importantes “Partidos Capitulares” de la Provincia de Venezuela. “El de Trujillo es el primer cabildo de la Cordillera” afirma Don Mario Briceño Perozo (Briceño Perozo, 1984)

Los temas educativos en los primeros años de Trujillo merecen una investigación especial, porque dicen mucho de esa impronta inicial que debe servir de inspiración a un nuevo proyecto de futuro. 
Desde 1548 había interés de colonizar y fundar una ciudad en el territorio de los Cuicas. El primer conquistador que llega a estas tierras es el capitán Diego Ruiz de Vallejo como jefe de una expedición organizada por Juan de Villegas, Teniente de Gobernador, Capitán General y Alcalde Mayor, de la provincia de Venezuela. Ambos realizan una segunda expedición en 1449, pero es diez años más tarde del primer contacto - en 1557 - cuando se funda la ciudad de Trujillo como fruto de la expedición ordenada por el Cabildo de El Tocuyo al mando del Capitán Diego García de Paredes y conformada por setenta infantes.  

En 1568 once años luego de su fundación, el tercer Obispo de Venezuela Fray Pedro de Ágreda funda el Colegio de Artes y Teología – que estaba destinado a ser la base de la universidad trujillana. Allí llegó el primer Carmelita que pisó tierra venezolana Fray Diego de Velázquez y allí se ordenó el primer sacerdote secular criollo Fray Pedro Graterol y Escoto.   Allí también “Fray Juan de Peñalosa explicaba cursos de gramática y artes” . En los monasterios y conventos trujillanos se impartieron las primeras letras a la par que funcionaron cátedras de Filosofía, Teología y Moral, Gramática y Latín cuyos beneficiarios eran los propios frailes y religiosas y algunos legos eruditos de la época.

El proyecto educativo original de los Jesuitas en el territorio venezolano estaba concebido para Trujillo, en cuyo territorio ya tenían algunas explotaciones de cacao y otros productos en las vecindades de La Ceiba, sin embargo en 1626 se decidieron por Mérida y la Congregación Provincial de la provincia del Nuevo Reino, realizada en Bogotá en 1626, solicitó a la autoridad superior de la Orden la conversión del permiso de fundación otorgado a Trujillo en beneficio de Mérida.  En efecto los jesuitas fundaron el Colegio de San Francisco Javier en Mérida en 1629.

La gente trujillana, no solo de la capital provincial o capitular sino de todos sus confines, ganaron buena fama de honestos trabajadores, gente de palabra y de familias honorables. Como testimonio están las palabras escritas por Oviedo y Baños en su “Historia de la conquista y población de la provincia de Venezuela (1723)”: “basta saber, que uno ha nacido en Trujillo, para que en la común estimación sea reputado por de afable natural, de noble trato y de una intención sana y sin malicia”.

Una cita de Don Andrés Bello puede dejar un claro testimonio de esta tesis: “Pocas ciudades de América pueden gloriarse de haber hecho tan rápidos progresos como los que hizo Trujillo en el primer siglo de su establecimiento. El espíritu de rivalidad de sus primitivos habitantes se mudó con el suelo en una industriosa actividad, que prometía a Trujillo todas las ventajas de la aplicación de sus actuales vecinos; pero las incursiones del filibustero Grammont, asolando su territorio, sofocando el germen de su prosperidad, dejando en las ruinas de sus edificios son motivos para inferir por su pasada grandeza lo que hubiera llegado a ser en nuestros días”.

Está claro que hubo unos perdedores: los Cuicas. Ni los indígenas ni los conquistadores estaban dispuestos a integrarse como iguales al proceso. Cultura, tecnología y - sobre todo - los fines diferentes lo hacían imposible. Los primeros estaban interesados en mantener su cultura y su territorio. Los segundos en conquistar y apoderarse de la riqueza para llevársela primero o para enriquecerse aquí trabajando luego del convencimiento que no había en territorio trujillano ni oro ni plata.  Hubo mestizaje como consecuencia de la escasez de mujeres en los conquistadores que venían a llevarse lo que pudieran y no trajeron sus familias, aunque no pocas historias de amor existieron entre delicadas damas blancas y recios varones cuicas.   De esa época anterior a la conquista solo quedan de recuerdo los nombres de muchas de nuestras comarcas, algunas leyendas y costumbres.



PRIMER PERÍODO DE DECADENCIA: EL CORSARIO Y SUS SECUELAS

Fue tal la prosperidad de la ciudad que atrajo la avaricia de los piratas y corsarios. En realidad venían por Gibraltar, la próspera ciudad al sur del Lago de Maracaibo que servía de puerto de entrada y salida a una dilatada área de influencia que se extendía desde Maracaibo y Trujillo hasta Pamplona y Bucaramanga.  En 1641 la asaltó el holandés Heydrick Gerritsz conocido como “Henry Gerard”; en 1642 el británico William Jackson; en 1666 JeanDavid Nau, conocido como el Francés El Olonais (por su lugar natal) y quien fue un feroz y cruel filibustero, la asalta y la deja en ruinas; tres años después, en 1669 el pirata John Harry-Henry Morgan y por último en 1678 el corsario francés Francois Grammont de La Motte, llamado Agramont por los españoles.

Todos amenazaron con asaltar a Mérida o a Trujillo. El Olonés casi lo concreta pero es rechazado por los valerosos trujillanos; pero Grammont lo consigue cuando el 24 de agosto de 1678 decide avanzar desde el puerto de Moporo hacia el noreste por el camino de Monte Carmelo, bordea el páramo del Tomón, acampa en Ponemesa, luego baja a Mendoza, bordea el río Momboy y cruza el Motatán, sigue hacia Sabana Larga (La Cejita), Chimpire, el Turagual, Mucuche hasta el estrecho del Tucutucu donde espera la defensa trujillana confiados en las ventajosas condiciones naturales, pero los franceses atacan por arriba y por detrás, vence toda resistencia y el 31 de agosto llega a los aledaños de la ciudad. Luego de un período de negociaciones el 16 de septiembre  entra a la ciudad y por cinco largos y funestos meses se dedica saquearla, incendiarla y destruirla con particular crueldad. Lo mismo hace con haciendas y pueblos vecinos.  Su crueldad no tiene límites y no hay familia que no sufra, sea porque emigra espantada dejando todos sus bienes, sea por que fue atrapada en los caminos y sometida a todos los vejámenes, sea por que no pudo irse y quedó para ser víctima de este sanguinario y sus secuaces. (Urdaneta, Marco y retrato de Granmont: Francia y el Caribe en el siglo XVII, 1997). 
Nada quedó en pie del esplendor inicial. Ni familias, edificios, bibliotecas, colegios, templos, instituciones, ni plantaciones, nada. Apenas algo se salvó del convento y la iglesia de San Francisco de Asís porque uno de sus clérigos llamado Francisco Teodoro Wasseur era francés, paisano del corsario. Pero lo más grave fue que Grammont también destruyó el sueño, la energía, el impulso de los años iniciales. Nunca más la ciudad primigenia de Los Andes ni área de influencia se recuperó Cabildo Abierto por el Ilustre Ayuntamiento en la Sala Capitular y con la presencia de numerosos asistentes, debaten sobre la situación presentada en la península Ibérica con la abdicación del Rey Fernando VII, la constitución de la Regencia de Cádiz, la creación de la Junta Superior de Caracas y la de otras juntas en Cumaná, Barinas, Mérida, Barcelona y otras ciudades aquí en América y en España.

Ese día, luego de diversas exposiciones y debates, se toman al menos diez decisiones fundamentales para el devenir trujillano. Primero: se separa el Distrito Municipal Trujillo de la Provincia de Maracaibo; segundo: se crea la Provincia de Trujillo; tercero: se establece que el pueblo asume los derechos y las jurisdicciones y que las centralizaría en una Junta de Gobierno;  cuarto: el Ayuntamiento designa unos electores que se encargaría de supervisar la elección de los integrantes de una Junta Superior de Gobierno; quinto: se elige y se juramenta la Junta Superior de la Provincia 
y hasta hoy - a tantos años de distancia - no han logrado los trujillanos reunir las energías positivas de aquellos tiempos fundacionales. Lo peor que le ha pasado a Trujillo en toda su historia fue esta desgracia de Grammont.


SEGUNDO PERÍODO DE PROSPERIDAD: EL SUEÑO AUTONOMISTA

Para los años cuando se inicia la gesta de la independencia la entidad había recuperado algo de su aliento y aquí encuentran terreno fértil los aires de libertad. Desde todas partes surgen los líderes, hombres y mujeres, sacerdotes y seglares, que van a participar activamente en la construcción de las nuevas realidades. Los sueños se activan y todos trabajan por llevarlas a cabo.

El 9 de octubre de 1810 se reunieron en la ciudad de Trujillo un grupo de personas representativas de los diversos sectores y lugares de lo que hasta ese día sería el Distrito Municipal Trujillo, de la Provincia de Maracaibo. Convocados a que representará a la nueva Provincia en el primer Congreso Constituyente de Venezuela y allí Trujillo se gana la estrella que ostenta en la Bandera Nacional. 

El proceso del nacimiento de la provincia de Trujillo fue protagonizado por personas civiles y religiosas, provenientes de los cuatro puntos cardinales de la geografía trujillana, animados por las ideas de autonomía provincial, de libertad y de justicia. “Una Ley suave, un Gobierno justo, unos Magistrados benéficos y equitativos que aseguren vuestra quietud y vuestros de Trujillo; sexto: juran obedecer a la Junta el Vicario de Trujillo y el clero secular, los administradores,  funcionarios diversos y el pueblo en general; séptimo: se ratifican algunos y se designan otros nuevos administradores de justicia y diversos funcionarios provinciales; octavo: se ratifican a todos los Oficiales de Milicia;   noveno: se acuerda notificar de estos actos a las Juntas de Mérida, Santa Fe (de Bogotá), Pamplona, el Socorro, Quito, La Paz, Caracas y Maracaibo; y décimo: se llama a la paz, a guardar la religión y los legítimos intereses del Rey.

Igualmente los trujillanos deciden sumarse al proceso iniciado en Caracas el 19 de abril de 1810 y el 11 de junio de ese mismo año la Junta Suprema de Caracas reconoce a Trujillo como Provincia. El primer Congreso Provincial de Trujillo se instala en el mes de agosto de 1811 y el 2 de septiembre de ese mismo año se proclama la “Constitución Provincial de Trujillo”, tres meses antes que la primera Constitución Nacional. Un mes después eligen al Diputado

Trujillo renace, se inspira, se rebela y vive días febriles. En todos los lugares del territorio trujillano se lee la nueva Constitución y su proclama, se produce una inusitada animación por la autonomía de la nueva Provincia  por su entusiasta participación en el nacimiento de la nueva República venezolana. Son centenares los que se incorporan a estos importantes procesos de parto de la nueva provincia y del nuevo país. 

Para que esos sucesos tuvieran lugar tenía que haber existido en Trujillo una intensa vida social, con gente preparada, de vanguardia, bien enterada de las ideas libertarias y de las informaciones de Caracas, de la península Ibérica y de otras ciudades de América. Su economía era modesta pero suficiente para sostener una ciudadanía activa.



SEGUNDO PERÍODO DE DECADENCIA: LA GUERRA A MUERTE

Pero como doscientos treinta y tres años antes, cae de nuevo en la desgracia. Los trujillanos pagaron muy caro su adhesión a la causa independentista y en los primeros años de la guerra ya cuenta con numerosos mártires, la mayoría de ellos protagonistas de los sucesos de octubre de 1810. En marzo de 1812 llega Manuel Geraldino, Comandante de la División de las tropas de Coro de la Provincia de Maracaibo a someter a los trujillanos. Llamado “El Terremoto de derechos…” reza la proclama que acompañaba al texto constitucional.

El 2 de marzo de 1811 se instala Caracas el primer Congreso de Venezuela, donde asisten varios trujillanos: el Diputado por Trujillo el Dr. Juan Pablo Briceño Pacheco, el Dr. Cristóbal Mendoza Diputado por San Fernando, dos de sus hermanos: el Presbítero Luis Ignacio Mendoza, Diputado por Obispos y el Presbítero Juan José Mendoza, Diputado por Guadualito y el Dr. Antonio Nicolás Briceño Diputado por Mérida.

Aquella provincia de unos treinta mil habitantes, repartidos en unos pocos centros poblados de muy modesto tamaño, casi todos campesinos, con algunos líderes muy bien formados integrados por intelectuales, sacerdotes católicos, profesionales o modestos empresarios, entendió los tiempos que se vivían y tomó decisiones que cambiarían para siempre su futuro. En cuatro oportunidades: en 1813, en 1820 y dos veces en 1821. El día 15 de junio de 1813 Bolívar dicta el terrible “Decreto de Guerra a Muerte” y es el territorio trujillano uno de los peores escenarios de esta cruel conflagración. En noviembre de 1820, son suscritos los Tratados de Trujillo, el día 25 el de Armisticio y el día 26 el de Regularización de la Guerra, ratificados por Bolívar y Morillo en Santa Ana el día 27.  “En Santa Ana nació Colombia” diría Bolívar.

El Libertador advierte en octubre del año 20 la realidad encontrada en la provincia de Trujillo,“aspecto de desolación y miseria que le impresionaron profundamente”. “El hambre y el empobrecimiento - anota el autor colombiano Liévano Aguirre (Liévano Aguirre, 1988) – florecían con fecundidad tropical y el recuerdo de horribles venganzas mantenían vivas las esperanzas de futuras represalias. Padres y hermanos, hijos y madres, estaban divididos por terribles odios y ante la deidad

Trujillo” por su crueldad, cometió atropellos y vejaciones,  removió cielo y tierra para hallar a los revolucionarios trujillanos y fusilar a algunos, poner presos a otros en las mazmorras de San Carlos y desterrar a otros.  (Andara Olivar, 1974). Luego envían como Jefe Militar al Coronel Pedro Fernández a quien Trujillo sufrió “como una epidemia letal, como una hecatombe, como un cataclismo”

Todos los lugares se ensangrientan con numerosos combates, entre los cuales están los de Ponemesa (1811 y 1813), Agua Santa, Los Amadores, La Ceibita, El Cequión, El Colorado (Escuque),  Carache, Agua de Obispo, Niquitao, Motatán entre otros. Todo es un desastre, las familias se desintegran, su economía se arruina. La geografía trujillana es territorio de muerte.

Trujillo es escenario de grandes acontecimientos y el propio Libertador General Simón Bolívar lo visita en misteriosa del Talión, la sociedad había regresado a legendarias épocas primitivas”.

En 1821 se reúnen en la ciudad de Trujillo el General Bolívar y el obispo de Mérida Dr. Rafael Lasso de la Vega, en la primera reunión oficial entre la jerarquía de la Iglesia Católica y el líder de la independencia. Trujillo es protagonista, a pesar de su lamentable situación.

El fin de la Guerra de Independencia no trae la paz a las tierras trujillanas. No terminan en 1824 los sufrimientos, pues por todas partes comienzan sus andanzas los caudillos a cobrar caro sus combates en los campos de batalla y nacen nuevos caudillos y sus montoneras. Coroneles y Generales surgían por todas partes sacando los peones de las haciendas para lidiar en pleitos que no eran suyos, atrás de otros caudillos mayores que se disputaban el poder nacional para disfrutar del tesoro público. A los actos cívicos y civiles de los sueños de 1811 se sobreponen las secuelas militaristas de la guerra larga.  

“La guerra llegaba a todos los pueblos trujillanos con una regularidad sorprendente. Por entregas: con etiquetas diversas: “La Guerra de los Cinco Años”, “La Revolución Amarilla”, “La Revolución Azul”, etc. Llegaba bajo nombres ingenuos y hasta románticos. Sin embargo todas eran la misma cosa; todas traían destrucción y muerte. Lo único que las diferenciaba a unas de otras, era la época en que ellas ocurrían. A lo largo de los caminos polvorientos, en cada aldea gris y silenciosa, no se oyó durante muchos años, en boca de las gentes de los pueblos, sino quejas y lamentos lanzados como protesta, burla o sutil ironía reveladora de la tragedia por la que atravesó nuestra región”. (Andara Olivar, 1974) 
La guerra a muerte continua en los pueblos y campos trujillanos hasta mucho tiempo después de concluida la independencia, entrando el Siglo XX, cuando Juan Vicente Gómez impone la paz con la fuerza de sus fusiles y la oscuridad de sus mazmorras. 

TERCER PERÍODO DE PROSPERIDAD: EL CAFÉ  

Mientras los caudillos y sus soldados se mataban unos a otros casi sin saber por qué, en muchos campos trujillanos los agricultores sembraban una planta recién llegada a estos lugares: el café. Había llegado a Venezuela por la iniciativa del Padre José Gumilla hacia los años de 1730 – 50 y  en Trujillo fue introducido en 1801 por Francisco de Labastida quien la sembró en su hacienda de Mendoza Fría (Vila, 1966). Desde 1830 las plantaciones toman las vertientes que van desde los 500 hasta los 1600 metros sobre el nivel del mar, es decir todas las tierras medias de todos los lugares trujillanos se transforman en emporios de prosperidad. El café fue y puede seguir siendo una maravilla. Un cultivo noble, ecológico, solidario, de pequeños agricultores que construyeron las mejores casas que existen en nuestra tierra, de amplios patios, numerosas habitaciones, cocinas generosas, gruesos tapiales y hermosos tejados. 

Con los cafetales van sus sombras de guamos y bucares; y  sus pequeñas factorías para procesar el grano.
En 1850 los precios internacionales del café experimentan una importante alza, Venezuela llega a ser exportadora y próspera y Trujillo mejora sustantivamente. Todo esto atrajo esa maravilla que fue la inmigración italiana y que se incorpora a acrecentar esta prosperidad económica, pero también a enriquecer la cultura, las artes, la artesanía y a crear nuevas generaciones de trujillanos en un crisol que es parte de la identidad trujillana. Llegan a 22.000 hectáreas sembradas por más de 9.000 familias.

Trujillo exporta y vuelve el optimismo. Crece la educación, se fundan las bandas municipales, grupos culturales, se crean escuelas, construyen carreteras y caminos, se extiende el telégrafo. La iniciativa privada hace un ferrocarril desde el puerto de La Ceiba hasta Motatán. Se instalan plantas eléctricas en los pueblos, se tienden líneas telefónicas, edifican hospitales y escuelas. La iglesia produce sacerdotes sabios y santos. De las familias trujillanas empiezan a salir mujeres y hombres que le dan lustre al gentilicio en las ciencias y en las artes.

Trujillo recupera su condición de Provincia a partir de la separación de Venezuela de la Gran Colombia y la Constitución de 1830. El 20 de noviembre de 1831 el Gobierno Nacional crea el Colegio Federal de Varones, de dilatada trayectoria y en cuyas aulas se formaron buena parte de los intelectuales que dan brillo al gentilicio trujillano.  Lamentablemente fue cerrado por órdenes del Gobierno de Cipriano Castro en el año de 1900.

Algunos gobernantes progresistas como Ricardo Labastida y Cruz Carrillo construyen vías y obras públicas importantes, además de promover la economía. Mientras tanto a pesar de los caudillos, hombres y mujeres serios - que no han pasado a la posteridad como se debe - se fajaron además de cubrir de café las faldas de las montañas, a sembrar los páramos de trigo, avena, papas y garbanzos, a cubrir de cañaverales o de pastos las tierras planas, construir molinos de trigo, ingenios de café, trapiches para producir panela, curtiembres y van surgiendo fábricas artesanales que junto a la agricultura y los negocios van conformado una incipiente pero sólido sector productivo.

Valera toma cuerpo como la principal ciudad comercial del Estado y en su desarrollo se cuenta el impulso creador de sus ciudadanos entre los cuales se cuentan el General Juan Ignacio Montilla, Monseñor Miguel Antonio Mejía, Br. Pompeyo A. Oliva, Luis F. Tagliaferro, Domingo Giacopini y otros de la numerosa colonia italiana.

El Colegio Federal de Varones continúa su fecunda labor educativa y gradúa bachilleres y licenciados de alta calidad profesional y humana. Se fundan algunos colegios para niñas y señoritas.  Se instalan imprentas, se publican libros y circulan periódicos. Se fundan sociedades culturales y científicas.

Hasta la primera mitad del siglo XX Trujillo despliega un potencial que estaba dormido, esperando el aliento de los nuevos tiempos. Solo ciertos caudillos estaban en el pasado.


TERCER PERÍODO DE DECADENCIA: EL RENTISMO PETROLERO

El Siglo XX no comenzó bien en Trujillo. En 1900 la ciudad de Trujillo pierde su condición de capital del Estado por disposición del dictador de turno General Cipriano Castro y es designada la ciudad de Valera como la capital del estado. Uno de las tragedias de la provincia es el cierre del Colegio Federal de Varones. La capital regresa a su lugar natural poco después, pero el Colegio no vuelve a abrirse con la misma categoría de antes. Sin embargo el progreso continúa y se fundan más escuelas, hospitales, clubes sociales y el futuro se muestra optimista.

Pero un nuevo “Corsario Grammont” se presenta y comienza su demoledor trabajo, esta vez encarnado en la explotación petrolera y su consecuencia: la cultura del rentismo, el estatismo y el proceso concentrador. “A partir de 1918 se comienzan a abandonar los campos. Por el puerto de La Ceiba - anota el historiador Arturo Cardozo - parten mensualmente centenares de campesinos y artesanos en pos de la aventura petrolera”.   También se van muchos de sus intelectuales y hombres de empresa. El periodismo decae.

El mismo Cardozo anota que “la marcha del progreso en el Estado se hace lenta”. Para 1930 “El Estado Trujillo ha visto emigrar a los más audaces e inconformes de sus hijos y disminuir su producción agropecuaria, las ciudades, pueblos y aldeas están aletargadas; se capta así como un sonambulismo colectivo. Exceptuado a Valera que ha crecido en habitantes, a expensas de los pueblos vecinos, todas las demás poblaciones presentan acentuados síntomas de decaimiento. Muy trillado está ya el camino del éxodo”.

Mucha de su mejor gente pasa de ser principal en su comarca a ser parte del lumpen en las grandes ciudades del centro del país. Los trujillanos pasan de ser dueños de sus sementeras, de sus negocios o sus pequeñas factorías a ser empleados del gobierno. Crecen los cinturones de miseria en Valera y Trujillo.

De la grandeza trujillana habla fundamentalmente la cultura, con hombres y mujeres que citar sería muy largo, con instituciones como los Ateneos y el Centro de Historia, el Núcleo Rafael Rangel de la Universidad de los Andes, la Universidad Valle del Momboy, el Diario de los Andes y El Tiempo, los colegios católicos y algunos otros, sus artistas e intelectuales. También algunos productores que a pesar de tener casi todo en contra cosechan rubros agrícolas como el café de alta calidad, hortalizas, frutales, carne y leche, pollos y huevos, algunas industrias que sobreviven. Cooperativas exitosas. Hay en nuestro Estado algunas posadas turísticas que son referencia de calidad en el país.  También diversas organizaciones autónomas que algunas sobreviven a duras penas, no solo a la mezquina actuación de los gobiernos, si no a la cicatería de muchos de sus hombres de negocios.

A pesar de estas y otras muestras de la potencialidad trujillana, el proceso general del estado Trujillo es de deterioro. Sus hijos continúan yéndose. En el Censo Nacional de Población del año 2011 se registró una población de 686.367 habitantes de los cuales 163.347 (el 24 %) viven en otros estados del país, la mayoría en Caracas y en los estados Miranda, Aragua, Carabobo, Zulia, Lara y Mérida. Trujillo dolorosamente no es atractivo para muchos de sus hijos.

Los últimos años de Trujillo han sido particularmente funestos. El inicio del siglo XXI se deteriora aún más la realidad trujillana y corren días de franco deterioro: quizás el suceso que marca un antes y un después en este proceso de ruina es la ocupación del Centro de Historia el 16 de diciembre de 2010 mediante el decreto número 707 del gobernador Hugo Cabezas y el asalto de sus espacios por los tomistas Benito Flores, Javier Medina Morales, Javier Rivas y Huma Rosario Tavera. El patrimonio bibliográfico que contaba con más de 20.000 volúmenes desaparecieron, incluyendo libros antiguos de incalculable valor, al igual que todo su patrimonio hemerográfico, una rica pinacoteca, un importante volumen de obras de arte, joyas, antigüedades y otros bienes. A este crimen patrimonial se une el asalto al Ateneo de Trujillo y su saqueo, al Ateneo de Valera y a la mayoría de los ateneos del Estado, todos ellos fruto de muchos años de trabajo de sus ateneístas y benefactores.

Igual el gobierno toma empresas prósperas como Cemento Andino, el Puerto de La Ceiba, la Fábrica de Vidrio Los Andes, el Central Azucarero Motatán, diversas haciendas ganaderas y cafetaleras, ingenios de café, empresas comercializadoras de insumos agrícolas y otras empresas. Se producen enormes estafas con el erario público, se deteriora gravemente la infraestructura pública tanto de vialidad y de servicios y la economía trujillana cae a niveles sin precedentes.

La bonanza rentista solo produce la decadencia de Trujillo.



CUARTO PERÍODO DE PROSPERIDAD: EL TRUJILLO POSIBLE


“Todo comienza por el futuro” decía  Heidegger. A partir de la necesidad de una visión de futuro nos propusimos indagar algunas líneas fundamentales que nos identifican, nos interrelacionan, conforman nuestros aprendizajes y que se traducen en nuestras conversaciones, para a partir de allí esbozar un diseño del porvenir. Al tratar de comprender cuales han sido los principios generales de organización de este sistema complejo que es el estado Trujillo, intentamos leer en su Geografía y en algunos momentos destacados de su Historia, los elementos más resaltantes e intentar interrelacionarlos.

Una constatación importante es la jerarquía que en aquellos años emblemáticos alcanzó la noción de proyecto como algo que caracterizó a esos “Trujillos”, porque precisamente, entendieron el quehacer del futuro.  Aprehendieron la realidad y soñaron con sentido de totalidad y plenitud, elementos que caracterizan todo proyecto.  Cada uno de los Trujillos soñados el 9 de octubre de 1557 y el 9 de octubre de 1810 testimoniaron su fervor no con palabras, sino con la aparición de una élite trujillana que supo entender su rol como hacedores de la historia.  En fin esos hombres 
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hicieron de nuestra morada, una geografía donde el pensar futuro encontró hogar.
¿Cómo rescatamos la noción de que todo comienza por el futuro, en una geografía que debe mejorar sus miradas hacia adelante?  Un buen paso será  reconquistar los simbolismos olvidados que asociaban al futuro con Trujillo. Rescatar la capacidad de soñar.

Siento que en el fondo de eso que llamamos trujillanidad, está el sentido de comunidad de comunidades, los sentimientos de autonomía de sus diversos paisajes en armonía con la unidad de la entidad cultural y política que, como hemos querido poner en evidencia, parte de su geografía, del carácter de las tribus aborígenes y de los primeros pobladores y que se ha venido consolidando con el tiempo, a pesar de todas las tendencias centralizadoras.

Un tercer elemento está en las virtudes que adornan a sus habitantes, también  desde sus bases aborígenes e hispanas. Nuestra casa común es testimonio elocuente del espíritu que animaba aquellas almas y de los hombres y mujeres que lo han mantenido vivo, latente, no para la nostalgia, sino para que  nos sea útil para los audaces diseños que nos están haciendo falta.

Podemos mantenernos en la rutina, como los trujillanos que se dejaron atropellar por el pirata Granmont hace trescientos veintiséis años, y ser víctimas de nuestra propia carencia de arrojo. O recoger los mensajes que nos entregan los ilustres trujillanos de ayer y hoy, y decidirnos a cambiar el rumbo que nos trae el tiempo y producir con nuestra voluntad un punto de inflexión.

El 9 de octubre que nos falta no puede ser otro que el grito colectivo que diga que ya basta del largo proceso de deterioro, que logre reunir las energías positivas acumuladas desde hace 194 años para – afirmando el noble carácter de la trujillanidad - lanzarnos a la conquista del futuro que nos merecemos. La clave del 09 de octubre que debemos forzar está en aquellos valores que debemos conservar, para que las necesarias y audaces innovaciones estén  bien enraizadas en el fecundo suelo que se fue formando desde aquella noble y remota nación Kuika.

Me atrevo a decir que la tarea más importante que tenemos los trujillanos no está en el orden de las realizaciones fácticas – infraestructura, economía, proyectos materiales  y metas para lograr determinados estándares -. No se trata de un plan  de obras de ingeniería, que son necesarias, sin duda alguna. El asunto es más delicado, pues está en  fundar el proyecto de futuro sobre la naturaleza de lo mejor que hemos sido, desde los tiempos antiguos. No será el petróleo  ni las grandes industrias lo que nos conducirá por mejores caminos de desarrollo humano, será esa plataforma valórica, afinada históricamente en esta geografía entrañable,  la responsable de que los buenos tiempos vuelvan con nuevas fuerzas a tomar cuerpo en nuestra comunidad  trujillana.

Lo que demanda la comunidad trujillana son principios, ideales y motivaciones para afinar la mirada, para estrechar los lazos, para canalizar energías,  para sacarnos de la cabeza las creencias y hábitos que nos impiden el reencuentro con las grandes ideas que permitieron la construcción de lo que en esencia somos. Darle un giro a las  conversaciones habituales para que el hablar cotidiano en Trujillo se convierta en el arte de construir sueños de grandeza. Levantar la mirada y con el impulso de la fuerza inspiradora del pasado, lanzarse a la aventura de construir una nueva Historia y trazar una nueva Geografía, que se parezca a nosotros, pero que sea mejor a efectos de la calidad de vida, de la calidad del territorio y su rica biodiversidad.

Romper las cadenas de esta manera predominante  de pensar, de mirar, de juzgar, de conversar, para abrirnos a los insospechados horizontes de la creatividad y del espíritu emprendedor.  Dejar de ver solo fechas, personajes, hechos aislados y celebrarlos como si fuesen hitos, eventos sin antecedentes y sin consecuencias, o juzgarlos  con severidad o amargura,  y empezar a ver los tejidos de unas realidades más complejas, conformadas por redes de relaciones que se entretejen de mil maneras y que, miradas así,  arrojan luces que alumbran con mucha claridad los caminos del futuro.

Romper la rutina de un método de ver la realidad que amarra la imaginación, que amansa el espíritu, que ahoga la creatividad, que le pone freno a la indagación innovadora y buscar en los nuevos paradigmas las herramientas que permitan descubrirnos de nuevo, que faciliten ver de qué estamos hechos, y contar con ello para las tareas que tenemos pendientes.

Podemos sugerir algunas  propuestas más o menos concretas sobre posibilidades ciertas que uno percibe.  

Estrategias que podríamos seguir, aprendiendo de las lecciones que nos da la Geografía , la Historia y las nuevas realidades.

Una estrategia  a seguir por ejemplo podría ser consolidar a Trujillo como una geografía de lugares, un lugar de lugares, una comunidad de comunidades, un sistema complejo de sistemas complejos. Consolidar los lugares en una red muy bien interconectada. La municipalización de su conformación político territorial y de su proceso de desarrollo ayudará mucho en este proceso. Conformar una red de municipios lugarizados. El experto municipalista Fortunato González dice que “Una de las políticas territoriales definidas por la globalización y la lugarización es la municipalización, que es el reconocimiento a los lugares de autonomía política para atender los asuntos propios. Unas políticas que revierten el proceso de concentración típico de la etapa de consolidación y madurez de los Estados Nacionales, para volver sobre la secular institución del Municipio, de modo que estos cuenten con una renovada y modernizada estructura institucional, gente capaz, recursos financieros suficientes, y marcos para la negociación intergubernamental. La reingeniería de lo local estimula la participación, fomenta el pluralismo y la diversidad, promueve los valores regionales y locales, desarrolla las economías provinciales y municipales, impulsa el liderazgo local e incentiva la capacitación de la gente”. (González, 2004)

Otra estrategia  a seguir,  por ejemplo, es el mejoramiento de nuestra multiplicidad paisajística y ecológica, así como el fomento de nuestra biodiversidad.  Trujillo puede sacarle mucho mejor partido a la rica complejidad de su conformación geográfica.

Una estrategia fundamental sería trabajar para que los trujillanos sean las personas más educadas del mundo, en toda la extensión de la palabra y enredar (de trabajar en red) en esto a todo el mundo.

Un camino podría ser que Trujillo entregara a los mercados más exigentes sus productos agropecuarios, porque gozan de fama gracias a su calidad y que son perfectamente sanos, sin la presencia de contaminantes de ningún tipo.

Es posible que Trujillo atraiga  un turismo de alta calidad.  Personas que vienen a buscar sus hermosos paisajes, sus bonitos pueblos, su comida tan sabrosa, sus bien cuidados testimonios de Historia, su delicada artesanía, la extraordinaria calidad de sus músicos, la riqueza de sus eventos culturales. Que Isnotú se haya convertido en el más importante centro de peregrinación nacional, gracias a la elevación a los altares del Dr. José Gregorio Hernández y los excelentes servicios que presta este hermoso poblado. Que este centro de peregrinación esté vinculado a los otros destinos como el Santo Niño Jesús de Escuque, la Virgen de la Paz, la Virgen de Durí y también con las aguas termales.

Podría ser que la calidad de su vida local y su excelente educación haya convertido al estado Trujillo en una importante concentración de talento, que exporta al mundo soluciones tecnológicas para el desarrollo de las organizaciones y se ha  convertido en un centro de innovación y de espíritu emprendedor.

Por supuesto que para todo esto las élites trujillanas asumieron  la responsabilidad de sus nuevos roles, se acabaron las resacas del caudillismo  y Trujillo retiene o vincula a su destino, con sabiduría, a sus mejores hijos.

En fin, Trujillo tiene tantas posibilidades de futuro, que lo que hace falta es que nos pongamos de acuerdo en algunas líneas estratégicas y decidamos echarnos a andar.

Ahora, luego de este recorrido, no sé si Trujillo debe saltar o quizás sería mejor que se deslizara suavemente, pero con seguridad, hacia un nuevo desarrollo que signifique lo mejor del gentilicio y su relación armoniosa con el entorno nacional y global. Me gustaría, por ejemplo, que se dijera que el territorio trujillano es atractivo por sus contrastes y su rica diversidad y porque cada recodo del paisaje es único en la armonía general de su geografía.

Me gustaría que se dijera que los trujillanos somos, como en los viejos tiempos,  una comunidad “fuerte y pacífica”,  “una comunidad organizada”, que su nombre tiene una evocación “de trabajo, de lealtad, de bien, de hermandad por encima de todo, proclives, siempre, a la colaboración con los demás, al fomento de ideales de solidaridad”, que nuestra gente es “ toda bien dispuesta y de buen parecer”, “muy lucida y bien agestada”, que  “...basta saber que uno ha nacido en Trujillo, para que en la común estimación sea reputado como de afable natural, de noble trato, de una intención sana y sin malicia”.

Como diría Teilhard de Chardin, “Ahora estoy sobre ti para la vida o para la muerte.  Ya te es imposible volver atrás; volver a las satisfacciones comunes y a la adoración tranquila.  Quien me ha visto una vez no puede olvidarme: se condena conmigo o me salva consigo”.

Trujillo espera aún sus mejores años. Espera el “Trujillo Posible”. Un proceso de desarrollo que solo llegará si los propios trujillanos así lo deciden. El Trujillo Posible se alcanzará si se levantan las energías telúricas acumuladas con el fin de diseñar nuevos sueños, desafiantes, creativos, innovadores, audaces y lanzarse a lograrlos, cada quien desde su posición, desde su lugar, con sus talentos y sus ideas. Porque el sueño de un Trujillo Posible es colectivo y diverso.

No llegará de manera espontánea, por obra y gracia de algún fenómeno casual, o por un mesías que venga a hacer algunos milagros. Vendrá de la voluntad de los propios trujillanos y de un liderazgo responsable, conlleva siempre la dimensión de promesa que la proyecta hacia el futuro. Cuando, en el presente, hacemos memoria, entonces afirmamos lo real de nuestra pertenencia a un pueblo que camina y - a la vez - la proyección hacia adelante de ese camino”.

Primero, la memoria de sus raíces. Un pueblo que no tiene memoria de sus raíces y que vive importando programas de supervivencia, de acción, de crecimiento desde otro lado, está perdiendo uno de los pilares más importantes de su identidad como pueblo.

Segundo, el coraje frente al futuro. Un pueblo sin coraje es un pueblo fácilmente dominable, sumiso en el mal sentido de la palabra. Cuando un pueblo no tiene coraje se hace sumiso de los poderes de turno, de los imperios de turno, o de las modas de turno, imperios culturales, políticos, económicos, cualquier cosa que hegemoniza e impide crecer en la diversidad.

honesto, trabajador y solidario. De un liderazgo que desde lo mejor de la Trujillanidad y de los trujillanos sea capaz de entusiasmar a la mayoría que no quiere seguir conformes con este presente inmerecido.

Tanto deterioro es quizás la mejor oportunidad para comenzar de nuevo inspirados en la impronta inicial.

 Leamos al Papa Francisco:
   “Volvemos al núcleo histórico de nuestros comienzos, no para ejercitar nostalgias formales, sino buscando la huella de la esperanza. Hacemos memoria del camino andado para abrir espacios al futuro. Como nos enseña nuestra fe: de la memoria de la plenitud se hace posible vislumbrar los nuevos caminos. Cuando la memoria no está abierta al futuro es un simple recuerdo que, si totaliza el ambiente, nos puede atrapar en una nebulosa proustiana. Si, en cambio, se intelectualiza, configura el caldo de cultivo para toda clase de fundamentalismos. La memoria Tercero, la captación de la realidad del presente. “Un pueblo que no sabe hacer un análisis de la realidad que está viviendo, se atomiza, se fragmenta”.

El Trujillo Posible es posible, solo que espera emerger como fruto de nuevas visiones y audaces desafíos, fruto de la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor que guarda desde sus mejores años. Existen muchos “afloramientos” de ese Trujillo posible, solo  que eso debe ser parte de una contagiosa energía colectiva orientada por lo mejor que hemos sido, lo mejor que somos para lo mejor que podemos ser como una colectividad.

Para que se vuelva a decir, como lo afirmaron los cronistas en los años fundacionales: una comunidad “fuerte y pacífica”,  “una comunidad organizada”, que su nombre tiene una evocación “de trabajo, de lealtad, de bien, de hermandad por encima de todo, proclives, siempre, a la colaboración con los demás, al fomento de ideales de solidaridad”, que nuestra gente es “ toda bien dispuesta y de buen parecer”, “muy lucida y bien agestada”, que “...basta saber que uno ha nacido en Trujillo, para que en la común estimación sea reputado como de afable natural, de noble trato y de una intención sana y sin malicia”.  




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ANEXO: VISIÓN TRUJILLO 2020


Por considerarlo de interés el autor reproduce aquí textualmente el proyecto “Visión Trujillo 2020”, que  fue elaborado en el año 1997, cuando faltaban 23 años para el emblemático año 2020, cuando había tiempo para planificar y ejecutar un buen plan de desarrollo. Aún está pendiente el “Trujillo Posible”, pero hoy el mundo cuenta con otros instrumentos para hacer más factibles esos sueños, por una parte la sociedad del conocimiento ha avanzado mucho, el mundo cuenta con la plataforma de los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030, con la Carta Encíclica “Alabados Seas” y otros insumos, de tal manera que cuando los trujillanos tomemos la decisión de cambiar y hacer emerger el lugar que merecemos, las tareas quizás sean más llevaderas. 

VISIÓN TRUJILLO 2020
Universidad Valle del Momboy          
Corporación Trujillana de Desarrollo (CORPOTRUJILLO) 
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM)
Valera, Venezuela. 1997


CONTENIDO

PRÓLOGO DE FRANCISCO GONZÁLEZ CRUZ VISIÓN TRUJILLO 2020 ANÁLISIS DEL ENTORNO Oportunidades ANÁLISIS DE LA COMUNIDAD Éxitos Fracasos Fuerzas Debilidades VISIÓN TRUJILLO 2020 Estatutos de Visión Factores necesarios para lograr la visión Valores Características de calidad de vida Sectores motor Enunciado de Visión LÍNEAS ESTRATÉGICAS  1. Un sector agropecuario ecológica y económicamente sostenible 2. Agroindustria con calidad de exportación 3. Un gobierno eficiente, honesto y promotor del desarrollo 4. Una ciudadanía con participación activa y comprometida con el cambio 5. Fortalecimiento de la base industrial existente 6. Un sector turístico desarrollado y especializado 7. Artesanía de calidad, reflejo de las tradiciones del pueblo trujillano 8. Un sistema educativo integral competitivo a nivel internacional 9. Cultura compartida que resalta los valores del trujillano 10. Un sistema vial eficiente adecuado a las necesidades actuales y futuras. 11. Un esquema urbano que eleva la calidad de vida de su población 12. Un sistema de transporte que responda a las necesidades del Estado 13. Seguridad social consciente de las necesidades de los habitantes del Estado. 14. Un sector comercial moderno y eficiente que integra a Trujillo en el desarrollo mundial. ESCENARIOS DE RIESGO Riesgos principales. Acciones para evitar los riesgos identificados. REFLEXIÓN SOBRE ASPECTOS RELEVANTES DEL PROYECTO  


PRÓLOGO

“¿Qué somos? ¿Cual, en razón de ese ser, es nuestro deber común? ¿Que hemos de hacer para llegar a la raíz antigua que ha de proyectarse en el porvenir?”.
                    Mario Briceño-Iragorry.

Se puede definir que un pueblo próspero es aquel que  tiene conciencia de sus raíces, energía como colectivo y sentido de su destino. Incluso a nivel personal o de una organización, este sentido de la realidad y de la misión que quiere desempeñar,  tiene hondas repercusiones en el éxito que pueda lograr.

Una persona, una organización o un pueblo que no tiene una idea clara de  donde viene y hacia adonde va, tiene muchas dificultades para  tomar las decisiones adecuadas, aprovecha los recursos disponibles y   optimizar el uso del tiempo. En cambio aquel que tiene bien claras sus ventajas comparativas, su potencial, sus objetivos y las dificultades que debe vencer, tiene mayores probabilidades de tener éxito.

Si un país, una región o una ciudad cuenta con un proyecto de futuro ampliamente consensual, establecido sobre bases firmes,  la mayor parte de las energías de todos y de cada uno de los integrantes de esa sociedad, sean individuos u organizaciones, serán canalizadas coherentemente  hacia su realización. Una visión compartida sobre el futuro deseable permite que, cada quien desde su propia realidad, sume en un solo sentido y se logren los objetivos de prosperidad establecidos.

Esta VISIÓN debe ser  una auténtica  expresión del sentimiento que  está  en la gente. La aspiración genuinamente colectiva e inspiradora de la población. Una voz potente y clara que expresa el sueño colectivo de grandeza. Clara y fuerte, audaz y factible, para que concentre las energías de todos hacia un solo destino.

Por estas y otras razones consideramos que una de las tareas que nos reclama nuestra realidad actual y el imperio de construir un mejor modelo de sociedad para nosotros mismos y para nuestros hijos y nietos, era ponernos de acuerdo en la creación de este proyecto de futuro para Trujillo. Vencer, mediante un amplio acuerdo fruto del trabajo de muchos, las tradicionales divisiones que nos impiden avanzar, la dispersión de esfuerzos, y marchar sumando voluntades en la construcción de un futuro mejor.

Aprovechar la fabulosa oportunidad que nos ofrece el fin del siglo, tan lleno de expectativa  y perplejidad, en medio de cambios de todo orden, para prepararnos a entrar al nuevo siglo y al nuevo milenio con una disposición positiva, proactiva y audaz,  en la hermosa y retadora tarea de labrar, todos juntos, un Trujillo afincado en sus mejores tradiciones y valores, pero próspero y construir una visión compartida del Trujillo deseable, trazar las líneas de estrategia para lograrlo e identificar los proyectos prioritarios que lo concreten, no es tarea fácil. Este es un trabajo  ampliamente participativo, que le pertenece a todos y que  no es  fruto de grupos, partidos, formas de pensamiento o sectores parciales de la comunidad. No es, pues, este ejercicio fruto del sectarismo o de intereses de grupo.

La imagen del futuro deseable para el Estado Trujillo al año 2020, que se presenta es, entonces, el fruto de muchas voluntades. Toda la comunidad es testigo de la amplia convocatoria que se realizó, utilizando diversos medios, incluyendo la radio y la prensa escrita. Es el resultado de un trabajo muy serio y participativo, realizado por la  gran cantidad de  trujillanos que atendieron el llamado,  representativos de las mas diversos sectores  y de todos los lugares de la geografía regional,  quienes en numerosas jornadas se reunieron para identificar, -bajo una impecable metodología-, las oportunidades que se le presentan a la comunidad trujillana frente a las nuevas realidades mundiales y nacionales, cuáles han sido los éxitos que  se han alcanzado en los últimos 20 años y cuáles los fracasos. Con qué fuerzas cuenta  para lograr  sus propósitos de desarrollo y qué debilidades presenta para poderlas vencer.

Se analizaron también con amplio espíritu participativo los diversos escenarios que la dirigencia trujillana aspiraba para el futuro del Estado, los valores propios de la trujillanidad que deben ser mantenidos y acrecentados, las grandes definiciones sobre la calidad de vida esperada y los sectores que  deben ser los motores de la economía regional.

Con todo ello se diseñó un estatuto de visión compartida para el año 2020, el cual fue sometido a diversas sesiones de validación y propuesto a consulta de toda la comunidad trujillana mediante su publicación en los tres diarios de circulación regional.

Una vez obtenido el estatuto de visión, se concertaron las líneas de estrategia a seguir, también en sesiones altamente participativas, con personas vinculadas a cada sector determinado como prioritario en las reuniones previas. A cada línea de estrategia se le formuló el cuerpo de elementos fundamentales que la conformaban y la identificación de los proyecto prioritarios que la concretarían.

Al final, mediante una nueva convocatoria, se plantearon los escenarios de riesgo que enfrentaría la construcción de la visión y los mecanismos para evitarlos.

Con este trabajo, el Estado Trujillo cuenta con una excelente referencia para la construcción del futuro. Desde el gobierno estadal, desde los gobiernos municipales, desde el sector empresarial, desde sus centros de educación, desde las mas diversas instituciones, desde la sociedad civil y desde cada uno de los trujillanos debe alimentarse la ejecución de esta estrategia, la realización de sus proyectos y la construcción de esta VISIÓN para adelantar por anchos caminos los propósitos del desarrollo humano sustentable.

Tiene Trujillo  ahora, justo al comienzo del  siglo XXI,  una excelente guía para la acción. Lo invitamos a leer este documento, a compartirlo con los integrantes de su familia, de su comunidad y  de su lugar de trabajo. Veamos todas las grandes posibilidades que se le abren a nuestra querida tierra trujillana, y dispongámonos a trabajar para hacer de Trujillo un lugar hermoso y próspero para nuestra propia felicidad.
Francisco González Cruz
Rector  Universidad Valle del Momboy

NOTA

Correspondió la iniciativa de este proyecto  a la naciente Universidad Valle del Momboy, que encontró eco entusiasta en el Ejecutivo del Estado Trujillo y en la Corporación Trujillana de Desarrollo (CORPOTRUJILLO). En el mes de junio de 1997 se firmó un convenio entre estas instituciones para adelantar  los trabajos y se constituyó un Comité de Estrategia constituido por la Directora General de Gobierno, Eco. María Trinidad Ramírez de Egañez; el Presidente de CORPOTRUJILLO, Oswaldo Starchevich primero y luego Hebert Lobo y el Rector de la UVM,  Francisco González Cruz.

Fue  criterio unánime que la promoción y la convocatoria a las numerosas jornadas de consulta  estuviese en manos de un grupo de personas altamente representativas de la comunidad trujillana. Así, se constituyó el Comité Promotor, integrado por la Sra. Gladys Mendoza de Gonzalo, el Presbítero José Luis Azuaje, el Ec. Eladio Muchacho, el Ing. Leonardo Torres y el Sr. Segundo Rangel, equipo que asumió con mucho entusiasmo la enorme tarea. La coordinación del trabajo de logística, muchas veces difícil, les tocó al Politólogo Mauricio Parrilli y a su equipo.

Para todo el trabajo se contó con la excelente asistencia técnica del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), México, quienes tienen una dilatada experiencia en proyectos de este tipo. La dirección general del equipo consultor estuvo a cargo del Ing. Rosalío Muñoz Castro   y la dirección técnica de los Ingenieros Enrique Cepeda, Francisco Colorado, Francisco Acevedo y Valdés y Erika Ariza.

Análisis del Entorno

El pasado mes de agosto de 1997 se dio inicio al proceso de elaboración de la visión del Estado de Trujillo con diversos grupos de personas líderes en los diferentes sectores del Estado. El proceso comenzó con un análisis del entorno de Trujillo, estableciendo las oportunidades que habrán de presentarse en los próximos 20 años. El grupo determinó las siguientes como las principales oportunidades que deberán aprovecharse:

Oportunidades
• Desarrollo de tecnología en comunicaciones e informática
• Desarrollo de tecnología aplicada a la producción, su transferencia y adaptación
• Aprovechamiento de los recursos naturales y desarrollo de la minería e industrias de valor agregado a partir de ella, preservando el medio ambiente
• Apertura de nuevos centros de educación superior y nuevas opciones de formación
• Estímulo a la competitividad y acceso a métodos efectivos de producción que estimulan a la excelencia
• Apertura petrolera y la demanda del petróleo y sus derivados
• Incursión en los mercados internacionales mediante intercambios comerciales en los sectores productivos con ventajas competitivas
• Incorporación del Estado de Trujillo al marco turístico del país, desarrollando sus bellezas escénicas, mejorando la infraestructura y capacitando al recurso humano para la atracción de inversiones
• La industrialización y exportación de los productos del sector agrícola y pecuario ante su demanda creciente, de una manera sustentable
• Oportunidad de alianzas estratégicas regionales para mejorar la economía del Estado
• Desarrollo del potencial artesanal para incorporar al Estado al comercio internacional
• Presencia de medios de comunicación para el intercambio de experiencias, conocimientos y cultura con otros países
• Posibilidad de inversión extranjera para entrar a la globalización, adquiriendo parámetros de calidad mundial en las diversas actividades del Estado
Análisis de la Comunidad
Posteriormente se llevó a los participantes a reflexionar sobre la situación de su estado para que establecieran un diagnóstico del mismo. El ejercicio consistió en el análisis de los éxitos y los fracasos que ha tenido la comunidad en los últimos 20 años, así como la determinación de las fuerzas y las debilidades que deberán aprovecharse o subsanarse para el progreso de la comunidad trujillana.

Éxitos

El grupo definió los siguientes como los éxitos principales de la comunidad de Trujillo en los últimos 20 años:

• La creación de centros de educación superior y tecnológicos que brindan la oportunidad de estudio a más población
 • El desarrollo y consolidación del trabajo cultural
• La formación y capacitación de nuevos líderes jóvenes
• La participación de la comunidad organizada, la juventud y las ONG’s en el desarrollo del Estado a través de programas sociales
• El desarrollo de los sistemas de riego de los Valles Altos y su producción hortícola
• La construcción de la Represa de Agua Viva
• Creación de la Empresa Regional Sistema Hidráulico Trujillano
• El desarrollo cafetalero de la región
• La transferencia del puerto La Ceiba
• La incorporación y desarrollo de diversos medios de comunicación y radio
• La construcción del Hospital Anticanceroso y diferentes avances en el campo de la medicina
• El crecimiento y desarrollo de los atractivos turísticos de la región, entre los cuales está la construcción del monumento a la Virgen de la Paz
• El incremento de la atención y calidad de los productos artesanales y de las pequeñas y medianas empresas por parte del gobierno
• El inicio de la descentralización de algunas áreas gubernamentales

Fracasos           

Como fracasos principales, los participantes establecieron los siguientes:
• Exceso de politiquería en todos los aspectos de la vida del Estado
• Mala administración pública
• Haber permitido la corrupción en determinados niveles 
gubernamentales
• Exceso de intervención del gobierno en todos los sectores
• Creación de los 20 municipios
• Mala prestación de los servicios públicos básicos
• Mala administración del sector salud
• Falta de una cultura de planeación de largo plazo
• Poca participación empresarial y de la sociedad civil en el desarrollo del Estado
• Rechazo al cambio
• Estado caótico de las vías de comunicación
• No haber complementado el sistema educativo con una adaptación a la realidad de las necesidades locales

Fuerzas           

Los participantes definieron aquellas fuerzas en las que Trujillo se ha apoyado para lograr sus éxitos y con las que cuenta para sustentar el futuro deseado. A continuación se listan las fuerzas principales como resultado de las opiniones de los grupos consultados.
La posición geográfica del Estado 
• Ubicación estratégica para el comercio
• Condiciones apropiadas para el desarrollo turístico
Las características de sus recursos naturales
• La calidad de las tierras para la producción agropecuaria (Valles Altos y zona baja)
• Alto potencial agroindustrial
• Abundancia y variedad de recursos naturales (agua, minerales, petróleo, etc.)
Los habitantes de Trujillo
• Gente con características de superación y fuertes valores
• Jóvenes emprendedores y capacitados que desean ser líderes en el desarrollo del Estado
• Existencia de recurso humano capacitado
Las oportunidades de educación
• Oportunidades de educación superior para la generación de recurso humano capacitado
Arraigo por las tradiciones y riqueza cultural e histórica del Estado
• Interés por la preservación de las tradiciones
• Gran acervo cultural e histórico 
• Diversidad de expresiones artísticas y talento regional

Debilidades

La comunidad de Trujillo también presenta algunas debilidades que deben ser detectadas a fin de tomar acciones para fortalecer esas áreas. Las debilidades de la comunidad actual más mencionadas son las siguientes:

Inexistencia de un plan de desarrollo global a futuro

• Falta de seguimiento a los planes de desarrollo
• Falta de asistencia a las comunidades agrícolas como ejes de desarrollo
• Ineficiente sistema de vialidad
Sistema educativo con deficiencias
• Alto índice de analfabetismo
• Insuficiencia de docentes capacitados
• Baja eficiencia del sistema educativo
• Inexistencia de un proyecto educativo a futuro
• Falta de vinculación entre el sistema educativo y la realidad trujillana
Baja cohesión de la comunidad
• Falta de capacidad de organización y sectarismo en la toma de decisiones
• Prevalencia de intereses particulares sobre los comunitarios
Bajo perfil de la gerencia pública
• Administración pública deficiente por falta de preparación de los dirigentes
• Corrupción
• Excesiva burocratización de las actividades públicas
• Clientelismo político
• Poca modernización del aparato público estatal 
Falta de involucramiento de la sociedad en las actividades de estado
• Poca iniciativa del sector privado
• Falta de participación y organización de los ciudadanos para el desarrollo del Estado
• Baja autoestima y conformismo del trujillano
Baja calidad de vida en algunos sectores de la población
• Escasez de vivienda
• Pobreza crítica

 Elementos de Visión

Estatutos de visión

En el siguiente apartado encontramos algunos de los estatutos que resultaron mejor evaluados por los participantes a las sesiones.

1. Estado competitivo basado en el desarrollo agrícola, comercial y turístico, con alta vocación de calidad y servicio, en armonía con el ambiente y generador de espacios de participación 
2. Un Trujillo organizado socialmente, con una planificación estratégica definida que permita la ejecución eficaz de obras que abarquen la salud, educación, agricultura, turismo, que generen fuentes de trabajo que permitan al trujillano permanecer en su tierra y dar de sí todo lo que tenga adentro, en función del desarrollo armónico del Estado 
3. Trujillo: “ un estado productivo y organizado donde la educación, la actitud positiva hacia el trabajo y el respeto por el entorno son el secreto de su éxito” 
4. Trujillo es un estado desarrollado, lo que le permite competir en igualdad de condiciones con otros estados dentro y fuera del país, con un nivel elevado de calidad de vida,  positivas perspectivas de prosperidad y bienestar

De estos enunciados se obtuvieron algunos elementos y factores deseados comunes, que serán llevados a la redacción final de la Visión de Trujillo.
Factores necesarios para lograr la visión
• Educación, cultura y valores
• Sector agropecuario y agroindustrial
• Turismo
• Sector comercial
• Industria (petróleo, manufactura, artesanía, etc.)
• Gobierno, democracia y participación ciudadana
• Comunicaciones (telecomunicaciones y transporte)
• Vialidad, urbanismo y transporte público
• Asistencia social

Valores

Toda visión debe estar sustentada en un conjunto de valores que la población posee y comparte y que los llevará a cumplir esa visión. Para Trujillo, los valores que deberán ser fomentados y fortalecidos son los siguientes:
• Constancia
• Espíritu de trabajo
• Amor al prójimo y a la familia
• Responsabilidad
• Solidaridad
• Trabajo en equipo
• Moral y ética
• Creatividad
• Superación y capacitación constantes
• Honestidad
• Respeto a la dignidad, los deberes y derechos de todos
• La fe
• Autoestima
• Disciplina
• Apertura al cambio
• Credibilidad

Características de calidad de vida

Toda comunidad tiene ciertas aspiraciones acerca de su calidad de vida. La visión debe acompañarse de esas características que ellos desean y que constituyen condiciones indispensables para el bienestar de la comunidad. Para el grupo consultado, las características de calidad de vida indispensables son:
• Sistema educativo integral que busque la calidad y se adapte a las necesidades locales, brindando oportunidades de ingreso a toda la comunidad
• Participación activa de todos los sectores de la comunidad en el proyecto de desarrollo del Estado 
• Sistema político con una capacitación continua a los dirigentes y gran voluntad para el cambio a través de consensos justos y equilibrados 
• Cambio en el sistema político de partidos para fortalecer las acciones anticorrupción y servir a la descentralización del gobierno 
• Una cultura de planeación  
• Programas eficientes de salud 
• Programas sociales funcionales que garanticen la satisfacción de las necesidades básicas de la comunidad 
• Vialidad en excelentes condiciones 
• Sistema de incentivos para la producción agrícola y pecuaria y para la agroindustria 
• Alta autoestima de los trujillanos fundamentada en su identidad y raíces históricas
• Seguridad jurídica para incentivar la inversión pública y privada
• Acciones para fomentar el desarrollo de la tecnología
• Infraestructura eficiente de los servicios básicos 
• Sistema turístico con infraestructura y atención de primer nivel 
• Fuentes de empleo bien remuneradas 
• Conciencia ecológica

Sectores motor

Económicamente, la visión y la calidad de vida deben estar apoyadas en sectores económicos que sean motor del desarrollo de la comunidad. Un sector motor es aquel sector atractivo y de alto crecimiento, que genera empleos y trae dinero a la comunidad, que crea otros sectores emergentes y lleva implícita una cultura en los habitantes del Estado. Los siguientes resultaron los sectores motor de Trujillo que cumplen con las características mencionadas.
• Industria agropecuaria (agroindustria)
• Turismo y ecoturismo
• Sector artesanal
• Industria petrolera y su transformación
• Construcción
• Microempresas corporativas familiares
• Sector servicios
• Manufactura

Enunciado de Visión

La visión resultante de la unión del estatuto de visión, las condiciones de calidad de vida y los valores, se define como sigue y lleva implícitos los factores necesarios y los elementos de visión identificados en el ejercicio anterior.
Trujillo: Tierra de gente hospitalaria, creativa y responsable, líder en agroindustria y en turismo sustentables de clase mundial

Un estado donde se promueve la educación, la cultura, el respeto por el medio ambiente, la planeación y el uso de la tecnología, con una sociedad eminentemente participativa y competitiva, con vocación de excelencia y servicio que busca constantemente mejorar su calidad de vida
Líneas Estratégicas

A partir del análisis interno y externo realizado por los grupos consultados, sobresalen ciertas áreas estratégicas para ser aprovechadas por la comunidad para el logro de la visión. Una vez establecidas las líneas estratégicas para lograr la Visión de Trujillo en el año 2020, se definió para cada una de ellas los siguientes aspectos: caracterización, elementos principales, objetivos a lograr y proyectos necesarios para hacerla realidad.

1. Un sector agropecuario ecológica y económicamente sostenible
2. Agroindustria con calidad de exportación
3. Un gobierno eficiente, honesto y promotor del desarrollo
4. Una ciudadanía con participación activa y comprometida con el cambio
5. Fortalecimiento de la base industrial existente
6. Un sector turístico desarrollado y especializado
7. Artesanía de calidad, reflejo de las tradiciones del pueblo trujillano
8. Un sistema educativo integral competitivo a nivel internacional
9. Cultura compartida que resalta los valores del trujillano
10. Un sistema vial eficiente, adecuado a las necesidades actuales y futuras
11. Un esquema urbano que eleva la calidad de vida de su población
12. Un sistema de transporte que responda a las necesidades del Estado
13. Seguridad social consciente de las necesidades de los habitantes del Estado
14. Un sector comercial moderno y eficiente que integra a Trujillo en el desarrollo mundial
15. Un sector agropecuario ecológica y económicamente sostenible

Caracterización

Un sector agropecuario planificado, sustentable y eficiente, con productores capacitados para dirigir y administrar el sector utilizando la tecnología más avanzada para hacer de éste un sector altamente rentable, e incorporado al desarrollo del país
Elementos
1. Buen seguimiento a la planificación en cuanto a asistencia técnica, extensión agrícola y políticas de precios
2. Uso eficiente de los recursos presentes en Trujillo
3. Productores con mentalidad empresarial
4. Personas participantes capaces de dirigir y administrar su sector
5. Organizaciones agrícolas estructuradas
6. Uso de tecnologías avanzadas
7. Progreso autosostenible, ecológica y económicamente
8. Asociación de profesionales en sistemas de producción, que permita el intercambio de información y tecnología
9. Centros de investigación científica en cuanto a enfermedades, suelos, nutrición, plagas, etc.
10. Vías de acceso en óptimas condiciones a las distintas regiones agrícolas
11. Base legal que proteja al sector
12. Coordinación interinstitucional de los planes de desarrollo

Proyectos

• Programa de educación en técnicas agrícolas dirigidas al recurso humano del Estado para su aprovechamiento
• Programa de Extensión Rural y Agrícola
• Programa de mejora integral de la vialidad en el Estado para optimizar el transporte de los productos de las diferentes regiones
• Programa de capacitación y organización de los productores agrícolas para que participen en la comercialización de sus productos y tengan acceso a las mejores técnicas de producción
• Programa de coordinación para el seguimiento del plan maestro del Estado en materia agrícola
• Plan rector de desarrollo de los subsectores de la agricultura
• Programa de rehabilitación de los sistemas de riego ya existentes con técnicas propicias para cada sistema

2. Agroindustria con calidad de exportación

Caracterización

Un sector agroindustrial sustentable y exportador, motor de la actividad agrícola del Estado, donde participa el productor y el sector público, contándose con la más alta tecnología para la producción, el bienestar y progreso socioeconómico de Trujillo

Elementos

1. Participación de los productores agrícolas en la agroindustria
2. Uso de las materias primas que se producen en el Estado
3. Empresas exportadoras
4. Uso de las más altas tecnologías
5. Industria competitiva en el ámbito mundial
6. Infraestructura adecuada que permita el crecimiento y desarrollo del sector
7. Educación y capacitación orientada a las necesidades del sector agroindustrial

Proyectos

• Creación de empresas de comercialización y centros de acopio, que den prioridad en sus operaciones a los productos locales
• Proyecto para la atracción de inversiones de empresas locales y extranjeras a través de incentivos fiscales
• Reformas legales para garantizar la seguridad jurídica para la instalación de nuevas empresas
• Programa de fomento a la participación directa de los productores en la industrialización y comercialización de sus productos  a través de programas de financiamiento
• Investigación y adaptación de tecnología avanzada aplicable a la agroindustria del Estado
• Creación de una red de información agrícola 
• Realización de un estudio de mercado para determinar los mercados potenciales nacionales e internacionales para productos de la región

3. Un gobierno eficiente, honesto y promotor del desarrollo 

Caracterización

Gobierno de profundos principios democráticos, gerencialmente capacitado en la función pública, altamente motivado al logro de elevados niveles de bienestar social y del desarrollo sustentable del Estado, de honradez manifiesta, consustanciado con la sociedad civil y vinculado con las transformaciones mundiales

Un gobierno cuyas políticas incentiven  la inversión y eleven la confianza en el marco jurídico, brindando un ambiente institucional que favorezca al desarrollo

Elementos

1. Profesionalismo, honestidad y eficiencia en los miembros del gobierno
2. Descentralización y desburocratización de las funciones públicas
3. Democracia
4. Instrumentos de participación ciudadana en la toma de decisiones
5. Gobierno dirigido por personas capacitadas en planificación y en gerencia pública con visión hacia el futuro
6. Sin clientelismo político
7. Promotor de inversiones
8. Manejo tecnificado de información actualizada

Proyectos

• Modificación del sistema tributario que permita el desarrollo empresarial
• Legislación de políticas de gobierno que incentiven la inversión pública, privada y extranjera
• Desgravámenes locales para nuevas inversiones industriales
• Programas de apoyo a la industria que generen confianza en el poder judicial
• Proyecto de apoyo a la reinversión de los beneficios económicos en el Estado
• Programas de financiamiento y asesoría técnica para el mejoramiento de la base tecnológica del sector industrial
• Proyecto de capacitación a través de escuelas de gobierno dirigido a los funcionarios gubernamentales
• Celeridad en el proceso de descentralización y transferencia de la competencia Nacional a estatal y municipal.
• Consolidación de gabinetes sectoriales como medio de coordinación y participación entre el sector oficial y la sociedad civil
• Modernización del aparato gubernamental mediante la automatización de los procesos y la interconexión de las diferentes entes de gobierno
• Diseño y aplicación de indicadores para la evaluación de avances y cumplimiento de planes de gobierno

4. Una ciudadanía con participación activa y comprometida con el cambio

Caracterización

Sociedad civil cohesionada, unida,  con un alto nivel moral y ético, que mediante una interrelación franca y fluida trabaje en pro del bien común
Elementos
1. Participación de ciudadanos con altos niveles de moralidad y ética
2. Comunidad organizada en pro del desarrollo sustentable del Estado
3. Promoción continua de los valores de los trujillanos
4. Comunidad conocedora de sus derechos y obligaciones con capacidad de integración con las decisiones gubernamentales
5. Sociedad responsable, comprometida y dispuesta al aprendizaje

Proyectos
• Actualización de la red social del Estado
• Proyecto de formación del ciudadano y la sociedad 2020
• Creación de medios de acceso a sistemas de cooperación internacional para asociaciones civiles
• Creación de un centro para la educación comunitaria
• Fortalecimiento y consolidación de las organizaciones no gubernamentales y cooperativas existentes
• Participación constante de los servicios de radio y periódicos comunitarios en la difusión de la conciencia ciudadana
• Fortalecimiento Social e Institucional, mediante la creación de instancias de Desarrollo Local. 

5. Fortalecimiento de la base industrial existente

Caracterización

Una industria exportadora, diversificada y competitiva,  que con paz laboral y profunda responsabilidad social, fomenta el uso de materias primas locales y contribuye a mejorar la calidad de vida de la población.

Elementos

1. Empresas exportadoras con calidad mundial
2. Marco jurídico que brinde confianza para las inversiones
3. Uso de materias primas locales
4. Participación en mercados internacionales a través de cotizaciones en la bolsa de valores
5. Políticas gubernamentales que incentiven a la inversión
6. Empresas con profunda responsabilidad social
7. Producción en armonía con el medio ambiente
8. Industria acorde con las necesidades de la región y del Estado
9. Uso eficiente de los medios de transporte, como el ferrocarril
10. Acuerdos entre el gobierno, iniciativa privada y sindicatos para la apertura de la industria
11. Industria minera y energética competitiva sin riesgos ambientales

Proyectos

• Creación de un centro de formación gerencial de alta calidad para la actualización y educación de los dirigentes de las empresas
• Proyecto de diagnóstico de necesidades industriales en el sector
• Programas de capacitación a los trabajadores para elevar la productividad y la calidad de los productos
• Creación de una comisión transectorial para la competitividad, con capacidad de dar asesorías técnicas y certificar en aspectos de calidad
• Convenios obrero patronales que incentiven el establecimiento de nuevas empresas
• Proyectos de mejoramiento de la calidad de productos y procesos con tecnología avanzada, basados en estándares de calidad internacionales
• Programa de adecuación de las condiciones del sector a normas internacionales en el área de medio ambiente
• Consolidación del Centro de Desarrollo de la Artesanía, Microempresa, Pequeña y Mediana Industria del Estado Trujillo (CEDAMPTRU)
• Incorporación y difusión de redes de comunicación mundial
• Creación de un fondo de garantía financiera que proporcione mayor seguridad jurídica a las inversiones

6. Un sector turístico desarrollado y especializado

Caracterización

Turismo sustentable de excelencia mundial en sus servicios, que con apoyo del gobierno y la participación de la comunidad, promueve los sitios y servicios turísticos especializados  adecuando la infraestructura vial y de servicios, con visión de preservar el patrimonio cultural del Estado

Elementos

1. Infraestructura vial y de servicios adecuada con mantenimiento efectivo
2. Participación de la comunidad en el desarrollo integral y sustentable de las actividades turísticas
3. Mantenimiento del patrimonio cultural del Estado
4. Fuentes de empleo para los jóvenes 
5. Señalización de sitios turísticos y centros de información al turista
6. Apoyo gubernamental a la inversión privada
7. Centros de educación que fortalezcan la empresa turística
8. Calidad en los servicios y organismos encargados
9. Promoción de sitios turísticos a través de los medios de comunicación
10. Circuitos religiosos, culturales, paisajísticos e históricos coloniales
11. Red de servicios turísticos acorde a las condiciones geográficas y culturales particulares de cada región
12. Participación mixta en la promoción de inversiones a nivel local y regional.

Proyectos

• Programa de financiamiento público y privado para la construcción y consolidación de infraestructura especializada 
• Talleres de capacitación para los prestadores de servicio con un enfoque de calidad, resaltando la importancia y los beneficios de la actividad turística para el Estado
• Programa de promoción al turismo sustentable
• Construcción de sitios de información para el turista
• Proyecto de labor conjunta de los organismos encargados para elevar la calidad del sector en cuanto a recreación, atención al visitante e infraestructura de servicios
• Incentivo a la participación de la empresa privada en el desarrollo turístico
• Programa de seguridad jurídica a las inversiones (nacionales y extranjeras) en turismo
• Programas de educación y capacitación formal en áreas turístico-artesanal a nivel  de educación básica, media, diversificada y profesional
• Consolidación de la Corporación Trujillana de Turismo como ente rector de la política turística del
Estado

7. Artesanía de calidad, reflejo de las tradiciones del pueblo trujillano

Caracterización

Un sector líder exportador, protagonista del desarrollo socioeconómico del Estado, que vinculado al desarrollo turístico, preserva el acervo tradicional de su cultura y da empleo a la creatividad de sus artesanos con productos originales y de alta calidad

Elementos
1. Artesanos con condiciones de vida óptimas, de bienestar y unidad familiar
2. Centros de formación y asistencia educativa para los artesanos
3. Políticas gubernamentales de apoyo a los artesanos, en especial a campesinos
4. Centros de acopio y venta de artesanía
5. Estilo propio de cada región como fuente publicitaria para su producción
6. Preservación del acervo tradicional del trujillano
7. Uso racional de los productos naturales
8. Producción creativa con calidad de exportación

Proyectos

• Programa de capacitación y apoyo técnico al artesano
• Proyecto de promoción de la artesanía trujillana en el ámbito estatal, nacional e internacional
• Acondicionamiento de la infraestructura que permita la formación, promoción y comercialización de los productos artesanales
• Creación de cooperativas artesanales para cumplir con las exigencias de los mercados internacionales, con bajos costos y productividad
• Programas de desarrollo y estímulo microempresarial
• Programas de capacitación a los artesanos en las bases de exportación y calidad
• Proyectos de seguridad social y mejoramiento de la calidad de vida de los artesanos

8. Un sistema educativo integral competitivo a nivel internacional 

Caracterización

Eficiente sistema educativo adecuado a los avances tecnológicos, científicos, culturales y deportivos, que por medio de un cuerpo de docentes y entrenadores capacitados, forma ciudadanos integrales con capacidad de crítica y apego a sus raíces

Elementos

1. Compromiso con el avance social del Estado
2. Sistema democrático y eficiente
3. Recurso humano comprometido con su formación docente integral
4. Adecuado a los avances mundiales y a las necesidades de la población
5. Sistema integrado en todos los niveles
6. Formación de un ciudadano integral con alto arraigo por lo regional
7. Pilar del desarrollo sustentable
8. Gremio consciente de su función en el proceso de educación, integrado a la visión educativa del Estado
9. Infraestructura acorde al diseño y las necesidades de los planes de estudio
10. Articulación de los diferentes niveles educativos
11. Calidad y presencia d la actividad deportiva en el ámbito nacional e internacional
12. Servicios de atención al atleta en excelentes condiciones

Proyectos

• Programas de interrelación entre los entes de educación y los sectores productivos para adaptar los programas de estudio a las necesidades locales
• Programa de valores en las escuelas que reafirmen la identidad de los trujillanos
• Proyecto de descentralización de la educación en el Estado
• Programas integral de formación de docentes 
• Diseño de planes de seguimiento y evaluación del plan del sistema de educación
• Proyecto de mejora de procesos gerenciales en el sector educativo
• Inclusión del arte como asignación en todas las escuelas
• Programas de liderazgo como parte de los planes de estudio
• Programa de transferencia de modelos educativos basado en un diagnóstico detallado de la educación en el Estado
• Programa de consolidación de infraestructura deportiva del estado.
• Fortalecimiento de los programas de atención y servicios al atleta.

9. Cultura compartida que resalta los valores del trujillano

Caracterización

Cultura participativa, apegada a los valores tradicionales de la comunidad trujillana, vinculándolos a un desarrollo integral y productivo, de trascendencia y proyección espiritual

Elementos

1. Cultura que reafirma y promueve los valores del pueblo
2. Estímulo de los elementos creativos del hombre y la sociedad trujillana
3. Proyección de la imagen de Trujillo a nivel estatal, nacional e internacional
4. Población conocedora de su historia
5. Juventud consciente de los valores y tradiciones de sus raíces
6. Promoción de la conciencia cultural a través de programas formales de educación
Proyectos
• Programa de vinculación de la cultura con el turismo y la educación
• Proyecto de rescate del patrimonio histórico y tradicional del Estado
• Programas de fomento a la investigación sobre el folklore y las costumbres del Estado
• Consolidación de un sistema regional de bibliotecas
• Actualización del censo y registro del perfil sociocultural comunitario

10. Un sistema vial eficiente, adecuado a las necesidades actuales y futuras

Caracterización

Vialidad planeada que, con la participación de los sectores público y privado, se mantiene en constante crecimiento, sirviendo como eje vinculante entre los centros de producción, distribución y consumo del Estado y del país

Elementos

1. Vialidad estructurada, consolidada y eficiente
2. Eje vinculante motor del intercambio y desarrollo de centros urbanos
3. Vialidad agrícola desarrollada y asfaltada
4. Vialidad que sirva como vínculo entre los centros de producción, distribución y consumo de los productos
5. Proporciona seguridad a los usuarios
6. Es garantía de comunicación inter e intra-estatal
7. Consolidación de vías terrestres, fluviales y férreas
8. Vialidad con mantenimiento frecuente
9. Participación de los sectores público y privado en su construcción
10. Vialidad planeada en constante crecimiento

Proyectos

• Programa de acondicionamiento y pavimentación de vías agrícolas
• Programa de iluminación de ejes viales y vigilancia permanente
• Proyecto de construcción de ejes que conecten los diferentes puntos de importancia dentro y fuera del Estado
• La Ceiba con la Panamericana
• Autopista Centro Occidental
• Boconó - Bur Busay - La Concepción - Carache - La cuchilla - La Gran Parada
• Boconó - Tostós - Niquitao
• ฀ Trujillo - Valera - Timotes
• San Luis Moron - La Floresta - Valera
• El Ferrocarril Panamericano
• Establecimiento de un ente que coordine las políticas de vialidad
• Programa de desarrollo de vialidad agrícola
• Plan vial Valera – Trujillo – Boconó

11. Un esquema urbano que eleva la calidad de vida de su población

Caracterización

Desarrollo urbano planeado, cónsono al desarrollo del Estado, que apegado a un plan de ordenamiento territorial, respeta las características de cada región y garantiza la calidad de la infraestructura y los servicios públicos con un crecimiento armónico

Elementos

1. Desarrollo urbano planificado
2. Servicios que elevan la calidad de vida
3. Zonificación de las diversas áreas urbanas
4. Apego a un plan de ordenación territorial
5. Respeto a las características ambientales, sociales y culturales de cada región
6. Garantía de la calidad integrada de infraestructura y servicios públicos
7. Crecimiento en forma armónica
8. Espacios verdes y de recreación
9. Coordinación estrecha entre los centros responsables de los esquemas urbanos

Proyectos

• Construcción de parque metropolitano con usos recreativos y turísticos
• Programas de nuevos desarrollos de vivienda acordes a las necesidades del Estado
• Proyecto  de evaluación de necesidades de vivienda, servicios públicos, alumbrado, etc. en el Estado
• Programa de educación a la población en el uso adecuado de los servicios públicos
• Programa de Sistema Urbano Regional

12. Un sistema de transporte que responda a las necesidades del Estado

Caracterización

Moderno sistema de transporte intermodal, urbano e interurbano, que brindando seguridad, eficiencia y comodidad al usuario, cuenta con las rutas óptimas preservando el medio ambiente

Elementos

1. Seguridad y confortabilidad
2. Mantenimiento programado efectivo
3. Económico y eficiente
4. Con rutas de transporte óptimas
5. No contaminante
6. Moderno sistema que una los principales poblados
7. Número de unidades óptimo para cubrir las rutas alternas con horarios confiables
8. Sistema de transporte diversificado: terrestre, fluvial y férreo

Proyectos

• Proyecto de adquisición de nueva flota de transporte urbano que responda a las necesidades del sistema de transporte organizado
• Programa de mantenimiento programado de unidades
• Proyecto de ley que establezca las características técnicas y limitaciones ambientales del sistema de transporte
• Proyecto de establecimiento de terminales extraurbanas
• Programa de planificación de nuevas rutas de transporte
• Consolidación del Puerto La Ceiba como opción de transporte turístico
• Diseño de estrategias para la desmonopolización del sector del transporte
• Sistema de transporte masivo Valera - Trujillo

13. Seguridad social consciente de las necesidades de los habitantes del Estado 

Caracterización

Desarrollo social participativo cuyo objetivo principal es la satisfacción de las necesidades básicas de los trujillanos, en un ambiente de atención constante a la formación de familias, el desarrollo de la mujer, la formación infantil y el mejoramiento de la salud.

Elementos

1. Desarrollo social participativo
2. Organización para la participación comunitaria
3. Satisfacción completa de necesidades básicas de los trujillanos
4. Familias con equidad, comunicación y valores, con padres responsables formados íntegramente
5. Atención eficiente y eficaz a niños, especialmente en cuanto a la educación con calidad
6. Políticas gubernamentales claras en materia de vivienda y salud
7. Mujeres dignas, respetadas en sus derechos
8. Servicios de salud eficientes y eficaces al alcance de todos los trujillanos
9. Cogestión en los sistemas y subsistemas de salud publica.

Proyectos

• Creación de autoridades locales o regionales para gerenciar y coordinar los programas sociales, su seguimiento y vigilancia
• Programas de formación y capacitación a las comunidades en cuanto a la organización comunitaria, la elaboración de proyectos, la gestión administrativa y gerencia social para el desarrollo
• Proyecto de redes de participación para el fortalecimiento de las organizaciones no gubernamentales de desarrollo social
• Involucramiento y participación de las comunidades en el diseño, planificación, gestión y evaluación de políticas sociales
• Programas de atención y apoyo a la mujer, y a los jóvenes y niños trujillanos
• Programas de salud y educación sanitaria continuos para todas las zonas del Estado
• Proyecto de actualización y capacitación de médicos y personal de servicios de salud
• Adecuación de la infraestructura de los servicios médicos
• Consolidación de la infraestructura de apoyo a los servicios de salud publica

14. Un sector comercial moderno y eficiente que integra a Trujillo en el desarrollo mundial

Caracterización

Comercio eficiente y organizado de alta calidad, enfocado al cliente, que promueve al Estado a través de productos y servicios de clase mundial y que genera bienestar económico y social a la población

Elementos

1. Compromiso con el avance social del Estado
2. Educación en aspectos de calidad en el servicio
3. Red de distribución de productos consolidada
4. Organización y crecimiento planificado 
5. Diversificación apoyando a los sectores turístico y artesanal
6. Alta capacidad de inversión 

Proyectos

• Consolidación de una red de distribución de productos que aproveche el tránsito entre los estados vecinos
• Programa de educación y capacitación en servicios enfocado a la calidad
• Proyecto de identificación de mercados potenciales para los productos del Estado y de técnicas de comercialización a niveles local, nacional e internacional
• Programa de adopción y adaptación de nuevas tecnologías aplicables a las características del sector
• Programa de apoyo a las microempresas competitivas
• Creación de un corredor comercial del Estado

Escenarios de Riesgo

Como parte final del proyecto se realizó un diagnóstico sobre cuáles podrían ser los riesgos que enfrentaría la Visión Trujillo 2020, que impedirían o constituirían un obstáculo para el logro de su objetivo. Posteriormente se pidió que aportaran algunas posibles respuestas o acciones permanentes para poder evitar los riesgos principales identificados.  A continuación se presentan los riesgos principales mencionados por el grupo participante.

Riesgos principales

• Partidización insana del proceso de realización de los proyectos dada la influencia de las estructuras burocráticas operantes
• Poca participación de los gobiernos locales y estatal, o el olvido de los resultados en los cambios de gobierno, cuyos planes no contemplen o consulten la Visión
• Falta de participación y de voluntad política en el proceso de planificación
• Desconocimiento en gerencia de administración pública
• Falta de compromiso de los líderes políticos, empresariales y educativos en el seguimiento de los resultados
• Poca participación de la sociedad civil, debido, en gran parte, a la desorganización y falta de sensibilización ciudadana
• Falta de coordinación entre los sectores e instituciones involucrados que dispersen esfuerzos
• Falta de un organismo que conduzca los proyectos e identificación inadecuada de los entes responsables representados en dicho organismo
• Población de escaso nivel educativo 
• Rezago tecnológico
• Falta de recursos financieros para la ejecución de los proyectos
• Resistencia a los cambios por parte de la población y la falta de confianza en una visión compartida
• Poca difusión y promoción a la visión y los resultados de Trujillo 2020
• Falta de identidad del trujillano, su pesimismo y baja autoestima
• Corrupción que impida el avance en los proyectos

Acciones para evitar los riesgos identificados

• Promover y difundir los objetivos básicos de la Visión Trujillo 2020 ante la población y entes de financiamiento externo, a través de diversos medios de comunicación para lograr comprometer a organismos públicos y privados
• Crear un organismo que conduzca el proceso gerenciado, logrando articular los esfuerzos de los diferentes sectores e instituciones civiles con mecanismos de coordinación efectivos
• Diseñar e implantar mecanismos de evaluación, control y seguimiento de los proyectos
• Lograr resultados de corto plazo para informar a la población sobre beneficios tangibles de la visión
• Establecer mecanismos para incentivar la participación ciudadana y de empresas en la ejecución de los proyectos
• Promover el desarrollo de un liderazgo emergente que genere nuevos actores sociales
• Establecer acuerdos entre partidos candidatos para realizar el cambio
• Establecer convenios para la implementación de recursos tecnológicos a través de intercambio de tecnología y el apoyo a programas de investigación
• Vincular a las universidades al proceso de ejecución de proyectos como agente de cambio
• Crear una escuela de gerencia pública que capacite a los aspirantes a cargos públicos para elevar el nivel de los funcionarios
• Realizar una reestructuración profunda del sistema educativo a todos los niveles para formar al trujillano que deseamos para el año 2020

Reflexión sobre aspectos relevantes del proyecto

La metodología que fue utilizada para este ejercicio busca fundamentalmente formular de una manera ordenada y estructurada una visión de futuro de la región, diagnósticos e ideas que tienen muchos líderes de opinión de la comunidad. De esta manera fue posible definir un futuro deseado y esbozar a través de las líneas estratégicas, muchos de los cómos para lograrlo. Se incluyeron además los proyectos prioritarios para asegurar el cumplimiento de los objetivos de cada línea estratégica y por consecuencia, de la visión.

Este es el inicio de un esfuerzo que propone dirigir las habilidades de la comunidad hacia un futuro compartido, pero sin duda el resultado es sólo el inicio; a través de la misma participación que se dio en este ejercicio, es que el proceso de planeación de la comunidad deberá continuar, para adquirir validez al pasar por personas o instituciones especializadas en los diversos campos.

Es lógico pensar, entonces, que será necesario conformar un organismo que de seguimiento y retroalimentación al proceso. Donde se especifiquen estudios detallados por realizar, se establezcan objetivos para cada proyecto y se delimiten responsabilidades que aseguren la participación de todos para hacer posible el llegar a la visión de Trujillo 2020.

El inicio de este proceso representa un logro importante para la comunidad trujillana. Sin embargo, el verdadero éxito no está en lo hecho, sino en lo que se va a hacer en los próximos 20 años.

Francisco Gonzales Curz