El Día de Júpiter
LOS DIÁLOGOS DE TRUJILLO I
Francisco González Cruz
“El Tratado de Armisticio se firmó en
Trujillo la noche del sábado 25 de noviembre, al día siguiente domingo 26 el de
Regularización de la Guerra y el lunes 27 se entrevistaron Bolívar y Morillo en
Santa Ana. La coincidencia que este fin de semana y el lunes concuerda con las
fechas en que hace 197 años se dieron esos acontecimientos, entre los más
importantes del proceso de independencia, hace que el Diario de los Andes
publique estos textos, conscientes de las lecciones que nos dan para el
presente”.
Dos
grupos antagónicos, con diferencias muy profundas e irreconciliables, con
cientos de miles de muertos a cuestas y las sociedades arruinadas por la
guerra, llegaron entre octubre y noviembre de 1820 a la ciudad de Trujillo con
el fin de conversar sobre la necesidad de poner punto final a las atrocidades
de la guerra a muerte y firmar un armisticio. No solo existían tan abismales
diferencias entre los dos grupos, sino que en el seno de cada uno de ellos
también las habían, y enormes.
Los
partidarios de mantener a estos pueblos y territorios de América como parte de
España, luchaban contra los que querían la independencia y la conformación de
nuevos Estados soberanos. Pero entre los que querían la unidad de España la
mayoría era monárquicos, es decir que defendían la causa de un reino
absolutista, otros optaban por una república y otros por una monarquía
constitucional con separación de poderes, tal como lo estableció la
Constitución de Cádiz en 1812.
Entre
los independentistas también existían muchas diferencias. Unos eran partidarios
de fundar repúblicas, otros de monarquías como efectivamente se dio en México
entre 1821 y 1823 con Agustín de Iturbide (Agustín I) y luego entre 1864 y 1867
con Maximiliano de Habsburgo. Incluso al propio Bolívar le ofrecieron una
corona real. Otros eran partidarios de que cada provincia o virreinato fuese un
país, y otros de conformar confederaciones o agrupaciones de países como la
Gran Colombia entre Venezuela, Colombia y Ecuador; la República Federal de
Centro América entre Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica e
incluso las Provincias Unidas de Sudamérica con las que hoy conforman
Argentina, Uruguay y Bolivia. También existían grandes diferencias entre los
partidarios de integrar a los nuevos Estados a las áreas de influencia del
Imperio Inglés o de los Estados Unidos de América, frente a los que optaban por
una integración hacia adentro en una especie de “desarrollo endógeno” que al
final fueron los verdaderos perdedores, muchos de ellos fusilados por los
propios patriotas.
Llegan
a una pequeña ciudad que había sido orgullo de la provincia de Venezuela en sus
mejores tiempos fundacionales y que se había sumado al movimiento juntista el 9
de octubre de 1810, pagando muy caro su adhesión a la causa republicana. Había
sido uno de los escenarios más crueles de la Guerra a Muerte y se encontraba en
la ruina total, tal como lo informa el propio Bolívar en carta a Santander
fechada desde Trujillo el 25 de noviembre de 1820. Sin embargo sus habitantes
prestaron su gentileza y sus bienes para que los ilustres huéspedes hicieran
con eficiencia su trabajo. Por sus calles paseaban Bolívar, Sucre, Briceño
Méndez, José Gabriel Pérez y Carrillo Quevedo del lado independentista, junto
a Ramón Correa, Rodríguez del Toro y Francisco González de
Linares del lado realista. También los altos personajes que los acompañaban. En las mesas de los paisanos se sentaban a disfrutar una buena pizca, un mojo
con arepa, guisos con garbanzos o arvejas, algún adobo de cerdo o de res,
postres, amasijos y otros platos servidos por las atentas trujillanas. En las
noches escucharían valses y bambucos, zarzuelas, polkas y pasodobles al sonido
de pianos y clavecines, tiples y vihuelas, cuatros, guitarras y violines.
Un
sábado como hoy en la noche firmaron el Tratado
de Armisticio que consistía en el acuerdo de suspender las hostilidades
para poder concertar una paz duradera, cumpliendo así el deseo de los
patriotas, compartido por los realistas: “el
gobierno de Colombia quiere manifestar a V.E. y a toda la nación española que
prefiere la paz a la guerra”. (Carta de Bolívar para el general Pablo
Morillo, fechada en San Cristóbal el 21 de septiembre de 1820).