LUGARIZACIÓN


Desarrollo local
y
Lugarización


Francisco González Cruz

Fondo Editorial Universidad Valle del Momboy
Depósito Legal: TR2019000002


Amos Oz: "Lo universal es el pueblo, la calle, el piso"[1]






Francisco González Cruz es venezolano, Geógrafo de profesión y experto en desarrollo regional y local. Profesor de pre y postgrado desde 1971 en temas del desarrollo. Fue Vice Ministro de
Descentralización en 1993-94. Director de Corpoandes. Autor en temas de Lugarización y
desarrollo local. Rector fundador de la Universidad Valle del Momboy.




CONTENIDO
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………  4
LUGAR Y LUGARIZACIÓN…………………………………………………….   6
NUEVAS VISIONES DE LA REALIDAD............................................................  14
EL DESARROLLO LOCAL…………...................................................................  17
BASES TEÓRICAS DEL DESARROLLO LOCAL…………………………….   41
LA ECONOMÍA HUMANA………………...........................................................  46
EL CAPÍTAL SOCIAL……………………………………………………………  51
LA GESTIÓN LOCAL……………………………………………………………  60
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………….   70






INTRODUCCIÓN
El desarrollo local es un proceso de mejora permanente de la calidad de la vida de la gente de un lugar, en armonía con su entorno natural, su identidad y su vocación de futuro. Es un cierto grado de armonía social, económica, cultural y ambiental que produce bienestar en la población, y da confianza en el presente y en el porvenir. Un estado cultural de cierta satisfacción y seguridad de que las cosas están y van bien. Diría un cierto equilibrio ecológico integral entre todos los componentes del sistema local de territorio y población.
No se trata de estabilidad sino de una dinámica armoniosa, dentro de lo que cabe en sistemas complejos y disipativos[2], como son los sistemas naturales y humanos, con múltiples interrelaciones internas y externas. Es importante señalar igualmente que se trata de un asunto de calidad de vida, que no se mide en ingreso por persona, consumo de bienes y servicios, gasto de energía, sino por indicadores como grado de libertad humana, satisfacción de las necesidades básicas, posibilidades de satisfacción de expectativas, equidad en la situación de las personas, esperanza de vida, indicadores de bienestar, indicadores diversos sobre calidad ambiental, biodiversidad y emisiones de dióxido de carbono.
Se trata entonces de calidad y no cantidad. Desarrollo humano sostenible local es sentirse bien en un lugar y de encontrar allí la posibilidad de realización como persona humana, tanto él, su familia, su descendencia y sus vecinos. Eso es. Una comunidad es desarrollada cuanto su gente vive en armonía entre ellos, con los demás y con su entorno. Cuando vive en paz. El desarrollo local sostenible tiene que ver con las palabras armonía, bienestar, satisfacción, seguridad. En cambio, no es sinónimo, necesariamente, de crecimiento, consumo, gasto, progreso y otras palabras que denotan incremento físico. El ser humano para desarrollarse plenamente detiene su crecimiento corporal y comienza un proceso de mejora cualitativa, de maduración, de realización como persona. Así son las sociedades, una vez alcanzados niveles adecuados de satisfacción de necesidades humanas deben gozar de cierta estabilidad para fortalecer sus logros, tradiciones, cultura, manera de ser, para consolidar su identidad.











LUGAR Y LUGARIZACIÓN
Ahora bien: ¿Qué se entiende aquí por lugar?[3] El lugar es el espacio territorial íntimo y cercano donde se desenvuelven la mayor parte de las actividades del ser humano. Generalmente es el sitio donde las fases del nacer y crecer se plasman con mayor libertad dentro del lienzo llamado vida; es donde la educación y la configuración de la morfología personal se cristalizan con mejor nitidez. En el lugar se encuentran los familiares, las amistades cultivadas con un especial vínculo afectivo. En fin, es una comunidad definida en términos territoriales y de relaciones humanas, con la cual la persona siente vínculos de pertenencia. La primera característica: el lugar circunscribe todos los ámbitos vitales del ser humano.
El lugar íntimo y propio es el sitio donde vives y satisfaces tus necesidades existenciales y espirituales. Ese lugar es donde eres, estás, haces y tienes. Es donde subsistes, amas, proteges, participas, recreas, educas, te identificas y ejerces tu libertad. Entonces no existe un espacio más importante que tu lugar. Por eso es necesario conocerlo, quererlo y cuidarlo.
En las ciencias geográficas, la palabra lugar encierra una concepción muy especial. No sólo es un sitio, barrio, pueblo, comarca, edificio de condominios. Es, además, su paisaje y su cultura que le da singularidad. Es una síntesis de sus componentes físicos y humanos. Es el resultado de su historia en ese marco específico. El lugar es una síntesis geo histórica.
Lugarización son todos los procesos que revalorizan a lo local, en el contexto de la globalización. Es la inclinación global hacia la valorización de lo local. Es el cambio en la naturaleza de los lugares, como consecuencia de los procesos de conexiones complejas y de transformaciones identitarias, propias de la globalización. (González Cruz, 2013)
No es caer en la ingenuidad insistir en el lugar. Lo global gobierna los asuntos en el planeta en temas tan importantes como el comercio, el sistema monetario y financiero, los derechos humanos, y son las entidades multilaterales las que deciden las políticas y las grandes empresas las que manejan los mercados y la información. Las tendencias homogeneizadoras mundiales no son cuentos, pero, así como el propio Jesús de Nazaret nació en una aldea que estaba en el imperio romano, cualquiera con un buen equipo puede contribuir a cambiar el mundo. Ya lo decía    Pierre Teilhard de Chardin: “No hay fuerza en el universo que sea capaz de resistir la acción coherente y coordinada de un grupo de personas cuyas mentes funcionan convergentemente hacia un objetivo determinado”.[4]
La velocidad y la profundidad de los cambios que vive la humanidad ponen en peligro las seguridades y serenidades que son fruto de la identidad, del arraigo y de ciertas certezas elementales. Si se suman a esta “modernidad líquida” como la llamaba  Zygmunt Bauman[5] los problemas relacionados con sociedades que descuidan o tergiversan su memoria, que desconocen su geografía, que ignoran su pasado y no tienen previsiones para el futuro, el asunto cobra una gravedad  mayor. Al punto tal que - siguiendo con Bauman - la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto, y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo”. (Bauman, 2016)
Son muchos y diversos los elementos y factores implicados en esta “crisis identitaria” que nos agobia, aquí toca resaltar fundamentalmente dos dimensiones fundamentales: las relacionadas con el olvido, la fragmentación de la memoria o su manipulación. También con el desarraigo espacial, con la pérdida de referencias territoriales o – mejor dicho – geográficas.
El olvido, sobre todos de los procesos que han modelado el perfil de nuestra comunidad (local, nacional, mundial) hace que las raíces que puedan explicar la realidad para poder comprenderla y afirmarla o cambiarla, no se encuentren. Peor aún es que – conociéndolas – se manipulen, mediaticen o se conviertan en mentiras que conducen a sociedades desmemoriadas, condenadas como en el “Mito de Sísifo” [6] a repetir una y otra y otra vez los mismos errores.
Hay sociedades que pagan caro este déficit de memoria colectiva, esta pérdida de tradiciones y de los relatos fundamentales que perfilan su carácter, al perder la continuidad de lo que son, de su identidad, entonces esa discontinuidad provoca las rupturas generacionales, la pérdida del diálogo entre los líderes, los viejos y los jóvenes, y las dificultades para entenderse y acordar caminos comunes y compartidos. 
Con el tema espacial pasa algo parecido. El desconocimiento del lugar genera desarraigo y hace que se pierda esa sensación de seguridad y confianza que es la principal función del “nicho” donde se vive y se convive. No se conocen sus montañas, ni sus ríos, ni siquiera el nombre de sus árboles que sombrean ni de las aves que cantan. Pero tampoco la capacidad del lugar de sostener a su propia gente, y a otros que viven mucho más allá. No hay ni idea de donde vienen los alimentos, cómo se producen, las manos que siembran y cosechan, transforman y comercializan. Se vive en un lugar desconocido, que no significa nada hasta que se pierde, y nace entonces el desarraigo y la nostalgia. Y la gente queda en el desamparo, buscando en falsas ilusiones una cierta certidumbre.
Nos lo recuerdo el Cardenal Bergoglio - hoy Papa Francisco - “Se pierde la dimensión identitaria del hombre con su entorno, su terruño, su comunidad. La ciudad va poblándose de “no-lugares”, espacios vacíos sometidos exclusivamente a lógicas instrumentales, privados de símbolos y referencias que aporten a la construcción de identidades comunitarias”.[7] Y el filósofo José Antonio Marina  dice que “La globalización está provocando un obsesivo afán de identidad, que va a provocar muchos enfrentamientos. Nuestras cabezas se mundializan, pero nuestros corazones se localizan[8]
“La cultura del lugar está en el horizonte de los paradigmas del futuro” decía el economista marroquí Hassan Zaoual.[9] Y una persona insospechable de no ser globalizador, el fundador de Facebook Mark Zuckerberg[10] dijo en su discurso de graduación en Harvard: “Nuestras comunidades dan sentido a todo. Tanto si nuestras comunidades son casas o equipos deportivos como iglesias o grupos de música, nos hacen sentir que formamos parte de algo grande, que no estamos solos. Nos dan la fuerza necesaria para ampliar nuestros horizontes” y agregó: El cambio empieza a nivel local. Incluso los cambios globales empiezan a pequeña escala y con personas como nosotros. En nuestra generación, el debate de si nos conectamos más, de si conseguimos las mejores oportunidades depende de vuestra capacidad de crear comunidades y construir un mundo en el que todas las personas tengan motivaciones.
Margareth Wheatley experta en desarrollo organizacional afirma: “Tengo la claridad de que el mundo cambia a través de las comunidades locales que adoptan medidas. Que no hay poder para el cambio más grande que cuando una comunidad toma su futuro en sus propias manos”[11].
Elinor Ostrom hablando de sustentabilidad:  "Décadas de investigación demuestran que una gran variedad políticas superpuestas a nivel local, nacional e internacional tienen más oportunidades de funcionar que un solo acuerdo que cubra a todos". [12]
Cada día me convenzo más que este mundo materialista, hedonista, injusto tiene la respuesta en lo local. Sé de las súper condicionantes externas, de la globalización de la codicia, del poder financiero. Pero la fuerza de millones de comunidades que tomen la decisión de ser respetadas, de optar por vivir bien - no por consumir más y más - de vivir en armonía entre sí y con la naturaleza, tiene que provocar, desde abajo, el cambio sistémico. Y hay que tener en cuenta que un sistema cambia no necesariamente por que sus grandes elementos cambien, ni sus conexiones fundamentales. A veces, muchas veces, un cambio sutil provoca una gran transformación.
El lugar es una síntesis superior de los procesos geo-históricos que se dan en un territorio, resultado de la interacción de los seres humanos entre sí, entre ellos, la naturaleza y en un transcurso de tiempo dilatado, que le determinan un carácter particular y específico, es decir, una identidad.
En cualquier parte del mundo, sea barrio, suburbio o aldea, se puede desarrollar un proceso de lugarización exitoso, pero indudablemente tendrán ventaja los que tengan algunas de las siguientes condiciones:
a) Conciencia del lugar presente, sus potencialidades, sus debilidades, las oportunidades que puede aprovechar, el rol que puede jugar.
b) Conciencia de las raíces de su identidad, su historia, su marco geográfico, su cultura.
c) Definiciones sobre el lugar futuro, es decir sobre el proyecto colectivo que desean construir.
El desarrollo local lugarizado es el proceso mediante el cual la población asentada en un territorio al que se siente pertenecer, mejora su calidad de vida afirmando los atributos que le dan singularidad y lo hacen único e irrepetible, y a la vez se inserta eficientemente en lo global. Y es sostenible si ese proceso se realiza en armonía con su entorno natural y su cultura.
El resultado en sentirse bien en casa, vivir la sensación de seguridad que se logra al saber que se cuenta con un lugar que conoce y donde es conocido. Y paralelamente sentir que además de formar parte de un entorno inmediato conocido, de una comunidad, también es un ciudadano del mundo, con el que está conectado, del cual obtiene nuevas formas de realización personal, familiar y comunitaria, y al cual aporta su cuota de experiencia y conocimiento.
El principio de subsidiariedad.[13] Es un principio que proviene de la Doctrina Social de la Iglesia Católica, que recomienda que todo asunto debe resolverse por la entidad más cercana a los interesados, sean personas, organizaciones o territorios. Reconoce en consecuencia la autonomía y la libertad desde la base de la sociedad. La lugarización tiene en este principio la base filosófica fundamental para la acción. En un sistema de gobierno que promueva un auténtico desarrollo local, el poder central no debe ocuparse de los asuntos que puedan ser atendidos en los estados y los Municipios, o por la comunidad cívica. El principio de subsidiaridad establece que todo aquello que pueda ser hecho por un ente inferior, no lo debe hacer uno superior y, en caso de dificultades, el ente superior puede cooperar, pero siempre procurando que el ente inferior desarrolle sus competencias naturales. Este principio involucra también que el Estado tiene unos límites y si la sociedad o el individuo pueden ocuparse de un asunto, no tiene por qué hacerlo el sector público.
La lugarización, como tendencia complementaria a la globalización, es el desarrollo de las localidades, con los claros rasgos de su identidad, pero con una fuerte vinculación con lo planetario. Es un lugar singular vinculado con el mundo, plenamente inserto en él. Este fenómeno del desarrollo cualitativo de lo local está íntimamente vinculado con la extensión y revalorización de la libertad, el pluralismo y la diversidad. Por ello, una tendencia importante hacia el futuro es que podamos contar con un planeta mucho más diverso, con infinidad de culturas locales conocidas, respetables y respetadas unas a otras, libres pero conectadas mediante la infinidad de redes institucionales, económicas, culturales, políticas y de todo orden.
La lugarización es proceso autopoietico, de re-creación, que vive un lugar para mantener su identidad e incorporarse eficazmente en lo global. Es decir, un auto re-crearse permanentemente manteniendo sus coherencias básicas y adaptándose sin rupturas sustantivas a la sociedad del conocimiento. Lo que busca este mecanismo es en el fondo el desarrollo endógeno humano local con base al fortalecimiento de su identidad, mejorando su nivel de competitividad territorial, insertándose con sabiduría en la globalización. El lugar es la apropiación subjetiva, social y cultural del espacio/tiempo.
La “lugarización” en virtud de los acuerdos globales sobre el desarrollo y otros documentos fundamentales, como la Carta Encíclica “Alabado seas”, puede ser entendida como los procesos que conducen a que un lugar se incorpore al desarrollo sostenible o integral desde su propia realidad e identidad, contribuyendo así a un mundo global más justo, equitativo, diverso y heterogéneo.









NUEVAS VISIONES DE LA REALIDAD
En otro orden de ideas, pero articuladas a estos planteamientos sobre nuevos paradigmas al servicio del desarrollo local y en particular a la lugarización, están las relacionadas con las nuevas visiones de la realidad que emergen de la teoría cuántica, la teoría de sistemas, el pensamiento complejo, la ecología integral y otros temas. En lo sustantivo los procesos de desarrollo tienen más que ver con asuntos intangibles que con temas concretos y tangibles, más con cultura que con infraestructura. El desarrollo humano integral y sostenible tiene más que ver con el campo de las emociones, los relatos, del lenguaje, las visiones que se tengan de la realidad que de los asuntos tecnológicos o procedimentales de un plan o programa contingente por muy bien concebido que sea.
Para comprender estas afirmaciones es menester acercarse a la “nueva” ciencia que tiende a reconocer ciertos principios generales de los ecosistemas como extensibles a las comunidades sociales. También a las nuevas concepciones de “lo humano”.
La visión sistémica conecta con el principio de interdependencia que establece que yodos los miembros de una comunidad ecológica se hallan interconectados en una vasta e intricada red de relaciones y se considera que el éxito de toda la comunidad depende no solo de la calidad de sus individuos, sino que el éxito de éstos depende de la calidad de la comunidad como un todo, más aún, de la calidad de las relaciones que se establecen entre ello, en particular de las conexiones de cooperación.
Así mismo establece que las relaciones de una comunidad ecológica son no–lineales, es decir no son de causa–efecto e incluyen múltiples bucles de retroalimentación. Cualquier perturbación no tendrá un solo efecto, sino que serán múltiples y en constante expansión. Un estímulo pequeño o imperceptible puede determinar una cadena de reacciones que lleve a cambios importantes. (Martínez Miguélez, 2006)
Por otra parte, los procesos ecológicos son cíclicos y en las cadenas del ciclo cada etapa retroalimenta la otra, abarcan múltiples encadenamientos y un flujo recurrente de recursos. Además, en un sistema ecológico cuenta la asociatividad, pues los intercambios de energía dependen de una permanente cooperación, lo que exige en las sociedades humanas un clima de libertad y democracia. Y en los sistemas cuentan la diversidad y la heterogeneidad pues los ecosistemas alcanzan estabilidad y resistencia gracias a la riqueza y la complejidad de sus redes ecológicas.
En las comunidades humanas esto está determinado por su densidad de capital social, es decir de la cantidad y la calidad de sus organizaciones cívicas, de las interconexiones entre ellas, de la calidad de sus instituciones, del nivel de confianza entre sus ciudadanos y organizaciones, de la calidad del estado de derecho, de la cultura ciudadana existente, entre otros.
Los ecosistemas están en fluctuación perpetua, en cambio constante. No existen los sistemas humanos estáticos o permanentes. Por muy elevada que sea la resistencia al cambio o alto el aislamiento de una comunidad humana, siempre estará en constante mutación, sin embargo, dada la alta velocidad y la turbulencia de los actuales avances tecnológicos y de la elevada interconexión mundial, fundamentalmente debido a la revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones el equilibrio de las comunidades humanas es muy dinámico, acelerado e incluso lleno de incertidumbre.
Los sistemas humanos fundamentales son la familia y las comunidades más inmediatas como el lugar, la escuela, el trabajo y las organizaciones a las que pertenecemos de forma personal. Allí los valores de la convivencia son los fundamentales y se expresan principalmente en el respeto, la confianza, en la coexistencia y los sistemas conversacionales.
El destino de una persona o un grupo social está comprometido con la calidad de esos ecosistemas, de sus relaciones.













EL DESARROLLO LOCAL
Además de las nuevas realidades impuestas por la sociedad del conocimiento y la revolución tecnológica, existen otras que provienen de diversas fuentes, entre ellas el principal es la Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible; también el Acuerdo de París sobre el clima, el cambio paradigmático que para la Iglesia Católica representa la Carta Encíclica “Lautado si’” o Alabado Seas que impacta de manera sustantiva a gran parte de la humanidad, no solo a los de credo cristiano.
Es importante señalar el importante rol que juegan los diferentes informes sobre el desarrollo humano, como el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otros indicadores de los órganos especializados de la ONU, el Índice de Progreso Social (IPS) de sectores académicos, los novedosos indicadores multisectoriales  de la Universidad de Oxford[14], indicadores de bienestar multidimensional, diversos indicadores sectoriales de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) en temas como salud, educación, emprendimiento e innovación, libertad, hambre, pobreza, corrupción, inseguridad y muchos otros temas. Hay países que tienen sus propios indicadores adaptados a la cultura nacional, como por ejemplo Botsuana[15],  que tiene un sistema de evaluación que incorpora la valoración de su patrimonio natural.
A esta realidad compleja y cambiante se unen las numerosas iniciativas que surgen por doquiera para contribuir al desarrollo, tanto por parte de personas y organizaciones poderosas que aportan recursos, como iniciativas puntuales, locales y a veces individuales o familiares que se suman a cooperar, en una demostración que el grado de conciencia sobre los problemas de la humanidad y del planeta crecen exponencialmente.
La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible[16] representa el más importante compromiso que se haya adoptado en el mundo para promover un mayor bienestar de las personas en armonía con la naturaleza. El 25 de septiembre de 2015 los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron la Agenda 2030 que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y 169 metas. La comunidad internacional quedó así comprometida a lograr el desarrollo integral en sus tres dimensiones; social, económica y ambiental a lo largo de los próximos 15 años (2016-2030). Estos compromisos tienen un sistema de seguimiento que consta de diversos instrumentos, tanto de indicadores globales y por países, informes en cada una de las dimensiones, objetivos y metas, así como los informes de cada país levantados por los gobiernos y por la sociedad civil.[17]
Los Objetivos son compromisos ambiciosos, desafiantes y audaces, como corresponde a las apremiantes necesidades del desarrollo, están formulados de manera sencilla y directa y expresan la intensión de la acción, no la mera retórica. Así mismo las metas exigen resultados medibles, evaluables con base a indicadores la mayoría de las veces cuantificables, lo que a su vez demandan la mejora de los sistemas de medición y seguimiento, tanto gubernamentales como de la sociedad civil, gremios, academias y otras iniciativas. Los ODS son globales, pero de cumplimiento nacionales y locales de tal manera que cualquier lugar puede tomar la iniciativa de cumplirlos. (Ver una síntesis de los ODS al final)[i]
El sistema de las Naciones Unidas ha creado o promovido una serie de organizaciones para cooperar con el cumplimiento de los ODS en las comunidades locales como “Ciudades y Gobiernos Locales Unidos” (https://www.uclg.org/es) y Organización de Regiones Unidas (http://www.regionsunies-fogar.org/). A estas en han sumado otras iniciativas multilaterales, entre las propias localidades y regiones, por continentes y países, universidades y otras entidades.

La Carta Encíclica “Laudato si” del papa Francisco es otro de los grandes documentos referenciales para los nuevos paradigmas del desarrollo integral, para el desarrollo humano local y la economía humana. Aborda la crisis ecológica desde lo más avanzado de la investigación científica, lo más profundo de las bases teológicas y filosóficas para una sólida base ética y espiritual, propone un cambio radical de la visión tradicional de la ecología para ir hacia la complejidad de una ecología integral, para plantear diversos caminos de acción desde lo planetario hasta lo local, asunto este que se abordará de manera sucinta.
“137. Dado que todo está íntimamente relacionado, y que los problemas actuales requieren una mirada que tenga en cuenta todos los factores de la crisis mundial, propongo que nos detengamos ahora a pensar en los distintos aspectos de una ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales” (Francisco, 2015). Así mismo plantea una “ecología cultural”
“143. Junto con el patrimonio natural, hay un patrimonio histórico, artístico y cultural, igualmente amenazado. Es parte de la identidad común de un lugar y una base para construir una ciudad habitable. No se trata de destruir y de crear nuevas ciudades supuestamente más ecológicas, donde no siempre se vuelve deseable vivir. Hace falta incorporar la historia, la cultura y la arquitectura de un lugar, manteniendo su identidad original. Por eso, la ecología también supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido más amplio. De manera más directa, reclama prestar atención a las culturas locales a la hora de analizar cuestiones relacionadas con el medio ambiente, poniendo en diálogo el lenguaje científico-técnico con el lenguaje popular. Es la cultura no sólo en el sentido de los monumentos del pasado, sino especialmente en su sentido vivo, dinámico y participativo, que no puede excluirse a la hora de repensar la relación del ser humano con el ambiente”.
Y una “Ecología de la vida cotidiana”:
“147. Para que pueda hablarse de un auténtico desarrollo, habrá que asegurar que se produzca una mejora integral en la calidad de vida humana, y esto implica analizar el espacio donde transcurre la existencia de las personas. Los escenarios que nos rodean influyen en nuestro modo de ver la vida, de sentir y de actuar. A la vez, en nuestra habitación, en nuestra casa, en nuestro lugar de trabajo y en nuestro barrio, usamos el ambiente para expresar nuestra identidad. Nos esforzamos para adaptarnos al medio y, cuando un ambiente es desordenado, caótico o cargado de contaminación visual y acústica, el exceso de estímulos nos desafía a intentar configurar una identidad integrada y feliz”.
Más adelante propone:
“151. Hace falta cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, nuestro sentimiento de «estar en casa» dentro de la ciudad que nos contiene y nos une. Es importante que las diferentes partes de una ciudad estén bien integradas y que los habitantes puedan tener una visión de conjunto, en lugar de encerrarse en un barrio privándose de vivir la ciudad entera como un espacio propio compartido con los demás. Toda intervención en el paisaje urbano o rural debería considerar cómo los distintos elementos del lugar conforman un todo que es percibido por los habitantes como un cuadro coherente con su riqueza de significados. Así los otros dejan de ser extraños, y se los puede sentir como parte de un «nosotros» que construimos juntos. Por esta misma razón, tanto en el ambiente urbano como en el rural, conviene preservar algunos lugares donde se eviten intervenciones humanas que los modifiquen constantemente”.
De seguidas la Encíclica plantea todo un capítulo sobre la necesidad de un nuevo diálogo entre las políticas nacionales y locales, cuando anota que no solo existen graves disparidades entre las naciones en cuanto a sus niveles de bienestar o desarrollo humano, sino al interior de los países entre unas regiones ricas y otras pobres. Así mismo destaca el poder de las localidades para tomar iniciativas mucho más ágiles y fecundas que las pesadas burocracias mundiales y nacionales. “Mientras el orden mundial existente se muestra impotente para asumir responsabilidades, la instancia local puede hacer una diferencia. Pues allí se puede generar una mayor responsabilidad, un fuerte sentido comunitario, una especial capacidad de cuidado y una creatividad más generosa, un entrañable amor a la propia tierra, así como se piensa en lo que se deja a los hijos y a los nietos”. (179)

BASES TEÓRICAS DEL DESARROLLO LOCAL
Las nuevas realidades ya descritas que ponen en actualidad el tema del bienestar en los lugares, vienen a reforzar las preocupaciones y posturas sobre estos temas, pues el desarrollo local, territorial o regional viene desde los tiempos de la Revolución Industrial que es un proceso intensamente concentrador y que introduce grandes y profundas diferencias territoriales en cuanto a su calidad de vida, entre los lugares donde se concentra las empresas, el empleo, las decisiones y el poder, frente a los que quedan al margen.
Entre los pioneros de los estudios y propuestas sobre estos fenómenos territoriales está Louis-Joseph Lebret[18] y su pasión por el bienestar integral de la persona humana que lo lleva, con otras contribuciones, a la aparición de la teoría del desarrollo regional y al establecimiento de las políticas públicas relacionadas, todas basadas en el Principio de Subsidiariedad. En Francia se desenvuelve un movimiento muy dinámico donde el padre Lebret es un protagonista central, junto a Francoise Perroux, Raymond Barre y otros. En la Universidad de Pensilvania de los Estados Unidos nace un departamento sobre estudios regionales dirigida por Walter Isard y en todo el mundo se multiplican los nombres de los científicos que se ocupan de estos temas como John Kenneth Galbraith, W. Rostov, Gunnar Myrdal, E.F. Schumacher, John Friedmann, Alfred Marshall, John R. Hicks, Paul A. Samuelson, Jan Tinbergen, Peter Drucker y muchos más. Se desarrolla la teoría de los lugares centrales y los modelos matemáticos de W.J. Reilly, J. H Von Thünen, A. Lösch y W. Christaler.
Recientemente le han otorgado dos de los más reputados reconocimientos científicos a la llamada “Nueva Geografía” en la persona de su líder Paul Krugman (Krugman & Masahisa, 2000). En el acta del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales 2004 reza: “El profesor Krugman ha elaborado interpretaciones innovadoras sobre las principales cuestiones económicas de nuestro tiempo, de gran influencia en la opinión pública. Su obra se caracteriza por la proyección de los resultados de la investigación a las condiciones reales de vida y bienestar, destacando especialmente su preocupación por el tratamiento de las desigualdades económicas regionales”. En el año 2008 le fue otorgado el premio Nobel de Economía. Junto a su equipo Masahisa Fujita y Anthony Venables han desarrollado sus estudios de la “Economía Espacial” (Krugman & Masahisa, 2000). La Nueva Geografía rescata y pone en valor conceptos como los de “causación circular acumulativa” de Myrdal (Premio Nobel de Economía en 1974), las propuestas de “desarrollo endógeno” y el rol del “capital humano”, el conocimiento y la tecnología en el desencadenamiento de círculos virtuosos para el desarrollo territorial armónico.
En América Latina la teoría del desarrollo y del desarrollo regional va un tanto aparejadas y su principal impulsor fue la CEPAL con Raúl Prebisch a la cabeza, pero también de Celso Furtado, Oswaldo Sunkel, Pedro Paz, Fernando Enrique Cardozo, Enzo Faletto, Sergio Boisier, Aníbal Pinto y el geógrafo brasileño Milton Santos, entre otros. Importantes aportes realizó el CEPAUR en Chile y principalmente Manfred Max-Neeff, Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn con el libro “El Desarrollo a Escala Humana”, el Colegio de México, así como los documentos del Centro Latinoamericano de Integración y Cooperación (CELADIC)[19]. Es de destacar los aportes de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, en particular los documentos de Puebla, Medellín y Aparecida.
Hay diversos esfuerzos globales muy importantes para impulsar la economía local, entre los Foros Mundiales de Desarrollo Económico Local (DEL) que buscan una alianza global compartir “un conjunto consolidado de prácticas y herramientas diversas y ampliamente aplicadas, dirigidas a ampliar la igualdad de oportunidades para el trabajo decente a través de una mejor gobernanza económica, basada en procesos de partenariado planificados estratégicamente e impulsados a nivel local”[20]. “El desarrollo económico local parece ser la respuesta más adecuada a los retos que plantea una economía globalizada y a menudo crueles en sus resultados”, aseveró el pontífice en un mensaje enviado al Tercer Foro Mundial sobre Desarrollo Económico Local realizado en Turín en octubre del 2015.
Luego de la aprobación de los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030 por parte de la Asamblea General de la Naciones Unidas, estos foros adquieren una mayor importancia y se orientan al cumplimiento de la Agenda mediante la localización territorial de dichos compromisos, tal como lo establece el IV Foro del 2017: “La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible proporciona un marco de referencia para una visión transformadora centrada en las personas y para una acción que consiga el desarrollo sostenible a través del establecimiento de sociedades inclusivas, cohesionadas, pacíficas y resilientes. En este contexto, una mayor reflexión y compromiso con el Desarrollo Económico Local es de gran relevancia, particularmente, con relación a:
(i) El desafío de establecer marcos sólidos y bien probados para habilitar una implementación universal al tiempo que local de los ODS, 'aterrizando' alianzas globales a través del diálogo y las sinergias con y entre los actores territoriales, y en el respeto de los derechos sociales, culturales, económicos y ambientales.
(ii) El imperativo de repensar nuestro paradigma de desarrollo actual, frente a una tendencia de crecimiento desigual, marcado por las crecientes desigualdades entre las personas y los territorios, la exclusión social y el descontento debido a la oferta inadecuada de empleos decentes y seguros y una frecuente presión indiscriminada sobre los recursos naturales.
(iii) La necesidad urgente de modelos integrados de resiliencia para hacer frente a la creciente incertidumbre, la fragilidad generalizada y las amenazas a la seguridad y la estabilidad al nivel mundial y local, junto con las complejas consecuencias de la creciente urbanización, los éxodos rurales y los flujos migratorios.
(iv) La creciente interconexión de economías locales, nacionales y regionales que requiere patrones de integración económica y cooperación entre territorios y regiones para equilibrar los efectos de una competencia desigual, incluida la atención a contextos geográficos y dinámicas específicas como la de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID)”.[21]
Sí mismo en el Foro los delegados acordaron promover los modelos de economía humana, tales como “las economías colaborativas, comunitarias y circulares, en la promoción de actividades económicas más justas, sostenibles e inclusivas, a la vez que empoderando a las comunidades para participar y mejorar el valor de sus activos”.
El desarrollo humano sostenible local y la lugarización toman entonces en los tiempos actuales una importancia como nunca habían tenido desde los tiempos del modelo concentrador de la Revolución Industrial, por los avances en la sociedad del conocimiento y la revolución de las comunicaciones que permiten las conexiones globales y locales a todos los lugares, independientemente de su ubicación geográfica. También por los compromisos asumidos por las entidades mundiales y por contribuciones sustantivas de organizaciones de la sociedad civil, universidades, medios de comunicación social, empresas y contribuciones de teóricos o activistas individuales.










LA ECONOMÍA HUMANA[22]
La economía humana vista desde la perspectiva de la lugarización, representa una alternativa poderosa frente al modelo trasnacional. Partir del reconocimiento de las nuevas realidades locales, de esta nueva naturaleza del lugar, de las inusitadas posibilidades que se les abren a las localidades como consecuencia de la revolución del conocimiento y, en particular, de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, es partir por caminos que en el pasado estaban vedados a muchos lugares, pero sobre todo a la apertura de nuevos senderos que a los que sólo la creatividad pone límites, pues ahora todos los mercados del mundo son accesibles a quien produzca bienes que van a satisfacer necesidades de manera adecuada, fruto del trabajo decente, respetuoso de las personas, de los lugares y de su ambiente.
Está tomando conciencia la humanidad de que el modelo económico no puede seguir y que el planeta tiene una capacidad de soporte. No habrá espacio para la globalización de la codicia en un mundo que está consciente de sus propios males, causados principalmente por un afán desmedido de lucro y de consumo.
La economía humana, social o economía de solidaridad es una búsqueda teórica y práctica de formas alternativas de hacer economía, basadas en la solidaridad y el trabajo. Su fundamento está en la constatación de que mayores niveles de cooperación en las actividades, organizaciones e instituciones económicas, tanto a nivel de las empresas como en los mercados y en las políticas públicas, incrementa la eficiencia micro y macroeconómica.
La economía solidaria busca la incorporación de estilos de gerencia basados en el respeto a las personas, donde el valor principal es el trabajo, la cooperación, la solidaridad, al respeto a los demás trabajadores, clientes y relacionados. en fin, una cultura basada en el respeto a la dignidad humana. También un reconocimiento a la creatividad, la innovación y el espíritu emprendedor.
Louis Joseph Lebret, ya citado, fundó en 1941 en Francia el Centro Economía y Humanismo que desde entonces trabaja en múltiples actividades académicas y de acciones concretas destinadas a fortalecer la relación entre ética y economía incluyendo, como ya se anotó, temas fundamentales para el desarrollo local y regional. En Uruguay funciona la Universidad Centro Latino para la Economía Humana (CLAEH). Igualmente está activa la Red Internacional de Economía Humana (RIEH)
La ética de la economía social tiene su fundamento en el respeto a la dignidad de la persona humana, considerar al otro como un auténtico otro, en el sencillo y sabio principio de “no hacer al otro lo que no quieres que te hagan a ti”. Los procesos de producir bienes y servicios, de comercializarlos y de consumirlos no puede ir en desmedro del respeto a la dignidad ni de los que forman parte de esas técnicas o procedimientos, ni de los de los demás. Aquí entran en consideración asuntos que tienen que ver con la dignidad del trabajador y del trabajo como única fuente legítima de riqueza. Así mismo el respeto a la familia y a la comunidad de trabajadores, de consumidores y a las comunidades locales.
La economía humana que crea nuevos hábitos del hombre y la sociedad frente a la naturaleza y frente a la propia sociedad. Ahora bien, es en las localidades es donde esta relación hombre–naturaleza se expresa de manera más directa, donde los comportamientos de la gente se muestran en toda su expresión. Toda acción directa de las prácticas de la economía y la sustentabilidad es localizada, es decir, su existencia se establece en un territorio bien delimitado, en un tiempo determinado y por unos agentes conocidos e identificados. Las acciones genéricas o las meras declaraciones casi no tienen vigencia en el ámbito local, pues ese es el territorio del accionar, sin dejar de ser reflexivo.
Incluye el respeto al ambiente, a los valores comunitarios, a la identidad de los lugares y a otros asuntos que tienen que ver con ese estilo de desarrollo inmerso en las relaciones complejas y sus connotaciones. Privilegia el concepto sistemas de propiedad asociativa como cooperativas, sociedades laborales, cajas de ahorro, mutuales, las empresas familiares, las micro-empresas, la pequeña y mediana empresa, sin descartar la gran empresa capitalista, pero con altos componentes de responsabilidad social.
En los espacios locales tiene vida la economía social. Las grandes corporaciones se comportan generalmente como “enclaves” en los lugares, es decir, agentes extraños e irreconocibles localmente. En cambio, las otras expresiones de propiedad empresarial conforman un tramado de relaciones con los agentes locales, pues forman parte de ellos, son ellos mismos, entonces conforman una sola totalidad con el lugar.

El bien común es el eje articulador de la praxis política[23] y de los procesos productivos, de allí que la referencias axiológicas de la economía humana local, o de la lugarización de objetivo ocho de la Agenda 2030 “Trabajo decente y crecimiento económico. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos” debe tener como fundamento el bien común. Las decisiones sobre el que producir, cómo hacerlo, para quien y otras que tienen que ver con los procesos productivos deben ser tomadas con base a principios de largo alcance fundamentados en el bien común de hoy y del futuro.
Lo escribe el papa Francisco: “La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos, puede ser una manera muy fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de puestos de trabajo es parte ineludible de su servicio al bien común”. Todo esto apunta a lo que llamamos una economía humana y al desarrollo local.
La subsidiariedad, que es otro principio orientador para el desarrollo humano encuentra en el desarrollo local su plenitud. Se podría decir que todo lo pueda hacerse en las localidades no tiene por qué hacerse en otras entidades más altas y más lejos de la gente. Y aquí se puede entrar en temas tan delicados como las franquicias, el turismo todo incluido y otras formas de economía que generalmente vienen a ser enclaves en los lugares y se comportan como extractores del ahorro local, o aprovechadores de talento humano barato, de los recursos locales o recursos naturales. Es importante resaltar que en la subsidiariedad lo sustantivo en quien toma las decisiones.
La densidad científico–tecnológica, el potencial innovador y el espíritu de emprendimiento de un lugar son aceleradores del desarrollo de la economía humana sostenible. Una localidad que estudie su realidad, sea consciente de las potencialidades que tiene, pero también de sus debilidades, que realice innovaciones sobre sus procesos productivos, que despliegue el potencial emprendedor para darle valor agregado a los bienes y servicios que produce, es una localidad que avanza hacia mejores niveles de vida. Las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones son igualmente instrumentos muy eficaces para promover el desarrollo local. Un lugar puede poner en Internet información valiosa para los potenciales inversionistas, propios del lugar o que vengan de afuera. Puede contar con portales muy interactivos del gobierno local, de las empresas, de las organizaciones gremiales y no-gubernamentales, con el fin de facilitar los trámites para crear nuevas empresas o mejorar las existentes, para ofrecer sus productos y venderlos, para intercambiar información, enterarse de las experiencias exitosas, compartir las propias, en fin, todo el potencial de estas tecnologías de la información, aplicadas con una estrategia clara de desarrollo local.
La propuesta no es otra que la creación y fomento de un sistema local que genere un entorno altamente colaborativo para la creatividad, la innovación y el emprendimiento. Es una red donde entran el gobierno, las universidades, las empresas, las cooperativas, las entidades financieras, los gremios profesionales y sindicales, las organizaciones civiles (ODS) aunado a todas aquellas instituciones que pueda contribuir al desarrollo de la competitividad local, a la creación de ese clima particular que favorece el desarrollo humano sustentable.


EL CAPITAL SOCIAL
El desarrollo humano sostenible, sea global, nacional o local toca más a asuntos intangibles que a temas tan concretos como la economía o infraestructura. Destacados especialistas a lo largo de muchos años han estudiado el tema de la riqueza de las naciones, el progreso, el bienestar y tantos nombres que recibe ese proceso mediante el cual las sociedades avanzan hacia el bienestar o hacia una forma decente de vivir. Unos ponen en énfasis en el mercado, otros en el Estado, en la dotación de recursos, el manejo de la economía, la capacidad emprendedora, en las instituciones, el nivel educativo, incluso en el clima, la religión predominante y muchos otros factores.
Se puede constatar que hay países pobres en el norte y los hay prósperos en el sur. Hay países o sociedades prósperas grandes y pequeñas, antiguas y recientes, de gente predominantemente blanca, negra o amarilla, con costas o sin ellas, creyentes o no creyentes, de clima con estaciones o sin estaciones, bien dotadas de recursos naturales o carentes de ellos, en fin, nada de esos factores condiciona la posibilidad de ser desarrollado o subdesarrollado. Incluso hay países gemelos y uno es muy pobre y el otro muy rico, como Corea del Norte o Corea del Sur. O regiones pobres en países ricos, o regiones ricas en países pobres. Hay países o regiones que fueron prósperas y se empobrecieron, y unas que siendo pobres luego prosperaron. Parece que nadie está condenado a ser pobre o a ser rico. La pregunta poderosa sería: ¿hay algún factor más profundo, más esencial, que determina que unas sociedades tengan mejor calidad de vida que otras?
Vamos al grano: aunque sean muy diversos y complejos los factores que llevan a la prosperidad, es la calidad de las relaciones entre las personas la que determina muy centralmente su capacidad de evolucionar hacia el bienestar. Eso se llama “Capital Social”, que es la densidad y a la calidad de las interacciones sociales de una comunidad. De allí que los conceptos y procesos del desarrollo humano sostenible, están indisolublemente unidos al tema que se denomina hoy generalmente Capital Social.
Se trata del grado de convivencia, el clima de confianza, la conciencia cívica, las virtudes ciudadanas, la solidaridad, la sensación de seguridad y otros asuntos relacionados con sentirse a gusto en la sociedad en que se vive. También el grado de organización de la gente en torno a los asuntos que le interesan como la vida en el sitio de residencia, el estudio de los hijos, la cultura, la recreación y el deporte, la ayuda a los demás, la protección del ambiente, el culto religioso y muchos otros temas. También se refiere a la intensidad y calidad de las relaciones entre las personas y esas organizaciones intermedias y de base, así como la calidad de las conversaciones y los relatos que se narran.
Un asunto muy interesante es el que se refiere al hecho de que, si las relaciones entre las personas son tan importantes, es necesario entonces reconocer el valor de la palabra, del lenguaje, las conversaciones. Es decir que en el fondo se trata de que el desarrollo se puede entender como un proceso conversacional o procesos conversacionales en los cuales lo que las personas sueñan, proponen y construyen realidades. Hacer emerger los ideas que se plantean. [24]
El capital social incluye las organizaciones e instituciones existentes y la calidad de las mismas, la confianza que despiertan, las respuestas que dan, la percepción sobre su trasparencia y eficacia. Las modernas redes sociales y la calidad de su uso forman parte de estos intangibles.
El Banco Mundial define al capital social como la moneda inagotable que permite que una sociedad opere efectivamente. En todo caso estos análisis permiten determinar, sin ninguna duda, que el capital social es el recurso natural fundamental y común en todas las sociedades desarrolladas, por encima del capital físico, el capital humano, la raza, la religión y es determinante para la fortaleza del estado de derecho y la estabilidad política e institucional.
La calidad del capital social comienza por las personas que habitan el lugar, su grado de autoestima, su conocimiento, identidad y compromiso con el entorno, su satisfacción de vivir allí. Luego por la forma cómo se relacionan los demás, con las organizaciones comunitarias o vecinales y con la naturaleza. Así mismo por los grupos sociales organizados, sean vecinales, deportivos, recreacionales o de solidaridad social, grupos de voluntariado cívicos o religiosos. Su grado de participación y compromiso. Así mismo la confianza entre las personas, las organizaciones y las instituciones, incluyendo por supuesto las públicas, sus autoridades y su normativa. Son importantes los valores compartidos, los sueños comunes, los relatos predominantes y las redes conversacionales.
La densidad y la calidad del capital social es un tesoro inmenso para el desarrollo humano integral de una comunidad, lamentablemente es sensible a influencias perversas, vengan del poder público, de intereses económicos o de otra naturaleza. Por ello debe basarse en sólidos principios como por ejemplo el respeto a la dignidad de la persona humana y la supremacía del bien común. Si no puede ser víctima del populismo, la corrupción, la mentira y el engaño. En sistemas autoritarios, jerárquicos, centralistas y dependientes se erosiona el capital social y se extiende la pobreza.
El filósofo español José Antonio Marina escribió hace unos años un interesante libro titulado: “La inteligencia fracasada: teoría y práctica de la estupidez” (Marina, 2004). Trata el autor de la frecuencia como personas inteligentes toman decisiones estúpidas. Incluso se pregunta ¿Por qué las personas inteligentes pueden ser tan estúpidas? Al final tiene un interesante capítulo que extiende el desarrollo conceptual y trata el tema de las sociedades inteligentes y las sociedades estúpidas.
Las causas de la estupidez son variadas, la más común es la ligereza de la palabra. “El que mucho habla mucho yerra” reza la sentencia popular. También están los prejuicios, la superstición, el dogmatismo y, en particular, el fanatismo. A esta lista se pueden agregar la excesiva credulidad, las emociones, los apegos, la frustración, la rabia, el resentimiento, el rencor, la pereza, la procrastinación, la abulia, la impulsividad, la soberbia, el odio y el peor de todos los vicios: la envidia
Lo que se pone en evidencia para los individuos, puede extenderse a la sociedad. Así como existen sociedades inteligentes, también las hay estúpidas. “Una sociedad inteligente elige bien su sistema de valores, concede prestigio a los mejores, sabe admirar, mantiene una comunicación no sesgada, se empeña en comprender, es crítica pero animosa, favorece la innovación, fomenta buenos estilos afectivos, desprecia la zafiedad, estimula la autonomía comprometida”. (Marina, 2004)
“Las sociedades estúpidas son aquellas en que las creencias vigentes, los modos de resolver los conflictos, los sistemas de evaluación y los modos de vida, disminuyen las posibilidades de las inteligencias privadas” (IDEM). Una sociedad embrutecida o encanallada, resentida o envidiosa o fanática o frívola es una sociedad estúpida, porque causa mucho mal a sus individuos e impide que la inteligencia se despliegue.
Robert Putnam decía en su famoso estudio comparativo entre la Italia del norte y la del sur que existen sociedades “malditas” para referirse a aquellas donde existe un grave déficit de “capital social”, entendido este como la red de organizaciones solidarias, el clima de confianza, el Estado de Derecho y una cultura positiva, estimulante. Al estudiar las comunidades del norte describió una sociedad virtuosa, con alto grado de autónoma, solidaria y emprendedora. En cambio al sur de ese país encontró una sociedad que tiende a ser dependiente de otro para la solución de sus problemas, donde predomina la desconfianza y la rivalidad. (Putnam, 1993)
Francis Fukuyama un libro titulado “Confianza” para demostrar que la prosperidad de las naciones (y de las empresas, familias e individuos) dependen de sus características culturales. “Las virtudes sociales, incluyendo la honestidad, la confiabilidad, la colaboración y el sentido del deber para el prójimo, son de importancia crítica para generar las virtudes individuales”. “En muchas sociedades preindustriales - cita Fukuyama -, nada asegura que un hombre de negocios concurra con puntualidad a una reunión, que las ganancias no serán retiradas de la empresa y gastadas por familiares y amigos en lugar de ser reinvertidos, o que los fondos estatales destinados al desarrollo de la infraestructura del país no irán a para a los bolsillos de los funcionarios encargados de su distribución” (Fukuyama, 1996)
En un estudio citado por Fukuyama sobre las bases morales de una comunidad atrasada realizado por Edgard Banfiel para describir la vida social de una comunidad campesina del sur de Italia, introduce el concepto de “familismo amoral”, para caracterizar a una comunidad donde la solidaridad solo se reducía al espacio íntimo familiar, mientras la desconfianza privaba hacia fuera, no había responsabilidad pública y las redes sociales eran mínimas.
Existen tres vías básicas para que conducen a la sociabilidad, afirma Fukuyama: “la primera se basa en la familia y el parentesco; la segunda, en las asociaciones voluntarias con terceros, como colegios, clubes y organizaciones profesionales; y la tercera en el Estado. También existen tres formas de organización económica; que corresponden a cada una de esas vías: la empresa familiar, la gran empresa conducida por profesionales y las empresas estatales o subsidiadas por el Estado”. Las culturas que han escogido la primera y la tercera vía tienen grandes dificultades para generar prosperidad. Esas vías pueden ser puntos de partida, pero solo eso.
Douglas North se ganó el premio Nobel de Economía, en parte porque demostró que el desarrollo económico tenía una fuerte vinculación con el desarrollo institucional, y con las normas y los valores de una sociedad. Donde existe esa calidad cultural, confianza o altos niveles de capital social, también existirán empresas y empresarios prósperos, que son la base de la superación de la pobreza e, incluso, de un desarrollo democrático maduro. (North, 1993)
¿Por qué entonces existen sociedades que insisten en las vías ampliamente demostradas como equivocadas? Porque son estúpidas. Los alemanes eran inteligentes, tenían las mejores universidades del mundo y los filósofos más destacadas, sin embargo, se entregaron con fanático fervor al nacional-socialismo. Lo mismo pasó con los italianos y el fascismo. Los serbios repitieron el tema del racismo y el holocausto. En América Latina se han experimentado muchos modelos, estatistas, centralistas, militaristas, neoliberales, socialistas y han resultado en grandes fracasos. La Venezuela de hoy es un caso emblemático de una sociedad que escogió el peor de los caminos. Pero se vuelven a repetir los errores.
¿Por qué las sociedades inteligentes toman decisiones estúpidas? ¿Por qué las grandes mayorías con mucha frecuencia se entregan sin pensarlo mucho en brazos de líderes mesiánicos, si siempre se han fracasado por esa vía? Una sociedad resentida, dice Marina, o envidiosa o fanática o racista puede equivocarse colectivamente y, por el contrario, un hombre solo puede tener la razón frente al mundo entero.
Al igual que el individuo, las sociedades fracasan porque son prejuiciosas, fanáticas, supersticiosas, o porque son de temperamento agresivo, o egoísta o por que no lograr ponerse de acuerdo en sus objetivos y metas. También porque son ignorantes, es decir se desconocen, ignoran sus raíces históricas y sus bases territoriales, su cultura, sus potencialidades o los obstáculos de que deben vencer.
Una de las mejores formas de poner en evidencia el grado de inteligencia de una sociedad - o su grado de estupidez – es por las conversaciones. Nietzsche llamó “el lenguaje del bien y del mal” de un pueblo a esta cultura heredada que es la palabra usual, el habla cotidiana. Una conversación puede enriquecer, enseñar, mejorar las relaciones, elevar la cultura de los que hablan, consolidar su amistad. Otra conversación, en cambio, puede herir, deprimir, disociar, empobrecer. Las conversaciones predominantes en una comunidad dan el grado de inteligencia de esa sociedad. El chismorreo, la murmuración y las habladurías empequeñecen a todos y hacen que una sociedad se idiotice y se comporte de manera estúpida. Lo mismo pasa con una familia o una organización.
En las comunidades donde triunfa la inteligencia, las conversaciones estimulan, premian, animan y hacen que el grupo logre cosas extraordinarias. En las comunidades estúpidas las conversaciones ridiculizan al exitoso, se burlan del triunfador, escamotean los logros y provocan que los fracasos se acumulen y se le tenga miedo a la creatividad, a la innovación y al emprendimiento. Hay en consecuencia conversaciones inteligentes y conversaciones estúpidas.
Ahora bien, una sociedad, si se lo propone, puede mejorar su inteligencia, aprender a tomar mejores decisiones, incrementar su capital social, mejorar su densidad cívica y emprender el camino de su prosperidad. Para ello es indispensable trazar ese camino, saber para donde se va, como se va y con quien, cuánto cuesta y tener previsiones para los obstáculos, así como estar avisado para aprovechar las oportunidades.
Es muy útil buscar en la historia de la comunidad aquellos rasgos que pueden potenciar el invento de un futuro deseable. Si hay sociedades malditas, por la escasa calidad de su capital social, el exorcismo puede hacerse, invocando las mejores virtudes cultivadas a lo largo del proceso histórico de la comunidad, encontrando ventajas geográficas y culturales, colocando como arquetipos a imitar a personajes importantes, destacando hechos notorios de los cuales la gente se sienta orgullosa, rescatando viejas construcciones hermosas y emblemáticas de mejores tiempos y muchas otras maneras.
Los buenos ejemplos son excelentes para derrotar la estupidez. Muchas comunidades fracasadas lograron superar con éxito su situación y hoy exhiben orgullosas su nueva situación. Irlanda es un caso patético de una sociedad fracasada, llena de prejuicios y de fanatismos, que un día tomó la decisión de ser más inteligente, y hoy es una de los países más exitosos del mundo.
La educación es la mejor arma contra la estupidez, aunque no garantiza su curación. Formar ciudadanía, estimular la creatividad y la innovación, promover el espíritu emprendedor, hace que se muevan las reservas positivas de la sociedad. También las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones ayudan mucho, al abrir la sociedad al mundo, que la gente vea que existen otras realidades, distintas a la suya. Unas serán mejores, otras peores, aprender a saber la diferencia, y apreciarla, con el fin de estimular los cambios.
Las sociedades inteligentes exitosas no son sociedades perfectas, ni sus integrantes son superiores (cuando se creen superiores comienzan a fracasar). Solo son sociedades que han aprendido a tejer relaciones de solidaridad, hacer bien las cosas, resolver adecuadamente los conflictos y tenerse confianza. Son gente común y corriente que conversan en positivo, se organizan y tejen relaciones. Las sociedades estúpidas a lo mejor se creen perfectas, o mejores, sin embargo son un fracaso. Su gente es normal, pero tienen conversaciones negativas, son desorganizados y no se relacionan. Mientras no cambien están condenadas al fracaso. Eso depende de ellas, en particular de la densidad y la calidad de su capital social.
Es este orden de ideas es importante citar la amplia investigación realizada por los profesores Daron Acemoglu y James A. Robinson sobre “¿Por qué fracasan los países?”(Robinson y Acemoglu, 2012). Con el subtítulo “Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” sostienen, luego de analizar países y regiones al interior de las naciones, incluso ciudades contiguas o lugares vecinos, que las sociedades prósperas son aquellas en las cuales sus instituciones son más inclusivas y democráticas, mientras donde el poder es ejercido de manera autoritaria y se establecen instituciones corrompidas destinadas a enriquecer a los poderosos, se extiende y profundiza la pobreza.
Es síntesis son los valores intangibles, el capital social, la calidad de las personas y su trama social las principales responsables de su nivel de bienestar.




LA GESTIÓN LOCAL
El objetivo es lograr el bienestar de las personas y eso tiene mucho que ver con la calidad del lugar en donde viven, sea una aldea o una ciudad. Estos procesos y las nuevas realidades conducen a la revalorización de lo local, y en consecuencia a su transformación mediante un reforzamiento de sus virtudes y fortalezas, pero también a una revisión de sus debilidades y a cambios necesarios para que pueda asumir con éxito los roles que le asigna la sociedad del conocimiento, la globalización y en particular el proceso de lugarización. Uno de los cambios más importantes es la gestión de las localidades.
Las organizaciones centralizadas, verticales, autoritarias, lentas y pesadas no responden con eficacia a los desafíos de las nuevas realidades. Para poder ser exitosas las organizaciones están cambiando rápidamente en varias direcciones y tienden a ser descentralizadas, horizontales, democráticas, pequeñas y ágiles. Además, a lo interno se estructuran de manera sistémica con unidades de trabajo transversales que abordan múltiples asuntos, o grupos “tipo startup” con gente emprendedora y entusiasta que trabajan en equipo para gestionar la refundación de las unidades más grandes, de forma de inducir los cambios necesarios.
Se trata de darle a la gestión local mayor capacidad de acción y poder de cambio, más innovación y en especial mayor capacidad de relación e interacción con los ciudadanos y con los demás entes de la localidad, con entidades locales de otros espacios nacionales o mundiales, con organizaciones multilaterales y asociaciones de autoridades y actores civiles de desarrollo local, de manera de estar al tanto de las demandas y expectativas de la gente, y de qué manera están resolviendo estos asuntos en otras partes.
En el fondo se trata de tejer capital social en la forma de gestionar lo local, con base a la calidad de las personas, de sus relaciones, de sus conversaciones, de la trama social que se establezca, de su capacidad de tomar decisiones ágiles conectadas con la realidad.
En referencia a los asuntos político-territoriales, adquiere mayor importancia las entidades locales y provinciales, así como sus formas de gobierno, la organización y gestión de la comunidad cívica y de sus entes empresariales, pues toca a estas organizaciones liderar el crecimiento de la calidad de la vida local y su adecuada inserción en lo global.
La presencia de los gobiernos nacionales, generalmente pesados, lentos y remotos, desconectados con las múltiples realidades locales corresponden las grandes políticas que orientan la vida de toda la Nación y la administración de las competencias propias de los gobiernos centrales. Pero la mayoría de los asuntos públicos atinentes al ciudadano, a la familia, a las organizaciones civiles y a las empresas, son asuntos que deben atender los gobiernos provinciales y locales.
La rapidez y la profundidad de los cambios, las expectativas de la gente, las necesidades de una alta interconexión en el ámbito planetario, exigen de las organizaciones respuestas rápidas y eficientes que los aparatos centralizados no están en capacidad de ofrecer. La eficiencia en las decisiones exige que estas se sitúen cerca de donde se ejecutan, por ello la descentralización y el federalismo ganan espacio rápidamente.
La centralización es una forma de administrar cuando no se confía en los niveles menores, o se quiere desestimular la participación, para imponer un "orden" establecido por la alta jerarquía, para homogeneizar un colectivo o, como afirmaba Alexis de Toqueville[25] “para impedir, no para hacer”. La centralización limita la creatividad, la agilidad, la transparencia, el pluralismo, la diversidad y la democracia. El centralismo desprecia la capacidad de las comunidades para gobernarse. El centralismo tiende al autoritarismo y a la homogeneidad.
Además, la concentración en la alta jerarquía de procesos que perfectamente se pueden ejecutar en los niveles más bajos, congestiona con asuntos que no le son propios a la dirección superior, distrayéndola de los asuntos estratégicos y políticos generales, que sí lo son.
La descentralización es la administración de la mayoría de los asuntos desde los entes territoriales autónomos provinciales y locales. Es hacer de estos niveles políticos entes autónomos poderosos, eficaces y eficientes para que atiendan a la mayoría de los servicios que requiere la gente para vivir bien y para prosperar, no solo de los asuntos tradicionalmente propios o peculiares de la vida local que ahora tienen que ser de “clase mundial”, sino de los servicios emergentes como la conectividad. Es hacer de estos territorios subnacionales los instrumentos eficaces para promover el desarrollo humano sostenible.
La descentralización no es sólo la transferencia de determinados niveles de decisión a la base de la pirámide de mando. No. La descentralización es transferencia de poder. Es el desprendimiento de determinados asuntos sustantivos de los niveles superiores o nacionales y traspasarlos hacia los niveles locales, con todas las condiciones para que puedan ejercer con eficacia esos asuntos.
Descentralización es trasladar competencias desde el poder nacional hacia los poderes locales, con todos los atributos necesarios para que estos niveles locales puedan ser eficaces en el ejercicio de esos asuntos, es decir con autoridad, con buenas bases legales, con capacitación, con entrenamiento, con financiamiento y - sobre todo -con confianza.
Descentralización es la dotación de los entes político territoriales intermedios y menores de capacidad real para atender bien los asuntos que le son propios en estas nuevas realidades. Que las provincias y los municipios cuenten con la gente capaz, los recursos financieros suficientes, las estructuras organizativas adecuadas y flexibles, los marcos para la negociación intergubernamental ágiles y, en general, el poder suficiente para que, en un clima de autonomía, ejerzan plenamente su ejercicio en el marco normativo nacional.
Antes de la actual revolución del conocimiento era optativa la administración centralizada o la descentralizada, aun cuando es necesario reconocer que aquellas naciones que experimentaron la descentralización desde temprano, también lograron mejores niveles de desarrollo. Pero ahora es imperativa. Las empresas y los gobiernos se descentralizan, adoptan mecanismos federales de administración, delegan poder a los estratos que están en la ancha base de la organización e incluso transfieren a otros entes diversos asuntos que no les son sustantivos, porque de otra manera pierden competitividad y eficiencia.
La descentralización y la forma federal de gobierno tiene muchas exigencias. Al desencadenar el potencial creativo de los diferentes niveles territoriales, también debe sentar las bases para la coherencia de la organización o de la nación. Si se trata de una empresa o de una organización sin fines de lucro, esa coherencia la da el plan general estratégico de largo y mediano plazo, la visión de la organización, sus valores, imagen institucional, el espíritu de cuerpo y demás mecanismos. Lo que se llama “filosofía de la organización”.
Para el caso de una nación el "espíritu de cuerpo" equivale a la Constitución Nacional de amplio consenso. Es el "proyecto de país" que debe estar en la Constitución, pero también en los planes estratégicos y en numerosos actos que tienen que ver con la Nación, con sus símbolos, su historia, sus valores, sus arquetipos humanos, su cultura y sus tradiciones. En un gobierno federal descentralizado el poder central tiene que ser fuerte para establecer el destino general de la nación, los planes estratégicos, las grandes políticas públicas y para evaluar la marcha general del país. También para coordinar con los distintos gobiernos estadales y municipales los planes y proyectos de alcance supra estadal. Y para fomentar el clima favorable a la descentralización, al fortalecimiento de los gobiernos provinciales y locales, y para la promoción de la organización de la sociedad civil y de sus redes de solidaridad.
En un sistema de gobierno federal, el poder central no debe ocuparse de nada que pueda ser atendido en los estados y los municipios, o por la comunidad cívica. Una orientación para definir qué corresponde a cada nivel político-territorial es aplicar el principio de subsidiaridad que establece que todo aquello que pueda se hecho por un ente inferior, no lo debe hacer uno superior, y en caso de dificultades, el ente superior puede cooperar, pero siempre procurando que el ente inferior desarrolle sus competencias naturales.
El término federal se refiere a la existencia de entes políticos territoriales intermedios autónomos, como las provincias, estados o departamentos y - principalmente - municipios, con alto grado de autonomía. En las empresas significa que una organiza sus actividades en la forma de negocios autónomos, con su propio mercado y su propio producto, así como su propia responsabilidad por las ganancias y las pérdidas (Drucker, 1999).
De esta manera, los países y las organizaciones modernas se adaptan a las nuevas realidades y confían en las comunidades provinciales y locales más y más competencias, descargando a las entidades centrales de muchos asuntos y concentrándose en el monitoreo de las grandes estrategias.
También los gobiernos transfieren más y más asuntos a entes no gubernamentales, empresas u organizaciones de la comunidad cívica, confiando en ellas la ejecución de obras y la prestación de servicios antes reservados al sector público. También las empresas transfieren a otros el desempeño de muchas tareas que no forman parte sustantiva de sus objetos, concentrándose en lo que le es propio.
Toda esta revolución en la manera de administrar los asuntos tiene una dirección: reforzar a lo local y a las organizaciones locales. Aprovechar las ventajas que tienen las organizaciones pequeñas, ágiles, eficientes, pero conectadas a lo global de una manera muy eficaz. Esta es una nueva realidad en plena expansión. Las localidades, sus organizaciones y sus ciudadanos, tendrán cada día más y más asuntos de que ocuparse y las posibilidades de influir en sus propios asuntos, en los de la Nación y del planeta crecerán en la medida que sean competitivos, eficientes y se preparen adecuadamente.
Quizás la respuesta político – territorial adecuada sea el municipio, una entidad que, como afirma Fortunato González es una representación autónoma de los habitantes de territorio que ejerce su gobierno y que es anterior a los estados nacionales, así como las ciudades son anteriores a los países. El municipio contiene un territorio continuo y determinado; una población asentada permanentemente y con lazos de vecindad; y un gobierno que surge de la propia comunidad y “cuya autoridad política tiene que ver más con la idea de servicio que con la de dominación”. (González, 2014).
Son numerosas las experiencias exitosas de adaptación de los municipios a los nuevos desafíos, y en todas hay temas comunes de los cuales aprender. Por ejemplo, se han ocupado de la educación ciudadana, empezando por reforzar los lazos de identidad y compromiso cívico, lograr el mejoramiento del bienestar de la ciudadanía, los servicios y de los espacios públicos, se han ocupado de promover la economía humana sostenible, y, para todo, el mejoramiento sustantivo de la calidad de la gestión.
En la obra de González arriba citada, el autor propone varios desafíos del municipio en estos tiempos, tales como un municipio con clara definición sociopolítica, es decir una comunidad que tiene una identidad y un compromiso propios; un municipio lugarizado, pertinente con su realidad social y espacial, con una organización adaptada a su tamaño y compromiso; que la estructura de gobierno y administración sea sostenida por la propia economía local; eficaz porque atiende a la comunidad que sirve; un municipio que combine tradición y vanguardia atendiendo a las de cercanía e identidad pero con excelente uso de las modernas tecnologías de gestión, y un municipio que estimule la innovación y el emprendimiento.
El mejoramiento de la capacidad de acción de los actores locales de su gobierno, empresas y organizaciones ciudadanas, incluso de sus habitantes, para efectos del desarrollo humano sostenible, es fundamental para impulsar el despliegue de las potencialidades del lugar, su entusiasmo, su espíritu innovador y otros factores pues es necesario un “clima” favorable, una emocionalidad compartida para producir ese efecto multiplicador, esa sinergia capaz de reunir las mejores energía positivas de un lugar para alcanzar objetivos desafiantes.
Este ambiente colaborativo, participativo, solidario potencia a las personas y a las organizaciones que se van a alinear a los objetivos comunes de la sociedad. Es un círculo virtuoso que se despliega a partir de las conversaciones poderosas que comparten la memoria y los sueños, los relatos de los mejor que se ha sido y lo mejor que se puede ser, los retos, las esperanzas y van generando ese capital social que es la base de todo avance social.
Aquí el liderazgo del gobierno local es fundamental, razón por la cual debe ser el primero en buscar su transformación, dejando atrás las estructuras centralistas, jerárquicas y altamente burocráticas que no son las apropiadas para la administración eficaz en estos tiempos y mucho menos para la gestión del cambio, así mismo la gerencia autoritaria tampoco. Las administraciones locales tradicionales eran muy cercanas al ciudadano y los gobernantes electos eran los vecinos calificados por su representatividad, los funcionarios eran (o son en muchas partes) personas muy comprometidas en su vocación de servicio, el asunto se deterioró con la burocratización y la complejidad de los grandes municipios.
El estilo de gobierno debe cambiar pues en estas realidades de la sociedad del conocimiento la gente está más y mejor informada, tiene (o puede tener) mayor conciencia de sí, de su libertad y potencialidad, quiere ser protagonista participando por diversas vías en los procesos de desarrollo que encarna un proyecto común, compartido desde su formulación.
Por otra parte la innovación no es una opción, es una condición sistémica de vida[26]. Lo que sí es nuevo es la velocidad y la profundidad de los cambios, por ello es importante romper los paradigmas, costumbres o prácticas culturales que amarran o dificultan el desencadenamiento de los procesos de innovación. Aquí la creación de equipos creativos es importante, así como el estímulo a las iniciativas que introduzcan mejoras sustantivas en el desempeño organizacional de las entidades locales.
Lo sustantivo en tener conciencia de que la capacidad de un lugar para desencadenar procesos de desarrollo humano sostenible está en las personas, en su liderazgo, en sus procesos conversacionales, sus relaciones. De manera tal que entre los desafíos de la gestión local el primero es contar con las personas enamoradas del lugar y comprometidas con su bienestar, capaces de conversar compartiendo sus sueños y escuchando los de los demás, articulando relaciones y estableciendo los procesos para armar el proyecto de la localidad y concretarlo en calidad de vida y bienestar.
Estos desafíos exigen un proyecto de desarrollo local. La experiencia demuestra su utilidad. La diferencia entre una localidad fracasada y una exitosa casi reside en esto, pues los procesos han obedecido a un proceso de transformación que se basa en la toma de conciencia que es fruto de la concertación entre los actores en torno a un proyecto de futuro y la generación de un liderazgo local proactivo.
Es fundamental la determinación conjunta y el consenso ciudadano para provocar un salto adelante, desde todo punto de vista. Es un proceso de movilización ciudadana y de promoción interna y externa. Es un proyecto de autoestima ciudadana. Exige un cuestionamiento de la manera de gobernar, de comportamiento de las organizaciones y plantea una reforma política y una nueva articulación gobierno-ciudadanía.
El Gobierno local debe cambiar cualitativamente: pasar a ser promotor, líder, emprendedor, innovador, audaz, integrador de todas las energías presentes, un innovador democrático. Muchos de los éxitos se deben a la fuerte personalidad de los alcaldes que han asumido el liderazgo de la ciudad. A veces el liderazgo local lo puede asumir inicialmente otros actores, pero debe estar muy bien articulado y sin la participación de la autoridad política es muy difícil.
Finalmente es importante afirmar que el grado desarrollo humano sostenible de un lugar depende en gran parte de su propio esfuerzo. Por muy grande que sean las sobre-condicionantes externas siempre un lugar será mejor si sus habitantes son solidarios, existe una comunidad organizada, se dan relaciones armoniosas y los sistemas conversacionales son proactivos. Con una clara identidad local, una visión compartida de su razón de ser y alta densidad de capital social, un lugar se labra su propio bienestar.














BIBLIOGRAFÍA

Bauman, Z. (2016). La Modernidad Líquida. Madrid: Fondo de Cultura Económica.
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Krugman, P., & Masahisa, F. y. (2000). Economía espacial. Barcelona: Ariel.
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Vignolo, Carlos (2002) Sociotecnologia: construcción de capital social para el tercer milenio. Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Santiago de Chile.








[1] Amos Oz (1939-2018) es un escritor, novelista y periodista israelí. Premio Israel de Literatura (1988), Premio Goethe de Literatura (2005), Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2007). Profesor de Literatura en la Universidad Ben Gurión. Amos Oz: "Lo universal es el pueblo, la calle, el piso. ¿Le sorprende? Es un pequeño milagro, pero es el milagro de toda la literatura que hay en el mundo. Cuanto más local o provincial sea, en más universal se convertirá. Y cuando digo universal no quiero decir internacional, esa es otra cuestión. Los libros internacionales son aquellas novelas que se sitúan en hoteles y aeropuertos internacionales, que son leídas en hoteles y aeropuertos internacionales y que, finalmente, se acaban dejando en los bancos de los hoteles y aeropuertos internacionales. Lo universal es algo distinto, algo siempre relacionado con un lugar pequeño: un pueblo, un barrio, una calle, un bloque de pisos… Y se convierte en universal porque todos nuestros secretos son los mismos. Esta es la principal cualidad del ser humano: todos nuestros secretos son los mismos, seamos españoles, israelíes, portugueses, brasileños o lo que sea”.
http://www.bibliotecaspublicas.es/merida/imagenes/Amos_Oz.pdf
[2] Ilya Prigogine llama a los sistemas abiertos "estructuras disipativas", es decir, que su forma o estructura se mantiene por una continua "disipación" (o consumo) de energía. Como el agua se mueve en un remolino y al mismo tiempo lo crea, la energía se mueve a través de las estructuras disipativas y simultáneamente las crea. Todo ser viviente y algunos sistemas no vivientes, como ciertas reacciones químicas, son estructuras disipativas. Martínez Miguélez, Miguel. (2006). El paradigma emergente. Trillas, México.
[3]Ver: González Cruz, F. (2013). Lugarización. Valera: Fondo Editorial Universidad Valle del Momboy.
[4] Pierre Teilhard de Chardin. Antropólogo, filósofo y teólogo jesuita.
[5] Zygmunt Bauman es el autor del concepto «modernidad líquida» para definir el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos.
[6] En la mitología griega, Sísifo es conocido por su castigo: empujar cuesta arriba por una montaña una piedra que, antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia abajo, repitiéndose una y otra vez el frustrante proceso.
[7] EL CAMINO HACIA EL FUTURO: Llevando consigo la memoria de las raíces. Jorge Ma. Bergoglio (Papa Francisco. Revista HUMANITAS 47 (julio-septiembre 2007) 


[8]Jose-antonio-marina.blogspot.com
Hassan Zaoual, Editions L’Harmattan, Paris, France, noviembre 2008
[9] DÉVELOPPEMENT DURABLE DES TERRITOIRES. Economie sociale, environnement et innovations.  Hassan Zaoual, Editions L’Harmattan, Paris, France, noviembre 2008
[10] MARK ZUCKERBERG en su ceremonia de graduación en Harvard. 25 de mayo de 2015.
[11] http://www.margaretwheatley.com/articles/esp.life.html
[12] Elinor Ostron es premio Nobel de Economía.
[13] 11. El principio subsidiariedad fue definido en la Carta Encíclica de Pío XI, Quadragesimo Anno en 1931.
[14] El IPM es elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en colaboración con la OPHI1​ (Oxford Poverty & Human Development Initiative, Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford). https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%8Dndice_de_pobreza_multidimensional.
[15] http://web.worldbank.org/archive/website01321/WEB/0__C-140.HTM
[16] Naciones Unidas (2015) Objetivos del Desarrollo Sostenible. 17 objetivos para transformar nuestro mundo. http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/objetivos-de-desarrollo-sostenible/
[17] Son diversos y muy útiles los mecanismos institucionales para la localización de los ODS y la cooperación para el desarrollo local: He aquí algunos: Ciudades y gobiernos locales unidos: https://www.uclg.org/es; http://localizingthesdgs.org/library/55/3/Gua-para-la-localizacin-de-los-ODS-Implementacin-y-Monitoreo-Subnacional.pdf; UNACLA acerca a los gobiernos locales a las nuevas agendas globales para el desarrollo https://es.unhabitat.org/unacla/ ; Importante destacar los Foros para el Desarrollo Económico Local; y la Organización de Regiones Unidas http://www.regionsunies-fogar.org/
[18]  Louis-Joseph Lebret (1897-1966) incorporó la dimensión humanista en su enfoque del desarrollo. Ponía el acento en el análisis de unidades territoriales pequeñas. Afirma que “el municipio y el cantón en el medio rural, el barrio en el distrito urbano, todos dentro de una dimensión humana” son la base del desarrollo”. “Los hombres allí pueden encontrarse fácilmente y conocerse, tener una idea del complejo total en el que se insertan”. “El proceso de desarrollo es ascendente: va de las comunidades más cercanas a los espacios de base hasta el mundo, pasando por las regiones y Estados nacionales”. Ver: CONTRIBUCIÓN DE LOUIS - JOSEPH LEBRET A UN HUMANISMO ECONÓMICO Hugues Puel, mayo de 2015.
[19] CELADIC (2007) Estudios No. 1 Diagnóstico Causal Latinoamericano. CELADIC. (2009) Estudios No. 2 Un Modelo Alternativo de Desarrollo Humano Integral. CELADIC. (2009) Estudios No. 2 Un Modelo Alternativo de Desarrollo Humano Integral.: CELADIC (2007) Estudios No. 1 Diagnóstico Causal Latinoamericano.: http://www.celadic.org/documentos/estudios/estudio1_diagnostico.pdf. CELADIC. (2011) Estudios No. 3 Nuestra Identidad Cultural Latinoamericana.:http://www.celadic.org/documentos/estudios/Estudio3.pdf.
[20] 17 Tercer Foro Mundial de Desarrollo Económico Local Turín 13-16 de octubre de 2015. Declaración final
[21] 18 4to Foro Mundial de Desarrollo Económico Local. Praia, Cabo Verde – 17-20 octubre 2017. Declaración Final
[22] Louis Joseph Lebret, ya citado, fundó en 1941, en Francia, el Centro Economía y Humanismo que desde entonces trabaja en múltiples actividades académicas y de acciones concretas destinadas a fortalecer la relación entre ética y economía incluyendo, como ya se anotó, temas fundamentales para el desarrollo local y regional. En Uruguay funciona la Universidad Centro Latino para la Economía Humana (CLAEH). Igualmente está activa la Red Internacional de Economía Humana (RIEH)
[23] Carta Encíclica “Alabado seas”.
[24] Ver “El desarrollo como un proceso conversacional de construcción de capital social”. Carlos Vignolo Friz, Christian Potocnjak Cabrera y Álvaro Ramírez Alujas. Dirección de Investigación, Desarrollo y Publicaciones del Programa de Habilidades Directivas (PHD) del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.
“Sociotecnologia: innovación radical y construcción de capital social para América Latina. Carlos Vignolo. 2012
[25] Ver el libro clásico de Alexis de Toqueville: “La Democracia en América. 1835
[26] Ver: Carlos Vignolo F. Socio tecnología: construcción de capital social para el tercer milenio. Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas. Departamento de Ingeniería Industrial. Programa de Habilidades Directivas.



[i] He aquí una síntesis de los 17 ODS y sus metas:
Objetivo 1. Fin de la pobreza. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
Metas:
1.1 Erradicar para todas las personas y en todo el mundo la pobreza extrema (actualmente se considera que sufren pobreza extrema las personas que viven con menos de 1,25 dólares de los Estados Unidos al día).
1.2 Reducir al menos a la mitad la proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones con arreglo a las definiciones nacionales.
1.3 Implementar a nivel nacional sistemas y medidas apropiados de protección social para todos, incluidos niveles mínimos, y lograr una amplia cobertura de las personas pobres y vulnerables.
1.4 Garantizar que todos los hombres y mujeres, en particular los pobres y los vulnerables, tengan los mismos derechos a los recursos económicos y acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de la tierra y otros bienes, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías apropiadas y los servicios financieros, incluida la micro financiación.
1.5 Fomentar la resiliencia de los pobres y las personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y reducir su exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados con el clima y otras perturbaciones y desastres económicos, sociales y ambientales.
1.6 Garantizar una movilización significativa de recursos procedentes de diversas fuentes, incluso mediante la mejora de la cooperación para el desarrollo, a fin de proporcionar medios suficientes y previsibles a los países en desarrollo, para que implementen programas y políticas encaminados a poner fin a la pobreza.
1.7 Crear marcos normativos sólidos en los planos nacional, regional e internacional, sobre la base de estrategias de desarrollo en favor de los pobres que tengan en cuenta las cuestiones de género, a fin de apoyar la inversión acelerada en medidas para erradicar la pobreza.

Objetivo 2. Hambre 0. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.
Metas:
2.1 Poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las personas en situaciones de vulnerabilidad, incluidos los niños menores de 1 año, a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.
2.2 Poner fin a todas las formas de malnutrición, incluso logrando, a más tardar en 2025, las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del crecimiento y la emaciación de los niños menores de 5 años, y abordar las necesidades de nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas de edad.
2.3 De aquí a 2030, duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos en pequeña escala, entre otras cosas mediante un acceso seguro y equitativo a las tierras, a otros recursos e insumos de producción y a los conocimientos, los servicios financieros, los mercados y las oportunidades para añadir valor y obtener empleos no agrícolas.
2.4 Asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático y mejoren progresivamente la calidad de la tierra y el suelo.
2.5 Mantener la diversidad genética de las semillas, las plantas cultivadas y los animales de granja y domesticados y sus correspondientes especies silvestres, entre otras cosas mediante una buena gestión y diversificación de los bancos de semillas y plantas.

Objetivo 3. Salud y Bienestar. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
Metas.
3.1 Reducir la tasa mundial de mortalidad materna a menos de 70 por cada 100.000 nacidos vivos.
3.2 Poner fin a las muertes evitables de recién nacidos y de niños menores de 5 años, logrando que todos los países intenten reducir la mortalidad neonatal al menos a 12 por cada 1.000 nacidos vivos y la mortalidad de los niños menores de 5 años al menos a 25 por cada 1.000 nacidos vivos.
3.3 Poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles.
3.4 Reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante su prevención y tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar.
3.5 Fortalecer la prevención y el tratamiento del abuso de sustancias adictivas, incluido el uso indebido de estupefacientes y el consumo nocivo de alcohol.
3.6 Reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo.
3.7 Garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales.
3.8 Lograr la cobertura sanitaria universal, incluida la protección contra los riesgos financieros, el acceso a servicios de salud esenciales de calidad y el acceso a medicamentos y vacunas inocuos, eficaces, asequibles y de calidad para todos.
3.9 Reducir considerablemente el número de muertes y enfermedades causadas por productos químicos peligrosos y por la polución y contaminación del aire, el agua y el suelo.
Objetivo 4. Educación de calidad. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos
Metas.
4.1 De aquí a 2030 asegurar que todas las niñas y todos los niños terminen la enseñanza primaria y secundaria, que ha de ser gratuita, equitativa y de calidad y producir resultados de aprendizaje pertinentes y efectivos.
4.2 Asegurar que todas las niñas y todos los niños tengan acceso a servicios de atención y desarrollo en la primera infancia y educación preescolar de calidad, a fin de que estén preparados para la enseñanza primaria.
4.3 Asegurar el acceso igualitario de todos los hombres y las mujeres a una formación técnica, profesional y superior de calidad, incluida la enseñanza universitaria.
4.4 Aumentar considerablemente el número de jóvenes y adultos que tienen las competencias necesarias, en particular técnicas y profesionales, para acceder al empleo, el trabajo decente y el emprendimiento.
4.5 Eliminar las disparidades de género en la educación y asegurar el acceso igualitario a todos los niveles de la enseñanza y la formación profesional para todas las personas.
4.6 Asegurar que todos los jóvenes y una proporción considerable de los adultos, tanto hombres como mujeres, estén alfabetizados y tengan nociones elementales de aritmética.
4.7 Asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural.
4.8 Construir y adecuar instalaciones educativas que tengan en cuenta las necesidades de los niños y las personas con discapacidad y las diferencias de género, y que ofrezcan entornos de aprendizaje seguros, no violentos, inclusivos y eficaces para todos.
4.9 Aumentar considerablemente la oferta de docentes calificados, incluso mediante la cooperación internacional para la formación de docentes en los países en desarrollo.

Objetivo 5. Igualdad de género. Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
Metas.
5.1 Poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y las niñas en todo el mundo.
5.2 Eliminar todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación.
5.3 Eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina.
5.4 Reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados mediante servicios públicos, infraestructuras y políticas de protección social, y promoviendo la responsabilidad compartida en el hogar y la familia, según proceda en cada país.
5.5 Asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública.
5.6 Asegurar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos.

Objetivo 6. Agua limpia y saneamiento. Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.
Metas
6.1 De aquí a 2030, lograr el acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible para todos.
6.2 Lograr el acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados
y equitativos para todos y poner fin a la defecación al aire libre.
6.3 Mejorar la calidad del agua reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial.
6.4 Aumentar considerablemente el uso eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento de agua dulce para hacer frente a la escasez de agua y reducir considerablemente el número de personas que sufren falta de agua.
6.5 Implementar la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda.
6.6 Proteger y restablecer los ecosistemas relacionados con el agua, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, los ríos, los acuíferos y los lagos.

Objetivo 7. Energía asequible y no contaminante. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.
Metas
7.1 De aquí a 2030, garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.
7.2 Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable
en el conjunto de fuentes energéticas.
7.3 Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
7.4 Aumentar la cooperación internacional para facilitar el acceso a la investigación y la tecnología relativas a la energía limpia, incluidas las fuentes renovables, la eficiencia energética y las tecnologías avanzadas y menos contaminantes de combustibles fósiles, y promover la inversión en infraestructura energética y tecnologías limpias.

Objetivo 8. Trabajo decente y crecimiento económico. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
Metas
8.1 Mantener el crecimiento económico per cápita de conformidad con las circunstancias nacionales y, en particular, un crecimiento del producto interno bruto de al menos el 7% anual en los países menos adelantados.
8.2 Lograr niveles más elevados de productividad económica mediante la diversificación, la modernización tecnológica y la innovación, entre otras cosas centrándose en los sectores con gran valor añadido y un uso intensivo de la mano de obra.
8.3 Promover políticas orientadas al desarrollo que apoyen las actividades productivas, la creación de puestos de trabajo decentes, el emprendimiento, la creatividad y la innovación, y fomentar la formalización y el crecimiento de las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, incluso mediante el acceso a servicios financieros.
8.4 Mejorar progresivamente, la producción y el consumo eficientes
de los recursos mundiales y procurar desvincular el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente.
8.5 Lograr el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todas las mujeres y los hombres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad, así como la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor.
8.6 Reducir considerablemente la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación.
8.7 Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.
8.8 Proteger los derechos laborales y promover un entorno de trabajo seguro y sin riesgos para todos los trabajadores, incluidos los trabajadores migrantes, en particular las mujeres migrantes y las personas con empleos precarios.
8.9 Elaborar y poner en práctica políticas encaminadas a promover un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales.
8.10 Fortalecer la capacidad de las instituciones financieras nacionales para fomentar y ampliar el acceso a los servicios bancarios, financieros y de seguros para todos.

Objetivo 9. Industria, Innovación e infraestructura. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.
Metas
9.1 Desarrollar infraestructuras fiables, sostenibles, resilientes y de calidad, incluidas infraestructuras regionales y transfronterizas, para apoyar el desarrollo económico y el bienestar humano.
9.2 Promover una industrialización inclusiva y sostenible y, aumentar significativamente la contribución de la industria al empleo y al producto interno bruto.
9.3 Aumentar el acceso de las pequeñas industrias y otras empresas, particularmente en los países en desarrollo, a los servicios financieros, incluidos créditos asequibles, y su integración en las cadenas de valor y los mercados.
9.4 Modernizar la infraestructura y reconvertir las industrias para que sean sostenibles, utilizando los recursos con mayor eficacia y promoviendo la adopción de tecnologías y procesos industriales limpios y ambientalmente racionales.
9.5 Aumentar la investigación científica y mejorar la capacidad tecnológica de los sectores industriales de todos los países, en particular los países en desarrollo.

Objetivo 10. Reducción de las desigualdades en y entre los países.
Metas
10.1 De aquí a 2030, lograr progresivamente y mantener el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población a una tasa superior a la media nacional.
10.2 Potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición.
10.3 Garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad de resultados, incluso eliminando las leyes, políticas y prácticas discriminatorias y promoviendo legislaciones, políticas y medidas adecuadas a ese respecto.
10.4 Adoptar políticas, especialmente fiscales, salariales y de protección social, y lograr progresivamente una mayor igualdad.
10.5 Mejorar la reglamentación y vigilancia de las instituciones y los mercados financieros mundiales y fortalecer la aplicación de esos reglamentos.
10.6 Asegurar una mayor representación e intervención de los países en desarrollo en las decisiones adoptadas por las instituciones económicas y financieras internacionales para aumentar la eficacia, fiabilidad, rendición de cuentas y legitimidad de esas instituciones.

Objetivo11. Ciudades y comunidades sostenibles. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Metas
11.1 De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales.
11.2 Proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial.
11.3 Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países.
11.4 Redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo.
11.5 Reducir significativamente el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y reducir considerablemente las pérdidas económicas directas.
11.6 Reducir el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo.
11.7 Proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad.

Objetivo 12 Producción y consumo responsables.
Metas
12.1 Aplicar el Marco Decenal de Programas sobre Modalidades de Consumo y Producción Sostenibles, con la participación de todos los países y bajo el liderazgo de los países desarrollados, teniendo en cuenta el grado de desarrollo y las capacidades de los países en desarrollo.
12.2 De aquí a 2030, lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales.
12.3 Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.
12.4 Lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida, y reducir significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo.
12.5 Reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización.
12.6 Alentar a las empresas, en especial las grandes empresas y las empresas transnacionales, a que adopten prácticas sostenibles.
12.7 Promover prácticas de adquisición pública que sean sostenibles, de conformidad con las políticas y prioridades nacionales.
12.8 Asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza.

Objetivo 13. Acción por el clima. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
Metas
13.1 Fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima y los desastres naturales en todos los países.
13.2 Incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales.
13.3 Mejorar la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional respecto de la mitigación del cambio climático, la adaptación a él, la reducción de sus efectos y la alerta temprana.

Objetivo 14. Vida submarina. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.
Metas
14.1 De aquí a 2025, prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutrientes.
14.2 Gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros.
14.3 Minimizar y abordar los efectos de la acidificación de los océanos, incluso mediante una mayor cooperación científica a todos los niveles.
14.4 De aquí a 2020, reglamentar eficazmente la explotación pesquera y poner fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y las prácticas pesqueras destructivas, y aplicar planes de gestión con fundamento científico a fin de restablecer las poblaciones de peces en el plazo más breve posible, al menos alcanzando niveles que puedan producir el máximo rendimiento sostenible de acuerdo con sus características biológicas.
14.5 De aquí a 2020, conservar al menos el 10% de las zonas costeras y marinas, de conformidad con las leyes nacionales y el derecho internacional.
14.6 De aquí a 2020, prohibir ciertas formas de subvenciones a la pesca que contribuyen a la sobrecapacidad y la pesca excesiva.
14.7 Aumentar los beneficios económicos que los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados obtienen del uso sostenible de los recursos marinos, en particular mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo.

Objetivo 15. Vida de ecosistemas terrestres. Promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la diversidad biológica.
Metas
15.1 De aquí a 2020, asegurar la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas terrestres y los ecosistemas interiores de agua dulce y sus servicios, en particular los bosques, los humedales, las montañas y las zonas áridas, en consonancia con las obligaciones contraídas en virtud de acuerdos internacionales.
15.2 De aquí a 2020, promover la puesta en práctica de la gestión sostenible de todos los tipos de bosques, detener la deforestación, recuperar los bosques degradados y aumentar considerablemente la forestación y la reforestación a nivel mundial.
15.3 De aquí a 2030, luchar contra la desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados, incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y las inundaciones, y procurar lograr un mundo con efecto neutro en la degradación del suelo.
15.4 De aquí a 2030, asegurar la conservación de los ecosistemas montañosos, incluida su diversidad biológica, a fin de mejorar su capacidad de proporcionar beneficios esenciales para el desarrollo sostenible.
15.5 Adoptar medidas urgentes y significativas para reducir la degradación de los hábitats naturales, detener la pérdida de biodiversidad y, de aquí a 2020, proteger las especies amenazadas y evitar su extinción.
15.6 Promover la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y promover el acceso adecuado a esos recursos, según lo convenido internacionalmente.
15.7 Adoptar medidas urgentes para poner fin a la caza furtiva y el tráfico de especies protegidas de flora y fauna y abordar tanto la demanda como la oferta de productos ilegales de flora y fauna silvestres.
15.8 De aquí a 2020, adoptar medidas para prevenir la introducción de especies exóticas invasoras y reducir significativamente sus efectos en los ecosistemas terrestres y acuáticos y controlar o erradicar las especies prioritarias.
15.9 De aquí a 2020, integrar los valores de los ecosistemas y la biodiversidad en la planificación, los procesos de desarrollo, las estrategias de reducción de la pobreza y la contabilidad nacionales y locales.

Objetivo 16. Paz, justicia e instituciones sólidas. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.
Metas
16.1 Reducir significativamente todas las formas de violencia y las correspondientes tasas de mortalidad en todo el mundo.
16.2 Poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia y tortura contra los niños.
16.3 Promover el estado de derecho en los planos nacional e internacional y garantizar la igualdad de acceso a la justicia para todos.
16.4 De aquí a 2030, reducir significativamente las corrientes financieras y de armas ilícitas, fortalecer la recuperación y devolución de los activos robados y luchar contra todas las formas de delincuencia organizada.
16.5 Reducir considerablemente la corrupción y el soborno en todas sus formas.
16.6 Crear a todos los niveles instituciones eficaces y transparentes que rindan cuentas.
16.7 Garantizar la adopción en todos los niveles de decisiones inclusivas, participativas y representativas que respondan a las necesidades.
16.8 Ampliar y fortalecer la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial.
16.9 De aquí a 2030, proporcionar acceso a una identidad jurídica para todos, en particular mediante el registro de nacimientos.
16.10 Garantizar el acceso público a la información y proteger las libertades fundamentales, de conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales.
16.a Fortalecer las instituciones nacionales pertinentes, incluso mediante la cooperación internacional, para crear a todos los niveles, particularmente en los países en desarrollo, la capacidad de prevenir la violencia y combatir el terrorismo y la delincuencia.

Objetivo 17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible.
Para que una agenda de desarrollo sostenible sea eficaz se necesitan alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Estas se construyen sobre la base de principios y valores, una visión compartida y objetivos comunes que otorgan prioridad a las personas y al planeta, y son necesarias a nivel mundial, regional, nacional y local.
Tiene 19 metas en los temas de finanzas, tecnología, creación de capacidad en la planificación y proyectos, comercio, normativas, sistemas de información, supervisión y rendición de cuentas y el establecimiento de alianzas para el cumplimiento de estos objetivos y sus metas.


FGC/04-2019